Chapter 3 - 3

Ruby

—Me llamó un montón de veces. El teléfono no dejaba de sonar. Números distintos y no tuve de otra que seguirlo bloqueando.

—¿Estás segura que era la misma persona?

—Sí, era realmente un hombre, a menos que esté enferma y tenga la voz ronca, pero independientemente de eso, no sé cómo consiguió mi número.

—Creo que deberías llamar a la policía, Ruby.

—¿Y qué me van a decir ellos? Nunca le prestan atención a nada, además el número es de estados unidos.

—¿Y eso qué tiene que ver? Hay aplicaciones que se pueden utilizar para cambiar el código de área.

—¿Llegar a tanto por una simple foto? Que tontería.

—Sigo creyendo que esa persona no es la de la foto. Quien quiera que sea, es un fastidio. ¿Por qué no cambias de número?

—Desafortunadamente, no puedo hacerlo. Hace varios días apliqué para varios trabajos, y ese es el número que di. Hacer un cambio de ese tipo, tendría que pasar el doble trabajo de ir directamente a los lugares que apliqué. Ya se cansará de hacerlo.

—¿Y por qué no eliminas la foto, y listo?

—Porque he logrado mucho con esa foto, además de que ya lo presenté como protagonista. Cambiarlo luego de que lo vieron, sería muy bajo. Me ha ido muy bien con esa portada, y yo no le veo nada de malo dejarla. ¿Por qué preocuparme por lo que diga un demente de pito corto? ¿Puedes creer que me habló hasta del pene, sin siquiera conocerme?

—¿Será prejuicio, o es que es gay y está enamorado de ese modelo?

—Ya no sé qué pensar. Lo único seguro es que está loco.

—¿Por qué no verificamos el número en internet, para corroborar si realmente es él o no? Podemos comenzar con el número que te llamó, quizás encontremos alguna información. No puedes quedarte cruzada de brazos. ¿Sabes el nombre?

—En el primer mensaje que me envió decía Adrián, pero no me dijo apellido.

—Es un punto a nuestro favor. Quizá si ponemos su nombre y profesión, salga su número.

Adrián

—No se puede tramitar una demanda, porque al estar en otro país, la policía de aquí pierde jurisdicción. Debe ser en ese país que se haga — me informó Vanessa.

—Viajaré hoy mismo.

—¿No es demasiado pronto, Adrián?

—¿Pronto? Es mi carrera la que está en juego. No quiero que esa suciedad la sigan leyendo.

—¿Tienes curiosidad de saber quién es la persona que está fantaseando contigo?

—Ni lo menciones. Voy a destruir a esa mujer, es una grosera. Me arrepiento de haberle dicho que era yo, debí sacarle información primero, antes de decirle lo que pienso. Me dejé llevar por la molestia y terminé cagándola.

—No puedes estar viajando así como así. Tienes la agenda llena toda esta semana y serían trabajos perdidos.

—Puedes posponerlo. Esto es importante.

—Sigo creyendo que estás haciendo mucho drama por esto.

—Drama mis pelotas. No es la foto tuya la que aparece. Imagina que te usen a ti en una historia, en la cual te pintan como una ninfómana y que andas tirándote al que te encuentres. No creo que sea divertido.

—No encuentro diferencia a la realidad.

—¿Andas trepando de palo en palo?

—De maceta en maceta suena más interesante la cosa.

Abrí mis ojos de par en par.

—Eres una sucia.

—Siempre. Volviendo al tema que realmente importa, ¿Cómo vas a ir a ese país sin conocer en realidad quién es la chica?

—¿No ibas averiguarlo? Ya sé que su nombre es Ruby Jiménez, ella misma lo confirmó. En algún foro debe estar su nombre completo. No creo que haya tenido tiempo de cambiarlo todo, tampoco creo que solo la haya subido a esa plataforma.

—Me comuniqué con los de la plataforma y no la van a borrar, tiene que hacerlo el usuario, ya que según ellos, no incumple con ninguna de sus reglas. Entra en la categoría de "Fan-Fic".

—Esto va a terminar por volverme loco. Traté de hablar con ella amablemente y su respuesta fue tan seca, que me sacó de mis casillas.

—Deja de escribirle y hostigarla, eso la espantará.

