Jamás en la vida encontraréis mejor ternura, más profunda, más desinteresada ni verdadera que la de vuestra ....
-Honoré de Balzac.
Cuando estábamos a mitad de camino, pasaron varios soldados ofreciendo cálidas mantas a todos, debido a que nos aproximábamos a la base, que estaba situada en uno de los lugares más fríos del Imperio.
Leyna tomó una manta y la extendió por detrás mío, cubriéndonos con ella para cuidarnos del frío, aunque todo haciéndolo con seriedad.
-Emil- dijo Adalia.
-¿Si?- dije con la cabeza recargada en la pared del vagón.
-¿Cómo es el emperador?- preguntó con curiosidad, haciendo que todos los soldados pusieran atención a eso.
-Todos saben cómo es, claro que hay cosas que no saben, ¿qué es exactamente lo que quieres saber?
-¿Es verdad que es un pedófilo y tiene un harén de niños?- preguntó seriamente.
De pronto Emil empezó a reírse a carcajadas, sorprendiendo a todos al instante.
-Lo lamento- decía con una sonrisa- No, estás equivocada, no creí que existía ese rumor, aunque lo veía venir… Les contaré de un proyecto clasificado, muy pocos conocen de su existencia, ni yo lo sabría si no hubiera sido parte de ese proyecto. Algo que hay que reconocer del Emperador, es que veía un futuro en los jóvenes del país. En base en eso él dictaminó que se llevara a cabo el proyecto "Wandelnde Alpträume", una formación de chicos que se convertirían en grandes estrategas y combatientes, éramos los niños prodigios del emperador.
-¿Qué ocurrió con esos niños?- preguntaba sorprendida Adalia.
-Algunos ocupan puestos militares y otros ocupan puestos en el gabinete político. Casi nunca se les puede ver, las identidades son clasificadas, por eso ustedes no sabían quién era, porque muy pocos lo saben. Normalmente, esos chicos no tienen un poder fijo, pero si el emperador lo desea, llegan a tener más poder que los generales o hasta el mismo Ministro de Defensa.
-¿Tu qué cargo ocupas?
-Ninguno, después de mi accidente decidí abandonar todo eso. Claramente el emperador lo vio de diferente manera, así que toda mi vida ha sido controlada por el emperador.
-¿Y tus padres?- preguntaba Adalia- ¿Estuvieron de acuerdo con todo eso?...¿Cómo era tu vida en ese proyecto?
Leyna vio con una mirada seria a Adalia y sin voltear a ver a Emil, le dijo: "Descansa un poco, no has dormido bien últimamente".
-Claro. Si me disculpan, voy a dormir un rato- dijo Emil, como si quisiera evitar ese tema, luego se acurrucó en la manta y recargó su cabeza en el hombro de Leyna.
Durante el resto del camino, nadie dijo nada después de eso, pero quedó la duda del tono pobre y evasivo de Emil.
[...]
Por un ancho pasillo caminaba una mujer por este. Era realmente hermosa, de tez blanca con un par de ojos cafés, su cabello era lacio y de color negro, vestía el mismo uniforme de Fuerzas Especiales pero con el casco en su mano y venía escoltada por otros dos soldados del mismo cuerpo que llevaban su armadura. Poco a poco se acercaban a una gran puerta que era custodiada por un hombre y una mujer que llevaban un elegante traje. Mientras la chica y su escolta se acercaban a la puerta, los dos miembros del Servicio Secreto se acercaron a sus escoltas y los empujaron hacia atrás con fuerza, sólo dejando pasar a la mujer hacia la puerta.
-Aguarden aquí- ordenó- sin objetar nada contra
La chica entró a una gran oficina, con estantes de libros en sus extremos. Al fondo había un escritorio de madera junto con la bandera del Imperio y más allá de este había un gran ventanal que daba una excelente vista a la ciudad.
En medio de la habitación había algunos sillones y una mesa en su centro encima de una alfombra roja. En la habitación había un hombre sentado detrás del escritorio en un asiento de pie, viendo hacia la ventana. Del otro lado del escritorio había dos jóvenes con traje, un chico alto de cabello café con anteojos. Mientras que el otro no era tan alto, tenía un rostro infantil con ojos azules y cabello rubio. Los dos vestían su uniforme de gala negro con sus medallas puestas en este.
El hombre alto estaba de pie y llevaba un portafolio en la mano delante del escritorio, mientras que el otro chico estaba sentado delante del escritorio con una gran sonrisa.
A pesar de que la hermosa chica había llegado, el hombre del cual era la oficina, seguía sentado de espaldas sin voltear a ver a nadie.
-General, lo estaba esperando- dijo seriamente el hombre de espaldas.
-Señor, le quiero pedir disculpas por la derrota de mi cuerpo, aceptaré las consecuencias.
-Parece que leyó el informe. Entiendo que usted se encontraba fuera del país cuando sucedió la operación, pero usted debe encargarse del entrenamiento de esos soldados. Me extraña lo sucedido en su cuerpo de soldados.
-Señor, yo misma me encargaré de esas person….- decía antes de ser interrumpida.
-No, no lo hará- decía seriamente el hombre- Para eso están Markus y Otto aquí, la hice venir aquí para notificarle eso. Su equipo estará bajo el mando de Otto, mientras que Markus se encargará de arreglar las cosas aquí.
-Si, señor- dijo la mujer sin quejarse.
-Señor, respecto al tema de Emil. Durante las transmisiones de radio interceptadas, todo indica a que Emil y su guardaespaldas nos han traicionado- dijo Otto, el joven de lentes.
-Lo sé, quiero que investigues cómo hizo para escapar y si lo ayudó alguien, quiero eliminar la posibilidad de otro traidor. Emil tiene muchos amigos, es cuestión de tiempo para que haya rumores de nuestra derrota por las calles.
-Si, señor- respondió Otto.
-Markus, estarás a cargo de la Sexta Brigada del Ejército, se le notificará al coronel Fechter. Ataque sin piedad, pero con discreción, tenga mucho cuidado con Emil, no sabemos lo que planea.
-Por supuesto, señor- dijo Markus con una sonrisa.
-General, tiene prohibido abandonar esta ciudad, está bajo sospecha de ayudar a Emil a escapar, tengo entendido que ustedes son muy buenos amigos. Por el momento es todo, pueden retirarse.
"A su orden, emperador"- dijeron los tres mientras hacían un saludo militar.