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Chapter 5 - La modelo

Llegar al juzgado tomo mucho mas tiempo de lo que preví, a buena hora se les ocurre ponerse a hacer trabajos de re pavimentado en las calles principales de la ciudad.

Baje del auto aun mas irritada al ver que por los trabajos, habían cambiado la entrada al edificio y ahora debía caminar callejón adentro para poder entrar por la puerta lateral, al menos aun estaba a tiempo para dejar la solicitud. Camine por el callejón y entre al edificio, me quite las gafas de sol. Dentro como siempre la gente iba y venia, corriendo de aquí para allá, me dirigí al juzgado de lo familiar sin siquiera detenerme para saludar a los colegas conocidos, solo saludaba en voz alta conforme caminaba.

Al llegar al mostrador, la mujer que estaba al otro lado me observo.

-Buenos días Ethel- salude, ella sonrió y se acerco hacia la mesa de madera.

-Buenos días Elaine, vienes algo temprano para la comparecencia de tu cliente.

Sonreí mientras sacaba la carpeta con los documentos de mi maletín.

-En realidad estoy aquí para hacer una solicitud de revisión de expediente, un cliente nuevo- explique mientras le mostraba la hoja impresa con el escrito de solicitud.

Ethel leyó rápidamente el escrito y sonrió.

-Así que eres tu el nuevo abogado defensor, niña debo decirte que este es un caso complicado... quizá hasta para ti sea demasiado complicado ganar.

Sonreí con suficiencia antes de hablar.

-¿Por qué crees eso? Nos conocemos desde hace cinco años y jamás me has visto perder... dime querida Ethel, ¿Que tiene este caso de especial?

La mujer se acomodo las gafas en la nariz y sonrió, Ethel era una mujer sencilla y ya lo suficientemente mayor como para saber como contar un "rumor" el punto de conversar con ella era saber como hacer las preguntas adecuadas para que no tomara mucho tiempo enterarse de todo.

-Por que la mujer que esta demandando entregó pruebas muy realistas sobre maltrato. Y tu y yo sabemos que en los casos de divorcio eso puede significar mucho.

Por supuesto que lo sabia, por eso precisamente quería ver el expediente, de esa forma podría ver con mis propios ojos el peso de la evidencia.

-Sinceramente no creo que mi cliente tenga esa clase de carácter. Maltratar a un cónyuge y aun hijo requiere cierto tipo de temperamento, he defendido casos de maltrato antes y el maltratador tenia claros problemas de control de ira.

-Supongo que será mejor que veas las fotografías por ti misma, lo que ese hombre le hizo a ese pobre niño es algo cruel.

Mi mente razonó a una velocidad tan rápida que sentí como si estuviera apunto de comenzar a salirme humo por las orejas.

-¿Niño?- pregunte sorprendida, y comencé a buscar el informe de la entrevista preliminar, efectivamente el señor Evans dijo que la lucha de custodia era por su hija... y esa era la razón por la que contar con los "rumores de Ethel" era sumamente necesario.

-Ahora entiendes por que creo que no te será fácil ganar... hablando del diablo- dijo lo ultimo en susurro. Gire un poco mi cabeza y la vi, una mujer alta y esbelta, aunque solo llevaba unos jeans desgastados y una blusa de mezclilla amarrada a la cintura, debía reconocer que se veía despampanante. Llevaba unas gafas de sol de la misma marca que las mías y largo cabello enroscado caía sobre sus hombros, su piel era blanca, tan blanca que daba la impresión de ser traslúcida y sus impresionantes ojos verdes estaban delineados por un poco de mascara para pestañas y delineador.

-Soy el abogado de la señorita Jones, estoy aquí para solicitar el estatus de nuestra demanda de divorcio y custodia.

El cielo me sonreí, podía pedirle al pequeño hombre regordete y calvo que estaba de pie junto a mi, el expediente.

Carraspee antes de hablar.

-Abogado, buenos días- salude con mi mejor tono de voz y mi mas bella sonrisa. El hombre me miro con desdén y luego sonrió con orgullo.

-Jovencita, no me gusta hablar con pasantes mientras estoy en servicio pero si quieres dame la tarjeta del despacho que asistes, con gusto me tomare el tiempo para ir por una cerveza contigo.

Lo mire como si frente a mi hubiera una cucaracha y no un hombre, al menos me había llamado jovencita y había pensando que era pasante, a mis 30 años eso se toma como un cumplido enorme así que, le permitiría vivir un poco mas.

-Gracias por su amabilidad, aquí tiene la tarjeta- dije ofreciéndole mi tarjeta y pestañeando como una chica inocente, escuche claramente cuando Ethel estaba a punto de soltar una carcajada por mi comportamiento.

