Chereads / A New Beginning in Another World / Chapter 1 - Capítulo 1 | Muerte y Reencarnación.

A New Beginning in Another World

Khatzel
  • --
    chs / week
  • --
    NOT RATINGS
  • 14.2k
    Views
Synopsis

Chapter 1 - Capítulo 1 | Muerte y Reencarnación.

Me llamo Ethan Dawson, tengo 19 años y estoy a punto de quitarme la vida. ¿Por qué? Me harté de vivir. Soy un pobre diablo sin oficio ni beneficio. Mis padres murieron cuando yo era muy joven, 5 años para ser exactos. Mi padre fue asesinado y mi madre murió a causa de un cáncer. Fui enviado a un orfanato pero fui echado varios años después.

Desde entonces me ganaba la vida robando y asaltando tiendas. Ya me han arrestado 3 veces pero no me llevaron a prisión por falta de pruebas. Vivo en un pequeño camerino en el estacionamiento de la feria de la ciudad. El poco dinero que obtengo me lo gasto en prostitutas y en alcohol.

Actualmente trabajo como movedor de cajas en el puerto de la ciudad, es un trabajo de mierda pero ya me cansé de joderle la vida a la gente. No me convertí en ladrón porque me gustase, lo hacía para sobrevivir. El orfanato en el que vivía tenía muchas deudas y ya no había mucha comida para alimentar a los niños. Eran demasiadas bocas que alimentar y para aligerar un poco la carga, nos echaron a mí y a otros niños a la calle. Actualmente pienso que botar a varios niños no era una buena solución, había otras opciones pero los muy hijos de puta dejaron a varios chiquillos a su suerte.

Por un tiempo nos ayudábamos entre todos pero después cada uno se fue por su lado, sobrevivir en estas calles es difícil y opte por la vida criminal para sobrevivir. Las personas con la misma condición que yo no tienen muchas opciones.

Son las 9:30am. Estoy en el puerto, y, como de costumbre, estoy trabajando como una mula para llevar el pan a mi casa.

—Muévanse, cabrones. Hoy llegará un barco muy cargado y debemos vaciar el almacén tanto cómo podamos.

Ese es Steve, la mano derecha del jefe. Es un pobre diablo que sólo se sienta a dar órdenes y a leer revistas de Playboy. No hay mucho que decir sobre él, salvo que nos trata como gusanos, nos explota todo lo que puede.

—Oye, Ethan ¿Crees que puedas ayudarme con esto?

—Claro, Rob. Ahora voy

Él es Roberto. Rob lleva 40 años trabajando aquí y conoce a todos en el puerto. Es un dulce anciano que me ha ayudado en varios momentos duros en mi vida. De hecho, él fue la persona que me ayudó a salir del mundo criminal. Estoy aquí gracias a él. Rob fue el intermediario para que Derek me dé un puesto en el puerto. Pero, aunque no es el mejor trabajo, él ha sido mi apoyo todo este tiempo.

—Dime, ¿Qué necesitas?

— ¿Puedes ayudar a Martin a subir esas cajas de allá?— Hablo Rob señalando un camión de carga. —Ese camión sale hoy en la tarde.

—Claro, enseguida voy.

Caminé hacia el sitio que había señalado Rob para ayudar a Martin. Mientras me dirigía hacia allá, pude observar desde lejos cómo el pobre chico luchaba intentando levantar una caja. Su rostro estaba completamente rojo por el esfuerzo que estaba haciendo.

­—Hey, Martin. ¿Puedes con eso?—Saludé a Martin dándole un pequeño toque en la espalda.

—N-no te preocupes. Estoy bien. ¿Acaso te mandó el viejo Rob?

Martin, un joven y amable muchacho de 15 años que trabaja aquí para ayudar a su padre. A pesar de su edad es muy colaborador y servicial. Todos los días se esfuerza para llevar el pan a su mesa. Él espera ser igual a su padre cuando sea un adulto.

