—¡ES QUE ES INACEPTABLE! —grita la presidenta Fujimoto—. ¡LES DIJE QUE RECOGIERAN LOS VOLANTES Y QUE NO PODÍAN PEGAR MÁS, Y ¿USTEDES QUÉ HACEN?! ¡VAN A LOS VESTIDORES Y PEGAN Y TIRAN VOLANTES AHÍ!
Esto es una molestia.
—¡¿SABEN CUÁNTAS QUEJAS RECIBÍ DEL CLUB DE FUTBOL FEMENIL?! ¡ES EL COLMO, USTEDES NI SIQUIERA SON UN CLUB Y ME CAUSAN MÁS PROBLEMAS QUE TODOS LOS DEMÁS JUNTOS!
La presidenta Fujimoto es una molestia.
—¡HASTA LOS DIRECTIVOS ME REGAÑARON A MÍ POR SU CULPA!
A nosotras también: nos sacaron de clase (mientras yo dormía bien agusto, sin molestar a nadie) solo para darnos un reporte a cada una y decirnos que querían hablar con nuestros padres.
Ja. Buena suerte con eso.
—¡OJALÁ YA APRENDAN A OBEDECER!
Ellos también son una molestia.
—¡YA VÁYANSE!
Y eso hacemos: salimos del consejo estudiantil, y Sotoka-chan cierra la puerta.
—¡MALDITA PERRA! —grita Ino—. ¡NOMÁS NOS GRITÓ PORQUE QUISO! ¡¿QUÉ LE PASA?! ¡NI QUE NOS PUDIERA HACER ALGO ESA!
—No grites, Ino-san —la interrumpe Sotoka-chan—; nos va a oír.
—Pues vámonos —dice Ino.
Tomo la mano de Sotoka-chan (y es tan suave y cálida y hermosa y perfecta como siempre) y la llevo a la biblioteca. Yo siempre voy ahí; hay muchos mangas, aunque ya lo leí todos, pero me gusta releerlos.
Y también hay salas de estudio donde puedo ver anime desde mi laptop. Antes usaba las computadoras de ahí, pero siempre me regañaban los bibliotecarios y otras molestias, y eso que siempre traía audífonos.
Y solo a veces traía comida.
Ah, sí, también hago mi tarea ahí.
En fin, apartamos una sala de estudio y nos encerramos en ella.
—Y ¿ahora qué hacemos? —pregunto yo.
—Pues la maldita perra no nos deja hacer nada —dice Ino.
Y yo concuerdo completamente con ella.
—Y ¿si nos enfocamos solo en quienes no están en ningún club? —pregunta Sotoka-chan—. Así no molestamos a los demás.
¡Sí! ¡Qué idea tan brillante! No esperaba menos de ti, Sotoka-chan.
—Quizá hasta le podamos pedir una lista a Fujimoto-san.
Su idea es tan brillante que merece un abrazo. Y se lo doy. Aunque Sotoka-chan grita (pero siempre lo hace).
Ella es tan suave y cálida y hermosa y perfecta.
—¡Eres tan lista, Sotoka-chan! ¡Te quiero, te quiero, te quiero!
—No creo que la perra de Fujimoto nos de la lista —dice Ino.
¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo?
Realmente eres una molestia.
Pero no me puedo dar el lujo de sacarte del club.
Como sea, regresamos al consejo estudiantil.
Nos acercamos al escritorio de la presidenta Fujimoto.
—¿Ahora qué quieren? —nos pregunta.
—Presidenta Fujimoto-san —le digo—, danos una lista de todos los que no estén ningún club.
La presidenta Fujimoto me mira sorprendida.
—Ummm… no puedo hacer eso.
—Les dije —dice Ino.
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—¡Onegaishimasu, presidenta Fujimoto-sama-chan! ¡Solo nos faltan dos miem—
—¡Que no grites! —grita la presidenta Fujimoto—. ¡Y ya suéltame!
Ah, sí, además de gritar, también me lancé sobre su escritorio y la tomé de los hombros y la sacudí con todas mis fuerzas.
Sotoka-chan me toma de la cintura y me ayuda a bajarme del escritorio de la presidenta Fujimoto.
—Perdón, perdón —dice ella mientras hace varias reverencias.
—Gomen'nasai —digo yo con una reverencia lo más solemne posible.
Y ambas acomodamos todo lo que había en su escritorio.
—Sí, bueno, esa información es privada y además no la tengo a la mano —dice la presidenta Fujimoto.
—Y ¿cómo vamos a saber quiénes no están en ningún club?
La presidenta Fujimoto se encogió de hombros.
—Gracias de todas formas —dice Sotoka-chan.
Y salimos del consejo estudiantil.
—¡Maldita pe— pero Ino no puede terminar lo que iba a decir porque Sotoka-chan le cubre la boca con la mano.
—Mejor vámonos —le dice.
Y yo tomo la mano de Sotoka-chan (a��n es tan suave y cálida y hermosa y perfecta como siempre), y regresamos a nuestra sala de estudio. Yo me siento al lado de Sotoka-chan.
—Y ¿ahora qué? —pregunta Ino antes de que yo lo haga.
—Bueno —dice Sotoka-chan—, si los que no están en ningún club regresan a casa después de clases, entonces ¿por qué no esperamos afuera de la escuela cuando terminen las clases y hablamos con quienes se vayan?
¡Sí! ¡Eres una genio, Sotoka-chan!
Me vuelvo hacia ella para abrazarla, pero Sotoka-chan extiende la mano frente a mí en señal de que no lo haga.