El hombre miro la tarjeta y su semblante cambio por completo y me miro.

-No sabia que hubiera pasantes femeninas en esta firma- dijo mirándome como si intentara ver a través de mi.

-Efectivamente no las hay, como puede leer en la tarjeta, Leng, Tullor y asociados, es la firma en la que yo Elaine Tullor soy socia.

Ethel soltó una risita discreta antes de ir por el expediente de la demanda.

-En verdad que la fortuna me sonríe, justamente estaba aquí para hacer una solicitud al juez para leer el expediente de la demanda que su cliente entablo contra mi cliente. Pero ya que ustedes se encuentran aquí, puedo hacer la solicitud directamente.

El hombre saco de su bolsillo del pantalón una tarjeta de presentación y me la ofreció, la tome y la leí en voz alta.

-Matthew Luque. Hans y Hans abogados. Ya veo, supongo que la vieja rivalidad entre su bufete y el mío volverá a aparecer.

Ethel regreso con la carpeta del expediente y nos miro ambos, supongo que estaba intentando leer el ambiente para adivinar a quien tenia que entregársela primero.

-Mi querida señorita Tullor, aunque seria un placer para mi entregarle el expediente para que pueda ponerse en antecedentes, comprenderá que sin que usted sea presentada ante nosotros y el juez como nueva abogado defensor, con el fin de proteger la privacidad de mi cliente no tengo mas remedio que denegar su solicitud.

Sonreí por todo el discurso que acaba de escuchar, cuando un simple no, hubiera sido suficiente.

-Por supuesto abogado, entonces haré mi solicitud directa al juez y también solicitare la cita para que la presentación sea hecha de forma oficial.

Le entregue a Ethel la solicitud de nueva cuenta y esta vez espere hasta que la sellara con la fecha de hoy y me entregara la copia.

-Abogado... que tenga buen día- dije en su dirección y comencé a caminar hacia la salida, al pasar junto a la despampanante modelo. Quien solo me miro con indiferencia.

Mire el reloj, eran casi las 11 y yo aun debía llegar al hotel, aunque solo estaba a unas cuantas cuadras, con el trafico matutino común, estaba corta de tiempo. Salí del edificio y camine hacia el auto, que había estado esperando por mi aparcado en el mismo sitio. Una vez arriba comencé a repasar los sucedido, primero que nada el señor Collins y el señor Evans me debían una explicación, ¿Por que solo mencionaron la custodia de su hija, si las pruebas de maltrato entregadas involucran un niño? Y ahora que había conocido a la futura divorciada había comprendido que ella no se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere.

Tardamos un poco menos de 40 minutos en llegar al hotel Hyatt, el chofer se detuvo frente a la entrada principal.

-Tardare un poco así que, si gusta puede irse a comer y volver por mi a las 3 de la tarde.

El chofer asintió y subió de nuevo al auto. Entre al lobby del hotel y me dirigí hacia la entrada del restaurante.

Faltaba diez minutos para el medio día y el restaurante ya se encontraba casi lleno, el jefe de meseros se acerco a mi. Era un hombre de alto y estilizado, cuyo cabello estaba casi blanco, aunque brillaba de un plateado elegante. Tenia unos ojos azules impresionantes y un rostro simpático y amable.

-Buenos tardes señorita Tullor. ¿La misma mesa de siempre?- pregunto, sonreí y le di un leve empujón en el brazo.

-Buenas tardes, Joe... ¿Por qué sin importar cuantas veces te lo pida continuas llamándome señorita Tullor, al menos llámame por mi nombre.

Joe sonrió.

-Es la costumbre- respondió y tras tomar los menús en sus manos, me guío hasta la mesa del fondo, aquella que tenia vista hacia el jardín trasero del hotel, el sitio donde se llevaban a cabo las recepciones de bodas. Me senté en mi lugar de siempre y tome el menú de manos de Joe.

-Un café descafeinado con un poco de crema y dos cubos de azúcar. Por favor, Joe.

El hombre sonrió y camino hacia la barra, observe el jardín y comencé a pensar, había sido una mañana larga, complicada y ajetreada. De pronto algo o mejor dicho alguien capto mi atención, conocía a aquella rubia delgaducha que revoloteaba alrededor del arco principal del jardín de hotel, me incline un poco mas hacia el frente para poder verla mejor, efectivamente era "ella". Joe carraspeo para captar mi atención, al parecer estaba tan ensimismada observando a aquella horrenda mujer, que ni siquiera note que mis invitados y mi café habían llegado a la mesa. Apenada me puse de pie.

-Señorita Tullor... lamento mucho interrumpir lo que seguramente era un pensamiento hermoso- dijo Joe con su voz de tenor y una sonrisa sincera que acentuaba las arrugas de sus ojos.