—Sí, que me tenga en mente todo el día, para que sienta lo que estoy sintiendo yo. Me está atormentando de lejos y no le importa.

—Hablando del rey de Roma — sacó su teléfono, y lo miró.

—¿Es ella?

—¿Cómo va a ser ella? Es el técnico. Buenas noticias, consiguió la información de la chica. Hay varias aplicaciones de trabajo en el internet, que tienen toda su información personal y puso el mismo número en ellas.

—¿Y cómo es?

—¿Y ese repentino interés?

—No es interés. Quiero saber quién es la persona que me está haciendo perder mi valioso tiempo, y que no me permite descansar. El rostro se me está arruinando gracias a ella.

—En la aplicación no hay fotos, pero el técnico se va a encargar de buscar lo demás.

—Saca el pasaje, hoy mismo iremos a ese país.

—Esta bien, Adrián.

Ruby

—Al parecer, el modelo si se llama Adrián. Mira esas fotos, por Dios.

—Justo como lo recetó el doctor. Ojalá se pierda y llegue a casa— me quedé observando sus fotos en traje de baño.

Sube muchas fotos en sus redes.

—¿Qué pasaría si realmente es él?

—Como si esas cosas pasaran. No me molestaría ser acosada por alguien así— reí.

—Creo que a nadie— ambas reímos.

Adrián

Al día siguiente:

Llegamos a Puerto Rico y nos quedamos en San Juan, era el único sitio donde estaban los mejores Hoteles cinco estrellas.

—Pospuse todo para que puedas hacer todo lo que necesites hacer. Si necesitas más tiempo, los llamaré y cancelo.

—Bien hecho. Ni mi GPS está funcionando bien en este lugar. Todo va de mal en peor.

—Cálmate, Adrián. Todo va a salir bien.

—Quiero hablar con ella a la buena primero. Me tendrá que dar la cara luego de todas esas humillaciones que me ha hecho pasar. Si no borra la foto, me encargaré de demandarla. Quiera o no, le va a tocar hacerlo. No me conviene porque sería más tiempo el que tenga que estar acá.

—No es una niña, ella entenderá la situación y la borrará.

—Dijiste que tenía 23 años, ¿Verdad?

—Así es. Tengo una foto 2x2 de ella. No se puede apreciar bien su rostro, pero lo más probable, la reconozcas si la ves. Tienes mejor vista que yo— me pasó la pequeña foto, y me quedé viéndola.

—Lo supuse, es una gordita. Por eso hace ese tipo de historias, pero si tiene tantas fantasías conmigo, que al menos no las publique.

—Debes estar cansado del viaje, ¿Por qué no descansas?

—El descanso es para los muertos y ni hablemos de muertos. Iré a buscarla ahora. No voy a perder un día más.

—La espantarás con esa actitud. Eres una figura pública, no puedes actuar como un demente o te puedes ver afectado. Sé cómo se siente, pero no es para tanto. Debes guardar la calma y hablar civilizadamente con ella.

—Ya veremos.

Terminé usando el GPS de mi asistente, y preguntando a todo aquel que estuviera caminando por la calle. Logré llegar a Caguas, luego de una hora de camino. Es el colmo que este pasando esto. Este lugar no me gusta. No sé parece en nada a lo que estoy acostumbrado.

Logré ver el letrero con el nombre de la urbanización donde supuestamente vive. Tuvimos que preguntar, porque era como un laberinto. En las carreteras habían más cráteres que en la luna.

Encontré la casa, pero no había ningún auto estacionado en la marquesina. No me digas que no está. Después de ese largo viaje, irme sin enfrentarla, no sería justo.

—Yo me bajo y le preguntó a los vecinos — me dijo Vanessa.

Se bajó del auto y luego de unos minutos, regresó.

—Está en la universidad.

—¿Estudia?

—Sí.

—¿Preguntaste el nombre?

—Sí, me dijeron que está por aquí cerca. Lo pondré en el GPS.

Llegamos a la universidad y estaba lleno de estudiantes. Aquí se me hará difícil encontrarla. Será mejor que pregunte.

—Yo lo hago esta vez, Vanessa. Quédate en el auto.

—No la vayas a asustar, por favor. No compliques las cosas.

