Pero no hay nadie ahí.
—Les dije que no era una buena idea —dice Ino—. Mientras ustedes se correteaban y se perdonaban y no se abrazaban, ya todos se regresaron a sus casas.
—Pero no nos tardamos mucho, ¿o sí? —pregunto.
—Pues no había nadie en los casilleros.
Ino tiene razón.
Mucha razón.
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—¡AHHHHHHHHHHH! ¡YA LO ARRUINÉ! ¡ASÍ NUNCA VAMOS A CONSEGUIR MÁS MIEMBROS NI CREAR EL CLUB NI APROVECHAR NUESTRA JUVENTUD Y, AHHHHHHHHHHH! ¡¿QUÉ VAMOS A HACER, QUÉ VAMOS A HACER, QUÉ VAMOS A HA—
—Ya, ya, tranquila, Izumi —me consuela Sotoka-chan solo con sus palabras. Preferiría que se me acercara y me abrazara por toda la eternidad, pero, bueno, no se puede todo en esta vida—. Nos podemos quedar un ratito, por si viene alguien.
Y nos quedamos.
Y, antes de que se me olvide, abro mi mochila y saco uno volante que me quedó de la vez pasada. Está todo arrugado, pero no importa. Pensaba en hacer unos nuevos, pero me dio flojera. Quizá lo haga después. Como sea, lo pego en el poste de luz que está cerca de la entrada.
—Nos dijeron que ya no pegáramos más, Izumi-san —me dice Sotoka-chan.
—Sí, pero esto no es parte de la escuela —le respondo—. No nos pueden decir nada si lo pegamos aquí; a lo mejor se queda por siempre.
—Nadie lo va a ver ahí, pero está bien; así arrugado se ve más feo —dice Ino, pero no le hago mucho caso. Y tiene razón: las arrugas no dejan que se aprecien bien mis dibujos.
Bueno, ahora solo nos queda esperar. No creo que tarden mucho.
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—¡AHHHHHHHHHHHHHHH! ¡¿POR QUÉ NO VIENEN?!
—Pues porque ya se fueron —responde Ino.
—A lo mejor aún queda alguien —dice Sotoka-chan—. Solo hay que esperar un poquito más.
Y esperamos.
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—¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡NI VAN A VENIR, YA NO VAN A VENIR! ¡SOTOKA-CHAN, TÚ DIJISTE QUE IBAN A VENIR, ¿POR QUÉ NO VIENEN?! ¡¿DÓNDE EST—
—Ya cállate —me dice Ino.
—Cállate tú —le respondo.
—Tú eres la que andas grite y grite.
—Pues nadie viene, ¿qué quieres que haga?
—Callarte, ¿qué no me oíste?
—¡Cállate tú! ¡Eres una molestia!
—¡Tú eres la molestia! ¡Tú siempre eres una molestia! ¡Todavía que nos vamos a quedar aquí esperando a que nadie venga, porque nadie va a venir, te tenemos que estar aguantando! ¡Nomás lloras y gritas y lloras y gritas y sales con tus "SoToKa-ChAn, SoToKa-ChAn" y "cHaN, cHaN, dImE iZuMi-ChAn"! Cansas.
—¡YA CÁLLATE! ¡LA QUE CANSA ERES TÚ! ¡TÚ SIEMPRE NOS ESTÁS OFENDIENDO Y SIEMPRE ESTÁS DICIENDO: "aY, eSo Es UnA mAlA iDeA", "eL mUnDo ApEsTa", "ToDoS sOn ToNtOs MeNoS yO", "nO tEnGo AmIgOs PoRqUe SoLo Sé InSuLtAr A lA gEnTe".
—Oigan, ya cálmense.
—¡MIRA QUIÉN HABLA! ¡TÚ ERES LA QUE NO TIENE AMIGOS! ¡SI NO FUERA POR SOTOKA-CHAN NO TENDRÍAS A NADIE!
—¡TÚ CÁLLATE QUE TÚ ESTÁS IGUAL! ¡OJALÁ TE HUBIERA SACADO DEL CLUB!
