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Chapter 38 - 38: Me gustas, Caden

Caminó hacia mí y me quedé quieto, llevó su mano a mi mejilla y limpió la sangre que aún permanecía en ella.

—Has debido pasar por mucho, ¿Cierto?

—¿Por qué la pregunta?

—Puedo verlo en tus ojos y en esto que acabas de hacer. Yo no te haré daño, tampoco diré nada, será nuestro pequeño secreto— me hizo un guiño y sonrió. Nunca la había visto sonreír así, parecía otra persona.

—¿Y cómo puedo creerte?— pregunté incrédulo.

—Me gustas, Caden. Jamás haría nada que te lastimara. He visto lo hambriento que has estado durante estos días. ¿Qué es lo que te está causando tanto mal? ¿Por qué no te estás alimentando adecuadamente? — me quedé en silencio al ver su extraña actitud. De alguna manera me sentía cómodo ante sus caricias. Ella es la segunda mujer, después de Noah, que dice que le gusto. Debe estar jugando conmigo—. Come un poco más, no te cohíbas por mi.

—¿Por qué haces esto? ¿Vas a entregarme a la policía? Tú no eres así, Suzy.

—Ya lo dije; me gustas, Caden. No voy a entregarte, es más, traje mi auto. Puedo ayudarte con este problema si quieres— no podría llevarlo en mis brazos, ese hijo de puta es muy pesado. Si me ven llevándolo a alguna parte me meteré en problemas, al igual que si lo dejo aquí y alguien lo encuentra. Debería dejar que me ayude y cuando estemos en un lugar a solas, me encargo de ella.

—Ayúdame, Suzy— le pedí, y sonrió.

—De acuerdo— accedió, y se asomó a verificar que no hubiera nadie. Esperamos a que unas personas pasaran y lo arrastramos hasta el auto para subirlo. Cualquiera diría que ella estaba preparada para esto—. ¿A dónde lo llevaremos?— preguntó.

—A mí casa.

—¿Estás seguro?

—Sí— aún no he salido del auto de Daniel, no puedo dejar que lo vea también.

Llegamos a mi casa y por suerte los vecinos estaban recogidos. Lo sacamos del auto y lo llevé dentro de la casa. Al Noah verme tirar el cuerpo al suelo, se quedó mirando a nuestra dirección. Suzy entró después y cerré la puerta. Al Noah verla se levantó con dificultad y quiso acercarse. Suzy estaba tranquila, aún viendo a Noah en las circunstancias que estaba.

—Siéntate, Noah— le ordené caminando a la cocina. Busqué las llaves de la gaveta en mi bolsillo para sacar un cuchillo y lo guardé en mi pantalón. Ella bajó la cabeza y caminó a la mesa de vuelta—. Lo llevaremos al sótano— le dije a Suzy, cuando escuché el llanto de Noah. Se había arrancado la cinta de la boca.

—¡Ayúdame!— le rogó a Suzy, pero ella no se veía con intenciones de ayudarla. Me acerqué a Noah y le volví a poner la cinta.

—Si la quitas otra vez te cortaré el cuello— susurré en su oído, y asintió con su cabeza temblorosa.

Bajé al sótano con el cadáver y la ayuda de Suzy. Al entrar al lugar, no lucía asqueada ni sorprendida. Estaba queriendo ver cada expresión que hiciera, pero me tenía muy intrigado el hecho de no mostrar nada. Es una lastima que tenga que matarla, y más ahora que me empezaba a caer mejor. Al soltar el cuerpo, saqué el cuchillo y me lancé sobre ella, lo alcé en el aire y la miré.

—Lo siento, Suzy— cuando planeaba enterrarlo en ella, me empujó haciéndome caer a un lado. Suzy se subió sobre mí y sacó un cuchillo de su pantalón. No sé cómo tenía ese cuchillo, pero claramente no era mío. Si estaba armada, significa que planeaba hacer esto. Con una mano me sujetó la mía para que no pudiera atacarla y llevó el cuchillo a mi cuello.

—Es de mala educación tratar de matar a la persona que te ayudó y que se te confesó, Caden. Acabo de ayudarte y así me pagas. Déjame adivinar, ¿tenías planeado matarme para quedarte con esa muñeca de trapo inservible que tienes ahí fuera? — rio maliciosa, y acercó el cuchillo más a mi garganta—. No me agrada esa idea, hiere mucho mis sentimientos y más luego de haberme confesado— a pesar de tener ese cuchillo en mi garganta y de poder forcejear fácilmente para quitarla de encima de mí, no sentía la necesidad de hacerlo. No sentía mi vida en peligro con ella. Ahora podía apreciar claramente sus expresiones; esas expresiones que me tenían intrigado. Su actitud no era la misma y la sonrisa que tenía plasmada en su rostro, de alguna manera me hizo verla distinta, quizás algo linda.