Atónita lo mire fijamente, prácticamente habíamos salido durante casi dos semanas y estábamos a menos de otras dos para irnos a Hawái, cuando él comenzó la conversación después de la cena con "Quiero que sepas algo"; jamás imagine que fuera a contarme algo tan intimo y privado. Creo que ahora podía comprender como se sintió él, cuando en la primera cita le conté sobre mi experiencia con Steve. Aunque lo hice con la finalidad de evitar que pensara que había sido mi debilidad emocional la que me había orillado o incitado a aceptar que me sentía atraída hacia él.
Recuerdo su expresión oscura y molesta cuando le conté aquella historia de terror, el modo en que me estrecho entre sus brazos y susurro en mi oído:
—Jamás te haría daño, te juro que… puedes confiar en mi.
Era una frase dramática y quizá para algunas personas podría sonar hasta cursi, pero cuando tienes el corazón roto y desconfías, escucharle decir eso a la única persona que te ha hecho pensar en volver a confiar es realmente tranquilizante.
La segunda cita fue menos dramática y con menos charla, en realidad me pase todo el día en su casa jugando juegos de mesa con él y con sus hijos, esos pequeños son realmente encantadores. Cocine para ellos, vimos televisión, armamos rompecabezas, fue uno de los días mas tranquilos y relajados que había tenido en años, aunque eso me hizo recordar de nueva cuenta lo que perdí, pero en esta ocasión la tristeza no me inundo con la misma fuerza, solo tuve que observar los rostros sonrientes de Adrien y Cassie para comprender que mi hijo vive en mi interior y siempre será así.
—Estas muy callada… ¿Te encuentras bien?
Volví a mis cabales, coloque mi mano en su mejilla y carraspee.
—Entonces… perdiste la virginidad con una mujer trece años mayor y no conforme con abusar de ti, te entreno para ser un Don Juan.
No era una pregunta, era mas bien una acusación, estoy consciente por mi trabajo que esa clase de historias son mas verídicas y comunes de lo que la sociedad esta dispuesta a admitir; después de todo, ni siquiera podríamos llamar a lo que esa tal Christina le hizo como violación, por que él es hombre… pero en mi opinión, perturbar de esa forma la inocencia de un ser humano, independientemente de su genero debería ser castigado con todo el rigor de la ley.
—No te lo conté para hacerte sentir incomoda conmigo… solo quería que supieras, la razón por la cual durante mucho tiempo el sexo casual fue el pináculo de mi vida. No quiero que pienses que si soy atento contigo, estoy tratando de llevarte a la cama.
Me reí y sacudí la cabeza.
—Por supuesto que se eso, si esa fuera tu intensión habrías entrado en modo conquista desde el momento en que nos conocimos. No me siento incomoda contigo, solo estoy asqueada, asqueada de comprobar que hay personas sin escrúpulos que abusan de la inocencia de los demás.
Dicho eso me incline y bese sus labios con delicadeza, fue a penas un roce delicado pero que lanzo chispas entre nosotros.
—Entonces, supongo que cuando llegue el momento de dar un paso adelante en la relación tendré que tomar la iniciativa—susurre haciéndolo reír, Derek acaricio mi cabello y me miro.
—Eso suene interesante.
Tras nuestro pequeño encuentro romántico, cambie de tema, no quería que el tono de la conversación continuara siendo tan lúgubre, además conversar con él era tan sencillo, que comencé a ponerlo al tanto de cómo iba mi caso; había comenzado a disfrutar el modo en que ponía atención a cada palabra.
—¿No te aburre que te cuente sobre esto? —pregunte mientras lo observaba comer de la rebana de pastel que había ordenado como postre.
—Para nada, sinceramente me fascina verte en acción. Tus ojos brillan de un modo peculiar y es simplemente encantador.
Sonreí y continúe con la platica.
—El juez llamará a los testigos a declarar mañana y pasado mañana así que tendré que pasar la mayor parte del día en el juzgado—informe —. Por cierto, me había olvidado por completo de preguntarte, el juez de lo familiar me comento que Abigail no ha acudido a ninguna visita.
Derek miro el suelo y asintió.
—Si, solo sé que esta cobrando los cheques que le envió por la pensión pero no hemos sabido nada de ella, desde aquel en día en su casa. Supongo que aun no se recupera de la impresión por haber perdido ante ti.
