Aparecí tumbado en el suelo, en medio de pasto y hierbas. Las hojas de los árboles se movían al compás del viento. Cantos de pájaros le daban vida al solitario sitio y el sol resplandecía con intensidad.
— ¿Dónde estoy?—desperté luego de un tiempo gracias al ruido que había alrededor. — ¿Qué es esto? ¿No se suponía que debía de estar muerto?
Me puse de pie, intento no caerme en el intento. Estaba mareado.
—Mierda… estoy en un bosque. ¿Cómo es posible? Debo estar soñando.
Me piñizqué la cara para comprobar si esto era real y no un sueño. Comencé a moverme por el sitio, inspeccionaba cada rincón, esperando ver algún rastro de civilización en este vacío bosque pero no encontré nada. Sólo había árboles y rocas. Posiblemente sobreviví a la caída y estaba hospitalizado. Eso lo explica, estaba en coma.
—Lo último que recuerdo es que me tiré del puente. Acaso… no, no. Debe de haber otra explicación. Pero todo esto se siente tan real… la sensación de los árboles, la suave brisa que recorre los alrededores y el canto de los pájaros. Quiero encontrar a alguien que me explique qué está pasando y en donde diablos estoy.
Me adentre al bosque con la idea de poder encontrar vida humana. Mi búsqueda apenas comenzaba. Caminaba por un camino de tierra y rocas, el sol brillaba en el inmenso cielo y las hojas de los árboles bailaban con el viento. Algunos animales como ardillas y conejos pasaban a mi lado. Se respiraba un aire de tranquilidad.
En mi camino encontraba pequeños lagos de agua cristalina. Aproveché la ocasión para darme un baño, estaba cubierto en sudor por todo el rato que llevaba caminando. Mientras me duchaba sentía que alguien me estaba siguiendo. Era extraño, tenía esa sensación de que alguien o algo me acechaban. Lo sentí en todo el trayecto que recorrí pero estaba concentrado en encontrar algún asentamiento y no me percaté hasta ahora. De alguna manera me sentía amenazado. Quizás estaba paranoico.
—Qué bien se siente… el agua está fresca.
Me acosté en el lago, veía las nubes mientras flotaba y pensaba el qué iba a hacer ser de mi vida de ahora en adelante. Por mi cabeza pasaron varias ideas pero las desechaba al no encontrar una explicación lógica. De hecho, estaba dándole vueltas a la idea de aparecer en otro mundo. No sé porque apareció ese pensamiento en mi cabeza, pero ahí estaba. Tal vez era una idea estúpida pero había visto en televisión aquellas series de dibujos animados en donde el protagonista es transportado a un mundo de fantasía donde le otorgan el rol de héroe. También en series protagonizadas por personas, recuerdo haber visto a una chica montada en un enorme dragón, ahora no recuerdo el nombre de la serie pero creo que en su tiempo había estado en boca de todos, incluso escuchaba a Martin hablar sobre ella, fue por sus comentarios que me decidí a verla. Podría ser pobre pero al menos trabaje para ahorrar y comprarme un televisor… bueno, lo había robado. Fue mucho antes de trabajar en el puerto. Anteriormente sólo tenía una vida criminal, me acostaba con prostitutas y me hundía en alcohol. Cuando me faltaba dinero simplemente lo robaba, me doy cuenta de que no era muy diferente a esas escorias.
— ¿Será que realmente existe? ¿Estoy realmente en otro mundo? Pero ¿Por qué yo? No tengo nada de especial. Bah, seguramente me botaron de la ciudad por insultarlos antes de saltar. Aunque no tiene sentido. De hecho, nada de esto tiene sentido.
A lo lejos, al otro lado del lago, difícilmente pude ver algo moviéndose entre los arbustos. Era algo enorme, no lo pensé dos veces y me retiré del lugar. Ya me estaba preocupando, quizás era un oso que me seguía para devorarme… o algo peor, un enorme monstruo con enormes y afilados dientes. Nah, apuesto más a qué era un oso.
