Cuando Ansgar salió de la cueva, empezó a caminar por el escarpado terreno para poder llegar al sendero por el que había llegado, dado que tenía que bajar la pequeña montaña.
Tenía que seguir caminando, pues era bastante peligroso continuar en la frontera de hielo, no pensaba arriesgarse a que lo alcanzara una ventisca, con él cerca de ese lugar simplemente moriría congelado.
Con mucho cuidado empezó a bajar la montaña usando sus manos y sus pies, para ello, antes de bajar por zonas escabrosas buscaba las mejores rocas para ir bajando sin poner en riesgo su vida.
Conforme estaba bajando iba frunciendo el ceño por el dolor que estaba sintiendo en sus manos.
A pesar de usar guantes para protegerlas, estas acababan siendo lastimadas por el filo de las piedras en dónde se estaba recargando.
'Tengo que tener cuidado con estas piedras, un movimiento en falso y me podría poner en peligro.
Solo espero que pueda llegar a medio día a la falda de la montaña ya que no quiero quedarme en este lugar por mucho más tiempo.'
Mientras estaba pensando sintió como la roca en su mano derecha se desprendía de manera inesperada haciendo que en ese momento apretara los dientes y se aferrara con su otra mano y sus pies.
Apretando su mano derecha por algunos segundos la volvió a colocar sobre otra piedra y suspiró "Este maldito lugar abandonado de la mano de Odín, estoy casi seguro que desea mi vida.
De otra manera no me explico porque sigo sufriendo accidentes aquí, menos mal que tengo la bendición de Einar, quizás de otra manera ya hubiera muerto."
Usando sus manos y teniendo cuidado con las filosas rocas empezó a descender lentamente hacia el pequeño sendero que se encontraba debajo de él.
Tras pasar algún tiempo descendiendo, por fin pudo llegar de manera segura hacia el sendero por dónde había llegado.
Mirando con algo de nostalgia el terreno escabroso por dónde había bajado empezó a caminar hacia el norte, pretendía bajar la montaña por ese lugar y de esa manera llegar hacia el bosque que había visto a lo lejos.
El camino por el sendero no fue complicado pues a pesar de que no era grande parecía que muchos animales habían caminando por el, y no tardó mucho tiempo en darse cuenta del por qué.
Tras caminar por algún tiempo pudo ver a lo lejos una hermosa cascada cuya bella agua era de color azúl y parecía estar caliente, por lo que siguiendo su ruta con la vista se dió cuenta que está salía directamente de la montaña.
Al ver la majestuosa cascada casi sin pensarlo se empezó a quitarse la ropa y una vez que estuvo completamente desnudo corrió hacia la cascada y relajó su cuerpo bajo las aguas que caían de ella.
Sintiendo el agua recorrer su frente y todo su cuerpo Ansgar disfruto de la sensación de que el agua caliente lo limpiará, por lo que se quedó en ese lugar por bastante tiempo.
Cuando sintió que su cuerpo quedó completamente limpio se acostó sobre una gran roca la cual también estaba caliente y se quedó mirando el cielo azul mientras esperaba que su cuerpo se secara.
Después de quedar completamente seco, caminó hacia su ropa y empezó a vestirse hasta que quedó completamente cubierto.
Una vez vestido sacó su cantimplora y la llenó con el agua de la cascada, al terminar decidió sacar su daga para escribir unas cuantas runas en la piedra más grande que encontró.
En ellas empezó a describir que el agua era bebible y se encontraba bastante caliente, por lo que podía ser un punto bastante estratégico para recoger agua y descansar.
También dibujó un Vegvisir por si algún viajero algún día llegara a ese lugar pudiera encontrar un camino seguro por el cual podría bajar la montaña y desde donde podía llegar a la cueva donde estaban los restos de Kaj.
'Supongo que es todo lo que puedo hacer en este lugar.'
Después de acabar guardó su daga y continuó con su camino en aquel sendero.
Mientras caminaba por aquel lugar solitario podía escuchar el ruido de sus pasos y del aire el cual hacía algunos ruidos extraños cuando pasaba por la montaña.
Algo que le causó cierta curiosidad a Ansgar fue el aroma de la nieve el cual era ligero pero le traía recuerdos de su infancia por lo que caminó mientras los recordaban.
"Deberías de moverte más rápido Ansgar si te sigues quedando parado en la nieve no vamos a llegar a ningún lado y te recuerdo que la última vez el Jarl Eero.
Nos regaño por no haber podido entregar a tiempo las provisiones que nos pidió que llevaramos, aún recuerdo sus gritos."
"Ya te escuché Galder pero es que la nieve es tan hermosa y me trae tanta tranquilidad.
Simplemente no puedo dejar de disfrutar estar en ella , además te recuerdo que nos tuvimos que detener debido a que te pusiste a aventar bolas de nieve a los árboles cercanos mientras fingías ser un arquero."
Galder sólo rasco su nariz e hizo una sonrisa forzada, para después empezar a correr mientras que Ansgar lo seguía muy de cerca...
El recuerdo de Ansgar se interrumpió al sentir una ráfaga de viento en su rostro, se detuvo a cubrirse con su mano y se percató que había llegado a una zona donde no había camino.
Por lo que tenía que buscar otro lugar para bajar la montaña pues de otra manera no podría salir.
Tomando un poco de aire Ansgar empezó analizar el risco en dónde se encontraba y no fue hasta entonces que pudo ver un muy pequeño camino el cual le permitiría bajar.
Pero había un ligero problema pues a pesar de que lo llevaría hacia abajo, también lo llevaría a una zona algo peligrosa pues lo dejaría algunos kilómetros adentro del desierto de hielo.
Intento buscar otras opciones pues no le causaba gracia tener que llegar a ese desierto helado, desgraciadamente no tenía otra alternativa y no tenía la opción de volver porque quizá no tendría la oportunidad de cazar otro zorro como el día anterior.
Así que apretó sus dientes y empezó a descender por el camino que lo llevaría hacia aquel desierto de hielo, Solo podía esperar tener buena suerte y poder llegar hasta el bosque cercano.
Pues de otra manera tendría que pasar la noche en aquel inhóspito lugar en donde no había nada más que una planicie helada sin un rastro de vida o algún lugar en donde poderse cubrirse.