Chapter 2 - Capítulo 2: Renacer...

Yao Yuri abrió lentamente los ojos, estaba atada de manos y piernas en lo profundo de una cueva oscura, escuchaba el goteo de agua por las paredes y a lo lejos se oía el sonido de una cascada. Su cuerpo tembló al sentir frío, sus labios estaban quebrados y sentía que tenía mucha sed.

- ¿Donde estoy? - se preguntó internamente - ¿No fui aniquilada por la tormenta de tribulación?

Intentó averiguar dónde estaba, se dio cuenta de que tenía acceso a recuerdos que no le pertenecían.

- Yao Yuri, hija mayor del Emperador Yao Ming del Reino Nanjing en el dominio oeste de las tierras del cielo - analizó cuidadosamente los recuerdos de ese cuerpo, al parecer la verdadera Yao Yuri murió de deshidratación y Yu Hudie tomó posesión de su cuerpo.

Al analizar sus meridianos y su dantian se dio cuenta de que estaba sellado por un coágulo de sangre negruzca.

- Envenenada - Yao Yuri frunció el ceño y empezó a hacer rotar su poder espiritual. Después de un tiempo tosió un bocado de sangre negra y su dantian quedó despejado. Se dió cuenta de que este cuerpo tenía un excelente talento innato y de inmediato empezó a cultivarse, absorbiendo la energía de la tierra y distribuyendola por los órganos, huesos y músculos de todo su cuerpo, su débil cuerpo empezó a fortalecerse rápidamente, se dio cuenta de que la anterior Yao Yuri ya estaba en la quinta etapa del reino Shenti. En la refinación espiritual había ocho reinos: Shenti, Xinzhi, Dadi, Shuijing, Tiankong, Tianshen, Yuzhou Shen y Shangdi; el primer reino, Shenti, se dividía en nueve etapas y se concentra en el fortalecimiento del cuerpo físico, las etapas tercera, séptima y novena eran cuellos de botella difíciles de superar sin talento innato sobresaliente o píldoras medicinales.

Después de recuperarse físicamente, Yao Yuri sonrió fríamente y separó sus manos con fuerza, la cuerda hirió sus muñecas pero se rompió después de aplicarle más fuerza, al parecer los secuestradores no contaban con que pudiera recuperar su base de cultivo tan fácilmente. Con las manos libres, desató la soga que ataba sus pies y se levantó con algo de dificultad, descubriendo que había estado allí por casi dos meses y que por eso se le hacía difícil caminar. Se estabilizó sujetando las paredes rocosas y salió de la cueva lentamente. La luz intensa del día le hizo cerrar los ojos por unos segundos, respiró profundamente sintiendo una paz y calma que jamás había sentido antes. Se miró su ropa desgarrada y sucia, era un lindo vestido de terciopelo blanco, claro que ahora tenía rastros de sangre seca y de la sangre negra que había escupido, estaba rasgado en las mangas y estaba sucio con lodo y tierra. Suspiró pesadamente y decidió asearse en el riachuelo junto a la cueva, se quitó el magullado vestido y se hundió por completo en las aguas transparentes del riachuelo, mientras disfrutaba del agua que limpiaba su piel, lavó tanto como pudo el fino vestido y se lo puso bajo el agua, después salió del río como una ninfa nacida en las puras aguas de manantial. Caminó por la hierba musgosa de la orilla del río, reviso sus magulladas manos para ver si poseía algún anillo interespacial, no lo tenía, sus manos estaban limpias. Suspiró frustrada y se quedó parada por un momento, intentando decidir que hacer. Se sentó con las piernas cruzadas y decidió cultivarse tanto como pudiera, después pensaría que hacer.

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Pasaron así dos días enteros, Yao Yuri llegó a la sexta etapa del reino Shenti, abrió los ojos y suspiró pesadamente. Los recuerdos no le dijeron donde estaba ni como podía salir de allí. Observó con cuidado su entorno y divisó una gran árbol a unos quince metros de distancia, sus ojos brillaron con intensidad y caminó decidida hacia el grueso tronco del árbol, se paró frente a él y empezó a escalarlo con dificultad, el cultivarse le había ayudado a sanar heridas internas pero sus manos y piernas todavía dolían. Le costó pero pudo llegar a una rama bastante alta, miró hacia el frente y sus lados, sólo podía ver árboles hasta donde alcanzaba su visión. Suspiró nuevamente y comenzó a meditar y cultivar nuevamente, tenía que llegar al reino Xinzhi para poder hacer uso de su atributo, pero eso tardaría un tiempo indeterminado.

Unas horas después y con el sol ocultándose, Yao Yuri abrió bruscamente los ojos, se giró para ver a sus espaldas y vio a lo lejos el resplandor del fuego en una fogata. Sus ojos se iluminaron y continuó a través de las ramas de los árboles mientras seguía el resplandor, estuvo a punto de caer un par de veces pero era bastante ágil e intuitiva. Le tomó una hora llegar al lugar donde se había encendido la fogata. Vió tres jóvenes que cocinaban carne al fuego, uno de ellos tenía el cabello rubio oscuro y el brillo del fuego le daba un aire misterioso, los otros dos tenían el cabello oscuro, Yao Yuri podía decir que uno de los jóvenes estaba en el reino Dadi mientras que los otros dos estaban en el reino Xinzhi, ella no iba a lanzarse impulsivamente, sabía que debía analizar si no le causarían daños, recordó la técnica de ocultamiento que había aprendido en su vida anterior, no podría mantenerla por mucho pero le serviría un tiempo corto. Respiró profundamente y repitió el poema ancestral en su mente, en poco tiempo su figura se volvió borrosa y se confundió en el ambiente...