Caminé por horas, no encontré rastro de personas y me estaba muriendo de hambre. El sol estaba por ocultarse, no tenía más elección que cazar algo. Por suerte, tenía algo de idea de cómo se cazaba. Sólo necesitaba un arma, una piedra… o algo punzante. Busque en los alrededores y encontré una rama. Podía utilizarla como lanza, sólo necesitaba afilar un poco la punta. Una roca me serviría, estaba rodeado de ellas así que no había problemas.
Preparado, comencé a merodear entre los arbustos, esperando encontrarme con ardillas o conejos despistados. Media hora después, encontré mi presa. Es un conejo, algo pequeño pero me servirá para pasar la noche.
—Bien… pequeño. Quédate quieto.
Acechaba a mi presa, me acercaba cuidadosamente para que no me detecte. Preparado, apunté a mi objetivo, tomé impulso y lance mi lanza improvisada. Logre darle sin problemas.
— ¡Bien! En el blanco.
Mi vida criminal me había ayudado de alguna manera. En las calles aprendí a luchar y a conseguir mis propios alimentos. A veces me metía a casas donde criaban gallinas y las tomaba "prestadas" tenía que ser muy ágil para atraparlas en el menor tiempo posible. Ahora tengo comida, sólo faltaba encontrar la manera en cocinar este conejo.
Con el conejo en mis manos, me puse a buscar un refugio para pasar la noche. Aunque ahora tengo un problema, no tengo nada para desprender la piel del animal. Lo único que podía hacer era encontrar una pequeña pierda y afilarla para poder abrir al conejo y sacarle los órganos.
Honestamente, es un trabajo tedioso. Pero no tengo elección.
Buscando entre árboles y arbustos, encontré los materiales que necesitaba. Lianas, piedras y fuertes ramas que me servirán para hacer mi cuchillo improvisado, no sólo me sería útil para despellejar al conejo, sino también para defenderme de animales salvajes, y, ¿Por qué no? También de aquellos bandidos con los que me encuentre. Si es que llego a encontrarme con alguno en este lugar.
También encontré un árbol hueco entre mi búsqueda. Tengo comida, un arma y refugio. Es un buen comienzo.
Afile una piedra frotándola fuertemente con otra. Lo hice por un buen tiempo, ¿quizás 1 hora? Tal vez más. Después de afilar la piedra como un enfermo, al fin había tomado forma. Sólo tenía que ponerla entre las ramas y apretar todo con las lianas que encontré. Mi cuchillo estaba listo.
Era feo pero funcional, en estas tierras es mejor estar armado con un palo a no tener nada.
El sol se ocultó en el horizonte, ya había preparado la hoguera y despellejado al conejo, disfrutaba de mi cena de esta noche. Conejo asado. Aunque no era el mejor platillo, era fácil de preparar, quedé satisfecho.
— ¿Qué puedo hacer en esta situación? ¿Viviré así el resto de mi vida? Debe de ser un chiste, el ser que me trajo aquí tiene un mal sentido del humor.
La noche me rodeaba y el frio viento estaba presente en el entorno, me acompañaba el canto de las cigarras y el canto de las aves nocturnas. Nuevamente, pude escuchar algo moverse entre los arbustos. Me puse de pie rápidamente y con el cuchillo en mi mano, estaba preparado para luchar o huir. Lo que me seguía se estaba acercando, estaba nervioso y temeroso de lo que podría ser. Una gota de sudor salió de mi frente. Me puse en guardia, estaba listo para lo que venía.
Entre los arbustos sólo salió una pequeña ardilla.
—Maldita… casi me matas del susto.
La pequeño animalito volvió al bosque al ver mi presencia. La verdad, esperaba que fuera un oso o algún otro animal. Yo no tengo buena suerte que digamos, y en este tipo de situaciones me sucede lo peor de lo peor.
Al ver que estaba fuera de peligro volví a poner mi trasero en el suelo. Ya sentado, observaba el infinito cielo, viendo las estrellas brillar en el firmamento. De donde vengo, es casi imposible ver una escena así debido a las destellantes luces de la ciudad, y también a la contaminación. Con todo eso era difícil ver una estrella en la noche, pero aquí, las puedo ver y contemplar en todo su esplendor.
El tiempo pasaba, la ardillita se había ido pero aún tenía la sensación de estar siendo observado. Todo el día me sentía así, parecía ser la presa de alguien… y eso no me daba tranquilidad. Me siento completamente inseguro.