-No Joe, para nada, de hecho debo agradecerte... era una pesadilla- Mire a los hombres que esperaban en la entrada y sonreí hacia a ellos. –Podrías traerlos a la mesa, por favor.

El hombre asintió y camino hacia la entrada, unos segundos después tanto el señor Collins como el señor Evans estaban sentados en la mesa, respire profundamente antes de saludarlos.

-Lamento la premura en mi solicitud para vernos, pero, era imprescindible que conversara con usted señor Evans.

El hombre se removió en su asiento incomodo, supongo que si tenia dos dedos de cerebro, tenia una idea de lo que quería conversar con el.

-Primero permítanme informarles que esta mañana he llevado la solicitud al juez para que se me permita leer la demanda original, si todo resulta como lo tengo planeado el viernes de este semana estaré completamente puesta en antecedentes y comenzaremos con el ataque; sin embargo, el día de hoy tuve un encuentro con la aun señora Evans y su abogado, no creo que se necesario detallar la conversación entre ese hombre y yo, pero si quisiera acentuar que me entere de un punto un tanto... complicado.

Le di un sorbo a mi café y mire la expresión de ambos, podía leerse la culpa en sus ojos.

-Pero antes de entrar a ese punto, por favor, sírvanse, podemos conversar mientras almorzamos... sinceramente muero de hambre, hoy no tuve oportunidad de desayunar de forma apropiada.

Los observe mirar su menú, cambiar pagina tras pagina intentando decidir, yo por otro lado ya sabia exactamente que iba a pedir. Llamamos a Joe y cada uno pidió su orden con calma.

-Joe, una vez que los caballeros se retiren... podrías traerme lo de siempre, tengo un poco de tiempo antes de regresar a los juzgados.

El hombre asintió con una sonrisa y tras recoger los menús, comenzó a caminar hacia la cocina.

-Muy bien- dije y saque mi libreta del maletín –El día de ayer cuando solicitaron mis servicios me dijeron que se pretendía ganar una demanda de divorcio y custodia de su hija ¿estoy en lo correcto?

El señor Collins asintió sin mucha convicción, el señor Evans por otro lado permanecía con una mirada fija y lúgubre.

-También se me informo que parte de la demanda era por violencia tanto hacia la señora Evans como hacia la niña ¿esto también es correcto?

-Señorita Tullor... por favor vaya al grano- pidió el señor Evans con una frialdad capaz de calar los huesos de cualquiera, excepto los míos claro, en privado quizá me habría impresionado, pero mientras trabajo la batuta la llevo.

-Muy bien, iré al punto. El día de hoy me enterado que las pruebas de violencia presentadas en su contra involucran no a su hija sino aun niño... señor Evans, como su abogada necesito conocer a detalle los hechos, de lo contrario no puedo protegerlo. Si su temor es que juzgue una situación inusual o que pueda traicionar su confianza, puedo decirles ahora mismo que, yo no soy nadie para juzgar así que cualquier circunstancia detrás de su defensa es una situación suya y sobre todo, confidencial.

Ambos hombre intercambiaron miradas, sinceramente tanto hermetismo al respecto comenzaba a ponerme los pelos de punta ¿Por qué tanto misterio? Además, que mas tenia que decir o hacer para que ellos entendieran que la vida de este ídolo de muchas a mi, me tenia totalmente sin cuidado.

-Señorita Tullor, debo ir al sanitario un momento pero por favor continúen con la charla.

Observe al representante Collins ponerse de pie y alejarse a rápidamente de la mesa, mi atención se centro en el señor Evans, quien me observaba con algo de miedo y recelo.

-Muy bien, el niño cuyas fotografías Abigail entrego como prueba del maltrato son las fotos de su hijo adoptivo Adrien, señorita Tullor, lo que estoy apunto de revelarle es una parte muy complicada y sinceramente oscura de mi pasado por lo que le pido lo escuche como la profesional que creo que es.

Asentí.

