Creí que mi vida nunca cambiaría, llevar una vida común y sin emociones era a lo que estaba destinada... O eso creía.
- Como casi todas las mañanas sonó mi alarma para prepararme, debía ir al colegio, estaba acostumbrada siempre a la misma rutina, casi nunca me veía con mis padres debido a su trabajo; pero hoy era una excepción. Me disponía a salir de mi cuarto cuando mis padres me llamaron en un tono algo incómodo.
- Azu necesitamos decirte algo muy importante y que beneficiará a nuestra familia - dijo Sora madre de Azu
Aunque no entendía que era tan urgente como para que mis padres quisieran hablar conmigo tan temprano, asentí y me dispuse a seguirlos a la sala.
Llegamos a la sala aún sin arreglarme y me dispuse a sentarme, esperando a que mis padres hablaran los podía notar incómodos y algo nerviosos, no entendía lo que estaba ocurriendo hasta que mí padre rompió el silencio...
- Azu, sabes que te amamos y que no queremos alterar tu vida o afectarla; pero a veces los cambios son necesarios. - dijo Haruo padre de Azu
Podía notar que se sentían realmente incómodos al hablar conmigo, puesto que debido a su trabajo se culpaban por no poder estar mucho tiempo con migo y cedían a todo lo que les pedía con tal de tenerme feliz; pero con todo y esto aún no entendía a qué se refería...
- Lo entiendo padre, pero ¿que es lo que ocurre? y ¿por qué dices que no quieren afectar mi vida? - dije algo confusa
Mi madre era una mujer muy directa y a diferencia de mi padre no tenía mucha paciencia y su carácter era muy fuerte, algo que yo heredé o eso creo; así que mi madre acabo con la lenta charla y fue directo al punto.
- Azu, debido a nuestro trabajo las cosas cambiarán un poco, ambos hemos sido promovidos y nos trasladaron a una nueva sucursal por ello nos mudaremos a Tokio (ya que actualmente vivíamos en Beijing, China pero nuestra nacionalidad era Japonesa), ya hemos arreglado todo, tú colegio, la nueva casa; viajaremos en una semana - dijo Sora madre de Azu
No podía entender como de levantarme para ir al colegio siguiendo la misma rutina de siempre, tenía que prepararme para un viaje el cu cambiaría todo.
- Cambiará un poco - dije en tono sarcástico - A ustedes solo les importa su trabajo y que hay de mí, de mí colegio, tendré que dejarlo todo e irme a otro lugar además no me gusta conocer gente nueva, a qui soy feliz nadie se mete conmigo, vivo una vida pacífica y sin problemas - dije todo esto frustrada
Mi madre me miró con enojo, ya que no entendía mi actitud nunca me había alterado tanto, ni me había opuesto a sus decisiones pero ya estaba cansada de que tomen decisiones que me incluyen sin siquiera considerar lo que quiero, ya que aunque digan que no quieren afectar mi vida siempre hacen lo que quieren y todo por su valioso trabajo y estabilidad económica.
- Azu, esto es por nuestro bien en Japón tendrás mejores oportunidades, además el conocer personas nuevas tal vez te ayude a ver el mundo de otra manera, no está bien que estés siempre sola no lo veas como un sacrificio sino como un cambio necesario - dijo mi padre tratando de persuadirme aunque sabía que con o sin mi aprobación la decisión ya estaba tomada.
Aún no estaba de acuerdo, sería conocer un mundo nuevo, otro ambiente y no se cómo sean las personas allá, tal vez ese sea mi mayor temor. Con todo y disgusto tuve que aceptar que mi vida sufriría un cambio, tendría que dejar a tras mi viejo mundo conocido y aventurarme en uno nuevo. Mi madre al ver que termine por aceptar, se suavizó un poco y dejo escapar tres simples palabras...
- Está listo todo - dijo en tono frío
Aún quedaba una semana y tenía que arreglar todo en mi colegio, ese día falté a clases puesto que la conversación fue larga y se me hizo muy tarde para ir al colegio. No me preocupaban los apuntes ya que aunque era una solitaria, Cristofer un compañero de mi clase me enviaría los apuntes por el chat, y no es que estuviera enamorado de mi o que fueramos amigos tendría que pagarle el favor haciéndole la tarea, no tenía opción no hablaba con nadie y los profesores estaban muy ocupados para darme los apuntes, y debía mantener ese repertorio perfecto de buenas notas y buena disciplina; aquello de " buena disciplina" me causaba gracia y como no iba a tenerla sino hablaba con nadie.
Así se pasó el día, poniéndome al día con los deberes del colegio y divagando en mis pensamientos, si tengo una imaginación que vuela como loca ya sea visiónando mi futuro o a mi príncipe azul, algo infantil pero quería creer que existía ese ser maravilloso que me amaría con locura como yo a el.
La semana estaba pasando muy rápido, sin darme cuenta ya había terminado los exámenes que notificarian mi curso a 10 grado. Todo seguía como siempre, hoy sería mi último día de clases, puesto que mañana viajaré a Tokio me aliste y me dispuse a ir al colegio, he estado sola toda la semana ya que mis padres por su trabajo viajaron de nuevo, como compensación por la inmensa soledad en la que me dejaban me dieron una tarjeta nueva nada interesante; cuando llegue aún no había nadie, bueno a excepción de Cristofer que parecía esperar a alguien como siempre entre al salón indiferente como sino me importará nada, pero está vez algo extraño ocurrió Cristofer me sostuvo del brazo intentando captar mi atención, a lo cual yo me moleste mucho...
- Suéltame, ¿Quien te da el derecho de tocarme? - dije muy molesta
El simplemente me miró, con esa mirada juguetona pero a la vez interesada que tiene, alguien como el no puede querer a alguien solo le interesa lo que puede obtener de aquellos que caen en su trampa, utiliza su belleza y caballerosidad con las mujeres después de obtener lo que quiere las abandona, pero nadie le reclama, su amabilidad y sonrisa hacen derretir a todos excepto a mi. Aunque ahora que lo miro bien en efecto es muy guapo, alto, ojos verdes, de piel clara, tiene una sonrisa hermosa... Un momento que estoy pensando, no debo olvidar quien es y que solo busca beneficiarse de mi.
- Quiero hablar contigo, reunámonos después de clases ( notarán su frío tono, puesto que conmigo no finge sabe que en mi caso su amabilidad y carita de angel no funcionan, se preguntarán ¿cómo lo descubrí? sencillo intento sacarme un trabajo final con dulces palabras, solo quería que le hiciera su trabajo; sabía que sí lo hacía yo ganaría la nota sin problemas)
En este caso mi respuesta fue un rotundo no.
- Estás loco, claro que no - le dije molesta y safándome de su agarre, el torno a su actuación de siempre y me dijo con la mayor amabilidad del mundo...
- Discúlpame si te asusté, solo quiero que hablemos - dijo en un tono calmado
Ya iban a empezar las clases, y si no terminabamos de hablar nuestros compañeros pensarían algo equivocado, por lo cual termine por aceptar, en el se desató una sonrisa pícara por el contrario yo no estaba muy feliz, el busca algún beneficio pero no puedo saber que es, las clases pasaban y estaba pensando en lo que Cristofer me quería decir... ¿Que busca de mí?
Tenía un mal presentimiento...