—Algo me observa… ¿Qué será?
Moví mi cabeza de un lado a otro, esperando encontrar algo pero no veía nada. Estaba completamente oscuro. Con esa sensación, me acosté a dormir, usé mi chaqueta como almohada pero el resto de mi cuerpo estaba apoyado en la dura y fría tierra. Apagué la hoguera para no llamar la atención de animales salvajes. No me agrada la idea de ser devorado mientras duermo.
Me había despertado al día siguiente, aún con mi cuerpo completo, por suerte. Me puse mi chaqueta, tomé mi cuchillo y lo coloqué al costado de mi pantalón, entre el cinturón y el jean. Comencé mi travesía. Caminé al norte para ver si encontraba algo. Martin me había dicho que el sol salía por el este y se ocultaba en el oeste, así que el norte estaría frente mío.
Encontré algo treinta minutos después, sí, encontré… nada. Lo mismo que ayer, debería plantearme la idea de construir una casa y vivir en el bosque como un salvaje y reclamar estas tierras como mías. Al fin y al cabo, no hay nadie aquí. Puedo ser el dueño de este lugar.
—Hmph… esto es estúpido, no encuentro a nadie. Ya estoy cansado.
Entre mis quejas pude escuchar el sonido de un río no muy lejos de aquí. Estaba en lo cierto, era un río y la corriente se dirigía al sur. Si la sigo tal vez encuentre algo. Sin pensarlo dos veces, seguí la corriente. Fueron varios minutos y no encontraba nada, si hoy no hallaba vida la verdad no sé qué voy a hacer.
—Vamos… la corriente tiene que llevar a algún lugar. Este bosque debe de haber alguien. No puedo ser la única persona aquí.
Entre los árboles pude escuchar un grito, por el ruido deduzco que era de un animal. Quizás era un cazador. ¿Será que al fin había encontrado a alguien?
Corrí hacia allá sólo para encontrarme algo espeluznante.
— ¿Qué mierda es eso?
Entre los grandes árboles pude observar un ser de gran tamaño. No era un animal común y corriente, era más grande que un oso y su cuerpo estaba hecho de grandes ramas. Es como si un árbol hubiese cobrado vida y se convirtiera en ese monstruo.
Era una bestia de cuatro patas con grandes garras, tenía moho por todo el cuerpo, unos enromes colmillos y ojos… muchos ojos. Solo podía ver varios agujeros en su cabeza. Y además le faltaba la mandíbula, ¿Cómo diablos masticaba? Quizás su boca estaba debajo de su mandíbula y se tragaba enteramente a sus presar para dirigirlas en su estómago.
Daba completo terror y repelús el sólo verlo.
Al costado podía ver un bulto de carne y entrañas. El animal que se había topado con esta cosa estaba completamente destrozado, era irreconocible. Con el temor de que me persiguiera, me escondí atrás de un árbol. El monstruo seguía devorando al pobre animal, se inclinaba y… veía una enorme lengua salir de su boca.
—Entonces así es como se alimenta…
Él hacía pedazos a sus presas para poder ponerlas en su lengua y así tragársela. Daba asco el sólo ver como sacaba su lengua, era igual de larga que la trompa de un elefante. ¿Qué o quién creo este monstruo? Esta cosa sólo pudo salir de las profundidades del mismo infierno.
Estaba nervioso, mi corazón latía de miedo. Mi cuerpo temblaba y mis piernas no me respondían. Intenté respirar, tenía que tranquilizarme para poder alejarme de esa cosa.
Tomé fuerzas y comencé a moverme dando pequeños pasos hacia atrás. Mi atención aún seguía en ese monstruo. Tengo que mantenerlo vigilado para ver si no se percata de mí.
Aún seguía comiendo, estaba concentrado en eso. Era el momento perfecto para salir de aquí.
*Crac*
Me congelé por unos segundos, gritaba por dentro. Sabía que había roto algo. Era una ramita que estaba tirada alrededor del árbol. El miedo se apoderó de mí. Ese ruido fue suficiente para alertar al monstruo árbol.
