Fué cruel y no precisamente poco.
— Un día, recuerdo que era sábado, fuimos a casa de la vecina, Doris era muy amiga mía. Quería veros a todos, bueno el caso es que a Juliette le llamó la atención el gato, dejamos que jugara con él, pero más tarde escuchamos unos maullidos horrorosos y a Juli reír, nos acercamos y nos dimos cuenta de que había apuñalado al gato y ella estaba toda llena de sangre fue horroroso. — Denisa percibió como en cualquier momento sus lágrimas se iban a manifestar.
Todos estaban escuchando atentamente a Denisa, incluso las mejores amigas de Daphne y Jason. Adrienne, Adonis y Damián también escuchaban la historia algo aterrorizados mientras hacían compañía a Dafi en la habitación de la clínica.
— Con tan solo cuatro años hizo tal atrocidad y eso no es lo peor, luego de regañarla y sentir tanta vergüenza y miedo por mi hija, en un pequeño descuido escuchamos gritar a la vecina de una manera bestial, parecía una película de terror. Cuando nos acercamos nos dimos cuenta de que Juli le había extraído un ojo con las mismas tijeras. Aún la recuerdo toda manchada de sangre y sonriendo de una manera macabra. Sentí un montón de temor.
La mujer secó una lágrima que ya bailaba por sus mejillas, tenía tanto pavor de que su hija le hiciera algo y no solo a ella, si no a toda la família.
— Alexander y yo decidimos dar en adopción a Juliette porque cada vez hacía cosas más atroces y más malvadas. Ella solo decía que escuchaba voces, esas voces le decían que tenía que hacer daño — la mujer temblaba de tan solo recordar la escena—. Me decía que me odiaba y que pronto nos iba a hacer daño a todos como lo hizo con el «gatito miau miau». Y sin dudarlo ni un solo segundo, la dimos en adopción. Sé que estuvo mal, que debí de tratar mejor su enfermedad, pero no quería vivir con ella, soy sin duda una mala madre por eso. Tampoco estuvo bien hacerla pasar por muerta, pero no había otro remedio para poder olvidarla.
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Forcejearon la puerta hasta que lograron entrar en la gran mansión del reconocido aristócrata, el soberano Hoffmann. El jardinero cuyo nombre es Johnny Benet, al fin había confesado dónde vivía Juliette y con quién. Al parecer vivía con el señor Hoffmann, se lo follaba a cambio de dinero y muchos lujos.
Entraron a la casa apuntando a todas partes por si la peligrosa muchacha estaba por allí.
—Hay que rastrear todas las partes de la casa, a ver si encontramos pistas. — el comandante mandó órdenes. Todo el equipo se pusieron en marcha rastreando cada rincón de esa mansión. Hasta que entraron al cuarto de baño, que por cierto apestaba horrible y para su mala suerte el hombre estaba muerto en la bañera con mucha sangre alrededor y una pistola cerca de la mano de este.
— ¿Un suicidio?
— Lo dudo. — habló el comandante saliendo del cuarto que apestaba a muerte—, ¿Cuánto llevará muerto?
— Seguramente como mucho dos días.
— Bueno pues deben de realizar la autopsia y luego que nos expliquen cuál es la causa para informar a la familia Niniadis.
— Jefe, al parecer esa chica a escapado de nuevo. No hay rastro de ella.
Maldita sea...
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Tras pasar tres días Denisa recibió una llamada, Juliette seguía fugitiva y el señor Hoffmann fue asesinado por ella misma. Antes de matarlo y hacer ver que el hombre se suicidó para evitar culparla, la joven averiguó la clave de la caja fuerte y así vaciar todo el dinero posible. .
La mujer perdió las esperanzas de que la encontraran, tal vez la próxima sería ella o sus hijos. El miedo recorría todo su cuerpo de una manera espantosa.
O tal vez Daphne, por ser su hermana gemela.
Debería de contratar a dos guardias de seguridad para protegerse y estar más seguros.
....
Sólo lloraba, no hacía nada más. Le sabía muy mal no poder tener a su bebé, Jason estaba ahí también lamentando lo sucedido. Estaban juntos en la habitación y sólo se acariciaban deprimidos.
— Nena, si nos quedamos aquí todo el día acabaremos mal, debemos salir, despejarnos, hacer algo que nos divierta.
— No me apetece hacer nada...— afligida contestó, aunque él tenía razón no podían seguir así, lo estaba reconociendo — . Aunque ahora que lo pienso podríamos ir a Times Square a ver tiendas, cenar algo y luego hacernos fotos, sabes que las imágenes quedan hermosas de noche por el ambiente y las luces neones.
Jason asintió, era muy buena idea.
— Está bien, luego vamos a casa y por la noche cuando la luna esté descansando sobre el cielo, haremos el amor. — la acarició mientras se acercaba a su rostro para poder besarla. La deseaba demasiado.
— El ginecólogo me ha recomendado otro método eficaz para protegernos ante un embarazo, pero a la vez tengo miedo — se refería porque si tenían acto sexual de nuevo podría quedar embarazada y eso no lo quería —. Tengo miedo de que vuelva a pasar lo mismo, no estoy preparada para algo así.
Él solo la observaba con ternura.
— No volverá a pasar, te lo aseguro.— Acarició su muslo deseando ir más arriba, quería agarrarla del culo y apretarla contra su cuerpo. De nuevo estaba excitado. Sí en un momento así anhelaba hacerla suya. Y mucho.
Se unieron en un beso algo dulce al principio convirtiéndose en algo feroz e incontrolable, imparable, deseable.
Dejando huellas inolvidables al igual que agitantes de sus besos a sus labios. Jay percibía como su miembro se sentía tenso en los pantalones, quería liberarlo.
— A la mierda, quiero que follemos ahora. — Daphne se colocó sobre él frotando su vulva contra su duro pene y a su vez sentía como sus braguitas se estaban remojando.
Joder, lo deseaba y mucho.
Él no se quedaba atrás, besuqueaba como alocado su cuello dulce con esencia a frambuesa; fragancia suave, atrevida, sensual.
Seguidamente humedeció sus dedos para consiguiente masajear su mojado sexo y el clítoris con suavidad. Ansiaba recorrer con sus manos y boca por cada espacio de su agradable figura.