Sonreí por el tono gracioso que uso al decir lo ultimo pero, algo no me gustaba en ese comportamiento, perder o ganar, al final de cuentas obtener la pensión era su meta, ¿o no?, de otro modo no habría usado a los niños como rehenes, a menos claro que… estuviera planeando algo, si ella fue capaz de inventar un embarazo para obligar a Derek a casarse con ella y después comprar a un indefenso bebé con una facilidad pasmosa para conservarlo, quizá no estaría demás tomar precauciones y poner mas atención en esta repentina desaparición.
—Derek, sé que no es mi asunto, y te digo esto como tu abogada y no como tu cita… sugiero que le pongas mas seguridad a los niños, sé de casos en los que el padre que se ausenta después de un divorcio, trata de llevárselos a la fuerza; por ejemplo, hace un par de años, ayude a una mujer con tres hijas a divorciarse de su esposo apostador, el hombre acepto tras amenazarlo con descubrir su afición al juego ante el juez, firmar el divorcio de común acuerdo, y desapareció sin acudir a las visitas o pagar la pensión y seis meses después se llevo a las niñas de la escuela. Tardamos casi año y medio en localizarlo, y resulto que estaba en Brasil, recuperarlas por la vía legal fue imposible por que allá no hay extradición. La madre tuvo que contratar a una persona que las "secuestrara" y las trajera de nuevo a Miami.
Derek me miro sorprendido y apretó los puños.
—¿Quieres decir que, Abigail podría intentar secuestrar a mis hijos?
Asentí preocupada y después coloque mi mano en su hombro.
—Es solo una precaución—dije intentando hacerlo sentirse mejor —. Sé que tampoco es mi papel recomendar esto, pero… creo que también tratar de investigar sobre el verdadero origen de Adrien podría darnos ventaja sobre ella, después de todo, demostrar el alcance de su locura ayudaría a que ella se lo pensara dos veces antes de intentar acercarse a los niños con malas intenciones.
Derek me miro y sonrió, parecía haber comenzado a cavilar, juraría que casi podía escuchar los engranes de su cerebro moviéndose mientras pensaba como prevenir algo así.
—Creo que tienes razón, pero, no puedo simplemente ponerles un guardaespaldas, no quiero que mis hijos crezcan de esa forma, desde que nacieron he intentando que vivan una vida lo mas normal posible, y aun me faltan unos meses para terminar la película; había pensando en tomarme un descanso para pasar tiempo con ellos y… contigo, pero, mientras tanto ¿qué debería hacer?
Hice todo lo posible por pensar una forma, pero siendo él quien era y teniendo una madre con mucho dinero y poca moral, no había muchas opciones.
—Yo los cuidare—dije en tono seguro—. Puedo tenerlos en mi oficina mientras trabajo, la tutora puede darles clases ahí y si debo salir a los juzgados, puedo pedirle a Anne que los cuide, de esa forma ellos podrían pasar más tiempo con Lily, y jugar.
Derek sonrió y tras colocar un mechón rebelde de cabello detrás de mi oreja suspiro.
—Eso me encantaría, pero… no quiero que te sientas presionada, aun estamos iniciando nuestra relación y que cuides a mis hijos me parece que es pedirte demasiado, no creas que no estoy consciente de que es doloroso para ti pasar tiempo con ellos, eres un libro abierto para mi, y se que ellos te recuerdan lo que perdiste. No quiero que sufras por eso.
—Derek, adoro a Adrien y a Cassie. Y no es pedir demasiado, si, quizá estamos comenzando nuestra relación pero tienes casi treinta y tres años, y yo casi treinta y uno, no somos un par de jovencitos, además se que estuviste casado y que amas a tus hijos mas que a nada en el mundo, ellos son parte de ti y yo quiero ayudar a cuidar de ellos, por que quiero cuidar de ti también.
Derek volvió a sonreír.
—Elaine—susurro —. Yo también quiero cuidar de ti.
Sellamos aquellas emotivas frases con un tierno beso, besarlo se había vuelto mi adicción, no solo por su maestría en ese menester, sino también por la seguridad que sus besos me transmitían.
Y así a partir de ese día también, comencé a cuidar de Adrien y Cassie.