—Ay Dios…
Estaba perdido, era imposible que pueda ganarle a esa cosa. Se volteó a verme, fijó toda su atención en mí. Se estaba acercando, muy lentamente. Yo sólo podía ver cómo me saboreaba con su mirada. Para él ya estaba dentro de su paladar y se imaginaba el sabor que podría tener.
—Calma…—Levanté mis manos. —no te haré daño…
Intentaba distraerlo, si a eso se le puede llamar distracción. No tenía idea de lo que hacía, mi mente estaba perdida en el miedo y la desesperación. Comencé a correr segundos después, él me persiguió al instante en el que hui.
Atravesaba el bosque a gran velocidad, me hacía rasguños al rozar con los arbustos y las ramas de los árboles. Me cubría el rostro con las manos para que ningún objeto entrara a mi vista, sería realmente malo quedarme ciego mientras estoy siendo perseguido por algo.
Atrás de mí se escuchaba los quejidos del monstruo, ese ruido me desesperaba cada vez más y más. Él destruía todo a su paso, no dejaría que nada se interponga entré su presa y él. Estaba perdiendo fuerzas, faltaba poco para llegar a mi límite. Era obvio ya que corrí por un buen rato, pero había extraño, hace tiempo que ese monstruo pudo haberme alcanzado, pero no lo hizo. Lo más seguro es que estaba jugando conmigo. Parecía que disfrutaba ver mi desesperación, quería ver el terror reflejado en mi rostro antes de comerme. Es un maldito.
Había llegado a mi límite, estaba exhausto. Al no poder huir de esa bestia, sólo tenía una opción, pelear. Tomé el cuchillo de mi cinturón y esperé, segundos después aquel monstruo se puso frente a mí. Era todo o nada, sólo uno de los dos saldría vivo de aquí y ese alguien seria él. Ni de chiste puedo ganarle. No sé qué se me paso por la cabeza, ¿intentar luchar contra esa abominación? ¿Acaso la desesperación hizo que tomara esta decisión tan estúpida? Probablemente. Huir era inútil, tenía que hacerle frente. Al menos espero que me aplaste el cráneo y el corazón, espero que esta cosa tenga la decencia de darme una muerte rápida, aunque la verdad, creo que no. Jugará conmigo hasta que se canse o hasta que muera. Me usará como muñeco de trapo.
Lo más raro es que estaba sonriendo. Estaba feliz de pelear contra ese monstruo. La ansiedad me estaba volviendo loco, si es que ya no lo estaba.
Se postró frente a mí, como esos toros se postran al ver al torero. Listo y preparado para atacar. Me puse en guardia, puse mis pies firmemente en el piso y tensé ambos brazos. Mis pupilas se dilataron y la adrenalina corría por mis torrentes sanguíneos, mi corazón palpitaba a gran velocidad, mi respiración se aceleraba y las gotas de sudor comenzaron a brotar de mi frente.
Con la guardia lista, sólo tenía que pensar en algo. ¿Cómo atacarlo? ¿Por dónde? ¿Tendrá un punto débil? Y si es así ¿Cuál será?
El animal sólo me analizaba. Estaba viendo cual sería mi primer movimiento y por donde lo haría.
—Piensa… ¿Dónde debo atacar? Esa piel parece un tipo de coraza, este cuchillo no me servirá. Todo su cuerpo está cubierto en una especie de armadura.
Mientras analizaba la situación, comencé a rodearlo. Caminaba a su alrededor esperando ver un punto débil. Él sólo se quedó quieto, me seguía con la mirada.
Al fondo, a derecha del monstruo, pude observar una gran roca que ascendía del suelo. Mi cerebro se puso en marcha para elaborar un plan.
—Lo único expuesto son sus ojos. ¿Cuál de todos esos agujeros serán sus ojos? ¿Acaso todos ellos son ojos? Tiene en total diez. Cinco en cada lado de la cara. Si mi intuición es correcta, entonces los dos primeros agujeros serían los globos oculares. Atrás de él hay una roca. Quizás podría…
Ya tenía planeado lo que iba a hacer, sólo tengo que hacer que esa cosa me siga. Seria sencillo, sólo tengo que provocarlo.
— ¡Hey! ¿Quieres comerme, no? Vamos, ¿Por qué no lo intentas, eh? Estoy aquí.
