Nueva York es una ciudad que sin duda alguna, nunca descansa, es una ciudad que nunca duerme. Los restaurantes, bares, discotecas, etc... Están abiertos y activos a todas horas. En esta ciudad se pueden tener todo tipo de planes ya sea una velada, un musical, un plan tranquilo y romántico, entre muchas cosas más.
Las estrellas ya eran visibles en el cielo, la noche hoy era calurosa pero a la vez hacía un aire fresco. Pero sobretodo, el anochecer hoy iba a ser testigo de la excitación de nuestros protagonistas.
Jason esperaba en la cama, medio desnudo, solo con la ropa interior. Daphne hoy estaba juguetona cosa que al joven le encantaba. El chico sonreía notando como su amiguito se ponía contento.
Estaba sorprendido, muy sorprendido. Nunca imaginaba que algún día Daphne lo tuviera esposado.
Menuda sorpresita le tenía preparada la joven...
Daphne, se miraba al espejo coqueta mientras se peinaba, aunque no le duraría mucho tiempo el cabello peinado, sin duda alguna. Presumida se observaba en el gran espejo del lujoso baño, tenía una camiseta de tirante con detalle de encaje de color rosa pastel a combinación de un tanga básico de algodón. Sus piernas estaban cubiertas por unas medias blancas lisas que cubría hasta las rodillas.
Ya lista, se dirigió hacia su novio que la esperaba en la cama, ya todo impaciente por querer tocarla.
-Cuando me quites estas esposas, te prometo que hoy tú y yo disfrutaremos como nunca.
Daphne mordió lentamente sus jugosos labios, hoy quería experimentar cosas nuevas.
Iba a ser una noche de lo más pasional y romántica. Apagó la luz de la habitación de Jason, adueñándose ella de todo este anochecer. Puso de fondo una música sensual para consiguiente preparar la velada, la luz tenue hoy iba a ser perfecta, ya que eso relajará el ambiente más tarde.
Se acercó a Jason, ya excitado. Empezó tocando suavemente su torso, mientras lo besaba lentamente. Los besos eran húmedos, agitados, sus cuerpos estaban entrando en calor, sus genitales palpitaban, querían más, mucho más.
Daphne empezó a besar el torso lentamente y entretanto acariciaba la masculinidad de su sexo opuesto, disfrutándolo. Del busto fue bajando hasta quedar más abajo de la cintura.
Jason desenfrenado y sin poder creerlo interrumpió a su pequeña, que estaba haciendo magia en su cuerpo.
-Daphne, estoy viendo tus intenciones desde hace rato, ¿Realmente quieres hacerlo?- la chica asintió mirándolo con los ojitos brillosos. Jay suspiró impresionado, no podía creer que realmente esto pasaría algún día. -Quítame las esposas, por favor. - La chica así lo hizo, y en cuanto se dio cuenta ya la estaba manoseando toda. Mierda, el cuerpo del joven quemaba como el mismo fuego. Se besaban desesperados como si no hubiera mañana, como la primera vez.
- Quiero explorar nuevas zonas, por favor déjame hacerlo. - nuestra protagonista, bajó de nuevo hasta quedar delante del miembro desnudo, lo agarró con la palma de la mano algo lubricada y comenzó a hacer magia mientras miraba a su novio, a continuación empezó lamiendo como si de un helado de vainilla tratara, se sentía rara, era algo nuevo, pero sin embargo le gustaba.
Lo percibió muy candente, las rodillas le temblaban y sus ojos estaban concentrados en verla, solo en contemplarla.
La deleitosa y además traviesa chica, jugaba con su rojita lengua haciendo círculos alrededor y moviéndola de un lado a otro como si fuera golosina.
Deseaba pasar al siguiente nivel y sin dudar ni un solo segundo ya estaba realizando aquello que ya ansiaba probar desde hace rato.
El chico la agarraba del cabello perdiendo el control y la cordura.
Era increíble
-Dios, dios. Daphne eres una puta diosa- gimió descentrado al verla irreconocible esta noche.
....
La jovencilla gimoteaba alto casi sollozando, retorcida de placer en la cama ya desorganizada. Jason la estaba haciendo perder el control, la tocaba, la exploraba, la hacía disfrutar, percibiendo todos sus falanges empapados.
-Oh dios, por... Por favor, quiero, quiero...Más- Jason le dio una fuerte palmada al glúteo ya rojo. Daphne gimió aún más, le estaba empezando a coger gusto.
-¿No querías cosas nuevas?, prepárate porque voy hacer que esta noche sea inolvidable. - la desnudó por completo, dejándole sólo las medias.
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Y al fin ya hacían el amor, se movían desesperados mientras se contemplaban perdidos en la lujuria, Jason estaba sentado y Daphne colocada sobre él a horcajadas, está postura es una de las más romántica de todas, ya por el contacto visual, besos y caricias. Ella tomaba el control haciendo muchas variedades de movimientos, como de vaivén. Gemía, gozaba, estaba disfrutando más que nunca del placer y del amor de esta noche, sus piernas abrazaban las caderas de su chico mientras lo abrazaba fuerte.
Esta vez Jason decidió tener el dominio, la tomaba de la cintura cariñoso, sin brusquedad y entretanto la besaba deliciosamente en el cuello. No podía estar más feliz, la tenía a ella, al amor de su vida, unida a él en este momento.
El uno y el otro disfrutando de la flor de loto.
Ambos tenían la sensación de un amor pleno y sincero. Se abrazaron fuerte gritando al unísono muchos "Te amo", mientras percibían como subían juntos las escaleras del placer, al paraíso, a la gloria.
Después de un largo beso ardiente y desenfrenado, sonrieron exhaustos así como eufóricos, juntaron sus frentes locamente embelasados.