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Chapter 10 - Capítulo 10.

Inteligencia militar son dos términos contradictorios.

-Groucho Marx.

De pronto se escucharon sonidos de disparos por la carretera, el convoy armado había interceptado a los soldados enemigos. El capitán seguía el plan de Emil a la perfección, los estaba llevando a las profundidades del bosque.

-Comiencen- dijo Emil por la radio.

Un estruendoso sonido se escuchaba de las profundidades del bosque, era de los francotiradores que habían sido disparados. Leyna y Adalia apuntaban hacia las rodillas y hombros para que los soldados cayeran inmóviles al suelo y fueran susceptibles al ataque, mientras que los soldados de la guerrilla los iban asesinando con disparos que iban directo a partes indefensas o con un cuchillo encajado en el cuello. Todo, hasta que no quedó ni uno vivo. Y por un momento, cesó el ruido de los disparos, sólo se escuchaba el choque de las hojas debido a una ráfaga de frío viento.

[...]

Varias personas estaban agrupadas en una habitación, entre ellos Adalia, el capitán, Emil, Leyna, y en el centro de todos, estaba el general postrado en una cama de hospital. Afortunadamente, las intención de aquel soldado no era la de asesinar al general, tal vez lo quisieron capturar para su beneficio.

-¿Ahora qué hacemos?- preguntó el capitán.

-Tendremos que dejar la base y retirarnos al cuartel general- dijo el general.

-¿Y abandonar todo lo que tenemos aquí?- preguntó Adalia con coraje.

-No lo dejaremos todo, tal vez tengamos tiempo de llevarnos las cosas importantes- dijo el capitán.

-Pronto vendrán las demás compañías acompañados del Ejército Imperial, no se detendrán hasta que todos en esta base estén muertos- dije.

-¿Entonces es un hecho que nos ayudarás?- me preguntó Herman.

-Por el momento me quedaré con ustedes- le respondí.

-¿Qué les pareció el trabajo de Emil?- preguntaba Herman,

-No creí que un chico como él era el que nos estaba organizando, le agradezco que nos haya ayudado- dijo el capitán.

Todos estaban sorprendidos con Emil, uno de ellos era Adalia que vio cómo Emil estaba planeando el ataque mientras todavía no se había completado la defensa de la base.

-Te agradezco por habernos ayudado, Emil. Y a todos los demás, hicieron un buen trabajo- dijo el general.

[...]

Leyna y yo estábamos dentro de un vagón sin asientos, era un contenedor. Estábamos junto a varias personas, entre ellos varios soldados y familias de las mismas que prefirieron esconderse con la guerrilla a exponerse en la ciudad.

No tardaron mucho en subir todo lo que pudieran al tren, en menos de dos horas ya estábamos en camino a la otra base.

De pronto, Alphonse que estaba en el mismo vagón, me volteó a ver con su característica sonrisa que no quedaba con la personalidad de su cuerpo.

-Supe que tú estabas dando las órdenes- dijo sonrientemente.

-Te ves muy sorprendido- le dije.

-Por supuesto, casi nunca ves a un chico genio. ¿Desde cuándo eres así?- preguntó.

-¿Cómo? Desde pequeño me formaron como soldado. Los soldados con los que peleaste, esperaban que yo fuese el líder de todas las compañías, si te contase todo lo que he hecho te daría asco o hasta me matarías del coraje- decía seriamente- Bueno, al final todo acabó cuando empezó el problema de mi pierna, después de eso abandoné todo.

Todos los soldados escuchaban sorprendidos, pero al final, Alphonse se apenó por su pregunta y se quedó callado por orden de Adalia que estaba a su lado. Luego, un chico de alrededor de doce a catorce años que estaba a lado de su madre y su pequeña hermana al otro lado del vagón, me volteó a ver con determinación.

-¿Has matado a alguien?- me preguntó el chico descaradamente.

-¡Jonathan!- rezongó su madre.

-Si, maté a bastantes personas, ¿a ti te gustaría ser soldado?- le pregunté con una sonrisa.

-Si, como mi padre- dijo muy decidida.

-¿Sabes qué le hacía a un criminal del Imperio como alguien de la guerrilla?- le decía amigablemente- Primero, lo ataba a una silla y los usábamos como saco de boxeo, llegando a romperle varios huesos, pero eso sólo era el calentamiento para el interrogatorio. Luego, con una ayuda de una pila de automóvil y una pinzas eléctricas colocadas en los pechos o testículos de la persona, era electrocutado hasta que dijera lo que queríamos quedando con la piel horrible debido a las quemaduras. Y si no decía nada o estaba aburrido, le ponías un pedazo de tela en la cara y lo bañabamos en gasolina para que se ahogara.

Todos miraban asustados y a la vez con enojo a Emil, pero él no paraba de contar todo a pesar de todo eso.

-Y si aún no hablaba o seguíamos aburridos, encendía un cigarrillo y lo fumaba delante de él, sólo imagínate el miedo a que el cigarro toque tu cuerpo bañado en gasolina- lo seguía diciendo de una manera sonriente, aunque el niño me miraba asustado- ¿Aún así quieres ser soldado? Esto sólo es algo de lo que hacen y en diferentes países tienen diferentes técnicas que desconozco. Mi recomendación es que no te conviertas en soldado, es la cosa más estúpida que puedes hacer en tu vida.

El niño se quedó callado y con mucho miedo, mientras que la madre me miró agradecido y sin hablar, movió sus labios diciendo "gracias". Yo no le respondí, simplemente miré hacia arriba y solté un poco de aire por la boca.

-No te preocupes por eso, no le hagas caso a tus padres y haz lo que te dé la gana. Simplemente es cosa de no ser capturado y ya.