-Todo el mundo sabe que cuando Abigail y yo nos casamos la carrera de ella era estable y la mía comenzaba a despegar. Nos conocimos en una cena de caridad organizada por la compañía a la que ambos pertenecíamos en ese momento, muy pocas personas saben que inicie como modelo masculino y que fue gracias a mi representante que pude abrirme camino en la actuación. Abigail y yo comenzamos a salir, para mi era solo un juego, no tenia interés en tener algo serio, ella por otro lado, fuera de lo que pueda aparentar era inestable y cuando hable de terminar ella se volvió loca, me suplico que no la abandonara y eso intente hacer, no quería hacerle mas daño. Poco tiempo después me dijo que estaba embarazada, sinceramente me asuste y decidí huir al principio, ella... trato de suicidarse, así que decidí quedarme por el bien del bebe. Nos casamos ocasionando un gran escándalo, como consecuencia ella perdió su carrera, la presión y el estrés hicieron de las suyas, por lo que a los siete meses de embarazo Abigail perdió al bebé; ella no me dijo nada al respecto, supongo que temía que sin él, yo ya no tendría razones para quedarme con ella así que me hizo creer que nuestro hijo estaba bien, pero debido a que había nacido prematuro aun no podía verlo, de algún modo soborno a los médicos y enfermeras de la zona VIP de hospital, jamás imagine que era capaz de hacer una cosa así. Unas semanas después fui a recogerlos al hospital, desde el principio me pareció extraño el modo en que ella trataba al pequeño, no había ni una pizca de amor maternal en ella, pero sobre todo, los rasgos del niño eran especialmente sospechosos, Adrien tiene los ojos azules, un color jamás visto en mi familia y tomando en cuenta el color de mis ojos y los de ella, eso me llevo a comenzar a hacer preguntas, tiempo después me dijo que estaba embarazada de nuevo, la diferencia de trato que ella le daba a Adrien y a Cassie era abismal. Por ejemplo, cuando Adrien enfermo y entro al hospital, ella jamás fue a verlo, para ella fue como si el niño existiera.

Hizo una pausa para beber un sorbo de agua, su historia me tenia intrigada, pero sobre todo su semblante triste y solitario era desolador, solo lo había visto en par de ocasiones y la primera impresión que me había causado era la de un hombre seguro de si mismo, alguien que sabe que tiene el poder a donde quiera que vaya, sin embargo, el hombre frente a mi, parecía uno completamente distinto, sus ojos, sus gestos, tenia frente a mi a un hombre que estaba revelando por primera vez algo que le causaba mucho dolor.

-Adrien tiene una enfermedad congénita en la sangre, para poder recuperarse necesitaba de una transfusión de sangre de alguien que fuera compatible con él, en estos casos casi siempre es el padre o la madre, ella se negó rotundamente a que le hicieran la prueba de viabilidad, argumento que debía estar bien para cuidar de Cassie, así que fui yo, sin decirle nada, claro. Ya imaginara mi sorpresa cuando los resultados confirmaron la sospecha que llevaba años amargándome. Adrien no es mi hijo, mi primer instinto fue reclamarle su engaño pero la vida de Adrien era mas importante; por lo que por su bien solicite que le hicieran la prueba de viabilidad a Cassie, quizá como su hermana ella fuera viable, esto también lo hice sin decirle nada a Abigail, los resultados terminaron por confirmarme que la mujer con la que me había casado es capaz de hacer cualquier cosa con tal de salirse con la suya. Cassie y Adrien no compartían ningún lazo sanguíneo, efectivamente ella era hija mía pero el pequeño a quien había cuidado, protegido y amado por casi cinco años, no era nada nuestro. Ni siquiera era hijo de Abigail. Furioso fui a confrontarla con las pruebas en mis manos. ¿Sabe que fue lo que respondió? Me dijo que no estaba dispuesta a dejarme ir, no después de terminar con su carrera por mi, así que cuando perdió a nuestro hijo le ordeno a su representante que le consiguiera uno... ella compro a Adrien para retenerme a su lado. Ella compro un pequeño bebé, solo por que no quería que dejara de estar bajo su control... Sobre el maltrato, en realidad, es ella quien en sus arranques de ira golpea a los niños, se ensaña con Adrien por que lo culpa por todo. Como puedo ver, tengo las manos atadas de muchas formas, y con la urgencia de protegerlos latente.

Trague saliva con fuerza. De acuerdo cuando me metí en el caso no sabia que había tantas cosas en las sombras, supongo que por eso me habían pedido firmara un acuerdo de privacidad al momento de entrar a mi oficina, y también habían ocultado la existencia del pequeño.

-Comprendo la situación completamente- dije en tono reconfortante – La interrogante aquí es... si usted me permitiera usar esta información en el juicio, ganarlo seria sencillo, su aun esposa tiene un grave problema psicológico y cualquier psiquiatra puede confirmarlo. Sin embargo, tomando en cuenta que usted deliberadamente oculto la existencia del pequeño, debo suponer que usted desea protegerlo a toda costa.

El hombre asintió y me miro, fue la primera vez que observe a un hombre en sus ojos grises, a un hombre común y corriente que en el fondo no tenia la mas mínima idea de que hacer pero estaba resuelto a proteger a sus seres queridos.

-Con mi vida... protegería a mis hijos con mi vida, abogada.

La ternura y la resolución en su voz provoco que mi corazón diera un salto.

-Entonces lo ayudare a lograrlo. Tiene mi palabra.

