Alexander salía acompañado del hospital junto con su familia. Ya era hora de regresar a casa.
Daphne acomodaba todo de nuevo en su habitación con la ayuda de su "grande". Y ese cuarto le daba malos y buenos recuerdos. Pero debía dejarlo todo atrás y seguir en un maravilloso presente, ahora las cosas se habían solucionado en casa y también en la familia, gozaba del bienestar que le aportaba Jason. Esto la hizo pensar en algo, que por fin era hora de ser feliz ¿o no?
Ahora todos compartirían casa como una verdadera parentela. Denisa tenía que aceptar los cambios de sus hijos y no discriminarlos. Alexander poca cosa podía hacer, el hombre se la pasaba sonriendo a todo el mundo, a quien fuese.
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Jason después de recibir miles de llamadas de su padre, determinó ir a su casa y hablar con el hombre que lo engendró. El hombre estaba muy enfadado con su sucesor menor.
- ¡ Eres una vergüenza! ¿Cómo te atreves a hacer este tipo de cosas ? - el hombre gritó enfadado. - ¡lo has dejado perder todo por una niña! - añadió.
- ella es mi novia. Tu sabes que yo nunca quise irme a Canadá. Daphne me detuvo, ella llegó al aeropuerto e impidió que me yo me largara del país. Aquí el único que quiere destruir mi futuro eres tú, todo para no hacer pasar vergüenza a esta maldita familia. - Jason se levantó del sofá defendiéndose, nombrándole todas las verdades a su padre.
Salvatore no hizo otra cosa que callar.
-¿Que tipo de padre, quiere arrebatar todo lo de su hijo? - él preguntó más relajado al ver a su padre callado. - primero quieres coger el único recuerdo de mamá, después pretendes alejarme de la mujer que amo y finalmente mandarme fuera del país. Tú si que eres una vergüenza.
- Sabes perfectamente que lo hago por... - Salvatore quiso hablar pero Jason lo interrumpió.
- ¿Que excusa quieres ponerme ahora? Siempre hablando mierda, realmente no sé cómo puedo ser tu hijo, no nos parecemos en nada. - Jason dijo ya enfurecido.
Salvatore lo miró relajado, encendió un cigarro y se puso a fumar, para alejar el estrés.
-¿Que se supone que harás con tu vida? - interrogó con desdén el superior.
Jason se quedó pensativo, debía de hacer algo para conseguir dinero y poder pagarse un apartamento él solo.
- Trabajaré y me iré de esta casa, me voy a independizar, que ya me toca.
El hombre se echó a reír.
- Hahaha. ¿Tú trabajar? ¿De qué? ¿De mesero? Vienes de una familia realmente poderosa y tú piensas en independizarte, teniendo trabajos de porquerías, cuando yo te puedo ofrecer algo mucho mejor. Muchacho, tú debes tener algo que te falla en la cabeza. - Salvatore se burló de él en su cara.
Pero Jason no se iba dejar humillar.
- ¿Me piensas comprar con dinero? ¿Te piensas que por ser rico y tener poder, eres superior a personas que se ganan la vida honradamente y no robando dinero, como lo hacéis la mayoría de los que tenéis poder? Das pena, me gustaría verte en la ruina.
- ¡Callate imbécil! No sabes lo que dices, solamente quieres hacer pasar vergüenza a esta familia. Trabajando en lugares de porquería, cuando yo te ofrezco algo mejor
Jason suspiró
- ¿Que se supone que me vas a ofrecer?
- Trabajar en mi compañía, hasta que termines tus estudios. Consigue dinero trabajando en la empresa y marchate de esta casa, ya me encargaré yo de buscarte un apartamento para ti solo.
- ¿Todo para no hacerte pasar vergüenza? Eres lamentable. - Jason habló orgulloso
Aunque la idea no era tan mala.
- Piénsalo bien mocoso, trabaja en la empresa y marchate de esta casa, te pagaré bien, lo suficiente para que pagues los estudios, tus caprichos,el departamento y poca cosa más. - Salvatore le ofreció.
Jason se lo estuvo pensando por un rato. La oferta no sería tan mala.
- Ya te llamaré y te diré la respuesta. - dicho esto, el joven salió de la oficina de la casa y se fue.