Mis provocaciones estaban surtiendo efecto. El monstruo gruñó al escuchar los comentarios que dije, sí es que entendía el lenguaje humano, claro. O posiblemente sólo se enfadaba por los movimientos que hacía. En cualquier caso, mi actuación de payaso burlón funcionó, comenzó a correr directamente hacia mí. Pero aún no era tiempo de actuar, tengo que esperar a que esté lo suficientemente cerca. Esos segundos fueron eternos, tengo puesta toda mi atención en el monstruo. Se acercaba ferozmente para embestirme con sus enormes colmillos.
—Aún no…
Estaba cerca. 5 metros.
—Todavía no…
3 metros.
— ¡Ahora!
Esquivé su tacleada con un giro hacia la derecha y comenzó a correr en dirección a la roca. Él comenzó a perseguirme. Mi plan estaba funcionando.
— ¡Vamos, atrápame!
Llegando a la roca, tomé impulso y coloqué en pie encima de ésta y salté. Puse toda la fuerza de mis músculos inferiores en ese salto. Tal vez fueron 3 a 5 metros. Era la primera vez que llegaba a tal altura, la adrenalina de mi cuerpo me había ayudado. Había superado mi límite.
Tal como predije, esa cosa chocó contra la roca, haciéndola mil añicos con el impacto del golpe. Estaba arriba de él, caí justo en su cabeza. Entre el cuello y la espalda. Con una mano me apoyé en él para sujetarme y con la otra sujetaba el cuchillo. Me incliné un poco hacia adelante y clavé mi puñal en uno de los agujeros que tiene en la cabeza. Por algunos segundos me quedé petrificado, no sentí nada dentro. No sentía que había algún órgano en ese hueco.
Comenzó a tambalearse y a saltar agresivamente, parecía que estaba montando un toro salvaje. Naturalmente, no duré mucho estando encima de él. Caí en el suelo y todas las esperanzas de derrotarlo también. Estaba cara a cara con la muerte, dentro de esos huecos sólo veo oscuridad, ¿acaso esta criatura tiene ojos? ¿Cómo diablos está hecha?
Quedé en shock, no tengo más opciones y la única arma que tenía quedó hecha pedazos. Un escalofrió recorrió mi espalda.
Hui, entré en pánico.
— ¡¡Ayúdenme!!
El animal estaba a pocos pasos de mí, cogió impulso y me embistió bruscamente con uno de sus colmillos.
*Crac*
— ¡¡Arrgghh!!
Me rompió los huesos de la costilla. Con ese golpe naturalmente tendría varios huesos rotos. Me mandó a volar algunos metros e impacté de seco en el suelo. Me intentaba poner de pie, intentaba escapar. Todo mi cuerpo temblaba, mis ojos se ensancharon del miedo y de desesperación.
—Aléjate…
Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos. El monstruo volvió a correr directo a mí a toda velocidad, lo único que pude hacer fue cubrirme con los brazos.
Su segundo golpe me rompió ambos brazos, rodé varias veces en el suelo como pelota. Tumbado y con la mayoría de mis huesos rotos. Sólo podía esperar una dolorosa y horrible muerte.
Se acercó a mí, lentamente. Sabía que esta vez no podía hacer nada. No conforme con pulverizar mis costillas y mis brazos, me aplastó las piernas.
— ¡¡¡ARRGGHH!!!
Escuchaba como cada músculo, huesos y venas explotaban con la pisada de esta bestia. Era un horripilante sonido. Sacó su lengua y la enrolló en mi cuello, apretando poco a poco mí tráquea. Estaba ahorcándome, de alguna manera estaba vivo, no sé cómo, pero lo estaba. Cualquiera hubiera muerto con el primer golpe. ¿Acaso hice tanto mal? ¿Merecía un castigo de tal magnitud? ¿Qué clase de ser divino me odiaba tanto como para darme esta horrible muerte?
—A-da-nme
*Bang*
Con la poca fuerza que me quedaba, pude escuchar un disparo a lo lejos. El monstruo me soltó. Parece que de alguna manera, ese disparo habría sido suficiente como para soltarme e irse, porque no sentí su presencia cerca de mí después de escuchar ese disparo.
Caí inconsciente pocos segundos después.