—Así es. Vio que necesitabas ayuda y me llamó. Sabes que él ya no puede con este tipo de trabajos.

En el puerto hay diferentes grupos de trabajo, uno de ellos es el grupo de carpintería. Donde trabaja el viejo Rob. Aunque está algo degastado, él ayuda como guía para aquellos que recién están empezando.

Y el otro grupo es el de ayudante de almacén. Donde estoy yo.

— ¿Cómo se encuentra tu padre? ¿Está bien?

—Un poco, sí. Pero se nos está terminando el dinero para las medicinas y le pedí a Derek que me diera trabajo extra para ganar un poco más y ayudar a papá con las medicinas.

Derek, el jefe del sindicato. Tiene todo el puto puerto a sus pies. Es un gordinflón que se la pasa sentado todo el día en su oficina sin hacer nada más que rascarse las pelotas y mandar a Steve a darnos más trabajo.

— ¿Enserio fuiste a pedirle eso?—Fruncí el ceño. — ¿Acaso no va a darte una compensación por el accidente que tuvo tu padre?

El padre de Martin tuvo un accidente, se rompió la mano derecha al caerle una caja pesada de un carguero. Pensándolo objetivamente, la culpa no fue de Derek, pero ese maldito nos ha dado muchos problemas y hasta se rumora que ha asesinado a algunos trabajadores por no obedecer sus órdenes. Con su historial, él no merece un buen trato que digamos, además, él mandó al padre de Martin a desembarcar las cargas del barco.

—Ese desgraciado me dijo que no. Dijo que la culpa la tiene mi padre y que si seguía insistiendo me iba a despedir. Además está molesto porque mi padre ha faltado al trabajo. —Martin, molesto por los comentarios de Derek, golpeó la caja. — ¿¡Acaso no se da cuenta de qué necesita descansar!? ¡Él lo trata como un animal! Menudo cabrón.

—Oye, cálmate. El idiota de Steve nos puede escuchar y nos meterás en problemas.

—Lo siento…

—Es verdad que Derek nos trata como animales pero no podemos hacer nada. Las leyes de esta ciudad son una basura y sólo ayudan a las personas adineradas.

—Lo sé. Pero al menos quisiera que no fuera tan déspota. —Unas pequeñas lágrimas salían de los ojos de Martin. Quería llorar del enojo que sentía.

—Hmph, eso ni lo sueñes. Ese hijo de puta no cambiará. Vamos, no vayas a llorar, que con lágrimas no lograrás nada.

—N-no estoy llorando. ¡Los hombres no lloran!

—Jajaja. Claro, campeón. —lleve mi mano a su hombro. —Los hombres como tú no lloran, vamos, límpiate la cara y continuemos con el trabajo.

Luego de hablar, Martin y yo comenzamos el pesado y tedioso trabajo de mover las cajas al camión. Eran 2 docenas en total.

Al puerto llegan todo tipo de cosas, desde simples electrodomésticos, hasta partes de vehículos. Y nosotros somos los encargados de subir y bajar las cargas que llegan para su distribución. Este basurero está a flote gracias a nuestro trabajo, sin nosotros, este lugar se iría a la quiebra. Quizás pienses que hacer un tipo de huelga para mejorar nuestras condiciones sea buena idea, pero no lo es. A Derek no le importaría despedir a todas las personas del puerto. Hay muchas personas que no tienen trabajo y a ellos no les importaría trabajar con esclavo para poder comer. En un par de días habría nuevas personas trabajando aquí.

Nadie haría una huelga. Es más, ni se les pasó por la cabeza hacer eso una vez, ya que todos aquí necesitan el dinero para comer y sustentar a sus familias. Hacer una huelga sólo sería el equivalente a perder su fuente de ingresos. Todos somos personas con fuertes necesidades.

Mientras ayudaba a Martin a mover las cajas, le pregunté sobre sus planes en el futuro. Tenía curiosidad, saber el cómo se vería de aquí a unos diez años, tal vez.

—Oye, Martin.

­— ¿Sí?

