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Chapter 8 - - Venerable

"¡Venerable Chamana!", Pocawtha hizo una reverencia respetuosa y luego miró a Gokú, "¡Peleas muy genial! Me gustaría aprender un día de ti", dijo, Gokú asintió con una sonrisa. La chamana puso su mano en la cabeza de Pocawtha.

"Ándale, ve a jugar con tus amigos", Pocawtha asintió con una sonrisa y se despidió de Gokú y Bulma, retirándose hacia la plazuelita de la aldea. Bulma miró a la niña con emociones complejas en su rostro.

"¿Te molesta la idea de que los humanos seamos salvajes?", preguntó la Chamana con una sonrisa.

"No", Bulma se apresuró a negar, pero rápidamente negó la negativa, "Bueno… sí, un poco". Gokú miró la situación un poco confundido.

"Los instintos son algo natural y preciado de los seres vivos, joven Bulma, no por eso es algo que debamos despreciar", la anciana se sentó entre Gokú y Bulma, "puedo ver de dónde viene tu desagrado, yo era igual a ti en mi juventud", dijo recordando el pasado. "Despreciaba a los guerreros porque me parecían lo más salvaje de entre los humanos, y en cierto modo era así".

"¿Y qué te hizo cambiar de opinión?" Preguntó Bulma.

"Un guerrero sangriento", respondió la anciana, "en mi búsqueda de ser lo opuesto a ellos, estudiando múltiples artes mágicas, me enfrenté a un famoso artista marcial cuya forma de combatir era muy violenta, él me reveló las partes más oscuras de mí, mis instintos de guerra". Bulma abrió sus ojos sorprendida. "Todos tenemos en nuestra vida momentos en los que explotamos, nuestros instintos salen a flote, y nos volvemos la parte más primitiva y salvajes de nosotros mismos, como le pasó a los aldeanos, construyeron tanta frustración debido a la intervención de una bestia, que cuando hubo oportunidad, ellos mismos se volvieron la bestia"

"Pero entonces… ¿qué sentido tienen la moral y leyes?", preguntó Bulma haciendo una expresión de entendimiento.

"Son un método", respondió la anciana. Bulma miró la esfera, la respuesta fue suficiente para Bulma, los humanos eran bestias, pero podían no serlo, podían domesticar a su bestia, el cómo era una historia para otro momento. "Por cierto, esa esfera que traes en tus manos, yo se la di a la pequeña Pocawtha", dijo la anciana.

"¿En serio?", Bulma preguntó.

"Hala, como mi abuelito", comentó gokú.

"Sí, esa esfera la encontré en el Río paozu durante mi juventud, noté sus propiedades místicas al poco tiempo, por eso es que empecé a estudiarla de cerca", dijo con una sonrisa, "esa esfera en particular, tiene la capacidad de interrumpir el flujo de energía psíquica, o de ayudarla", Bulma arqueó ambas cejas.

"¿Las esferas pueden hacer eso?"

"Eso no sé", dijo la anciana, "Pero te puedo asegurar que tienen una cierta numerología de acuerdo a la cantidad de estrellas que tiene", dijo la anciana levantándose, "¿se van a quedar a la fiesta?"

"Pues, ya es de noche, nos quedaremos ésta noche y partiremos mañana", la anciana asintió. Agarró la mano de bulma y le puso algo.

"Bueno, si participan en la fiesta, bienvenidos son", la anciana se levantó y retiró. Bulma abrió su palma, ahí estaba la cápsula prototipo.

"Oh", Bulma la guardó en su cajita, y también guardó la esfera en su mochila, con ésta ya eran 5.

"Oye Bulma, ¿qué es una fiesta?", preguntó Gokú.

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Gokú participó en la primera fiesta de toda su vida, y comió mucho, mucho, esto permitió a Gokú disfrutar de un modo esclarecedor, de hecho, nunca se sintió tan bien como ese momento, Gokú sintió tal armonía que pudo afirmar que se volvió más fuerte, era una cosa peculiar que sucedía cuando disfrutaba bastante algo, hasta su cola se agitaba de felicidad.

Bulma, en cambio, no era una persona mucho de fiestas, así que temprano se fue a dormir, la familia de Pocawtha le ofreció usar su casa, a lo que Bulma amablemente aceptó.

Antes de irse a dormir, decidió anotar los eventos de los últimos 3 días.

En cuanto a Gokú, las conversaciones que presenció las olvidó en su gran mayoría, se guardaron en lo profundo de su subconsciente.

Así la noche del 3 de septiembre finalizó.

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A la mañana siguiente, Gokú fue el primero en despertarse pese a prácticamente desvelarse durante la fiesta, salió de la casa y corrió rápidamente al bosque hacia el oeste, éste bosque era la entrada a los montes Paozu y a unos cuantos kilómetros existía un río masivo que se ramificaba en muchos ríos más pequeños, Gokú fue a ese río para entrenar por una hora aproximadamente antes de regresar ligeramente mojado y desayunado con una gran sonrisa, se encontró con Bulma preparada para el viaje.

"Ah, ahí estás Gokú", Bulma lo saludó. Tenía un mapa bastante amplio en la mano, parece que había hablado con algunos aldeanos sobre detalles importantes de su próximo objetivo.

"Hola Bulma", dijo Gokú con una sonrisa, notó a algunos aldeanos despiertos que se reunían, algunos hablaban contentamente entre ellos.

Cuando hubo varios aldeanos reunidos, todos agitaron sus manos.

"¡Gracias Gokú y Bulma!", exclamaron con una gran sonrisa. Bulma asintió con una ligera sonrisa.