—¡Ya cálmense las dos!
—¿QUIÉN QUISIERA ESTAR EN TU PINCHE CLUB? ¡aNiMe LiFe! ¡AnImE LiFe! ¡QUÉ ESTUPIDEZ!
—¡ENTONCES LÁRGATE!
—¡OBLÍGAME, PERRA!
Y me acerco a Ino para obligarla, y nos empezamos a dar de manotazos. Ino será chiquita pero pega fuerte, la maldita, pero yo le estoy dando con todas mis fuerzas, a ver cuánto aguanta, pero Sotoka-chan se pone entre nosotras, nos empuja y:
—¡YA CÁLMENSE!
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—¡¿QUÉ NO PUEDEN ESTAR NI CINCO MINUTOS SIN PELEARSE NI INSULTARSE?! ¡SE SUPONE QUE ESTAMOS EN EL MISMO CLUB, SE SUPONE QUE SOMOS AMIGAS! ¡CREAMOS EL CLUB POR UNA RAZÓN: LO NECESITAMOS, Y QUIEN NO PIENSE ASÍ, QUE MEJOR SE VAYA A SU CASA Y ME DEJE DE ESTAR MOLESTANDO, PORQUE A MÍ SÍ ME INTERESA ESTE CLUB!
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—¡¿QUÉ ESPERAN?! ¡VÁYANSE!
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—¡¡¡¡VÁYANSE!!!!
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Sotoka-chan suspira.
—Discúlpenme, pero es que ustedes nomás se andan grite y grite y No importa, no importa. Fue mi culpa. Ahora discúlpense entre ustedes y nunca se vuelvan a pelear, por favor.
Yo e Ino nos miramos. Ya no estamos tan enojadas con la otra (o, al menos, creo que Ino tampoco lo está), pero sí nos sentimos muy incómodas (o, al menos, creo que Ino también se siente así).
—Gomen, Ino —le dijo.
—Ah, sí, gumen para ti también. Y perdón, Sotoka-san, por causarte tantas molestias.
—Sí, sí, sí, Gomen'nasai, Sotoka-chan, es que Ino nomás anda friegue y friegue Ya me callo.
Nos quedamos en silencio las tres y seguimos esperando.
Pobre Sotoka-chan, su ira parece una de esas transformaciones de las series shonen, en especial esas que tienen una gran desventaja, y la de Sotoka-chan es arrepentimiento y tristeza instantáneos.
Por eso necesita que la abrace más seguido.
Aunque no quiere.
:'(
O quizá si la dejo de abrazar extrañe mis abrazos y sea ella la que me abrace a mí.
:O
XD
¡Soy una genio! ¡No estaría de más intentarlo!
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Seguimos esperando a que alguien venga pero nadie viene.
—Oye, Izumi, ¿por qué vendiste tu cama? —Ino pregunta de la nada. Me vuelvo hacia ella y la mira con una desconfianza más que justificada.
—Y ¿para qué quieres saber? ¿Vas a insultarme o te vas a burlar de mí?
—Eso depende de qué me respondas.
Claro. ¿Qué más podría esperar de ella?
Así hasta ni me dan ganas de responderle.
Pero ya no aguanto estar aquí.
Pero ya no la aguanto a ella.
Pero ya no aguanto estar aquí.
Pero se va a burlar de mí.
Pero ya no aguanto estar aquí.
Pero nos vamos a pelear otra vez.
Pero ya no aguanto estar aquí.
Pero Sotoka-chan se va a enojar conmigo.
Pero ya no aguanto estar aquí.
Pero todo sería culpa de Ino porque ella empezó con sus preguntas.
Ino suspira.
—Mira: solo pregunté para platicar de algo mientras estamos aquí.
Sí, eso ayudaría un montón; ya llevamos aquí quién sabe cuánto tiempo y no viene nadie.
—Ok, ok, la vendí porque no la usaba, y porque quería más espacio para mi manga.
