—Cálmate, Caden. Siento mucho haberte hablado así, no fue mi intención, es solo que me duele mucho lo que hiciste. Me dijiste que me amas y anoche me hiciste esas cosas horribles— sus palabras me hicieron sentir peor, porque sé en parte que tiene razón.
—Perdóname, Noah. Yo no quise lastimarte, yo solo tenía mucha hambre y creí que iba a morir. Hoy traeré comida a la casa, así no sucede esto más. Trataré de que las cosas sean como antes.
—No, Caden, tú no puedes hacerle daño a nadie más.
—¿Prefieres que coma de ti entonces?
—No es eso, pero...— la interrumpí.
—Pero nada. He estado muriendo de hambre por tu culpa. Si no hubieras tomado esa decisión de dejar de consumir carne, yo no estaría así. He estado sacrificándome por ti y me pagas con tus reclamos, malos tratos y desprecio. He querido esforzarme para que esto funcione, pero entre más lo trato, más lejos te siento. No soporto tus actitudes, tu misma me has llevado a esto— caminé de vuelta a mi silla y me senté—. Ahora come, debo ir a trabajar—me concentré en desayunar a toda prisa y ella hizo lo mismo.
Al terminar, la llevé a la habitación y le amarré solo una mano a la cabecera de la cama.
—Te dejaré dos pastillas y el agua en la mesa de noche. Tan pronto llegue, te haré una buena cena. Espero te mejores— le di un beso en la frente y salí de la habitación.
Al llegar al trabajo vi a Suzy y recordé lo que había sucedido anoche, así que me acerqué y la saludé.
—Te ves cansado. ¿No dormiste bien anoche?
—No, no muy bien, pero aquí estoy. Quería disculparme por lo que sucedió ayer.
—No te preocupes, todo está bien, supongo que todo tiene una explicación.
—La tiene, pero no puedo decirla.
—Comprendo.
—¿Otra vez con este?— preguntó Daniel, acercándose a nosotros.
—Ya basta, Daniel— le dijo Suzy.
—No te vuelvas a acercar a mi mujer o no respondo— me empujó, y le agarró el brazo a Suzy para llevársela. Lo detesto, siempre tiene esos aires de grandeza y de creerse más que nadie. No entiendo porqué se pone tan de mal humor, al final Suzy no pareciera que quiere estar con él. Percibí la dulzura de su sangre en mi boca y se me hizo la boca agua. No debo estar pensando en esto, no quiero que me vuelva a dar esa hambre que me dio anoche.
Continué trabajando como de costumbre y podía percibir la mirada de ellos encima de mi, no solo de Daniel, sino de todos mis compañeros. Suzy se fue a la caja registradora y al verme bajó la cabeza.
—Lo siento, Caden— comentó antes de irse. ¿Por qué simplemente no se deshace de ese idiota? ¿Por qué se complica tanto la vida? Bueno, no soy quién para juzgarla.
Al salir del trabajo, la vi caminar un poco más al frente de mi. Normalmente siempre se va en su auto, no sé porqué hoy no lo hizo. Caminé en la misma dirección, no con la intención de detenerla, sino porque mi casa está para ese lado. Me quedé observando mientras caminaba y dejó caer su mano mientras seguía caminando. Vi que tenía un curita en su dedo, no la había visto cuando la saludé esta mañana. No creo haberle hecho tanto ayer como para que tuviera que ponerse eso. Pensar en lo de ayer, me provocó ese malestar y apreté mi barriga. Esto no me estaba pasando, pero cuando probé de ella, empecé a tener esos síntomas de hambre más severos. Quisiera probar un poco de ella otra vez. Teniendo ese pensamiento, caminé más ligero para alcanzarla y extendí mi mano a su chaqueta, cuando sentí un golpe en mi cabeza. Caí al suelo y sujeté fuertemente mi cabeza.
—Te di una advertencia y no me hiciste caso— vi a Daniel con un bate, y con dos de mis compañeros.
—¿Qué estás haciendo, Daniel? — preguntó Suzy asustada y tratando de acercarse a mi.
—No te metas y sigue caminando— le gritó Daniel, y uno de mis compañeros le agarró el brazo fuertemente.
—¡Suéltame! ¡Estás llegando muy lejos! — le gritó furiosa, y tratando de soltarse.
—Te daré una lección para que dejes de estar metiéndote con mujeres ajenas— traté de levantarme, pero el golpe me tenía aturdido.
No tuve tiempo de hacerlo, cuando sentí otro golpe en mi cabeza y me retorcí en el suelo. Me dieron varias patadas en donde pudieron y con el bate también. Estaba adolorido y quería defenderme, pero me habían sorprendido con la guardia baja. Solo podía escuchar los gritos de Suzy, queriendo evitar lo que estaba ocurriendo. Mi cabeza dolía mucho y el olor a sangre me estaba dando hambre. Todo se juntó, el hambre, la rabia, el dolor, la frustración, que al ver que iba a dejar caer el bate nuevamente en mi, lo sujeté como pude y lo empujé. Me levanté como pude del suelo, aún con mi cuerpo adolorido y miré a Daniel.
—Me has colmado la puta paciencia— bajé la cabeza, y luego de unos instantes lo miré de vuelta—. Lo siento, no volveré a acercarme a ella.