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Chapter 8 - INFIERNO CANTO VI

Cuando cobré el sentido que perdí antes por la piedad de los cuñados, que todo en la tristeza me sumieron,

3 nuevas condenas, nuevos condenados veía en cualquier sitio en que anduviera y me volviese y a donde mirase.

6 Era el tercer recinto, el de la lluvia eterna, maldecida, fría y densa:de regla y calidad no cambia nunca.

9

Grueso granizo, y agua sucia y nieve descienden por el aire tenebroso; hiede la tierra cuando esto recibe.

12 Cerbero, fiera monstruosa y cruel, caninamente ladra con tres fauces sobre la gente que aquí es sumergida. 13

15 Rojos los ojos, la barba unta y negra,y ancho su vientre, y uñosas sus manos:clava a las almas, desgarra y desuella.

18 Los hace aullar la lluvia como a perros, de un lado hacen al otro su refugio,los míseros profanos se revuelven.

21 Al advertirnos Cerbero, el gusano,la boca abrió y nos mostró los colmillos, no había un miembro que tuviese quieto.

24 Extendiendo las palmas de las manos, cogió tierra mi guía y a puñadasla tiró dentro del bramante tubo.

27 Cual hace el perro que ladrando rabia, y mordiendo comida se apacigua,que ya sólo se afana en devorarla,

30 de igual manera las bocas impurasdel demonio Cerbero, que así atruena las almas, que quisieran verse sordas.

33 Íbamos sobre sombras que ateríala densa lluvia, poniendo las plantasen sus fantasmas que parecen cuerpos.

36 En el suelo yacían todas ellas,salvo una que se alzó a sentarse al punto que pudo vernos pasar por delante.

39 «Oh tú que a estos infiernos te han traído-me dijo- reconóceme si puedes:tú fuiste, antes que yo deshecho, hecho.»

42 «La angustia que tú sientes -yo le dije- tal vez te haya sacado de mi mente,y así creo que no te he visto nunca.

45 Dime quién eres pues que en tan penoso

lugar te han puesto, y a tan grandes males, que si hay más grandes no serán tan tristes.»

48 Y él a mfí «Tu ciudad, que tan repleta de envidia está que ya rebosa el saco, en sí me tuvo en la vida serena.

51 Los ciudadanos Ciacco me llamasteis;por la dañosa culpa de la gula,como estás viendo, en la lluvia me arrastro. 52

54 Mas yo, alma triste, no me encuentro sola, que éstas se hallan en pena semejantepor semejante culpa», y más no dijo.

57 Yo le repuse: «Ciacco, tu tormento tanto me pesa que a llorar me invita, pero dime, si sabes, qué han de hacerse

60 de la ciudad partida los vecinos,si alguno es justo; y dime la razónpor la que tanta guerra la ha asolado.» 61

63 Y él a mí: «Tras de largas disensiones ha de haber sangre, y el bando salvaje echará al otro con grandes ofensas; 64

66 después será preciso que éste caigay el otro ascienda, luego de tres soles, con la fuerza de Aquel que tanto alaban.

69 Alta tendrá largo tiempo la frente, teniendo al otro bajo grandes pesos,por más que de esto se avergüence y llore.

72 Hay dos justos, mas nadie les escucha;son avaricia, soberbia y envidialas tres antorchas que arden en los pechos.» 73

75 Puso aquí fin al lagrimoso dicho.Y yo le dije: «Aún quiero que me informes, y que me hagas merced de más palabras;

78 Farinatta y Tegghiaio, tan honrados, Jacobo Rusticucci, Arrigo y Mosca,y los otros que en bien obrar pensaron,

81 dime en qué sitio están y hazme saber, pues me aprieta el deseo, si el infierno

los amarga, o el cielo los endulza.»

Y aquél: « Están entre las negras almas; 84 culpas varias al fondo los arrojan;los podrás ver si sigues más abajo. 87 Pero cuando hayas vuelto al dulce mundo, te pido que a otras mentes me recuerdes; más no te digo y más no te respondo.»

90 Entonces desvió los ojos fijos,me miró un poco, y agachó la cara;y a la par que los otros cayó ciego.

93 Y el guía dijo: «Ya no se levanta hasta que suene la angélica trompa, y venga la enemiga autoridad.

96 Cada cual volverá a su triste tumba, retomarán su carne y su apariencia,y oirán aquello que atruena por siempre.»

99 Así pasamos por la sucia mezclade sombras y de lluvia a paso lento, tratando sobre la vida futura.

102 Y yo dije: «Maestro, estos tormentos crecerán luego de la gran sentencia, serán menores o tan dolorosos?»

105 Y él contestó: «Recurre a lo que sabes:pues cuanto más perfecta es una cosamás siente el bien, y el dolor de igual modo,

108 Y por más que esta gente maldecidala verdadera perfección no encuentre, entonces, más que ahora, esperan serlo.»

111 En redondo seguimos nuestra ruta, hablando de otras cosas que no cuento; y al llegar a aquel sitio en que se baja

114 encontramos a Pluto: el enemigo. 115