—Espera, ¿qué? Pues ¿cuánto manga tienes? Y ¿por qué no usabas tu cama? ¿No dormías o qué?
—Siempre se puede tener más manga; es casi lo único que hay en mi cuarto.
—¿Por qué? ¿Tu cuarto es pequeñísimo o vendiste todo lo demás o qué?
—Lo vendí.
—Pues ¿cuántas cosas has vendido, entonces?
—No sé, muchas.
—Y ¿cómo las vendes? ¿Dejas tus volantes feos en toda la ciudad o…?
Espera, ¿crees que mis volantes son feos? Si me tardo mucho en hacerlos, y los dibujo con muchos colores (aunque esto casi no se nota en las copias. Quizá debería sacarlas a color, pero son más caras, y me puedo comprar más mangas con ese dinero). Aparte siempre hago varios y escojo el mejor.
Y todos me quedan muy bonitos.
Maldita Ino, de seguro solo lo dijiste para molestarme.
Pero, bueno, es Ino de quien estamos hablando. Ella odia todo y a todos. Es obvio que a ella le van a parecer feos (aunque no lo sean. Porque no lo son). Todo le parece feo porque ella es así de fea y odiosa y molesta, y solo estás aquí porque Sotoka-chan es demasiado noble y amable y hermosa y perfecta y siente lástima por ti.
Y yo también. Por eso te dejamos estar en el club.
Pobre Ino, tan chiquita y tan enojona, tan sola y tan miserable, si no fuera por Sotoka-chan, no tendrías nada ni a nadie.
Pobrecita. Pobre pobrecita.
Deberías ver más anime.
Aunque te hagas otaku luego luego.
Pero de seguro no lo aceptarías.
Y por eso hasta los otakus te rechazarían.
Ay, qué niña tan triste.
Y tan sola.
—¡Izumi!
—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?!
—Pues no sé —Ino me mira como todos me miran—. Te pregunté como vendías tus cosas y te quedaste así como tonta.
—Pues tú dijiste que mis volantes son feos.
—Pues son feos.
—Claro que no, tú eres la fea.
—A ver, ¿en qué quedamos? —Sotoka-se pone en medio de nosotras otra vez, y no se ve nada feliz al respecto.
De verdad necesita un abrazo.
Y yo también.
:'(
—Gomen, Sotoka-chan —digo muy cabizbajamente.
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—Y, ¿cómo vendes tus cosas, pues? —pregunta Ino.
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Oh. Me está preguntando a mí.
—Volantes o internet.
—Y ¿para qué quieres tanto dinero? ¿Apoco compras tanto manga? Pues ¿es muy caro o qué?
—No, pero me compro todo el que puedo. Y también muchas otras cosas como snacks, paracetamol, cinta canela, una laptop, una máquina de espresso, cápsulas de expresso, una silla gamer.
—¿También eres gamer?
—No, pero la uso para ver anime o leer anime.
—Y ¿no te bastaba una silla normal? O ¿tu cama?
—Es que también la uso para dormir.
Ino me mira como todo el mundo siempre me mira cuando digo cualquier cosa.
Y eso es una molestia.
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—A ver si entendí: vendiste tu cama porque no la usabas y te comprarse una silla gamer para dormir.
—Ajá.
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—Izumi, tú definitivamente eres la persona más idiota que he conocido en mi vida. Y por mucho.
—¡Ino! —Sotoka-chan sale a defenderme.
Y yo de verdad se lo agradezco:
—¡Arigatōgozaimashita, Sotoka-chan! —me acerco a ella y ¿debería ir a abrazarla o no? Mi corazón dice que sí, pero… no sé qué diga el de ella.
Y acuérdate del plan, Izumi. Hazla extrañar tus abrazos cálidos y llenos de amor. Y no es como que esos abrazos no se los vaya a dar después.
Muy bien, no la abrazaré, entonces.
Pero, bueno, al menos puedo divertirme viendo como Sotoka-chan regaña a Ino:
—A ver, ¿qué dijimos sobre insultarse?
