Los Montes Paozu. Un gran ecosistema de aire puro y místico, caracterizado por una incontable cantidad de montes de kilómetros de altura, de vegetación verde y frondosa, con variedad de animales y depredadores ápice que harían a cualquier explorador pensar dos veces ingresar éste enigmático lugar. Y en este lugar, unos pasos ligeros se oían en el tope de uno de éstos montes.
Un muchacho de apariencia infantil, vestido con un gi ligeramente holgado de color azul, un cinto blanco y unas botas de campo negras, corría a grandes velocidades –no más lento que un automóvil–, esquivando con agilidad los troncos de diversos árboles grandiosos.
"¡Yuju!", el muchacho aulló con alegría saltando al borde del monte en el que estaba, la luz lo alumbró y su apariencia se desplegó por completo, con una caballera amplia caracterizada por unos mechones alocados algunos que se postraban frente a su frente, otros que iban hacia el frente, otros hacia los lados y otros hacia atrás, de un color oscuro profundo al igual que sus ojos, sin embargo, aparte de su revoltosa melena, lo más llamativo radicaba en su coxis, una alargada cola de pelaje marrón oscuro se extendía a una longitud mayor al de una pierna, moviéndose con movimientos alegres, en medio del aire, el muchacho fijaría con su mirada un árbol en el monte consiguiente, así que cayendo aceleraría su caída y usando la rama de soporte, se impulsaría dentro del monte, siguiendo su travesía a lo largo de los montes.
En uno de los varios montes había una acogedora choza de arquitectura tradicional japonesa, era el atardecer.
El peculiar muchacho de cabello alocado apareció de entre los árboles cargando el cadáver de un enorme tigre dientes de sable, caminando se acercó a la choza.
De la choza apareció un hombre anciano con varias vendas en el torso, un bigote llamativo y una calva cubierta por un sombrero de artista marcial.
"Pequeño Gokú", le saludó el anciano, sentándose en una silla que había fuera de la choza.
"Abuelo", Gokú notó como el anciano estaba pálido, con preocupación Gokú corrió hacia él, dejando al tigre en el suelo, "Abuelito… empeoraste", el Anciano sonrió sutilmente.
"Era inevitable, ya no soy el mismo Gohan de siempre", se rio con calma, Goku miró hacia el suelo con una expresión un poco triste, "Pero sabes, no importa mucho que vaya a morir, aun así, no me has podido ganar", se burló el anciano con una sonrisa, levantándose y desapareciendo, gokú movió su mirada y vio al abuelo Gohan con un cuchillo al lado del enorme tigre. Le señaló que viniera. Gokú tragó, sintiendo un nudo en la garganta, pero fue inmediatamente con su abuelo, "hazle como ya te enseñé", Gohan giró el cuchillo y lo sostuvo de la hoja, otorgándoselo a Gokú, "Hoy te toca hacer la cena", Gokú con ojos llorosos miró a su abuelo y luego al cuchillo, Gokú se frotó los ojos y tomó el cuchillo.
- - -
Gokú abrió sus ojos sintiendo una pequeña lágrima recorrer su ojo.
Growl.
Su estómago rugió ligeramente.
"mngh", Gokú se estiró y se dispuso a hacer algunos ejercicios mañaneros, antes de vestirse con su gi azulado y salir de la choza con el espíritu en alto, gokú tomó un balde de madera y lo enganchó al gancho del pozo circundante, después lo bajó con la manija y lo subió de nuevo. Tomó agua y luego caminó unos metros hasta quedar frente a un pequeño altar con un cojín púrpura, una serie de objetos, entre ellos un bastón rojo con puntas doradas enfundado y una esfera unos 12 centímetros de diámetro con 4 estrellas en su interior.
"Buenos días, Abuelo", Gokú hizo una reverencia ante el altar, luego volvió a su hogar, de donde sacó una gran sierra de una habitación de herramientas, después de eso, corrió, desapareciendo entre la frondosa vegetación.
Gokú no tardaría en llegar a un pequeño campo con algunos árboles cortados y colocados en el suelo.
"Muy bien", dijo con una ligera sonrisa, Gokú optó por el tronco más grande, cortando hacia abajo y encajándolo, antes de focalizar toda su fuerza en rebanar el tronco y separarlo.
Después de éste proceso gokú se subiría al tronco y se comenzaría a movilizar con él usándolo de rueda.
"Hm, hm", Gokú comenzaría a tararear una canción alegre y se movería de regreso a su hogar.
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Click.
