Y como el gran amor del lugar patrio me conmovió, reuní la rota fronda,y se la devolví a quien ya callaba.
3
Al límite llegamos que divide el segundo recinto del tercero,y vi de la justicia horrible modo.
6
Por bien manifestar las nuevas cosas, he de decir que a un páramo llegamos, que de su seno cualquier planta ahuyenta.
9
La dolorosa selva es su guirnalda, como para ésta lo es el triste foso; justo al borde los pasos detuvimos.
12
Era el sitio una arena espesa y seca, hecha de igual manera que esa otra que oprimiera Catón con su pisada.
15
¡Oh venganza divina, cuánto debes ser temida de todo aquel que lea cuanto a mis ojos fuera manifiesto!
18
De almas desnudas vi muchos rebaños, todas llorando llenas de miseria,y en diversas posturas colocadas:
21
unas gentes yacían boca arriba;encogidas algunas se sentaban,y otras andaban incesantemente.
24
Eran las más las que iban dando vueltas, menos las que yacían en tormento,pero más se quejaban de sus males.
27
Por todo el arenal, muy lentamente, llueven copos de fuego dilatados,como nieve en los Alpes si no hay viento.
30
Como Alejandro en la caliente zona de la India vio llamas que caían hasta la tierra sobre sus ejércitos;
31
33
por lo cual ordenó pisar el sueloa sus soldados, puesto que ese fuego se apagaba mejor si estaba aislado,
36
así bajaba aquel ardor eterno;y encendía la arena, tal la yescabajo eslabón, y el tormento doblaba.
39
Nunca reposo hallaba el movimiento de las míseras manos, repeliendo aquí o allá de sí las nuevas llamas.
42
Yo comencé: «Maestro, tú que vences todas las cosas, salvo a los demonios que al entrar por la puerta nos salieron,
45
¿Quién es el grande que no se preocupa del fuego y yace despectivo y fiero,cual si la lluvia no le madurase?»
46
48
Y él mismo, que se había dado cuenta que preguntaba por él a mi guía,gritó: « Como fui vivo, tal soy muerto.
51
Aunque Jove cansara a su artesano
52
de quien, fiero, tomó el fulgor agudo con que me golpeó el último día,
54
o a los demás cansase uno tras otro, de Mongibelo en esa negra fragua, clamando: Buen Vulcano, ayuda, ayuda
57
tal como él hizo en la lucha de Flegra, y me asaeteara con sus fuerzas,no podría vengarse alegremente.»
60
Mi guía entonces contestó con fuerza tanta, que nunca le hube así escuchado:«Oh Capaneo, mientras no se calme
63
tu soberbia, serás más afligido: ningún martirio, aparte de tu rabia, a tu furor dolor será adecuado.»
66
Después se volvió a mí con mejor tono,«Éste fue de los siete que asediaron a Tebas; tuvo a Dios, y me parece
69
que aún le tenga, desdén, y no le implora;mas como yo le dije, sus despechos son en su pecho galardón bastante.
72
Sígueme ahora y cuida que tus pies no pisen esta arena tan ardiente,mas camina pegado siempre al bosque.»
75
En silencio llegamos donde corre fuera ya de la selva un arroyuelo,
77cuyo rojo color aún me horripila:78
como del Bulicán sale el arroyoque reparten después las pecadoras, t al corrta a través de aquella arena.
79
81
El fondo de éste y ambas dos paredes eran de piedra, igual que las orillas;y por ello pensé que ése era el paso.
84
«Entre todo lo que yo te he enseñado, desde que atravesamos esa puerta cuyos umbrales a nadie se niegan,
87
ninguna cosa has visto más notable como el presente río que las llamas
apaga antes que lleguen a tocarle.»
Esto dijo mi guía, por lo cual90yo le rogué que acrecentase el pasto,del que acrecido me había el deseo.
93
«Hay en medio del mar un devastado país -me dijo- que se llama Creta; bajo su rey fue el mundo virtuoso.
96
Hubo allí una montaña que alegraban aguas y frondas, se llamaba Ida:cual cosa vieja se halla ahora desierta.
99
La excelsa Rea la escogió por cuna para su hijo y, por mejor guardarlo, cuando lloraba, mandaba dar gritos.
100
102
Se alza un gran viejo dentro de aquel monte, que hacia Damiata vuelve las espaldasy al igual que a un espejo a Roma mira.
103
105
Está hecha su cabeza de oro fino, y plata pura son brazos y pecho,se hace luego de cobre hasta las ingles;
108
y del hierro mejor de aquí hasta abajo, salvo el pie diestro que es barro cocido: y más en éste que en el otro apoya.
111
Sus partes, salvo el oro, se hallan rotas por una raja que gotea lágrimas,
113que horadan, al juntarse, aquella gruta;114
su curso en este valle se derrama:forma Aqueronte, Estigia y Flagetonte;corre después por esta estrecha espita
117
al fondo donde más no se desciende:forma Cocito; y cuál sea ese pantano
119ya lo verás; y no te lo describo.»120
Yo contesté: «Si el presente riachuelo tiene así en nuestro mundo su principio,¿como puede encontrarse en este margen?»
123
Respondió: «Sabes que es redondo el sitio, y aunque hayas caminado un largo trecho hacia la izquierda descendiendo al fondo,
126
aún la vuelta completa no hemos dado;por lo que si aparecen cosas nuevas,no debes contemplarlas con asombro.»
129
Y yo insistí «Maestro, ¿dónde se hallanFlegetonte y Leteo?; a uno no nombras,
131y el otro dices que lo hace esta lluvia.»132
«Me agradan ciertamente tus preguntas-dijo-, mas el bullir del agua roja debía resolverte la primera.
135
Fuera de aquí podrás ver el Leteo, allí donde a lavarse van las almas, cuando la culpa purgada se borra.»
138
Dijo después: «Ya es tiempo de apartarse del bosque; ven caminando detrás:dan paso las orillas, pues no queman,
141y sobre ellas se extingue cualquier fuego.»