Bueno, le guardaré el abrazo para después.
—Y ¿les damos volantes? —pregunto.
—Y dale con eso. ¿Qué no aprendes? —pregunta Ino sin ninguna razón.
—¿Qué? Vamos a estar afuera de la escuela. No nos pueden regañar por eso —le digo con mucha razón.
—Mejor no nos arriesguemos —dice Sotoka-chan—, al cabo solo tenemos que hablarles.
—Uh, uh, o les podemos mandar mensajes.
—Ni siquiera sabemos quiénes son, Izumi —Ino de verdad lo arruina todo—, o ¿tienes sus números?
—No tengo ni celular.
—¿Por qué?
—Lo vendí.
—Claro que lo hiciste.
—Entonces ¿sí los esperamos después de clases? —pregunta Sotoka-chan.
—Pues ¿qué otra cosa nos queda? —responde y pregunta Ino.
—Ok, entonces mañana después de clase nos quedamos en la entrada de la escuela. Muy bien, ahora ¿vemos anime o qué? —saco mi laptop de mi mochila y la abro. Ya está encendida y con varias aplicaciones de streaming abiertas.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡¿De dónde sacaste esa laptop?! ¡¿Por qué querría ver anime?! —pregunta (y grita) Ino.
—Bueno: 1) la compré, y 2) porque es divertido: veríamos anime, Sotoka-chan estaría a mi lado, podría hablar de anime con ella (y contigo, si quieres), podríamos hacer estos todos los días.
—¡Entonces ¿todo esto del ANIME LIFE no es más que un simple club de anime?! —pregunta (y grita) Ino.
—No, solo una parte.
—Yo ya me voy —Ino se levanta y se lleva la mochila al hombro.
—Bueno, vete. Yo me quedo aquí con Sotoka-chan.
—Como si me importara —Ino se va de la sala.
Y nos quedamos a solas yo y Sotoka-chan.
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¡NOS QUEDAMOS A SOLAS YO Y SOTOKA-CHAN! ¿QUÉ HAGO QUÉ HAGO QUÉ HAGO QUÉ HAGO QUÉ—Cálmate, Izumi; una oportunidad como esta no se repite todos los días, o…
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quizá si juegas bien tus cartas…
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Sí.
No lo arruines, Izumi.
—¡Sotoka-chan!
Sotoka-chan se vuelve hacia mí asustada.
—¿Qué? ¿Qué pasó?
Ya lo arruinaste, Izumi.
Recuerda: relájate.
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Relájate.
—Ummmm… ¿quieres ver anime o algo?
—Oh, era eso… pues… si quieres…
Abrazo a Sotoka-chan lo más fuerte que puedo, y ella grita (siempre lo hace).
—¡AY, SOTOKA-CHAN, NOS VAMOS A DIVERTIR MUCHÍSIMO PORQUE EL ANIME ES LO MEJOR DE ESTE MALDITO UNIVERSO, Y TAMBIÉN PUEDO TRAER MANGA, Y LO PODEMOS LEER JUNTAS Y HABLAMOS DE ÉL TODA LA NOCHE Y—
—¡Ejem! —suelto a Sotoka-chan, y nos volvemos hacia la puerta de la sala, y la encontramos abierta y rodeada por un montón de chismosos, y en medio estaba Kazumi Nishimiya. Ella es una verdadera molestia. No es la bibliotecaria ni nada, pero quizá trabaja aquí o algo porque siempre me regaña.
—Oigan, ¿podrían guardar silencio, por favor? —apenas se escucha una voz.
—Déjanos en paz, Mausumiya —la llamo Mausumiya porque parece un ratoncito: es muy pequeña y flaquita, y habla muy agudo y quedito.
—Es Nishimiya, y esta es una biblioteca, y en una biblioteca debe haber silencio.
—Estamos en una sala de estudio, ya no molestes. Y ustedes —les digo a los chismosos que estaban ahí—, ¿no se quieren unir a ANIME LIFE? Nos faltan dos miembros. ¿Quieren un volante?
Nadie dice nada, pero poco a poco todos se van.
—Natsumura-san, por favor respeta la biblioteca.
—¿Qué? Habla más fuerte.
—¡Que por favor respetes la biblioteca! —ella grita, pero apenas y se escucha.
—Sí, sí, ya vete.
Ella cierra la puerta y se va.
Siempre es lo mismo con ella.
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Ah, sí, estoy a solas con Sotoka-chan.
Y antes de que nos interrumpan de nuevo…
—Oye, Sotoka-chan.
—Sí, dime.
—Estaba pensando que quizá podríamos juntarnos aquí todos los días y ver anime hasta las 8, y luego quizá ir a otro lado.
—Ummmm… ok… yo mañana le digo a Ino.
—Sí, eh, sobre eso, quizá sea mejor no decirle; creo que no le caigo muy bien.
—Pero ella es parte del club y quiere estar con nosotras. Además es buena persona.
—¿De dónde sacas eso? Ella es horrible: siempre se burla de mí y me dice otaku, y nunca ayuda en nada. ¿Sabes cuántos carteles pegó ayer?
—¡¿Pegaste más carteles?!
—Ummm... no, pero ese no es el punto: ella es mala, y siempre lo arruina to—
—Pues sí, se enojará mucho y será muy pesimista, pero mínimo no me molesta a cada rato.
Sotoka-chan se levanta y se va de la sala de estudio.
Y azota la puerta.
—Entonces ¿sí nos vemos mañana afuera de la escuela?
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Lo arruinaste, Izumi.