Regresé a la escuela y me fui al aula de la clase que me faltaba. Mi pupitre no estaba por ninguna parte, no encontraba cómo interrumpir al profesor, pero no podía quedarme parado o se van a quejar de mí. Me acerqué a la pizarra mientras estaba escribiendo y me miró fijamente.
—Permiso, Profesor, mi pupitre no está.
—¿Y qué pretendes que haga, que busque otro asiento para ti o saque de su silla a otro alumno?
—No, pero ¿Qué se supone que haga?
—Busca algún lugar para sentarte, donde más cómodo se te haga. Llegas tarde a mi clase como la mayoría de los días e interrumpes siempre con algo nuevo, Caden.
—Yo no tengo la culpa.
—¿Y quién la tiene?
—Lo siento, profesor, buscaré donde sentarme. Todo el mundo se me quedó viendo y no tuve de otra que sentarme en el suelo, casi no veía la pizarra.
Estuve toda la hora de la clase escuchando solamente lo que decía el profesor, no pude anotar nada. Salí al pasillo dispuesto a irme, cuando una chica se paró frente a mi. Era Alisha; una alumna que cursa Grado 12. No me dijo nada, solo me dio una nota y se fue. Me estuvo extraño, ya que ella nunca se había acercado a mi. Al abrir la nota decía que nos encontráramos en el gimnasio, no entendía la razón detrás de su nota, pero aún así me presenté a donde me dijo. No me atreví a dejarla plantada. Ella estaba parada en la puerta sola. Me quedé en silencio y bajé la cabeza sin saber qué decir.
—Creí que no vendrías, Caden — se acercó y retrocedí —. ¿Qué sucede? — es la segunda chica que se me acerca y, a diferencia de Noah, ella no me inspira confianza. No sé qué hago aquí—. Me gusta tu timidez— se trató de acercar más y seguí retrocediendo.
—¿Qué querías decirme?— fui directo al asunto que me inquietaba.
—Sal conmigo.
—Yo no puedo hacer eso.
—¿No puedes? — arqueó una ceja —. ¿No me digas que estás saliendo con alguien más?
—No, pero... — me interrumpió antes de terminar de decirlo.
—¿Entonces?
—No quiero.
—¿No quieres? Ni que fueras la gran cosa, Caden— unas estudiantes caminaron a lo lejos y ella miró a esa dirección.
—Siento mucho no poder corresponderte, realmente lo siento — iba a irme, cuando ella me agarró la camisa y comenzó a gritar. Traté de quitármela de encima, pero ella me aguantó firmemente. Las estudiantes se acercaron y ella fingió estar llorando, se acercó a una de ellas y la abrazó.
—¡Trató de tocarme! — gritaba a toda boca.
—¡Mentira! ¡Yo no le hice nada! ¡Fuiste tú quien se tiró encima de mí!
—¡Que detestable! ¡Esto no se va a quedar así! Llamen al director y no dejen que se vaya— dijo una de las estudiantes.
—Yo no hice nada— Alisha me miró de reojo y esbozó una sonrisa.
—¡Eso es mentira! ¡Él no hizo nada! — escuché la voz de Noah y fijé mi mirada en ella —. Lo grabé todo y se ve claramente que estabas fingiendo. ¿Qué crees que ganas haciendo esto? — Noah se paró frente a mi encarando a Alisha.
—No sé de qué hablas— respondió secando sus lágrimas.
—Yo sí, por eso iremos a buscar al director juntas— Noah sonrió y Alisha rechinó los dientes.
—Esto no se quedará así— Alisha se alejó de la otra estudiante y trató de irse, pero Noah le agarró el brazo.
—Estoy de acuerdo contigo, esto no se quedará así— Alisha trató de halarle el pelo a Noah, pero ella la empujó antes de que pudiera hacerlo—. Lo más que odio son las personas como tú, es por eso que voy a enseñarte a no ser una estúpida abusadora. Él no te puede golpear, pero yo sí— esbozó una sonrisa malévola. Jamás la había visto así, es como si se hubiera convertido en otra persona. Le dio un rodillazo en la barriga y le haló el pelo para empujarla de boca, su rostro dio contra el suelo y Noah le puso el pie en la cabeza.
—¡Noah, detente! — traté de calmarla, pero no se detuvo, tampoco me atrevía a tocarla para detenerla.
—Gente abusiva como tú, deberían morirse — gritó molesta. Se veía realmente distinta. ¿Dónde está ese Ángel? Restregó su cara contra el suelo y ejerció fuerza con su pie en la cabeza de Alisha. Nadie hacía nada y estaba desesperado por verla de esa forma, que no tuve de otra que interferir. Le agarré la mano y la halé hacia mí.
—¡Detente, por favor! — le rogué.
—Siento mucho que me hayas tenido que ver de esa forma, no lo volveré hacer— sonrió dulcemente. ¿Cómo puede mostrar esa sonrisa tan relajada luego de lo que acaba de pasar?
—No quiero que tengas problemas por mi culpa.
—No es tu culpa, es de ella. Yo misma llamaré al director.
—No, pueden suspenderte por esto.
—Sí, pero no importa. Valió la pena porque ya no molestará más— sonrió y caminó hacia Alisha —. ¿Te levantarás o te levanto?— Alisha no encontraba cómo levantarse. Alzó la cabeza y su rostro estaba raspado. Luchó con levantarse del suelo hasta que lo logró—. Quédate aquí, ¿De acuerdo?— me pidió.
—Iré con ustedes, yo tengo en parte la culpa.
Caminamos nosotros tres a la oficina del director, quien nos recibió rápidamente. Noah se echó la culpa de todo y yo dije mi versión, pero el director no quiso escucharme. Noah le mostró el vídeo, y aún así no hicieron nada más que suspendernos. Le mostré la nota y dijo que eso no era suficiente prueba. Alisha negó todo, aún con la prueba de la nota, nuestras dos versiones y el vídeo. Nos suspendieron a los tres por igual y llamaron a nuestros padres para que nos buscaran. Ya sabía lo que iba a pasar ahora y todo por culpa de esa mujer. Si me hubiera dejado llevar por mi instinto, esto no hubiera ocurrido. ¡Soy un idiota!
—No te desanimes, todo estará bien— dijo Noah al sentarse al lado mío.
—Nada estará bien, te metí en problemas y ahora no sé lo que suceda conmigo.
—¿Suceda sobre qué? — arqueó una ceja.
—No me hagas caso, será mejor que me vaya.
—No puedes irte hasta que lleguen por ti.
—Yo no quiero estar más aquí.
—¿Está sucediendo algo?— preguntó curiosa y quise cambiar el tema.
—Gracias por lo que hiciste, pero no debiste hacerlo.
—Yo quise hacerlo, no podía hacerme de la vista larga. Odio los abusos.
—¿Cómo es que sabías que estaba ahí?
—Pura coincidencia— sonrió nerviosa—. Estaba recogiendo unas cosas, cuando los vi juntos— hubo un silencio incómodo entre los dos—. ¿Por qué la rechazaste?
—Porque no me gusta.
—¿Tienes alguien que te guste? — la miré y desvié la mirada. ¿Cómo podría decirle que es ella?
Mi mamá llegó y Noah la miró fijamente, entró con el director y al rato salió.
—Lo siento, Mamá— bajé la cabeza.
—Camina — me ordenó molesta. Miré a Noah y sonreí, no sé si la vuelva a ver.
—Cuídate — se despidió de mí y sonrió dulcemente. No quería irme, no quería dejarla sola, pero no había nada que pudiera hacer; ahora ni yo mismo sé lo que vaya a hacer mi madre conmigo.