La guerra es el miedo disfrazado de coraje.
-William Westmoreland.
"¡Nos atacan!". Eso fue lo que gritó un soldado abriendo bruscamente la puerta de la tienda de campaña y luego se quedó parado debajo del marco de la entrada. Inmediatamente de escuchar al soldado, un sonido de sirena salían de las bocinas que se encontraban en la cima de los postes de luz, junto con un mensaje por parte de un soldado masculino.
"Estamos siendo objetivos de un ataque. Todos los soldados reportense a sus respectivos puestos. Esto no es un simulacro, repito: esto no es un simulacro". Luego simplemente se escuchaban las sirenas, junto con múltiples disparos en varias direcciones.
De pronto, el soldado que nos fue a informar a la casa de campaña, cayó repentinamente al suelo y de manera rápida un soldado cayó al suelo, y de manera rápida, un soldado entró un soldado que portaba una vestimenta muy inusual. El soldado le disparó en la parte del estómago a Herman y otra bala fue para una parte del muslo, luego empujó fuertemente a Leyna contra un extremo de la tienda y la tomó fuertemente por el cuello. Mientras que con su otra mano empuñaba una pistola con silenciador con la que le apuntaba a Adalia que no pudo movilizarse a tiempo. Tal vez él conocía que yo estaba ahí, pero sabía de mi incapacidad y por eso no me tomó importancia.
Al ver al militar enemigo, inmediatamente reconocí a qué cuerpo militar servía. Era el más experimentado, uno en el que el proceso de selección de sus candidatos es muy estricto, se cuentan rumores de gente que ha muerto durante las pruebas. Era parte del grupo de Fuerzas de Operaciones Especiales, la élite de la flor y nata de los de su tipo.
Este tipo de soldados portan lo mejor en tecnología, por vestimenta reglamentaria llevan un exoesqueleto que mejora las capacidades físicas de un humano para llevar más carga sin dificultar la movilidad del usuario, además de la fuerza y velocidad en las extremidades. A pesar de todo eso, llevan un chaleco antibalas de un material desconocido y con forma de las celdas de un panal de abeja y un casco que cubría toda su cabeza, que por lo que pude investigar de manera ilegal, tenía un visor inteligente que ofrecen una asistencia de apuntado, detección de enemigo, mira térmica y noctura, junto con otros artilugios desconocidos para el mundo, todo esto de color negro y con una insignia de un cráneo en uno de los brazos. Normalmente estos soldados no son usados, pues son un recurso muy valioso que sólo son desplegados en combate cuando algo vale la pena. El número exacto de combatientes pertenecientes a este equipo es clasificado, junto con sus operaciones y reportes de batalla.
De pronto entró un soldado un poco alto y fuerte, su cabello era café al igual que sus ojos, como un ciudadano común en el Imperio. El hombre se abalanzó sobre el soldado que tenía tomada del cuello a Leyna, que por más que intentaba golpear al soldado, él no se inmutaba. Con su cuchillo en mano, se subió a la espalda del soldado y lo intentaba acuchillar, pero el soldado soltó a Leyna y trataba de tomar al hombre de su espalda. En eso, Adalia comenzó a dispararle con su fusil semiautomático, pero las balas apenas lograban hacerle rasguños a la protección corporal.
El soldado logró tomar de la ropa al hombre que estaba en su espalda, para luego lanzarlo hacia delante. Justo antes de que el hombre hiciera otra cosa, Leyna se levantó del piso y colocó su pie derecho detrás de la pierna izquierda del soldado y con todas sus fueras lo empujó hacia delante, logrando que cayera al piso.
El soldado de la guerrilla y Leyna tomaron de los brazos al soldado haciendo que soltara su pistola, mientras que Leyna tomó esa misma pistola y comenzó a darle golpes al casco del hombre hasta que los mismos porrazos lo dejaron inconsciente. Fue entonces cuando dejaron al soldado tirado en el piso y Adalia tomó su radio que estaba guardado en una bolsa de su pecho.
-Solicito asistencia médica en la tienda de campaña del general, fue herido por dos balas. ¡Es urgente!- dijo preocupada Adalia por su radio y de inmediato recibió una respuesta por parte del equipo médico:"Una camilla está en camino"
Segundos después llegaron dos soldados médicos para llevarse al general, mientras lo ayudaban a pararse para poder llevárselo, me volteó a ver con una sonrisa.
-Hazte cargo- me dijo, a lo que yo sólo le asentí con la cabeza. Después de eso, Herman se marchó de la casa de campaña con ayuda de sus subordinados.
-¡Tu radio!- le dije a Adalia y alzando la palma de mi mano y ella me lo dio rápidamente y sin decir nada. Me dirigí al escritorio de Herman, había varios cajones y había uno en particular que era muy alto, lo abrí y encontré un mapa enrollado de la base y sus alrededores. Primero tiré todo lo que estaba en el escritorio y extendí el mapa sobre este. Puse la radio sobre la mesa y le subí el volumen, y poco a poco pude escuchar el micrófono de los soldados de la guerrilla, y entre sonidos de disparos pude oír voces de los soldados reportando el ataque en sus puestos, aunque entre tantas voces no se podía escuchar muy bien. Husmee en los demás cajones del escritorio y hallé un recipiente de plástico con fichas de madera de color rojo y azul que semejaban un bando aliado y otro enemigo, tiré todas las fichas a un lado del mapa y de entre todos los choques del sonido de choques y disparos de la radio, fui colocando las piezas en la posición de los guerrilleros y sus enemigos, todo gracias a lo que reportaban los soldados y lo que yo pude ver a lo largo de mi caminata por la base.
No entendía por qué lo hacía, tal vez vi una esperanza en la guerrilla. O simplemente fue otra cosa, pero sabía que algo me impulsaba a ayudar a estas personas, y si quiero hacerlo, tengo que actuar rápido antes que aniquilen a todos los soldados.