Sabia que acaba de hacer una promesa difícil de cumplir pero yo también estaba resuelta a cumplirla hasta las ultimas consecuencias.Llegar al juzgado tomo mucho mas tiempo de lo que preví, a buena hora se les ocurre ponerse a hacer trabajos de re pavimentado en las calles principales de la ciudad.

Baje del auto aun mas irritada al ver que por los trabajos, habían cambiado la entrada al edificio y ahora debía caminar callejón adentro para poder entrar por la puerta lateral, al menos aun estaba a tiempo para dejar la solicitud. Camine por el callejón y entre al edificio, me quite las gafas de sol. Dentro como siempre la gente iba y venia, corriendo de aquí para allá, me dirigí al juzgado de lo familiar sin siquiera detenerme para saludar a los colegas conocidos, solo saludaba en voz alta conforme caminaba.

Al llegar al mostrador, la mujer que estaba al otro lado me observo.

-Buenos días Ethel- salude, ella sonrió y se acerco hacia la mesa de madera.

-Buenos días Elaine, vienes algo temprano para la comparecencia de tu cliente.

Sonreí mientras sacaba la carpeta con los documentos de mi maletín.

-En realidad estoy aquí para hacer una solicitud de revisión de expediente, un cliente nuevo- explique mientras le mostraba la hoja impresa con el escrito de solicitud.

Ethel leyó rápidamente el escrito y sonrió.

-Así que eres tu el nuevo abogado defensor, niña debo decirte que este es un caso complicado... quizá hasta para ti sea demasiado complicado ganar.

Sonreí con suficiencia antes de hablar.

-¿Por qué crees eso? Nos conocemos desde hace cinco años y jamás me has visto perder... dime querida Ethel.

La mujer se acomodo las gafas en la nariz y sonrió, Ethel era una mujer sencilla y ya lo suficientemente mayor como para saber como contar un "rumor" el punto de conversar con ella era saber como hacer las preguntas adecuadas para que no tomara mucho tiempo enterarse de todo.

-Por que la mujer que esta demandando entrega pruebas muy realistas sobre maltrato. Y tu y yo sabemos que en un caso de divorcio eso puede significar mucho.

Por supuesto que lo sabia, por eso precisamente quería ver el expediente, de esa forma podría ver con mis propios ojos el peso de la evidencia.

-Sinceramente no creo que mi cliente tenga esa clase de carácter. Maltratar a un cónyuge y aun hijo requiere cierto tipo de temperamento, he defendido casos de maltrato antes y el maltratador tenia claros problemas de control de ira.

-Supongo que será mejor que veas las fotografías por ti misma, lo que ese hombre le hizo a ese pobre niño es algo cruel.

Mi mente razono a una velocidad tan rápida que sentí como si estuviera apunto de comenzar a salirme humo por las orejas.

-¿Niño?- pregunte sorprendida, y comencé a buscar el informe de la entrevista preliminar, efectivamente el señor Evans dijo que la lucha de custodia era por su hija. Esa era la razón por la que contar con los "rumores de Ethel" era sumamente necesario.

-Ahora entiendes por que creo que no te será fácil ganar... hablando del diablo- dijo lo ultimo en susurro. Gire un poco mi cabeza y la vi, una mujer alta y esbelta, aunque solo llevaba unos jeans desgastados y una blusa de mezclilla amarrada a la cintura, debía reconocer que se veía despampanante. Llevaba unas gafas de sol de la misma marca que las mías y largo cabello enroscado caía sobre sus hombros, su piel era blanca, tan blanca que daba la impresión de ser traslúcida y sus impresionantes ojos verdes estaban delineados por un poco de mascara para pestañas y delineador.

-Soy el abogado de la señorita Jones, estoy aquí para solicitar el estatus de nuestra demanda de divorcio y custodia.

El cielo me sonreí, podía pedirle al pequeño hombre regordete y calvo que estaba de pie junto a mi, el expediente.

Carraspee antes de hablar.

-Abogado, buenos días- salude con mi mejor tono de voz y mi mas bella sonrisa. El hombre me miro con desdén y luego sonrió con orgullo.

-Jovencita, no me gusta hablar con pasantes mientras estoy en servicio pero si quieres dame la tarjeta del despacho que asistes, con gusto me tomare el tiempo para ir por una cerveza contigo.

Lo mire como si frente a mi hubiera una cucaracha y no un hombre, al menos me había llamado jovencita y había pensando que era pasante, a mis 30 años eso se toma como un cumplido enorme así que, le permitiría vivir un poco mas.

-Gracias por su amabilidad, aquí tiene la tarjeta- dije ofreciéndole mi tarjeta y pestañeando como una chica inocente, escuche claramente cuando Ethel estaba a punto de soltar una carcajada por mi comportamiento.

