Después de pasarse horas y horas llorando con el corazón partido, en su habitación. Se levantó gracias a alguien, que la estaba moviendo lentamente. Abrió sus ojos lentamente, encontrándose con él y su aroma inconfundible.
Jason la vio desanimada e triste, le entristecía demasiado ver a esa dulce muñeca llorar. De nuevo se había colado por la ventana. La abrazó lentamente, haciéndola sentir segura en sus grandes y anchos brazos.
-ya sé todo, ya lo sé todo. Y tranquila, le he rompido la cara a más de uno. - la muchacha dejó de abrazarlo para consiguiente mirarlo a los ojos profundamente.
-no debiste, hacer tal cosa.
-escucha Daphne, tú estás quedando como una cualquiera y eso no lo voy a consentir. No voy a dejar que la hija puta de Lucy te haga la vida imposible. - Jason pudo sentir hervir su sangre. - estoy harto de aguantar ciertas personas, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, con tal de que te dejen en paz.
Daphne bajó la cabeza avergonzada e asintió sin decir nada. Le dolía la cabeza, su corazón estaba tan roto, que era casi imposible repararlo.
-¿Qué pasa, ternura? - Jason se preocupó al verla débil.
-me duele la cabeza. -Daphne trató de levantarse, pero le fue imposible. Él fue más veloz e se levantó primero.
-Te traeré alguna medicina. ¿Cual debo coger? - se dirigió al baño.
La muchacha afligida le indicó desde la cama la pastilla correcta.
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Jason se quedó con ella hasta que la muchacha quedara profundamente dormida, por causa de las pastillas, que la hizo caer en un profundo sueño. Eran las siete, Jason debía ir a entrenar. Se levantó de la cama e la besó en la frente despacio.
Sintió tanta pena, Daphne lucía tan apagada. Parecía una rosa seca, como si no le hubieran regado. Era tan sensible...
Salió despacio del ventanal e sigilosamente se fue hacia su coche, que estaba estacionado muy cerca de la casa de su pequeña Daphne.
El muchacho jugaba nervioso, dejando salir toda la rabia, le daba fuerte a la pelota hasta meterla en la canasta. Maldijo mil veces toda la complicada situación. Reventó la pelota e se sentó agotado en el suelo sucio. El entrador, se dirigió hacia a el joven e lo intentó animar.
En el vestuario masculino, todos trataron de tranquilizar a Jason. Cuando se enfadaba se ponía de mala leche y sin ganas de hablar. Sus amigos trataron de hacerlo reír y al final lo consiguieron.
-¿Qué es eso? - Max preguntó divertido, ya que Jason estaba semi desnudo sin camiseta o sudadera. -¿Que cosa? - Jason frunció el ceño.
-¿Tienes gatos en casa? -Max y el otro muchacho rieron. -¿De que Coño habláis?
- tienes una parte de la espalda arañada. - Jason sonrió de quién se lo había hecho. Se puso su sudadera blanca e por último su gorra Nike hacia atrás. Hoy tenía un look bastante deportivo e sexy a la vez.
-Daphne es una pequeña felina - guiñó un ojo. Todos sus compañeros rieron divertidos.
-pues si que le gusta, todo lo que le haces Max le dio un codazo a Jason. -anda vamos, tengo el coche a fuera -Jason le dijo, a su amigo mientras se despedía de los demás con un fuerte apretón de manos.
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Dias después, el calor en Nueva York era más relajado. No era tan sofocantes ni tampoco agobiante.
Denisa y Alexander decidieron celebrar su aniversario de bodas. La mujer ordenaba nerviosa a las sirvientas, todo debía quedar estupendo y magnífico para esa noche tan especial.
-señora, perdóneme es que, las flores aún están por llegar. -una de las sirvientas se disculpó con Denisa, que ya estaba nerviosa y muy meticulosa con aquellos pequeños detalles.
-¡Quiero todo listo antes de las cuatro y media! ¿Entendido?
-sí señora, así será.
Daphne caminó despacio hacia su madre para poder tranquilizarla. Las cosas estaban bastante bien y la mujer se estresaba por nada.
El jardín ya tenía las mesas colocadas con cierta elegancia. No era muy sofisticada, estaba perfecta. La vajillas de base blanca, estaban perfectamente colocadas, en orden. Y para destacar más elegancia, pusieron cubertería, cristalería e manteles con un toque de color crema.
-hola mamá, yo creo que todo está perfecto. -Daphne opinó, su madre se giró para verla e se puso aún más nerviosa al ver su hija, vestida con la ropa casual : pantalones cortos blancos, camisa lisa abotonada correctamente y unas New Balance rosadas.
-haz el favor de alistarte, dile a María que te ayude con el cabello y el maquillaje. -ordenó la mayor. -sí, madre - Daphne asintió e entró a casa buscando a María una estilista profesional.
Jason volvió a releer la carta de invitados extrañado.
-¿Por qué nos ha invitado? Él te odia y tú a él también - su padre sonrió. -los enemigos tienen que celebrar juntos Jason. - el hombre respondió ,-sin embargo vamos a ir a ese dichoso aniversario. Y te advierto desde ahora que no te acerques a la hija del Griego durante la fiesta. - Jason esta vez asintió dándole la razón a su padre. Si lo hacia podía meterla en problemas.
Después de darse una buena ducha, nuestro protagonista, se vistió con el traje masculino, compuesto por la chaqueta de solapas largas e de seda brillante. La camisa blanca planchada con algunos botones sin atar, lo hacía ver peligrosamente sexy. Se colocó el pantalón de galón de color negro. Y por último su corbata de moño.
Se miró al espejo con media sonrisa, lucía diferente y bastante atractivo. Guiñó su ojo e se tiró una foto con su inseparable iphone.
Para finalizar, se puso el perfume Dolce & Gabbana ( Pure Homme)
Con un arranque fresco y bastante varonil.
Estaba ansioso por ver a su preciosa Damita vestida de una forma femenina con un toque dulce y sexy. Se sentó en su sofá e sacó un cigarrillo, estaba nervioso o más bien ansioso por verla. Inhaló e expulsó humo. No fumaba muy a menudo, lo hacia a pocas veces. Pero ahora lo necesitaba. Su padre bajó de las escaleras acompañada de su mujer. Ambos muy elegantes.
Casi eran las siete, ya faltaba menos.