Chereads / Una Bruja Común / Chapter 6 - Capítulo 6

Chapter 6 - Capítulo 6

El interior del Caldero Chorreante trajo recuerdos borrosos a la mente de Jill. Pero esos recuerdos no le hacían justicia a la escena frente a ella. El lugar era sombrío debido a la débil iluminación de las velas colocadas por doquier. Había bastantes personas sentadas en las mesas y en la barra donde un hombre calvo estaba limpiando vasos y tazas con un trapo. Jill decidió no beber ni comer nada de este lugar a menos que fuera un último recurso después de ver de cerca ese trapo.

-Buenos días Tom.

La profesora McGonagall saludó y el hombre calvo detrás de la barra la saludó alegremente de vuelta, su mirada hacia Jill y Dominic.

-¡Oh! ¿Trae nuevos alumnos? ¡Felicidades por entrar a Hogwarts!

-Gracias señor Tom- Jill dio una sonrisa cortés al hombre y rápidamente siguió los pasos de la profesora McGonagall hacia el fondo del bar hasta un pequeño patio de ladrillos lleno de barriles y cubos de basura.

La profesora McGonagall sacó su varita y miró de costado a Jill.

-Ahora preste atención a mis movimientos, cuando vuelva el año que viene a comprar materiales debe recordar qué ladrillos tocar con la punta de su varita para que la puerta se abra.

Unos momentos después, Jill y su padre estaban con la boca abierta al ver cómoda sólida pared desaparecía y el sonido de decenas de personas chocaba contra ellos. Frente a sus ojos apareció una calle algo estrecha, con tiendas a ambos lados y muchas personas con togas, túnicas y sombreros puntiagudos en sus cabezas. 

-Bienvenidos al Callejón Diagón- la profesora McGonagall les dio unos momentos para aclimatarse a la vista y luego los apuró con palabras- Bueno, síganme. Primero iremos a Gringotts, el banco de los magos.

En el camino, ninguno de los dos pudo distraerse demasiado con las vistas de las tiendas frente a las cuales había todo tipo de cosas raras porque la profesora McGonagall les estaba explicando la moneda mágica y sus equivalentes con las libras.

Resulta que cinco libras equivalen a un galeón de oro, diecisiete sickles de plata equivalen a un galeón y veintinueve knuts de bronce son equivalentes a un sickle de plata.

Jill estaba algo mareada por las extrañas equivalencias pero se distrajo con el edificio frente a ella. 

Blanco marfil, con detalles dorados aquí y allá, desde afuera era un edificio imponente. Ostentosas puertas de bronce flanqueadas por dos muy pequeños... duendes. Vestidos con una especie de uniforme dorado y rojo oscuro. Jill sintió sus ojos doler un poco ante los brillantes colores. 

Jill y Dominic estaban mirando a todos lados con ojos grandes y asombrados ante los duendes de orejas, narices y dedos extremadamente largos. Temblando un poco ante las bocas que parecían cortadas con cuchillos y los pequeños dientes afilados que se podían ver incluso desde la distancia. 

Pero su guía no tenía miedo ni asombro y los llevó ante un duende con una gran pila de monedas de oro y balanzas de brazos ante él.

-Buenos días, queremos hacer un cambio de moneda muggle a moneda mágica.

Los opjitos del duende se elevaron un poco para ver a la profesora McGonagall parada frente a él y a la niña debajo del alto mostrador. 

-¿Cuánto va a cambiar?

Dominic se volvió hacia la profesora McGonagall ante la pregunta del duende. En la lista de compras había cosas muy extrañas sobre las cuales no podía especular el precio.

-++ Galeones debería ser suficiente para comprar todo lo necesario e incluso tener un pequeño excedente.

El cambio se realizó sin problemas y el trío salió rápidamente del banco con una gran bolsa de monedas de oro fuertemente apretadas entre los brazos del señor Woods quien estaba un poco abrumado ante el peso de la responsabilidad. 

-Sugiero ir a comprar el uniforme primero, la mejor tienda es la de Madam Malkin. Luego iremos a buscar el resto de los materiales y dejaremos la varita y los libros para el final. 

Siguiendo las indicaciones de la profesora McGonagall, llegaron a una tienda con una vidriera mostrando dos maniquíes vistiendo largas túnicas de colores polvorientos. Al entrar descubrieron que una bruja bajita estaba guiando a un joven de unos doce o trece años hacia un pequeño pedestal para luego darse la vuelta y dejarlo solo.

Lo más curioso fue que una cinta de medir comenzó a moverse sola seguida de un papel florando en el aire y una pluma escribiendo automáticamente, como su hubiera dos personas invisibles sosteniendo los tres objetos.

Pronto la cinta terminó de medir y el joven fue despedido de la tienda por la mujer bajita.

-Profesora McGonagall, que gusto verla de nuevo hoy, ¿Es esta niña una nueva alumna?

La profesora hizo un ademán hacia la bruja pequeña y rechoncha mientras realizaba las presentaciones.

-Esta es Madam Malkin, y esta alumna es Jill Woods y su padre el señor Woods. 

-Ven cariño, acércate y párate en el pedestal así puedo medirte bien...

Bajo la actitud entusiasta de Madam Malkin, Jill se quedo quieta y dejó a la cinta automática medirla sin querer perderla de vista, ahora que estaba tan cerca de sus ojos sentía la necesidad de prestar más atención a tal novedad. Por momentos sentía que captaba la silueta de una persona sosteniendo la pluma y el papel pero esa ilusión se desvaneció para el momento en que terminó de medirla.

-Bueno cariño, vuelve dentro de una hora aproximadamente, tus túnicas, capa y sombrero estarán listos para entonces.