El hombre miro la tarjeta y su semblante cambio por completo y me miro.

-No sabia que hubiera pasantes femeninas en esta firma- dijo mirándome como si intentara ver a través de mi.

-Efectivamente no las ahí, como puede leer en la tarjeta, Leng, Tullor y asociados, es la firma en la que yo Elaine Tullor soy socia.

Ethel soltó una risita discreta antes de ir por el expediente de la demanda.

-En verdad que la fortuna me sonríe, justamente estaba aquí para hacer una solicitud al juez para leer el expediente de la demanda que su cliente entablo contra mi cliente. Pero ya que ustedes se encuentran aquí, puedo hacer la solicitud directamente.

El hombre saco de su bolsillo del pantalón una tarjeta de presentación y me la ofreció, la tome y la leí en voz alta.

-Matthew Luque. Hans y Hans abogados. Ya veo, supongo que la vieja rivalidad entre su bufete y el mío volverá a aparecer.

Ethel regreso con la carpeta del expediente y nos miro ambos, supongo que estaba intentando leer el ambiente para adivinar a quien tenia que entregársela primero.

-Mi querida señorita Tullor, aunque seria un placer para mi entregarle el expediente para que pueda ponerse en antecedentes, comprenderá que sin que usted sea presentada ante nosotros y el juez como nueva abogado defensor, con el fin de proteger la privacidad de mi cliente no tengo mas remedio que denegar su solicitud.

Sonreí por todo el discurso que acaba de escuchar, cuando un simple no, hubiera sido suficiente.

-Por supuesto abogado, entonces haré mi solicitud directa al juez y también solicitare la cita para que la presentación sea hecha de forma oficial.

Le entregue a Ethel la solicitud de nueva cuenta y esta vez espere hasta que la sellara con la fecha de hoy y me entregara la copia.

-Abogado... que tenga buen día- dije en su dirección y comencé a caminar hacia la salida, al pasar junto a la despampanante modelo. Quien solo me miro con indiferencia.

Mire el reloj, eran casi las 11 y yo aun debía llegar al hotel, aunque solo estaba a unas cuantas cuadras, con el trafico matutino común, estaba corta de tiempo. Salí del edificio y camine hacia el auto, que había estado esperando por mi aparcado en el mismo sitio. Una vez arriba comencé a repasar los sucedido, primero que nada el señor Collins y el señor Evans me debían una explicación, ¿Por que solo mencionaron la custodia de su hija, si las pruebas de maltrato entregadas involucran un niño? Y ahora que había conocido a la futura divorciada había comprendido que ella no se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere.

Tardamos un poco menos de 40 minutos en llegar al hotel Hyatt, el chofer se detuvo frente a la entrada principal.

-Tardare un poco así que, si gusta puede irse a comer y volver por mi a las 3 de la tarde.

El chofer asintió y subió de nuevo al auto. Entre al lobby del hotel y me dirigí hacia la entrada del restaurante.

Faltaba diez minutos para el medio día y el restaurante ya se encontraba casi lleno, el jefe de meseros se acerco a mi. Era un hombre de alto y estilizado, cuyo cabello estaba casi blanco, aunque brillaba de un plateado elegante. Tenia unos ojos azules impresionantes y un rostro simpático y amable.

-Buenos tardes señorita Tullor. ¿La misma mesa de siempre?- pregunto, sonreí y le di un leve empujón en el brazo.

-Buenas tardes, Joe... ¿Por qué sin importar cuantas veces te lo pida continuas llamándome señorita Tullor?, al menos llámame por mi nombre.

Joe sonrió.

-Es la costumbre- respondió y tras tomar los menús en sus manos, me guió hasta la mesa del fondo, aquella que tenia vista hacia el jardín trasero del hotel, el sitio donde se llevaban a cabo las recepciones de bodas. Me senté en mi lugar de siempre y tome el menú de manos de Joe.

- Un café descafeinado con un poco de crema y dos cubos de azúcar. Por favor, Joe.

El hombre sonrió y camino hacia la barra, observe el jardín y comencé a pensar, había sido una mañana larga, complicada y ajetreada. De pronto algo o mejor dicho alguien capto mi atención, conocía a aquella rubia delgaducha que revoloteaba alrededor del arco principal del jardín de hotel, me incline un poco mas hacia el frente para poder verla mejor, efectivamente era "ella". Joe carraspeo para captar mi atención, al parecer estaba tan ensimismada observando a aquella horrenda mujer, que ni siquiera note que mis invitados y mi café habían llegado a la mesa. Apenada me puse de pie.