"¡Jajaja, sí, gracias a ustedes por la fiesta!", agradeció Gokú.

Bulma accionó su motocicleta y Gokú llamó a Kinton, de éste modo, partieron a su esperado viaje.

Tanto Gokú como Bulma disfrutaron de la fresca brisa mañanera, pasaron por un amplio camino que ingresaba directamente a los montes paozu.

"En nuestro camino vamos a pasar por un gran y peligroso desierto conocido como el 'Desierto Blanco'", dijo Bulma mientras viajaban.

"¿Un desierto? ¿Uno de esos lugares super peligrosos y calientes?", Preguntó Gokú. Bulma asintió.

"Lo que me preocupa es la leyenda reciente que se cuenta de esos lugares", dijo suspirando, "se cuenta de unos bandidos que son bastante viciosos, y qué si uno no es cuidadoso en su paso, podría terminar presa de ellos", Gokú miró a Bulma en silencio, pudo sentir un poco de emoción al escuchar la leyenda.

Pronto arribaron ante un río colosal que parecía laguna de lo grande que era.

"Otra vez me vas a tener que cargar", dijo Bulma bajándose de la moto y volviéndola cápsula

"Está bien", dijo Gokú sin pensarlo demasiado, Gokú se bajó y mostró la espalda para que se subiera Bulma.

"Hop", Bulma se agarró fuerte, y Gokú la sostuvo, antes de saltar y aterrizar sobre la nube, "E-espera, me estoy cayen-", las rodillas de Bulma aterrizaron sobre la nube y ésta se dio cuenta que la nube no la rechazó.

"Up- ¡oh!, ya puedes subirte", dijo Gokú sorprendido, "¡Felicidades!"

"Sí… gracias", dijo Bulma ruborizada, le avergonzaba el asunto relacionado a la nube. Aunque si Roshi y la tortuga vieran esto, quedarían sumamente sorprendidos.

"Si puedes subirte, ¡entonces ya podemos ir más rápido!", dijo Gokú con una sonrisa, "Agárrate bien", le dijo a Bulma, Bulma hizo caso instintivamente, y la nube aceleró a grandes velocidades.

"¡Espera Gokú!", al grito Gokú se detuvo. "No te sabes el camino"; dijo Bulma con una ligera sonrisa.

"Ah, es cierto".

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Al cabo de un día, Gokú y Bulma llegaron a un desierto de arena blanca. Era el tan infame desierto blanco.

"Guau, ¿esto es un desierto? Es más depresivo de lo que mi abuelito me contó", dijo Gokú sorprendido a la falta de verde y de vida.

"Si son bastante horribles los desiertos", dijo Bulma bajándose de la nube, ya se estaba haciendo de noche, después de todo. "Descansemos un poco", dijo Bulma, pero Gokú la miró con una ceja arqueada.

"Pero podríamos acortar la distancia de en la nube", Bulma lo miró con una mirada que decía 'no'. "Bueno, bueno", pero Bulma suspiró.

"No me gustan las altas velocidades que alcanza la nube, mañana continuamos en la nube", dijo Bulma sacando la casa, "ven", Gokú se bajó de la nube y siguió a Bulma.

Bulma le indicó a Gokú esperar, y éste se quedó en la sala pensando por sí solo, un ligero recuerdo le vino y se decidió, después de completar su decisión, procedió agarrar uno de los libros de ciencia de Bulma.

"Uhm", Gokú echó un ojo con seriedad, pasando las páginas después de ver las letras y dibujos. Era un libro de química.

Al cabo de un rato Bulma apareció con un camisón para dormir.

"¿Hmm? ¿estás leyendo?", Gokú alzó la mirada y se le podía ver con el ceño fruncido y un puchero.

"¿Qué es leer?", Bulma cayó por la inesperada pregunta.

"¿No sabes que es leer y tienes un libro en las masnos?", Bulma se masajeó el entrecejo.

"No entiendo nada", Bulma se rio.

"Igual es un libro de química avanzada", dijo Bulma quitándole el libro de las manos y colocándolo en el estante, "ya es hora de dormir", Bulma entró en la habitación y Gokú la siguió.

Ambos durmieron y la noche pasó.

En la madrugada, Gokú despertó.

"Hmm", Gokú se levantó y notó a Bulma durmiendo plácidamente, su camisón se había levantado ligeramente, notó una carencia de bulto. Gokú se rascó una mejilla, "que raras son las mujeres".

A esta pequeña situación, Gokú salió y sintió la brisa fría del desierto.

"Es bastante mortal el desierto, ¡me gusta!", dijo Gokú con una sonrisa, caminó hacia la entrada a los montes Paozu y cazó varios animales que cocinó de diversas maneras.

Después de tener su manjar hecho, Gokú se sentó y agradeció por la comida.

"¡A comer!", Gokú se abalanzó y propino grandes mordidas a su comida, con los ojos cerrados, disfrutó el sabor y el placer que ello le traía, la fuerza y energía recorrió su cuerpo y ¡lo hizo sentir como que podía hacerlo todo!

Gokú sintió sus músculos tensarse y relajarse brevemente, mientras su paladar le mandaba señales deliciosas, Gokú degustó su banquete por un rato.

Después de comer alegremente, Gokú se palmeó la panza y comenzó a entrenar golpeando con precisión en el aire, en algún punto supo que Bulma se había despertado porque la escuchó gimotear, algo que hacía cada mañana y que le parecía extraño a Gokú.

Un rato más tarde, Bulma salió con una vestimenta apta para el desierto, cubriéndola por completo.