—¿Cómo crees? — sonreí nervioso, y me bajé del auto.

Es el colmo que tenga que pasar todo esto por ella. Este lugar es peor que el infierno. Hace un calor sofocante.

Pregunté a varias personas y les mostré la pequeña foto. Me enviaron a la biblioteca, y al entrar, estaba repleta de estudiantes. ¿Cómo demonios la voy a encontrar?

Miré mesa por mesa, y caminé entre todos los libros esperando encontrarla. Vi una mujer obesa, con un libro en mano y supuse que podía ser ella. Es la única chica gordita que vi en la biblioteca. Su pelo era negro y largo, usaba unos lentes más grandes que Betty la fea, de estatura podría decir que al lado mío era como un duende, excepto por lo ancha; tenía unos pantalones y una blusa color púrpura. Me acerqué tratando de guardar la calma y no insultarla como quería.

—Buenos días, ¿Es usted Ruby? — le pregunté amablemente.

Se giró hacia mí y sonrió.

—Sí, ¿Es usted el nuevo conserje?— sonrió, y eso me molestó.

¿Conserje? ¿Cómo se atreve?

—¿No me reconoce? — sonreí entre dientes.

—No, ¿Debería? — arqueó una ceja, y se quedó seria.

—Usas mis fotos para cumplir tus fantasias, ¿y ni siquiera me conoces?

—¿Tus fotos?— se quedó pensando, y rio nerviosa.

—¿Es usted el acosador?

Fue como una puñalada en el pecho, y más con el tono sarcástico que utilizó.

—¿Acosador? Escúchame bien, pervertida…

—¡Mire! Ahí viene el director y tendrá problemas si lo ve aquí.

—¿El qué? — miré detrás de mí y no había nadie.

Al girarme de vuelta, vi que ella ya no estaba.

¿Acabo de dejarme trollear por una universitaria?

Salí corriendo a buscarla y la vi salir de la biblioteca. Está vez no se va a escapar de mi.

La vi entrar a los baños de chicas, y casi logro entrar con ella. No puedo hacer eso o pensarán que soy un pervertido.

—Sal de ahí, pervertida. No me hagas buscarte.

Se paró en la puerta y me mostró el dedo del medio.

—Atrápame si puedes, acosador. Llamaré a la policía.

—¡Eres una grosera! ¡Ya verás!

Me quedé un tiempo esperando afuera. Me puedo meter en un problema si hago esto, pero no me voy a ir sin hablar con ella.

Miraba el reloj y no salía. ¿Y si se fue por una ventana?

—Oye, pervertida. ¿Podrías asomarte por un segundo?— no respondió, y me preocupé—. No voy hacerte nada, solo quiero hablar— no hubo respuesta.

Esto me va a salir caro. No había nadie alrededor y me asomé, pero no la vi. No puede ser. ¿Se me escapó otra vez?

Entré al baño para asegurarme. No se había metido nadie, solo ella. Al llegar a la pared del último, la vi pegada a la pared.

Me dio con el bolso y me tapé.

—Eso duele, estúpida. ¿Qué mierda tienes tienes en esa cartera? ¿Piedras, un martillo o qué rayos? Yo no voy hacerte nada, solo quiero hablar contigo.

—Está en el baño de chicas ¿y me dices que no quiere hacerme nada?

—No estoy interesado en ti. Solo quiero que elimines las fotos mías de esa historia y es ya. No me iré hasta que lo hagas.

Escuché voces de unas chicas y ella me miró, parece que tenía intenciones de gritar, pero le tapé la boca y nos quedamos en esa esquina.

—¡Sh! No te haré nada, solo no hables — me quedé cerca de ella, rezando a todos los santos que no nos vieran.

Una de las chicas caminó casi al penúltimo y casi infarto. Me pegué más a ella para que no me vieran y sentí su rodilla en mi entrepierna.

—Eres una pervertida. ¿Resulta que ahora el acosado soy yo?

Si caminan acá nos verán y pensarán que estábamos haciendo algo raro. Peor sería que pensaran que soy un violador, y más por tenerla acribillada contra la pared. Mi fama se iría a la mierda con esto. Solo espero que no se le ocurra hacer una tontería.