— ¿Qué quieres ser de grande?

—Hmm, quiero seguir ayudando a mi padre.

— ¿Piensas seguir trabajando aquí toda tu vida? ¿No tienes otros planes?

—La verdad. No he pensado en eso, creo que las personas como yo no tienen grandes oportunidades.

—Es lindo que quieras seguir ayudando a tu padre, pero debes pensar en ti mismo también. Seguir trabajando en este basurero no te será de ayuda. Tienes un gran futuro y no puedes desperdiciarlo aquí.

—Bueno…­—Martin se quedó parado por un par de segundos, pensando sobre la pregunta que le hice. —Tal vez ser un doctor.

— ¿Doctor?—Pregunté interesado. — ¿Por qué doctor?

—Bueno. Me gustaría salvar vidas. Es lindo ver que las personas aprecian tu esfuerzo y el saber que le fuiste de ayuda a alguien necesitado es muy satisfactorio.

—Ohh. Eso es genial. Espero y lo consigas algún día.

­— ¿Y tú?

— ¿Eh?

—Tú. ¿Qué quieres ser?—Martin me hizo una repentina pregunta.

— ¿Qué quiero ser…?

Me quedé estático. La verdad nunca pensé en eso. Desde que murieron mis padres, mi vida ha sido una lucha constante. No he tenido ese tipo de sueños. Verme trabajando como doctor, abogado, o cualquier otro trabajo, es algo que me es imposible realizar hoy en día. Y la verdad, nunca me imaginé usando un elegante traje, ni estando en una elegante oficina. Me da un poco de repelús pensarlo.

— ¿Ethan?

Yo seguía absorto en mis pensamientos. Martin trataba de despertarme.

— ¡Hey!—Martin me dio un ligero golpe en la espalda. —No te duermas, estamos trabajando.

­— ¿Eh? Claro, claro. Trabajo…

—Parecías estar en las nubes jaja. —El joven chico soltó una pequeña risa simpática y burlona a la vez. — ¿Acaso estabas pensando en la pregunta que te hice?

—Jaja. Un poco la verdad. Pero actualmente no tengo un futuro prometedor.

— ¿Por qué lo dices?

­—Soy huérfano y de pequeño no fui a la escuela. No tengo nada que ofrecer al mundo.

—No veo que eso sea un problema.

— ¿Eh?

—En mi escuela he escuchado de personas que han triunfado en la vida sin tener estudios o familia. Si ellos pudieron ser alguien, entonces, creo que tú también puedes.

Su comentario me dejó pensando… ¿Cómo hubiera sido mi futuro si mis padres no hubieran muerto? ¿Acaso tendría una buena vida? ¿Sería "alguien"? la verdad, me hubiera gustado tener sueños y metas como otros. Pero no merezco algo así, no con el daño que les hice a varias personas. Aunque nunca fui un asesino, el robarle las pertenencias a alguien que muy seguramente estaba igual de necesitado que yo, era algo lamentable. Pero en ese tipo de vida, sólo te tienes a ti.

Es una lástima que Martin tenga este tipo de vida, seguramente, habrán otros niños con su misma condición. Trabajando día y noche para ayudar a sus familias.

Los jefes tratan a trabajadores como nosotros, como perros, esclavos a los que pueden explotar y reemplazar sin problemas. Ese tipo de personas me dan asco, si tuviera el poder, eliminaría a esas alimañas de este mundo. Muchos de ellos no merecen estar donde están. Llegaron a la cima haciéndoles daño a personas inocentes.

—Oye, tonto. Deja de holgazanear.

Estando perdido en mis pensamientos, alguien me golpeo desde atrás.

— ¡Ay! L-lo siento… no volverá a pasar. —Me incliné levemente en señal de disculpa.

Era el idiota de Steve, parece que estaba supervisando la zona y me vio parado en medio sin hacer nada.

—Ethan no estaba holgazaneando. — Martin se metió en medio, estaba apoyándome. —Él me estaba ayudando.

