Era el 16 de diciembre, el reino estaba completamente paralizado. La reina estaba por dar a luz al próximo heredero del trono. El rey esperaba con ansias su gran varón de lo contrario,su sobrino Aarón tomaría el puesto, y eso era algo que el no quería. Un gritó y un llanto que fueron acompañados por dos más. Las criadas tenían en sus brazos a las pequeñas criaturas que acababan de llegar al mundo. Edyleth,la reina, observó con brillo en sus ojos mientras que su esposo no lo hizo igual.
–Son trillizas Edyleth– susurró el rey Amir con algo de decepción
–Amir, son nuestras hijas. Tal vez el varón podrá venir luego–
Pero luego no era suficiente para Amir, lo necesitaba ahora, no en unos años. Maldijo toda la noche hasta dormirse. Edyleth las nombró junto a el, la primera era Inara, la segunda Blyana y la tercera nombrada por su padre, Amirah.
–Solo espero que crezcan hermosas eh inteligentes por que no le dejare mi reino a mi hermano Edyleth–
Ella solo suspiró deseando tener un varón y complacer a su esposo, sabía cuanto le importaba su posición, pero ese día nunca llegó.