Ino suspira una vez más.
—Perdón, perdón, pero es que Izumi se pasa de idiota. Pero está bien, está bien. Ella es así. Y así la voy a tratar —Ino se vuelve hacia mí—. A ver, Izumi —Ino me mira y me habla como a un bebé muy pequeño o a un perro muy tonto—, ¿por qué te compraste una silla gamer con lo que te ganaste al vender tu cama? ¿Qué te hizo pensar que esa era una buena idea?
—Te odio, Ino. De verdad te odio.
—Gracias, qué linda. Pero ¿por qué te compraste esa silla?
Ya no debería contestarle. ¿Pero qué otra cosa puedo hacer aquí? En serio. No viene nadie y hace calor, y Sotoka-chan dijo que esperáramos, y si le fallo, menos va a querer que la abrace.
Solo me queda soportar las preguntas de Ino.
Y solo espero que ya no pregunte tanto.
En fin…
—Es que siempre veo anime o leo manga hasta que me quedo dormida.
—Ay, no puede ser. Y ¿qué no podías ver tu anime y tu manga desde tu cama o qué?
—Es más incómodo, y necesitaba el espacio.
—Para tu manga, sí, sí, como sea. Pero aun así ¿para qué necesitas tanto espacio? Ni modo que dejes tu precioso manga en el piso.
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—Dejas tu manga apilado en el piso, ¿verdad? ¡¿Por qué haces eso?! ¡¿Qué no los cuidas?! ¡Cómprate unos libreros; por lo menos así estarían ordenados!
—Los libreros son caros, y me puedo comprar muchos mangas con ese dinero.
—Sí, pero para qué quieres tantos si van a estar en el piso, ni modo que tengas que mover todos cada vez que busques uno.
—¿Por qué no? así siempre encuentro muchos para releer.
—¡Pero ¿cómo puedes vivir así?! ¡De seguro tu cuarto es un cochinero! ¡Hasta ha de haber un montón de bichos escondidos por ahí! ¡Qué asco!
—No creo; en mi casa siempre fumigan.
—Ay, menos mal. ¡Pero aun así! ¡De seguro está todo desordenado y empolvado y—
—Oigan —nos interrumpe Sotoka-chan—, ahí viene un montón de gente.
Y sí, un montón de gente está saliendo de la escuela y acercándose a nosotras.
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Pero son las chicas del club de futbol femenil.
Eso no es bueno, ¿verdad?
Pasan y nos miran y murmuran y ríen.
—Ahí están las del anime life ese.
—¿Qué hacen aquí?
—Les avientan posters a los que pasan.
—¡aNiMe LiFe!
—Y ¿qué pedo con esas hojas?
—Ay, ya sé, parecían de primaria.
Ya váyanse.
—De esos pinches dibujos culeros de los niños.
—Sí, de esas chingaderas horribles que los papás tienen que colgar el refri.
—Ya sé, amix, mi refri está así por las chingaderas de mi hermanito, y no le puedo decir nada porque se agüita.
—Ay, no sean así, nosotras también dibujábamos bien feo a esa edad.
—Pues sí, pero Nuki-chan sigue dibujando así y ya está en la prepa.
¡Ya váyanse!
—Eso sí, jaja.
—Pero ¿qué no los otakus son buenos dibujando? —¡QUE NO SOY OTAKU, Y SÍ SOY BUENA DIBUJANDO!—. Así se dibujan a sus novias.
—Jajajajaja, qué triste.
—Pues nomás hacen eso y ver sus monos chinos, ¿no?
—Y no bañarse.
—Pues hasta aquí llega el pinche hedor de Nuki-chan.
—Ya báñate, culera.
—Y péinate, no mames.
—No, pinche cabello maltratadote, apenas le pasas un cepillo y se incendia por seco.
—Jajaja, ya sé.
—Pinche Nuki-chan, estás tan de la verga como tus dibujos.