— ¿Oh, enserio? Caminaba por aquí cuando vi a este parado sin hacer nada, ¿y dices que te estaba ayudando?—Steve refutó.

—Sólo estaba descansando un poco. Ya iba a continuar.

— ¡No les pagamos para descansar! ¡Cállate de una puta vez, mocoso de mierda!

Steve estaba a punto de golpear a Martin, pero lo detuve sosteniendo su brazo.

—Oye, ya dije que me disculpaba. ¿Bien?—Miré molesto a Steve. —No tienes que golpear a un niño que no tiene la culpa de nada.

— ¡Cállate! Sólo eres un inútil sin remedio. ¡No me toques!

Notaba un olor raro cuando Steve hablaba, olía a alcohol.

Soltó mi agarre y apretó su puño para golpearme.

— ¡Hk!

Caí tumbado al piso.

—Oye, ¡déjalo en paz!—Martin intentó hacerlo retroceder jalándolo de la ropa. —Ya te dije que él me estaba ayudando, ¿eres sordo?

— ¿¡Qué!?—Steve alzó la voz. — ¿¡Cómo me llamaste, mocoso!?

Steve dejó de mirarme y fijó su atención hacia Martin. Apretaba su puño para también golpearlo. Me puse de pie rápidamente, y, cansado del escándalo que Steve estaba haciendo, lo golpeé en la cara. Él cayó al suelo.

— ¿¡ERES IDIOTA!?—Fruncí el ceño. Lo miraba con un profundo odio. — ¿¡Cómo te atreves a querer golpear a Martin!?

— ¿Qué está pasando?

— ¿Y esos gritos?

El personal del puerto escuchó el escándalo que estábamos haciendo Steve y yo. Entre esas personas estaba Rob, vino inmediatamente al escuchar mis gritos.

Yo, eufórico por la estúpida actitud de Steve, me abalancé sobre él. Lo seguí golpeando una y otra vez en la cara. Él logró empujarme y me tiró al piso, aprovechó para tirarse encima de mí y golpearme.

Yo intentaba cubrirme, colocando mis canos frente a mi rostro.

— ¡Ethan! ¿Qué diablos haces?

Pude escuchar a Rob entre la multitud. Los trabajadores sólo nos alentaban a que nos matáramos entre Steve y yo. De hecho, ni se preocuparon en separarnos.

— ¡QUÉ MIERDA PASA!

Derek escuchó el escándalo que estaba debajo de su oficina.

— Ustedes, imbéciles, sepárense.

Ethan, tranquilízate. Ya déjalo en paz.

Un trabajador nos separó a Steve y a mí al escuchar a Derek. Si no intervenía él, uno de nosotros moriría este día.

—Haber, ¿Qué coño pasó?—Pregunta Derek.

—No lo sé. Sólo escuché unos gritos y vine para ver qué pasaba.

—Yo igual, cuando llegué, ellos dos ya estaban peleando.

Unos trabajadores contestaron la pregunta de Derek. Éste no parecía muy satisfecho con las respuestas.

—Hey, Derek. Este idiota se me abalanzó y comenzó a golpearme de la nada

— ¿Eso es cierto?

— ¡Claro que no! Él comenzó la pelea. —Contradije las falsas acusaciones de Steve. —Él me golpeo y después quiso golpear a Martin.

Está claro que parte de la culpa la tengo yo por estar parado como idiota, estaba perdido en mis ideas. No quiero meter al chico en esto, ya tiene bastantes problemas.

—Derek… si me permites. —Rob intervino. Intentó tranquilizar la situación. —Ellos dos tuvieron la culpa de todo. Está claro que Ethan hizo mal en dejar el trabajo por un tiempo, pero Steve también provocó a Ethan.

— ¡Eso es mentira! Tú cuidas mucho a ese idiota. Además, tú no estuviste cerca cuando todo pasó. Oye Derek, ¿enserio vas a créele a este anciano?—Steve persuadía al jefe.