-Señorita Tullor... lamento mucho interrumpir lo que seguramente era un pensamiento hermoso- dijo Joe con su voz de tenor y una sonrisa sincera que acentuaba las arrugas de sus ojos.

-No Joe, para nada, de hecho debo agradecerte... era una pesadilla- Mire a los hombres que esperaban en la entrada y sonreí hacia a ellos. –Podrías traerlos a la mesa Joe, por favor.

El hombre asintió y camino hacia la entrada, unos segundos después tanto el señor Collins como el señor Evans estaban sentados en la mesa, respire profundamente antes de saludarlos.

-Lamento la premura en mi solicitud para vernos, pero, era imprescindible que conversara con usted señor Evans.

El hombre se removió en su asiento incomodo, supongo que si tenia dos dedos de cerebro, tenia una idea de lo que quería conversar con el.

-Primero permítanme informarles que esta mañana he llevado la solicitud al juez para que se me permita leer la demanda original, si todo resulta como lo tengo planeado el viernes de este semana estaré completamente puesta en antecedentes y comenzaremos con el ataque; sin embargo, el día de hoy tuve un encuentro con la aun señora Evans y su abogado, no creo que se necesario detallar la conversación entre ese hombre y yo, pero si quisiera acentuar que me entere de un punto un tanto... complicado.

Le di un sorbo a mi café y mire la expresión de ambos, podía leerse la culpa en sus ojos.

-Pero antes de entrar a ese punto, por favor, sírvanse, podemos conversar mientras almorzamos... sinceramente muero de hambre, hoy no tuve oportunidad de desayunar de forma apropiada.

Los observe mirar su menú, cambiar pagina tras pagina intentando decidir, yo por otro lado ya sabia exactamente que iba a pedir. Llamamos a Joe y cada uno pidió su orden con calma.

-Joe, una vez que los caballeros se retiren... podrías traerme lo de siempre, tengo un poco de tiempo antes de regresar a los juzgados.

El hombre asintió con una sonrisa y tras recoger los menús, comenzó a caminar hacia la cocina.

-Muy bien- dije y saque mi libreta del maletín –El día de ayer cuando solicitaron mis servicios me dijeron que se pretendía ganar una demanda de divorcio y custodia de su hija ¿estoy en lo correcto?

El señor Collins asintió sin mucha convicción, el señor Evans por otro lado permanecía con una mirada fija y lúgubre.

-También se me informo que parte de la demanda era por una supuesta violencia tanto hacia la señora Evans como hacia una niña, su hija ¿esto también es correcto?

-Señorita Tullor... por favor vaya al grano- pidió el señor Evans con una frialdad capaz de calar los huesos de cualquiera, excepto los míos claro, en privado quizá me habría impresionado, pero mientras trabajo la batuta la llevo.

-Muy bien, iré al punto. El día de hoy me enterado que las pruebas de violencia presentadas en su contra involucran no a su hija sino aun niño... señor Evans, como su abogada necesito conocer a detalle los hechos, de lo contrario no puedo protegerlo. Si su temor es que juzgue una situación inusual o que pueda traicionar su confianza, puedo decirles ahora mismo que, yo no soy nadie para juzgar así que cualquier circunstancia detrás de su defensa es una situación suya y sobre todo, confidencial.

Ambos hombres intercambiaron miradas, sinceramente tanto hermetismo al respecto comenzaba a ponerme los pelos de punta ¿Por qué tanto misterio? Además, que mas tenia que decir o hacer para que ellos entendieran que la vida de este ídolo de muchas, a mi, me tenia totalmente sin cuidado.

-Señorita Tullor, debo ir al sanitario un momento pero por favor continúen con la charla.

Observe al representante Collins ponerse de pie y alejarse a rápidamente de la mesa, mi atención se centro en el señor Evans, quien me observaba con algo de miedo y recelo.

-Muy bien, el niño cuyas fotografías Abigail entrego como prueba del maltrato son las fotos de nuestro hijo Adrien, señorita Tullor, lo que estoy apunto de revelarle es una parte muy complicada y sinceramente oscura de mi pasado por lo que le pido escuche como la profesional que creo que es.

Asentí.

