An Xiaxia abrió los ojos en asombro y la confusión cruzó su mirada. Se mordió el labio, pero no pudo decir nada.
«Se había equivocado en algo...»
—Estás equivocado. ¿¡Cómo podría querer lanzarme sobre alguien como tú!? ¡Tal vez a otras le gustas, pero a mí no me interesa en lo absoluto! —respondió An Xiaxia después de reunir valor.
—Ah... —Sheng Yize asintió—. Ya veo.
A medida que su voz se iba apagando, An Xiaxia sintió que soltaba su cintura. Como todavía no recuperaba el equilibrio, volvió a caer al suelo de forma lamentosa. Se escucharon algunas risas provenientes de la multitud. Sheng Yize le echó un vistazo antes de tomar el cuaderno de una chica para autografiarlo.
—¿Estás bien? —resonó una voz masculina amable, seguido del ofrecimiento de su mano para ayudarla. Era una mano adolescente que estaba limpia, era grande y tenía largos dedos.
An Xiaxia tragó saliva y miró embobada el rostro atractivo que siempre veía por la televisión. Después de todo, los rumores eran ciertos... He Jiayu era una persona amable que le recordaba a las personas a su alrededor la cálida brisa de primavera. ¡Pero jamás se atrevería a tomar esa mano!
A su alrededor, podía sentir las escalofriantes y atemorizantes miradas de las estudiantes perforando mil agujeros en ella.
An Xiaxia sonrió avergonzada.
—No te preocupes por mí. Gracias. —Luego se puso de pie. Justo en ese instante, Kang Jian al fin logró llegar hasta donde estaba y se apoyó en su hombro mientras jadeaba—. Xiaxia, ¿estás bien?
—Sí.
—¡Si estás bien, entonces vamos!
—... —An Xiaxia no se podía molestar en hablar con este chico despistado y, con mucha dificultad, logró atravesar la multitud hacia el salón de clases.
Sheng Yize y compañía estaban casi terminando de dar autógrafos y, como casi era hora de las clases, la muchedumbre comenzó a dispersarse. Chi Yuanfeng estiró sus extremidades. Su encantador y hermoso rostro reflejaba molestia por todos lados mientras dijo:
—Si hubiese sabido que venir a la escuela sería tan problemático, no habría venido.
Los labios de He Jiayu se curvaron en una sonrisa mientras daba palmaditas al hombro de Sheng Yize.
—La chica de hace un momento dijo que no estaba interesada en ti... ¿se estaba haciendo la tonta para atraer tu atención?
—Quién sabe. Quizás solo es estúpida —Sheng Yize sonrió y lucía divertido.
Avanzó dando zancadas con tranquilidad. Chi Yuanfeng suspiró.
—El Hermano Yize sigue siendo despiadado. Si no tuviese ese rostro atractivo, ¡apuesto a que lo golpearían!
—¿Ah sí? —He Jiayu curvó las esquinas de sus labios en una sonrisa cómplice.
-
En el salón de clases.
Debido a que logró llegar al salón bastante temprano, An Xiaxia pudo escoger un asiento a la ventana, en la última fila. Este era el mejor asiento del salón. Podría ver cuando el profesor mirara de cerca a la clase y podría soñar despierta sin que se diera cuenta. Kang Jian quería sentarse con ella, pero An Xiaxia apartó la silla de inmediato.
—¡Vete! ¡No me quiero sentar contigo! —dijo fulminándolo con la mirada.
—Ey, Xiaxia, soy tu amigo de la infancia. ¿¡Cómo puedes tratarme así!? ¡Esta mañana hasta te traje a la escuela en mi bicicleta! —se quejó Kang Jian, sintiéndose herido.
—¿Desde cuándo un amigo de la infancia te hace quedar como estúpida frente a toda la escuela en la ceremonia de apertura? ¡Vete, inútil Kang!
Kang Jian la miró y suspiró al ver lo insistente que era. Luego puso su bolso en el escritorio atrás de ella y se recostó sobre él, molesto. An Xiaxia sacó su estuche, tomó un bolígrafo y lo giro entre sus dedos de aburrimiento mientras miraba en blanco el paisaje por la ventana.
De pronto, tres siluetas altas bloquearon su visión. An Xiaxia quedó perpleja al ver a Sheng Yize y los otros dos pasar frente a su ventana antes de entrar al salón de la Clase C del 1° Año.
Se escuchó un ruido sordo.
El bolígrafo cayó de los dedos de An Xiaxia hasta el escritorio y luego al suelo, donde rodó hasta llegar a los pies de un largo par de piernas.