—Hmm, muchacho. No es la primera vez que nos causas problemas…

Eso es verdad, anteriormente también me he metido en peleas por culpa de mi temperamento explosivo. Pero la mayoría fue porque me provocaron, se burlaban de mí y me ridiculizaban cuando podían. Un día no soporté más y golpeé a esos bastardos.

— ¿Cómo quieres que te crea con tu historial? Además, eres un delincuente. Los tipos de tu calaña sólo llevan problemas a donde van. Te di trabajo porque el viejo Rob me lo pidió, si no fuera por él, lo más seguro es que estarías en prisión.

—Derek, disculpa al muchacho, esto no se volverá a repetir. —Rob intervino nuevamente. —Me encargaré de reprenderlo.

—Ya lo he perdonado muchas veces. Además, él golpeó a mi mano derecha y eso no puedo dejarlo pasar.

Estaba en problemas, grandes problemas. Me importa una mierda si yo solo salgo afectado, pero me sentiría mal si Rob o Martin también salen mal parados por culpa mía. Tenía que intentar apaciguar las cosas.

—Escucha, Derek. Fue culpa mía, lo siento. —Me incliné levemente. —Esta será la última vez, ¿de acuerdo? Así que olvídalo.

—Ya me cansé de tus estúpidas disculpas, muchacho.

—Derek, despide a estos holgazanes, ¿quieres?

Mis ojos se ensancharon. Por mi culpa, dos personas iban a perder su empleo. Y no eran simples personas. Eran Rob Martin. Ellos son como mi familia.

— ¡Escucha! Ellos no tienen nada que ver con esto. —Intenté convencerlo de que la culpa fue mía y de nadie más. —Steve sólo hacía su trabajo. Yo lo golpeé, ¿sí?

—Ethan, no te culpes. —Martin se interpuso. —Toda la culpa la tiene este idiota.

—Oye, mocoso. ¿Cómo te atreves a llamarme idiota? Recuerda que estás aquí por Derek.

—Steve… ¡Cállate de una puta vez!—maldije a Steve en mis pensamientos.

Este idiota sólo empeora las cosas. Estaría mejor si se callara, además, Derek ya había perdido la paciencia conmigo. Los estúpidos comentarios de Steve sólo lo molestarían más.

—Escuchen, ya me cansé de ustedes. Están despedidos. —Derek se marchó después, pero antes, mencionó otra cosa. ­—Ah, oye mocoso. Dile a tu padre que tampoco se molesté en venir. Él también está despedido. No necesito a holgazanes en mi puerto.

— ¿Eh?—Martin se quedó perplejo. — ¿Despedido?

Ese fue el detonante, la gota que derramó el vaso. No sólo hice que despidieran a Rob y a Martin, sino que también hice que despidieran a su padre.

Ya estaba harto de este malnacido. Me abalancé frenéticamente contra él. Pero alguien me agarró antes de que pudiera hacerle algo.

— ¡Ethan, tranquilízate! ¡No hagas más tonterías!

— ¡NO ME IMPORTA! ¡ESE BARTARDO YA HA HECHO BASTANTE DAÑO! ¡LO MATARÉ!

Intenté soltarme del agarre de Rob, estaba perdido en la ira.

—Ethan, no lo hagas. Mi padre y yo estaremos bien. —Martin intentaba detenerme, colocándose frente mío.

—Ohh. No sólo tienes el descaro de interrumpir el trabajo, sino que también me amenazas.

Yo apretaba los dientes y los puños. Intent�� calmarme por petición de Rob y Martin, pero con las mierdas que soltaba Derek, me era imposible. Mi corazón latía de rabia, quería ponerle las manos encima a Derek.

No quería que mi familia saliera afectada por mis malas decisiones, tuve que pensar en algo para que solo yo fuera el afectado.

­— ¡Escucha, Derek!—intenté persuadirlo. —No los despidas, ¿de acuerdo? Es mi culpa. Tomaré toda la responsabilidad. ¿Por qué mejor no lo hablamos en tu oficina?

