Habían pasado 2 horas desde que los ángeles y los Orokins se movilizaron, frente a ellos estaba el lugar del primer avistamiento de los demonios, un valle completamente desolado, en el centro habían 2 piedras enormes, ambas del mismo tamaño, el gran ejército bajaría a tierra, Azazel, Annan y Alastor irían al frente y verían inscripciones en cada piedra, en el centro había un pentagrama y a sus alrededores manchas de sangre ya fresca.
- "¿Cómo abrirás el portal?" Preguntaría Annan.
- Usaremos la sangre y los residuos de oscuridad que hay aquí.
Azazel sé arrodillaría y pondría sus manos en el suelo, partículas oscuras empezaban a reunirse en el pentagrama, un muro de energía se formaba entre las gigantescas rocas.
- Bastante astuto.
Alastor miraba algo sorprendido. Después de un tiempo un enorme portal se abriría frente a ellos, desprendía un aura que generaba escalofríos.
Azazel aclararía su garganta.
- Recuerden mantener las posiciones, no sabemos qué nos vamos a encontrar. Primero cruzaremos Annan, Alastor y yo, después los suministros, ese es el orden asignado, cuando todos hayan cruzado tomarán la formación antes dicha.
Azazel cruzaría el portal junto a los 2 capitanes, por unos instantes se vería todo negro. Su vista se iba aclarando poco a poco y vería un sitio desértico, ramas de árboles se encontraban esparcidas por todos lados y había pequeñas montañas de arena. Habían llegado al Limbo, tras ellos cruzaban las cajas de suministros, después pasarían todos los Orokins junto al millón de ángeles, todos estaban listos para el asalto.
- Muy bien, somos 1'600.000 aproximadamente, nos repartiremos en 1000 grupos, cada grupo tendrá 1600 integrantes, los grupos tendrán una separación de 50 metros el uno del otro, para los que no lo capten todavía, la formación tiene la forma de la mitad de un círculo, cada grupo será como una pequeña flecha dentro de la gran formación, de ésta forma todos tendrán visibilidad y posibilidad de atacar y apoyar a otros de forma organizada, ante la necesidad de comida, agua, vendaje u otras cosas, por favor lancen un orbe de luz al cielo de color blanco indicando su reabastecimiento, si encuentran enemigos lancen un orbe de luz rojo, eso es todo.
Los soldados estaban motivados, las instrucciones de Azazel eran claras.
- Éste chico creó una formación en la cuál nos dividió en grupos más pequeños sin romper el orden, alejados unos de otros a una distancia lo suficientemente buena como para poder visualizar el camino, posible amenazas y poder llegar a tiempo a ayudar a los demás, cada grupo tiene un capitán asignado que pasa informes constantes mediante la telepatía que permite Micaela del reposo, es increíble -
Annan solo podía pensar en la gran capacidad intelectual de Azazel y su futuro como un gran líder, Alastor y concretamente todos los Orokins quedarían impactados del jóven ángel.
Los grupos empezarían a formarse, los Orokins formarían fortalezas móviles y rodearían todo el centro, los ángeles continuarían por el cielo y los serafines tomarían sus respectivas posiciones, desde el frente se podían ver las enormes alas en forma de ramas de Haniel.
- Eres muy astuto Azazel.
el Gran Sabio aparecería por sorpresa junto a los altos Orokin sin que nadie lo notara.
- Por fin apareces, creía que te habías retirado.
- ¿Cómo podría retirarme? Esta oportunidad es única, se puede decir que es nuestro mejor momento.
- ¿Van a esconderse detrás de todo el ejército junto a los suministros?
- Eso sería más fácil para nosotros, pero, quiero terminar lo más rápido posible con todo ésto.
- Era de esperar que dijeras eso.
- ¿Qué harás con ésta espesa niebla? Aún en un grupo tan grande nos podremos perder.
- Presta atención.
Azazel se llevaría su dedo índice a la cabeza, todo el ejército sentiría una pequeña corriente recorrer por su cuerpo.
- Presten atención, para deshacernos de la niebla será algo simple, solo tenemos que absorberla, como no requiere de mucha energía en cada grupo irán alternando de perdona que esté en la punta y absorberán la niebla durante 1 hora.
