Chapter 6 - 6

Llegué a su casa luego de casi una hora de camino. Le toqué la puerta, y cuando salió, estaba en unos pantalones cortos y una blusa color blanca, que se le veía hasta el alma.

—¿Qué es esa forma de vestirte? Tápate.

—¿Otra vez tu, acosador? ¿Cómo sabes mi dirección?

—Eso no es importante.

—Vienes a mi casa a esta hora, sin autorización y creyéndote que eres mi padre para darme órdenes, ¿Qué tipo de descarado eres?

—Al menos, deberías ser menos malcriada y vestirte decentemente para atender una visita. ¿Acaso sales a abrirle a cualquiera así? Además, no estoy aquí por gusto.

—¿Entonces?

—Quiero que elimines esa portada nueva.

—¿Perdón? ¿Otra vez con lo mismo?

—Sí, otra vez con lo mismo. No quiero ver esa foto ahí.

—¿Ahora cuál es la razón?

No estaba preparado para su pregunta.

—Porque se ve fea.

—¿Y eso qué tiene que ver contigo? Más fea se veía con la tuya.

—¿Cómo te atreves? La mía se veía mucho mejor.

—Eh, ¿Acaso quieres que la cambie?

—Claro que no. Quiero que borres esa foto.

—No, no la borraré.

Me pone de malhumor esta mujer.

—¿Qué quieres para eliminarla? ¿Dinero, unas fotos, verme desnudo, que cumpla tus fantasías o qué?

—Que ofertón, pero no me interesa ninguna de las anteriores. ¿Serías capaz de llegar a tanto, solo por una portada?

—No la quiero ahí. Si quieres pon la mía, pero esa bórrala.

—No puedo. Hablé con el Sr. Jared por llamada y quedó en ayudarme. Me dijo que no había problema en que usara su foto, así que no tengo porque hacerte caso a ti.

—¿Qué mierda de atractivo tiene ese tipo? Parece un maldito camello.

—Uy, me suena a envidia. Déjame decirte que él está mucho más papasito que tu. Tiene un cuerpecito que cualquiera se derrite de tan solo verlo.

—¿Estás admitiendo que soy atractivo?

—Ni en tus sueños, acosador. Eres tan presumido, que me caes mal. ¿Todos los modelos son así? —caminó para la puerta del balcón—. Pasa si vas a pasar. Tengo frío aquí fuera.

—¿Frío? Será que estás muerta. Yo estoy más asado que un pollo.

—Estás acostumbrado a tener aire acondicionado todo el día, y aquí no es así.

Entré con ella a la casa y me sentía fuera de ambiente. La casa se veía bien organizada. Al menos, no vi calendarios ni consoladores por el piso. Tenía temor de entrar por eso. Parecía una casa normal.

—¿Quieres? — me preguntó, extendiendo su mano con un guineo.

—No, conociéndote debe tener veneno.

—No te mataría así de simple, no te preocupes— mordió el guineo, y sonrió.

Acabo de sentirme indirectamente amenazado, pero no fue con sus palabras precisamente, creo que debo irme de aquí.

—Mañana me voy, y espero que no vuelvas a poner nada más en esa página, y que quites esa foto.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Una fiesta, que te acompañe o que me despida? Deberías irte hoy mismo. Por otro lado, tal parece que no tienes nada más que hacer. Estás muy pendiente de todo lo que hago.

—Sí, no vas a burlarte otra vez de mi.

—No me interesa usar tu foto, puedes dormir tranquilo. Como te dije; la que está ahora es mucho mejor. El Sr. Jared, hace mejor papel como mi protagonista. Imagínate que me dijo que podía tomarse fotos como yo deseara para añadirlas a la historia.

—¿Y te dejaste comprar por eso? ¿Tan necesitada estás? Eres una pervertida. ¿Por qué no entras a una página porno y cumples tus fantasias ahí? ¿Para qué demonios escribirlas?

—No creo que alguien como tú pueda entenderme. ¿Ya terminaste?

No sé porqué por un instante me pareció ver una expresión triste.

—Sí, ya terminé.

—Que bueno. Buen viaje.

Caminamos al balcón nuevamente.

No sé porqué tengo que hacer esto. Suspiré molesto y me detuve.

—¿Por qué te detienes?

—Siento mucho lo que dije en la mañana.

—Vaya, que hipócrita sonaste.

Me sentí algo incómodo. Es la primera vez que me disculpo con alguien, aún sabiendo que yo solamente no tuve la culpa.

—¡Olvídalo!— grité molesto.

Caminé al auto, cuando escuché la voz de una chica.

—¿Usted es Adrián? — era una chica joven, tez blanca, alta, pelo castaño y ojos cafés.

—¿Tú eres…?

—Mi nombre es Lucia, soy amiga de Ruby.

—¿Qué haces aquí otra vez?— Ruby se acercó, y lucía nerviosa.

—¿Le invito algo de tomar? — me preguntó Lucia.

—Yo ya me tengo que ir.

—Espere, quédese. Un vaso de jugo no le hará daño.

Suspiré y accedí. Entramos a la casa de Ruby y nos sentamos en la mesa. Me sirvió un jugo y me quedé pensando.

—Dijiste que no se parecía, pero para mí es igualito. Incluso se ve mucho más guapo en persona — comentó Lucia—. Ahora entiendo lo que decías de que estaba más bueno que el pan. Tenías toda la razón.

Ruby casi se ahoga con lo que estaba tomando, y la miré.

—Ya él se tiene que ir. Mira la hora que es, y tengo que acostarme temprano para ir a la universidad mañana.

—¿O para escribir porno?— comenté sarcásticamente, y ella me miró.

—¿Y eso qué? ¿Por qué te molesta tanto?

—¿Ya te lo imaginaste desnudo? ¿Ya creaste una escena en tu mente con lo que le harías? ¿Así como hiciste conmigo?

—De hecho, cuando hice la portada contigo, ya estaban escritas esas partes, así que no fue imaginándote. ¿Por qué crees que salieron tan bien?— sonrió maliciosa, y me irritó.

—¿Sabes lo que creo que te hace falta? Es verme sin ropa para te inspires; así dejas de andar imaginando hombres falsos o fuera de tu alcance, y aprovechas la oportunidad que tienes enfrente, no creo que la tengas dos veces— lo dije para ver su reacción, pero ella lo tomó calmada.

—Me encantaría— esbozó una sonrisa maliciosa, y ahora no sabía qué hacer

No esperé su respuesta automática. Lo había dicho como broma, pero olvidé por completo que ella es una pervertida, y que abusaría de mí si tuviera oportunidad. Con esa sonrisa que ambas me dedicaron, me sentía como una presa siendo acorralada por un depredador.