Derek sabía a lo que me refería. Me miró a los ojos cuando le dije que sería mejor hablarlo en su oficina.

­— ¡Ja! Me gusta tu actitud, está bien. Si así lo quieres. Steve, trae a unos amigos para "hablar" con Ethan en mi oficina. Todos ustedes, esto no es un espectáculo. ¡Vuelvan al trabajo! Oye, anciano. También regresa a tus labores. Niño, no te pago para que pierdas el tiempo, regresa a tu posición.

— ¿Enserio? ¿Mi padre también puede regresar?—Preguntó Martin.

— ¿Tu padre? Ahh… Sí. Claro, chico.

Luego de todo esto, los empleados volvieron a trabajar, incluidos Martin Y Rob. Gracias a mi intervención pude hacer que les devolvieran el empleo.

Yo me dirigí a la oficina de Derek. Subimos por la escalera y dentro de la oficina, Derek comenzó a hablar.

—Bien, muchacho. Sí que tienes agallas.

—Demasiadas. —Steve agregó. —Te gusta causar problemas, ¿no?

—Hehe, oye, Steve. Trae a unos colegas para hablar con Ethan, ¿te parece?

— ¿Estás seguro?—Preguntó preocupado. —Estarás solo con este tipo.

—No te preocupes, no me hará nada. Ahora vete.

­—Ahora voy.

Steve salió de la oficina, dejándonos solos a Derek y a mí. Quizás esta es una buena oportunidad para darle una lección pero ya tengo suficientes problemas encima, golpear a este idiota sólo los empeoraría.

—Bien, ahora que estamos solos. ­—Derek comenzó a pasear por su oficina, hasta que se detuvo frente a la ventana. — ¿Por qué haces todo esto, ah? Yo te di empleo, ya no tienes que comer basura gracias a mí.

—Quizás ahora no coma basura pero estoy trabajando con una. Además, no fue gracias a ti, Rob me ayudó, no tú.

­—Jajajaja. Enserio eres tan temerario. Aún en la situación en la que te encuentras, sigues provocándome. ¿Acaso no tienes miedo?

—Te recuerdo que sólo accedí a esto para que dejaras en paz a Rob y a Martin.

—No te preocupes, ellos conservarán su empleo. Soy un hombre de palabra, ¿sabes?

—Eso espero.

—Te preocupas por ellos, ¿Por qué?

—Ellos son importantes, eso es obvio.

—Ahh, que lindo. Te preocupas por tu familia. Eso es bueno, muy bueno. Siempre he dicho que la familia es lo más importante.

Luego de intercambiar un par de palabras, Steve había llegado. Estaba acompañado de 3 tipos eran secuaces del jefe. Uno de ellos tenía una llave inglesa.

­—Hmph… perfecto. —Pensé. —Esto no puede ser peor.

—Bien. ­—Derek les habló. —Denle una lección a este cabrón.

Luego de que diera la orden, ellos se lanzaron sobre mí. El primer golpe fue en el rostro.

— ¡Hk!

Caí irremediablemente en el suelo. Esos tipejos me golpeaban. Recibía una lluvia de puñetazos y patadas en todo mi cuerpo, lo único que pude hacer fue cubrirme con mis manos y pierdas. El que tenía la llave inglesa me golpeó en la pierna izquierda.

— ¡Agh!

Me daban patadas en el estómago y en la cara. Fueron varios minutos de intenso dolor. Mi corazón latía de ira, quería ponerme de pie y devolverles lo que me habían hecho. Quería matarlos, este tipo de personas no merecen vivir.

—Bien. ¡Alto! Ya fue suficiente.

­Derek dio la orden de que parasen. Yo estaba tirado en el piso con varios moretones, rasguños y uno que otra costilla rota.

—Póngalo de pie.

Me sujetaron y me levantaron, yo sólo quería seguir en el suelo. No soportaba el dolor como para ponerme de pie. Al menos ellos tipejos me apoyaban en sus brazos.