"Ah~", una jovencita suspiraría con un atisbo de molestia en su voz. "Quién diría que una de las esferas se hallaba en los masivos territorios de los montes paozu", su mirada era intercambiada entre el camino en frente suya y un aparatejo peculiar de unos 17cm de diámetro con una pantalla verde que mostraba un punto amarillo pitando intermitentemente y un punto blanco en el centro. "Muy bien, un par de kilómetros, no creo que me tarde mucho", la jovencita sonrió convenciéndose e ingresó a su vehículo, un automóvil 4x4, el cual accionó y éste comenzó a avanzar a través de un piedroso camino.
¿Su meta? La cima del monte en el que se hallaba.
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Gokú notó unos monos mirándolo con curiosidad.
"Hola monitos", sonrió agitando su cola, "wup, estoy por llegar", notando el tronco agarrar inercia por una bajada, Gokú maniobró habilidosamente, agarrando más inercia, cuando su mirada cayó sobre varios árboles familiares, él saltó, ocasionando que el tronco rebotase hacia arriba con él, y de acuerdo a como había predicho, ante Gokú y el tronco, el campo abierto en el que vivía se reveló.
"Muy bien"; sonriendo Gokú tomó el tronco en medio del aire y aterrizó suavemente en la tierra, soltó el tronco frente a su choza y agitó sus manos, tomó la sierra que se había llevado y la guardó en la habitación para herramientas. "Hum~, Hum~", tarareando Gokú se posó frente al tronco, el cual era casi tan alto como un niño y tan grueso como cuatro niños de la complexión física de Gokú. Agarrando el tronco, Gokú soltó un gruñido que marcaba un aumento en su concentración, en sus ojos se marcó la seriedad y su rostro adquirió severidad, y sosteniendo el tronco con ambos brazos por alrededor de dos segundos, lo lanzó causando que éste girara como una moneda a varios metros en el aire, Gokú se impulsó saltando más de 4 metros de altura y alcanzando al tronco en su momentum, sin mayor dilación, el muchacho de cabello alocado impacto varios golpes y patadas precisas, y tras unos tres segundos, éste aterrizó con fuerza, causando un ligero levantamiento de polvo, detrás de él, cubos de leña aterrizaron de una manera ordenada.
"Leña lista", Gokú golpeó sus palmas y luego caminó hacia el bosque mientras ponía una expresión ligeramente reflexiva, "¿Qué puedo comer hoy?", Se preguntó ingresando al bosque e impulsándose, balanceándose por las ramas de los árboles, llegando a un bosque al borde del monte, arrancó una manzana y observó el precioso panorama. "Gracias…", Gokú susurró.
Crunch, Crunch.
Mientras masticaba la fruta Gokú miró hacia abajo, y después sonrió, una idea le había llegado.
"¡Ya sé!", Gokú saltó del árbol, alcanzando una gran velocidad descendente, pronto, ante él apareció un amplio río que cursaba entre varios montes altos.
¡Splash!
Bajo el acaudalado río, Gokú nadó y llegó a una orilla donde se sacó la ropa y la secó. Movilizó su cola y se dispuso a usarla para pescar, posicionando la punta dentro del río, en no menos que unos segundos, Gokú percibió un gran cuerpo bajo el río acercarse, y cuando éste saltó para intentar devorarlo, Gokú saltó simultáneamente, focalizando toda su fuerza impactando contra las branquias de la bestia marina.
"¡Wup!"
Tras éste breve intercambio, Gokú tomó al gran pescado de la cola y regresó rápidamente a la orilla, poniéndose la ropa y disponiéndose a regresar a su hogar.
- - -
Brrm.
El sonido de un motor resonaba por la zona, en un camino cerca del hogar de Gokú, se podía ver aquella peculiar camioneta avanzando a buena velocidad. La muchacha se detuvo brevemente y sacó su radar.
"500 metros", la muchacha asintió, apagó el aparato y reanudó la máquina, mientras el camino se revelaba teniendo varios techos de ramas naturales, y el sonido de la naturaleza por su cuenta, una serie de pasos sobre hojas y ramas secas resonó cerca de la camioneta, hecho que no pudo captar debido a su poca experiencia en el discernimiento de sonidos, y al ruido de la camioneta.
Poco a poco, esos pasos se acercaron, y sorpresivamente para la muchacha, una silueta apareció frente a su camioneta, con reflejos no muy sorprendentes, la muchacha se apresuró a presionar los frenos, deteniéndose apenas un par de centímetros frente de la silueta, era el muchacho de cabello alocado, Gokú.
Con las pupilas dilatadas y su nariz captando una serie de nuevos olores, Gokú soltó el pescado y retrocedió tomando una posición de combate y mirando al automóvil con seriedad.
El motor se detuvo, y la muchacha salió con ligera preocupación.
"¡Hey niño est-! Oh" Y notando que gokú estaba bien –Y hasta demostraba elevada cautela–, ella lo miró con ligero alivio.
