ALEX
Estaba un poco tenso por no saber qué es lo que pasara entre Gabriela y sus hermanos. No sé si es que sus hermanos le habían dicho que había sido yo el de la idea y se había enfadado o que estaba enfadada por hacer lo contrario a lo que ella quería. Lo que tengo claro es que si la llamaba y le preguntaba qué tal le había ido con sus hermanos sabría que yo lo sabía y no se lo dije acabando por enfadarse, pero no podía más con la incertidumbre y decidí llamarla.
-Pensé que no ibas a querer saber qué tal había salido tu plan.
Con eso me quedé medio pasmado porque al parecer lo sabía, pero no parecía enfadada ni nada parecido, lo que me confundía un poco.
- ¿No estás enfadada?
-Podría estarlo, y créeme que cuando vi a mis hermanos me enfadé, luego me dijeron que fuiste tú el de la idea y me quedé con cara de estúpida porque no me podía creer que tú habías sido el de la idea, pero sinceramente eso fue lo que me impidió enfadarme. Entiendo el porqué de que lo hicieras.
-Pues yo me esperaba a una Gabriela enfadada y que no quisiese verme delante por una temporada.
-Amor, es imposible enfadarme contigo, pero además mis hermanos me contaron lo que hiciste.
- ¿Qué te contaron exactamente?
-De qué los defendiste.
-Eso no fue nada mi reina, era algo que tenía que hacer.
-No tenías por qué, pero te agradezco que los cuides mientras no estoy.
-Los cuidaré siempre porque son mis cuñados, y a la familia se cuida ¿no?
-Si, pero a ellos no les caes demasiado bien que digamos.
-Por lo que me dijo Carlota se lo están pensando.
- ¿Por?
-Porque los escucharon hablar conmigo y tus hermanos me dijeron que en el caso hipotético de que ellos me aceptaran, faltaría el resto de la familia.
-Entonces tiene razón.
Puede ser que no la tenga delante, pero sé que está más contenta, como si se sacase un peso de encima.
-Me encanta escucharte así de contenta.
-Y a mí me gusta que se empiecen a plantear lo nuestro.
-A m�� también, pero ¿vas a venir a casa?
-Me gustaría mi vida, pero tengo que solucionar unos problemas.
- ¿Te pasa algo?
-No, a mí no, pero no es nada, no te preocupes. Además, le prometí a Ana que estaría cuando despertara.
-Entonces estás en casa de Marcos y Carlos.
-Exacto, pero ahora vete a dormir que mañana tienes universidad.
-Te echaré de menos hermosa, ahora que me había acostumbrado a despertarme a tu lado por las mañanas...
-Eres un exagerado en verdad te lo digo, pero eres mi exagerado favorito.
-Te amo hermosa.
-Yo también te amo, pero hora vete a dormir.
-Está bien, ¿Quedamos mañana por la tarde?
-Pasaré por la universidad, nos podemos ver allí.
No tenía ni la menor idea del porqué de que fuese a la universidad, hasta donde yo sé no podía entrar, pero supongo que iría a llevar a sus hermanos y a Marcos.
-Está bien, nos vemos mañana. Te amo mi reina.
-Y yo te amo mi vida.
Con eso colgamos la llamada y yo me quedé pensando durante un rato más, en Gabriela obviamente, y me quedé dormido.
Cuando me desperté lo primero que hice fue girarme hacia el lado de la cama en la que solía estar Gabriela durante esta semana y la echaba de menos, nunca pensé que pudiera amar así a alguien, pero Gabriela se lo merecía más que nada.
Al menos hoy la vería, por lo que me levanté con más ganas de ir a la universidad, porque durante esta semana teniéndola en mi casa no tenía nada de ganas de ir, estoy seguro que me lo hubiera pasado mejor quedándome en casa y pasando tiempo con ella que yendo a la universidad.
Mi sorpresa es que al llegar a la cocina para preparar el desayuno veo a mi madre haciendo no sé qué.
- ¿No piensas saludar a tu madre o qué?
-Ahora si quieres ser mi madre ¿no?
-No me hables así Alex.
- ¿Y pretendes que te hable tranquilamente después de cómo trataste a Gabriela?
-Y volvemos a lo mismo de siempre.
-Es que la trataste mal mamá, ¿es que no lo ves o qué te pasa?
-Claro que sé cómo la trato, pero te hizo daño y si te soy sincera no te mereces estar con una chica como ella, no después de como la trataste.
-Pero entonces me deberías tratar a mí así y no a ella.
-Puede ser que fuese injusta con ella, pero ella te hizo sufrir y eres mi hijo, no me gusta verte mal por alguien.
-Pues a Gabriela la vas a dejar en paz porque ella no se merece para nada como la trataste la última vez.
- ¿A qué viene tanto griterío por la mañana?
No me había dado cuenta de que mi abuela había entrado por la puerta, y la verdad no entendía que hacía aquí tan temprano para ser sinceros, pero en este momento podría aprovechar para marcharme y dejar de discutir con mi madre porque me agota.
-Que te cuente ella abuela que yo me tengo que ir a la universidad.
- ¿Y te vas sin desayunar?
-Ya desayunaré, no te preocupes abuela.
Me acerqué a ella, le di un beso en la mejilla y ella me abrazó, se acercó a mi oído y me dijo que trataría de hacer entrar en razón a mí madre a lo cual asentí, solo esperaba que ella pudiese hacer algo más de lo que podía yo. Ella sabía de sobra que amaba a Gabriela y aun así no acepta mi relación con ella, no me coge en la cabeza, si fui yo el que le hizo daño a ella. Decidí que era mejor sacar eso de mi cabeza, no quería que Gabriela me notase raro, ya fue suficiente con lo del hospital, no quiero que se sienta mal ni nada, ya era suficiente por todo lo que estaba pasando ahora.
No tardé mucho en llegar a la universidad, creo que de haber algún policía por ahí me hubiese caído una multa por exceso de velocidad, pero es que tenía muchas ganas de ver a mi hermosa novia a la cuál quería más que nada en este mundo.
Cuando llegué a la universidad pude ver a Carlota, Marcos y a pesar de que estaba de espalda, vi a Gabriela, pero tenía unas pequeñas piernas alrededor de su cadera y unos brazos por encima de sus hombros, lo que se me hizo extraño, por lo que me acerqué, pero antes de llegar a ella unos ojos color chocolate me miran y aparece una sonrisa. Se queda mirando para mí unos segundos y luego parece que le dice algo a Gabriela en el oído, lo que hace que no tarde nada en girarse en mi dirección y sonría nada más verla, estaba hermosa, aunque siempre lo estaba, pero hoy se le podía ver un brillo especial que no sé lo que era, pero que hacía que me enamorara más de ella.
-Hola hermosa.
Se quedó mirando para mí durante un rato como intentando averiguar algo, solo espero que no notara que algo me pasaba, no quería preocuparla ahora que parecía estar de buen humor.
- ¿Estás bien?
-Si claro, ¿Por?
-Como quieras.
Sé que esto no iba a quedar así y que me preguntaría más tarde lo que me pasa. Está claro que no le iba a contar, no quería que se pusiese otra vez mal por culpa de la terquedad de mi madre, no ahora que se parecía más a la Gabriela de antes de que pasara toda la historia con sus hermanos, eso me lo guardaría para mí.