Todos escucharían claramente a Azazel en sus mentes, con todo claro empezarían a movilizarse, el primer grupo era la punta de toda la formación, allí iban los Altos Orokin junto a Annan, Alastor Azazel y Azrael, los 1000 grupos que se extendían a lo largo de todo el campo los seguirían, buscarían detenidamente por todo el lugar, sin saltarse el más mínimo detalle, pasarían horas desde que habían llegado y no había indicios de una entrada, alguien lanzaría un orbe blanco desde el éste. Azazel llevaría su dedo a su cabeza.
- ¿Pasó algo?
- Necesitamos agua.
- Bien, Micaela distribuirá el agua, esperen por favor.
Micaela tomaría una caja enorme e iría hacia el éste dónde al grupo donde se había lanzado la señal, el movimiento era constante, los Orokins que no estaban en las fortalezas iban sobre Flügels, animales de tierra capaces de planear. Su cabeza y cuerpo se asemejaban a un dragón.
Micaela empezaría a repartir los suministros. Micaela volvería al centro, después de tanto tiempo no había encontrado nada aún. Azazel lanzaría un orbe negro al cielo y todos se detendrían.
- ¿Pasa algo señor?
Azrael estaría confuso al igual que todo el ejército, el Gran Sabio sonreía.
- Entonces estoy en lo cierto.
Azazel lo miraría.
- Tú también lo sabes ¿verdad? Hemos estado dando vueltas todo éste tiempo, me atrevo a decir que pasamos por aquí más de 10 veces.
A lo largo de toda la formación se escuchaban murmullos, muchos temían lo peor.
- El Limbo no era tan inofensivo como creíamos, por si no lo notaste, a pesar de haber dado vueltas tantas veces. No pudimos ver la salida ni una sola vez.
Un escalofrío recorrería el cuerpo del primer grupo, todos alcanzarían a escuchar al Gran Sabio, Azazel solo se quedaba pensando en una forma de salir
- El Limbo es un área desértica que la azota una densa neblina y leves ventiscas, solo estuvimos dando vueltas, si algo está claro en los textos sagrados (Iddun) es que el Infierno o Tártaro es un lugar en el que se sentencian y a veces se purga a los grandes pecadores, por ende, si estamos regresando una y otra vez al mismo sitio no es por casualidad ni mucho menos una defensa impenetrable del Señor de Hel... ésto es una prueba -
La mente de Azazel procesaba la información de manera casi instantánea, el Gran Sabio, Annan y Alastor llegarían a la misma conclusión momentos después.
- Azrael, ve con Micaela, dile que conecte mi mente a la de todos los que están acá.
- Entendido.
Azrael se impulsaría bruscamente con sus alas y en un abrir y cerrar de ojos llegaría junto a Micaela.
- Azrael ¿Pasó algo?
- El señor Azazel nos dará órdenes, conecta la mente de todos hacia la de Azazel, sin excepciones.
- Entiendo, en unos instantes los conectaré, vuelve a la delantera.
- Mantennos al tanto.
- Azrael...
Micaela estaba muy inquieta.
- Mantén a Azazel protegido, no me da buena espina esos Altos Orokin.
Azrael se quedaría observándola por unos instantes.
- No te preocupes.
Extendería sus alas y nuevamente volvería a impulsarse hacía el frente. Era como un meteoro cruzando el campo de batalla.
Todos sentirían otra vez un pulso de energía recorrer sus cuerpos
- A todos los que siguen con nosotros, nos encontramos atrapados en un bucle infinito, pero no sé alarmen, tengo una por bien solución. Todos bien saben que el Infierno es un sitio al que caen los grandes pecadores, si bien es conocido como un sitio de castigo también es un sitio de purga para almas humanas, por ende, se presentan numerosas pruebas físicas y psicológicas para redimir a las personas, creo que ésta es una de ellas, el Limbo se le conoce como la zona de arrepentimientos y el lugar para los faltos de fé, por eso les pido a todos humildemente, los que duden de mi y del poder de Bismilah, abran sus lentes hacia otras posibilidades, a los que se arrepientan, desliguense del pasado y confiesen todos sus pecados, solo así podremos seguir avanzando.
El ejército sentía miedo por las figuras pruebas, el Limbo mostró ser un sitio mortal para los que no prestan atención a sus alrededores, sin Azazel, muy posiblemente todo el ejército hubiese perecido, ahora todos tenían una razón para luchar, el futuro de la humanidad.