—Hohoho, quedaste hecho una mierda. —Derek me miró a los ojos con una sonrisa asquerosa y burlona en su boca. —Eso te pasa por problemático. Ahora sáquenlo de aquí, y limpien este desastre.

— ¡Si señor!

Me cogieron entre 3 y me sacaron del puerto. Me dejaron en el portón principal. Tirado como basura.

—No vuelvas por aquí. Jajaja.

—Sí, no regreses. Escoria.

Se fueron luego de dejarme en la entrada.

Yo solo estaba tumbado en el suelo, la gente pasaba y nadie me tendió la mano. Estaba solo, otra vez.

Cinco minutos después, me puse de pie. Con mucha dificultad, empecé a andar. No tenía dinero así que caminé a mi casa.

Fueron varias horas pero al fin había llegado. Varias horas caminando, tambaleándome en el camino y cayendo una que otra vez. Me cure las heridas con el botiquín que tenía. Me puse unas vendas en el pecho y en los brazos. Me desinfecté las heridas abiertas con alcohol, tomé algunas pastillas para el dolor y me eché a mi cama para dormir.

Desperté el día siguiente. Aún adolorido.

Desayuné y salí de mi casa. Intenté buscar nuevamente trabajo pero no me aceptaron en ninguno. Estuve todo el día, yendo de puesto en puesto, de local en local. Pero siempre era lo mismo. Ya había anochecido y estaba agotado.

Ya estaba harto de todo, sólo había una solución.

—Hola

—Oh, Ethan. ¿Cómo has estado? ¿Y esas heridas? Te volviste a meter en problemas, ¿verdad?

Él es Lucas, trabaja en una pequeña taberna en donde soy cliente frecuente. Es una taberna con un aura agradable, cuando tenía dinero, venía aquí a echarme unas copas. Es agradable.

—No te preocupes, no es nada. Dame lo mismo.

— ¿Lo mismo? Bien. Déjame prepararlo.

Wiski con limón. Mi bebida favorita. No es la gran cosa pero es lo poco que me puedo permitir.

—Aquí tienes. —Lucas colocó el vaso en la mesa. — ¿Vas a decirme qué fue lo que pasó?

—Nada importante. —Llevé el vaso a mi boca. Dándole un ligero sorbo al wiski. —Me metí en una pelea. Nada más.

—Eso lo puedo notar, esos moretones no se hacen solos.

—Hmph, déjame en paz. No estoy de humor para preguntas.

—Eres un buen cliente, y como jefe de este lugar. Creo que tengo el derecho de preocuparme por ellos, ¿no?

—Lo sé… bien, me despidieron, ¿bien?

— ¿Te despidieron?— Lucas preguntó preocupado. — ¿Por qué?

—Metí en problemas al jefe. Eso es todo.

— ¿Y esos moretones? ¿Te los hizo él?

—Así es. Pero yo le dije que merecía un castigo por los líos que causé.

— ¿Y te despidió después de que te golpeara? Menudo cabrón.

—Déjalo. —Seguía llevando el vaso a mi boca. Dando ligeros sorbos. —Ya pasó.

— ¿Y qué planeas hacer?

Los minutos pasaron, pensaba en la pregunta que me hizo Lucas. Tengo pensado algo pero no sé si sea la solución definitiva. Aunque la idea me tienta cada vez más.

La puerta del bar se abrió, entro un cliente. Caminó hacia las mesas del bar. Lucas caminó hacia él para atenderlo.

Yo seguía pensando mientras veía el vaso de wiski. Me reflejaba en él. Me observaba a mí mismo, pensando sobre todas las cosas que me sucedieron y si tenía alguna oportunidad en este mundo.

El lugar se sentía vacío, a pesar que de fondo se escuchaban los murmullos de Lucas y de la otra persona. Estaba solo, encerrado en mi mente, viendo como las malas decisiones de la vida me llevaron a donde estoy ahora.

