No se que es, pero yo no me siento parte de esta familia, no encajo con lo que serían mis hermanas. Me aburre la vida de princesa, y por eso quiero ser la primera en unirse a los caballeros... pensé que lo dije en voz baja hasta ver a mis hermanas reírse frente a mi, suspire no se por que espiaban a todos en este castillo. Acaricié leve el collar que me había dado mi madre, sentía algo de rencor por ella no haber luchado como yo lo hubiera hecho.... por eso jamás seré débil y dulce como ella. Eso NUNCA.
Aarón iba de lado a lado buscando como pondría el castillo a su gusto. Pero no le daba importancia, papá le daría el trono a Inara cuando se casara en algunos meses supongo.
Habían salido a caminar con Nanny, yo iba mucho más al frente. Sonreí por fin escuchando el silencio. Pero no duró mucho
—¡Oye, eso es mío! — La vi batallando para quitarle su bolso a un chico alto y vestido con fachas, el al parecer no tenía mucho conocimiento de quién ella era pues se le fue arriba por quitárselo mientras ella solo gritaba
Débil... me acerqué y cuando fue a salir lo tiré al suelo. Le doy gracias a mi padre por la fuerza que heredé de el supongo... Solo recuerdo a Nanny sacarme a jalones de encima del chico, mire mis manos, mis nudillos completamente rojos y con rastros de sangre. Mis hermanas me miraban algo incrédulas. Yo solo me levante y entre al castillo al llegar.
—Amirah, no puedes ser así. Eres una princesa y en algún momento serás reina que dirán si...— Blyana comenzaba con sus sermones estupidos
—Si no hubiera estado te hubieran lastimado. Deberías agradecerme y sabes, no me interesa ser reina. ¡Preferiría mil veces ser una plebeya con carácter a una princesa débil y sumisa como tú! —
Sus ojos se fijaron en mi y noté su mandíbula apretarse. Sabía que no tenía respuesta.
—Tu hermana tiene algo de razón Amirah, no se de donde sacas tanto, tu madre era diferente—
—Creo que eres el menos indicado para tener el nombre de mamá en tu boca Amir— Observé con odio a mi padre, pues la realidad chocábamos actitudes a cada momento
—¡Cuida tus palabras Amira! — Exclamó con enojo
—¿O que Amir?— Levante la mirada directo a sus ojos y sonreí subiendo a mi cuarto.