-Todo el mundo sabe que cuando Abigail y yo nos casamos la carrera de ella era estable y la mía comenzaba a despegar. Nos conocimos en una cena de caridad organizada por la compañía a la que ambos pertenecíamos en ese momento, muy pocas personas saben que inicie como modelo masculino y que fue gracias a mi representante que pude abrirme camino en la actuación. Abigail y yo comenzamos a salir, para mi era solo un juego, no tenia interés en tener algo serio, ella por otro lado, fuera de lo que pueda aparentar, siempre ha sido inestable, cuando hable de terminar, ella se volvió loca, me suplico que no la abandonara y eso intente hacer, no quería hacerle mas daño. Poco tiempo después me dijo que estaba embarazada, sinceramente me asuste y decidí huir al principio, ella... trato de suicidarse, así que decidí quedarme por el bien del bebé. Nos casamos ocasionando un gran escándalo, ella perdió su carrera y la presión, el estrés hicieron de las suyas. A los siete meses del embarazo Abigail perdió al bebe, sin embargo ella no me dijo nada, supongo que temía que sin el, yo ya no tendría razones para quedarme con ella así que me hizo creer que el bebe estaba bien pero debido a que había nacido prematuro aun no podía verlo, de algún modo soborno a los médicos y enfermeras de zona VIP de hospital, sinceramente, jamás imagine que seria capaz de hacer algo así. Unas semanas después fui a recogerla junto con el niño, desde el principio me pareció extraño el modo en que ella trataba al pequeño, no había ni una pizca de amor maternal en ella, pero sobre todo, los rasgos del niño eran especialmente sospechosos, Adrien tiene los ojos azules, un color jamás visto en mi familia y tomando en cuenta el color de mis ojos y los de ella, eso me llevo a comenzar a hacer preguntas, tiempo después me dijo que estaba embarazada de nuevo, la diferencia de trato que ella le daba a Adrien y a Cassie era abismal. Adrien enfermo y entro en al hospital, ella jamás fue a verlo.

Hizo una pausa para beber un sorbo de agua, su historia me tenia intrigada, pero sobre todo su semblante triste y solitario era desolador, solo lo había visto en par de ocasiones y la primera impresión que me había causado era la de un hombre seguro de si mismo, alguien que sabe que tiene el poder a donde quiera que vaya, sin embargo el hombre frente a mi, parecía uno completamente distinto, sus ojos, sus gestos, tenia frente a mi a un hombre que estaba revelando por primera vez algo que le causaba mucho dolor.

-El tiene una enfermedad congénita en la sangre, para poder recuperarse necesitaba de una transfusión de sangre de alguien que fuera compatible con el, en estos casos casi siempre es el padre o la madre, ella se negó rotundamente a que le hiciera la prueba de viabilidad, argumento que debía estar bien para cuidar de Cassie, así que fui. Ya imaginara mi sorpresa cuando los resultados confirmaron la sospecha que llevaba años amargándome. Adrien no es mi hijo, sin embargo por el bien de ayudarlo hice que le hicieran una prueba de viabilidad a Cassie, quizá como su hermana ella fuera viable, lo hice sin decirle nada a Abigail, los resultados terminaron por confirmarme que la mujer con la que me había casado es capaz de hacer cualquier cosa con tal de salirse con la suya. Cassie y Adrien no compartían ningún lazo sanguíneo, efectivamente ella era hija mía pero el pequeño a quien había cuidado, protegido y amado por casi cinco años, no era nada nuestro. Ni siquiera era hijo de Abigail. Furioso fui a confrontarla con las pruebas en mis manos. ¿Sabe que fue lo que respondió? Me dijo que no estaba dispuesta a dejarme ir, no después de terminar con su carrera, así que cuando perdió a nuestro hijo le ordeno a su representante que le consiguiera uno... ella compro a Adrien para retenerme a su lado. Sobre el maltrato, en realidad, es ella quien en sus arranques de ira golpea a los niños, se ensaña con Adrien por que lo culpa por todo. Como puede ver, tengo las manos atadas de muchas formas, y con la urgencia de protegerlos.

Trague saliva con fuerza. De acuerdo cuando me metí en el caso no sabia que había tantas cosas en las sombras, supongo que por eso me habían pedido firmara un acuerdo de privacidad al momento de entrar a mi oficina, y también habían ocultado la existencia del pequeño.

-Comprendo la situación completamente- dije en tono reconfortante – La interrogante aquí es... si usted me permitiera usar esta información en el juicio, ganarlo seria sencillo, su aun esposa tiene un grave problema psicológico y cualquier psiquiatra puede confirmarlo. Sin embargo, tomando en cuenta que usted deliberadamente oculto la existencia del pequeño, debo suponer que usted desea protegerlo a toda costa.

El hombre asintió y me miro, fue la primera vez que observe a un hombre en sus ojos grises, a un hombre común y corriente que en el fondo no tenia la mas mínima idea de que hacer pero estaba resuelto a proteger a sus seres queridos.

-Con mi vida... protegería a mis hijos con mi vida, abogada.

La ternura y la resolución en su voz provoco que mi corazón diera un salto.

-Entonces lo ayudare a lograrlo. Tiene mi palabra.

Sabia que acaba de hacer una promesa difícil de cumplir pero yo también estaba resuelta a cumplirla hasta las ultimas consecuencias.