Luego de varios minutos de haberlo pensado. Lleve a mi boca el último sorbo de wikis y me despedí de Lucas.

—Gracias por la bebida. Me retiro.

—Claro. Cuídate.

Al salir de la taberna me dirigí al puente de la ciudad. Mientras caminaba escuchaba las bocinas de los autos y los murmullos de las personas a mí alrededor. Las calles estaban iluminadas por los alumbrados de los postes y los letreros de los negocios.

Me reflejaba en los ventanales de los distintos locales que estaban cerca de mí. Veía en mí a un perdedor y un fracasado. ¿Otra persona habría tomado una decisión diferente? Lo más seguro es que sí. No huiría de sus problemas como estoy haciendo yo. Esa persona los enfrentaría sin lugar a dudas.

Treinta minutos después, había llegado al puente. Subí por las escaleras observando los rastros de luz que dejaban los coches al moverse tan rápido. Y al horizonte pude observar los resplandecientes edificios de la ciudad.

—Rob, Martin. Perdónenme, ya estoy harto de esta vida. Espero que mi decisión no los afecte.

Salté las vallas de seguridad y me postré al filo del puente.

—Espero que a donde vaya me espere algo mejor que esta basura de vida.

Con un poco de titubeo en mis piernas, di un gran paso mientras aún mis manos estaban sujetas a la valla. Estaba decidido en lo que iba a hacer, pero aterraba el hecho de saber que abajo me espera una manada de autos que estaban a punto de chocarme y despedazarme.

—Hey, miren a ese hombre.

— ¿Qué está haciendo?

— ¡Bájate de ahí! ¿Qué haces?

Empecé a escuchar los gritos de las personas que me vieron. Pero ya estaba decidido, sólo necesitaba un pequeño empujón.

—Vamos… deja de temblar. —Me decía a mí mismo. —No te dudes ahora. ¡Vamos!

Entre esos escándalos de abajo, no faltaban los imbéciles de turno que alentaban a las personas a tirarse.

— ¡Vamos, hazlo! No tengo todo el día.

—Lánzate, lánzate. ¿Tienes miedo? Jajaja.

Ese fue el empujón que necesitaba. Escuchar a las escorias de este mundo, alentándome para saltar. Me daba asco, a esas personas no les importaba la desgracia de otros. Saber que respiraba su mismo aire me daba náuseas.

— ¡TODOS USTEDES!...

Antes de irme, quería darles un mensaje. Seguramente no lo recordarían, para ellos sólo soy un perdedor más que decide quitarse la vida al no enfrentar sus problemas. Pero al menos me sentiría bien al decirles lo que sentía.

— ¡¡TODOS USTEDES!! ¡¡DAN ASCO!! ¡¡USTEDES, ESCORIAS, NO MERECEN VIVIR!! ¡¡SON UN MONTÓN DE EGOISTAS Y MISERABLES!! ¡¡ESPERO QUE ALGÚN DÍA TENGAN UNA MUERTE LENTA Y DOLOROSA!! ¡¡ESTARÉ ORGULLOSO DE DEJAR ESTE MUNDO LLENO DE INCOMPETENTES COMO USTEDES!!

Después de eso, salté del puente. Mientras escuchaba los gritos delas personas que presenciaban mi suicidio.

Mientras caía, mi vida pasó a través de mis ojos. Tal vez es así es como sienten las personas que mueren. Ver toda tu vida reproducida como un clip de video, debe de ser genial para aquellos que disfrutaron sus días sin problemas o preocupaciones.

Para mí, esa sensación fue horrible. Sólo veía tragedia y desgracia. No disfruté estar vivo.

Antes de que mi cabeza tocase el concreto. Una voz vino a mi mente, aunque era débil y algo distorsionado, entendía lo que quiso decirme. Sólo era una palabra. La última palabra que escucharía antes de abandonar ese mundo

"Cobarde"

Era mi propia voz, mi conciencia. Me dijo lo que realmente era.

Mi cráneo impactó bruscamente en el asfalto. Morí al instante.