"¿Quién eres?", preguntó gokú con un semblante serio, moviendo su cola lentamente, en anticipación.
"Oh", la muchacha, una jovencita de unos 16 años de edad de cabello lacio lavanda abrochado con una liga de bolitas rosadas, y de ojos color púrpura intenso, llevando una vestimenta inusual, consistiendo en unas botas de viaje de diseño inusual, un vestido amarillo con las palabras "CAPSULE", un short oscuro bajo el vestido y unos guantes de cuero marrón oscuro. "Soy Bulma", se presentó la muchacha peli azul, "¿me perdonas por casi atropellarte?", preguntó juntando sus manos, Bulma sabía distinguir entre las personas de ciudad y de zonas rurales, según su evaluación, Gokú cabía dentro del último, pero con un grado de fiereza parecido al de un animal.
Gokú miró a la camioneta y luego de nuevo a Bulma.
"Tú… eres una chica, ¿no?", las memorias de gokú se refrescaron poco a poco, y recordó una de las pocas veces que su abuelo lo llevó a una zona poblada, había muchas máquinas parecidas a la camioneta de bulma, y, por tanto, también podía recordar bastantillo de la educación que su abuelo le había impartido. La pregunta, sin embargo, tomó por sorpresa a Bulma, de hecho, le avivó una ligera preocupación, aunque no se la mostró al muchachito.
"Sí…", Respondió Bulma con sutileza.
"¡Oh!, ¿Y qué hace una chica tan adentro en los montes Paozu?", Gokú preguntó relajando su postura. Poniendo sus brazos en su cintura y alzando una ceja.
"Ah, ¡Ah!", Bulma se apresuró a entrar en su auto y sacar su aparato, el cual encendió, alertando ligeramente a Gokú, la chica volteó hacia gokú y lo notó poniendo una expresión de cautela.
"¿Qué es eso?", preguntó Gokú.
"Es… es un objeto que inventé", respondió con ligera duda en su voz. En ese instante, un gruñido sonó. "¿Eh? ¿Qué fue eso?", Gokú miró al pescado.
"Fui yo", respondió tomando al pescado, "Voy en dirección de mi hogar, ¿quieres venir?", preguntó Gokú con soltura.
Bulma revisó el aparato y luego la dirección en la que Gokú se disponía a ir.
"¿De casualidad tu casa está en esa dirección?", Gokú la miró con ligera confusión, pero luego asintió. "Si quieres puedo llevarte en mi camioneta", dijo Bulma tocando la puerta de su camioneta con una expresión ligera de orgullo.
"Hmmm, ¿cómo sé que no quieres comerte mi pescado?" Preguntó Gokú con sospecha en tu voz.
"Ah, no, nada de eso, yo ya comí hace poco", Bulma agitó su cabeza y ondeó sus brazos en señal negativa, "Solamente que creo que vamos en la misma dirección", añadió con una ligera sonrisa.
"Hmm, bueno, pero, ¿dónde pongo el pescado?", Gokú finalmente aceptó, si resultaba que iban en la misma dirección, no había problema en aceptar.
"En la caja", Bulma respondió con una ceja arqueada, y señalando la parte trasera de la camioneta, Gokú asintió, así que saltó elevándose 4 metros antes de aterrizar en el techo del auto y colocar el pescado en la cajuela, Bulma se quedó con los ojos como platos y con la boca abierta de par en par.
"Listo", Gokú se sentó en el techo. Bulma miró la caja notando como el pescado cabía perfectamente y luego a Gokú, calmando su acelerado corazón.
"Pequeño- ¿Cómo te Llamo?"
"¡Son Gokú!, ¡ese es mi nombre!", se presentó Gokú con una sonrisa, "¿Qué pasa, Bulma?"
"Ah, eh, tú vas conmigo", dijo señalando el interior de la camioneta. Gokú, con signos de "?", sobre su cabeza, se bajó y vio la puerta del auto.
"¡Oh!", Gokú abrió la puerta e ingresó, cerrando la puerta, "Vaya, ¡es cómodo!", vio a Bulma entrar en el asiento del conductor, y la notó accionar la camioneta con un botón, notó a Bulma colocar el aparato a su lado. "¿Qué es esto? Lo inventaste tú, ¿no?", Bulma lo miró de reojo y asintió.
"Lo llamo Radar del Dragón", dijo con una sonrisa orgullosa.
"¿Radar del Dragón? Que nombre tan peculiar, ¿qué hace?"
Mientras la camioneta se movía, gokú notó la mochila de bulma y unos objetos claquetear dentro.
"Bueno-", Gokú curioseó notando dos esferas anaranjadas en la mochila de bulma.
"¡Ah! ¡Estas esferas…!"