Hoy el tiempo en Nueva York es nublado pero en cuestión de minutos empezó a diluviar, la gente caminaba apurada con sus paraguas chocando con mucha prisa por la estrecha calle.
Era las nueve de la mañana, un horario perfecto para desayunar en el hard rock café mientras puedes ver las gotas de la lluvia por la ventana, al menos eso hacía Daphne que se encontraba tomando caffè macchiato. Estaba sola, harta de estar vigilada todo el día por los guardias en la calle o con el chófer arriba y abajo, todo por causa de Juliette que seguía fugitiva.
Relajada, en este momento se sentía así, no podía estar mejor. Se acarició la barriga pensando en que hace tres semanas había perdido a su bebé, eso la entristeció un poco pero lo iba superando.
«Yo sé que si el bebé hubiera seguido viviendo nos hubiéramos hecho cargo y estaríamos juntos en esto, eso te lo puedo asegurar»
Lo que le dijo Jason el día que ella estaba ingresada le hacía pensar mucho, tenía razón él hubiera estado con ella, pero bueno, ya el bebé no estaba.
Al pasar diez minutos de pensamientos y de relajamiento, Daphne decidió recoger sus cosas para marcharse a casa, el café estaba buenísimo y el ambiente en el lugar simplemente diferente pero ella no podía seguir estando ahí porque a pesar de todo seguía corriendo peligro.
Se detuvo en la hermosa entrada del famoso local ubicado en 1501 Broadway, no tardaría mucho en llegar a casa si iba en su coche, hoy quería conducir ella, hoy todo era ella.
Abrió el paraguas antes de salir para no mojarse, sin embargo alguien la sujetó del brazo fuertemente a lo que la chica lanzó un pequeño gemido de dolor, miró para ver quién era y sin poder creerlo trató de escabullirse.
Era ella joder, era Juliette.
— No Dafi no, tú te vienes conmigo y como no obedezcas lo vas a lamentar.— Juliette la subordinó amenazándola con una trincheta. La joven obedeció asustada y lamentó no haberle hecho caso a su madre.
Juliette iba vestida toda de negro de nuevo con una caperuza oscura. La gente iba corriendo y muy ajetreada por la lluvia si gritaba al igual nadie le haría caso.
— Caminaremos hasta llegar a ese coche. — su ruin hermana señaló disimuladamente a aquel auto que estaba estacionado cerca de ellas —, y te aviso, como trates de escapar o algo por el estilo quemaré la casa con toda la família dentro. Puede que a Jason me lo folle antes de quemarlo también ¿Quieres eso?
Daphne pudo sentir cómo le ardía la sangre de la rabia, joder no podía estar pasando por esto y de solo pensar que su familia podría pasar por esas consecuencias decidió rebajarse, si alguien tenía que cometer un castigo sería ella.
— Responde.
— No.
Juliette la aferraba a ella para que no pudiera huir, transitaron hasta arribar al vehículo, una vez delante la hizo entrar, Juliette cerró la puerta y se dirigió hacia el asiento de copiloto.
Daphne esta vez estaba más que acobardada, había un chico al lado suyo que la miraba perversamente, recorría sus piernas hasta llegar a su rostro con mirada de deseo, cosa que provocó asco en la joven. Juliette no estaba sola, ese chico parecía ser su cómplice.
— Eres muy bella querida Dafi, me gusta tu adorable rostro y tu fina boca. Me gustaría tener mi polla hundida dentro de ella. — se acercó lentamente queriéndola manosear. Pero Daphne actuó primero esta vez armándose de valor abofeteando fuertemente en la cara de ese repulsivo e inmundo sujeto, luego le escupió.
El hombre no se quedó quieto y sin pensarlo dos veces agarró a la la joven y le puso la banda que contenía químicos que actuaban como sedante.
Daphne se sentía poco a poco sin fuerzas, no podía pensar con claridad y se estaba adormeciendo con lentitud y lo último que pudo escuchar fue un «Dulces sueños ».
♥♥♥
Juli apretaba el acelerador con rabia y por primera vez con miedo, con miedo por ser detenida porque la policía los estaba persiguiendo. Estaba yendo más rápido de lo normal acelerando cada vez el coche viejo que funcionaba con dificultad, Samuel tenía a Daphne sedada todavía en el asiento de atrás mientras trataba de convencer a Juliette que fuera un poco más despacio. En este momento tenía un plan suicida, si seguía con esa velocidad durante más tiempo podrían tener un accidente de coche y eso no lo deseaba nadie.
Pero ella no parecía escucharlo, tenía esas voces en la cabeza, deseaba matar a alguien, deseaba deshacerse de Daphne quizás. Pero no la mataría, no por ahora.
La sirena del coche de la guardia civil que estaba persiguiéndola la puso más histérica, la vista le estaba fallando y los gritos desesperados de Samuel la estaba mareando. El vehículo deslucido no parecía ir con normalidad, estaba fallando. Como el plan de Juliette también estaba fallando.
Y en ese preciso momento la vista fue su peor enemiga, como si delante de sus ojos tuviera nubes que la tapan del resto del mundo. El volante iba por sí solo, Samuel trató de manejarlo pero ya era demasiado tarde.