—Ay, cómo son, de seguro la pendeja está bien emocionada con sus dibujos culeros. Hasta ha de tener una de sus hojas pegada en su refri.
¡YA VÁYANSE!
—Sí, sí.
—Y ¿por qué están aquí? ¿Por qué no se van a su casa o algo?
—Ah, no sé, a lo mejor están esperando a otros rechas.
—¡Si nos van a insultar —grita Ino—, mínimo háganlo en nuestra cara, aquí estamos, malditas masoquistas egocéntricas y vanidosas!
—¡Ino! —grita Sotoka-chan.
—Pues sí —digo en respuesta al comentario de esperar a más personas—, eso es lo que estamos haciendo.
Ellas me miran sorprendidas y sin saber qué decir.
Y se van.
Y yo sé que se estaban burlando de nosotras, pero me hice la que no entendí. Eso casi siempre funciona porque nadie nunca lo espera y te dejan en paz.
O se siguen burlando.
Pero eso casi nunca pasa.
Y si pasa, pues ya ni modo. No es como si no se estuvieran burlando de ti, en primer lugar.
Pero, bueno…
No, espera, Yuri Okabe sigue aquí. Pero ¿por qué?
—Oye —le dice a Sotoka-chan y solo a Sotoka-chan—, Hamano-san, ¿verdad? Hola, soy Yuri Okabe. Mucho gusto. Y ¿cómo va eso del club?
—Ah, hola. Mucho gusto. Sí, soy Hamano-san. Y de lo del club pues no muy bien, la verdad, pero solo han pasado unos días.
—Oye —Yori Okabe toma a Sotoka-chan del hombro. ¡OYE, SOTOKA-CHAN ES MÍA! ¡CONSÍGUETE A ALGUIEN MÁS!—. Está bien. Ya tendrás tu club. Y, pues, si me entero de un interesado o algo, te digo. Pásame tu cel para estar en contacto.
Ellas se pasan sus números.
—Y, pues, si están buscando miembros o algo, de seguro ya se fueron a su casa. O a lo mejor están en la biblioteca, no sé. Bueno, bye.
Y se va.
Ella pasa frente a mí y ni siquiera me ve.
No sé si eso debería tranquilizarme u ofenderme.
Pero, en fin, como si me importara.
—Eso fue raro —dice Ino.
—Sí —dice Sotoka-chan.
—Bueno, ella solo se quería acercar a ti —le digo—; eres Sotoka-chan, eres tan perfecta y hermosa y amable.
—Y eso ¿qué tiene de bueno? —pregunta Sotoka-chan.
—Ummmmmm… ella dijo que a nos iba a decir si sabía de alguien interesado.
—Eso sí.
—Bueno, esta fue una complete pérdida de tiempo —dice Ino—. Mejor ya vámonos.
—¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡TENEMOS QUE HACER ALGO, SOTOKA-CHAN, PORQUE SI NO HACEMOS NADA NO VAMOS A HACER EL CLUB, Y SI NO HACEMOS EL CLUB NO VAMOS A APROVECHAR NUESTRA JUVENTUD, Y SI NO APROVECHAMOS DE NUESTRA JUVENTUD, AHHHHHHHHHHHHHHH, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO—
—Ya, ya, Izumi —Sotoka-chan coloca una de sus suaves y cálidas manos sobre mi hombro. Ya me siento mucho mejor—. A lo mejor unos cuantos siguen en la escuela.
—Y si se quedaron, ¿dónde estarían?
—Yuri Okabe dijo que quizá había gente en la biblioteca.
—¡QUÉ LISTA ERES, SOTOKA-CHAN! —y la abrazo; ya me debía muchos y ya no me pude contener.
Ella grita (siempre lo hace).
—Ya suéltala, Izumi, y vámonos.
La suelto y nos vamos a la biblioteca.
—Y ya que estamos ahí podemos juntarnos a hacer la tarea —dice Ino— que la otra vez no la hice.
—Sí, está bien —dice Sotoka-chan.
—¿Hay tarea? —pregunto.