Llegar al Gran Salón no fue demasiado difícil ya que la sala común de Hufflepuf estaba relativamente cerca.
Justin ya se encontraba allí sentado con otro chico de primer año llamados Ernie, quien tenía el pelo rubio y una piel muy blanca. Hanna saludó muy energéticamente y se sentó a comer el desayuno.
Jill miró las opciones frente a ella, había jugo de calabaza, té y leche. Un gran bol con gachas de avena, canela y miel, tocino, tostadas y varias jaleas para elegir.
Ernie miró hacia la mesa más ruidosa y dijo con voz excitada.
- ¿Recuerdan a Harry Potter, sorteado en Gryffindor? Me enteré de que es EL Harry Potter.
Hanna, Susan y Megan hicieron un sonido de inhalación algo exagerado, mientras que Justin y yo nos miramos buscando ver si el otro tenía idea de por qué un niño de once años causaría tal reacción.
- ¿Qué pasa con Harry Potter? - Preguntó Jill.
- Ah, olvidé que ustedes no crecieron en el mundo mágico - Ernie se sentó derecho y sacó pecho- ¡Harry Potter es la persona que venció al Señor Tenebroso hace más de diez años!
La cara de Susan se tiñó de pena por un momento antes de mostrar una expresión algo fanática.
-Los sirvientes del Señor Tenebroso mataron a mucha gente, incluidos algunos de mis tíos, porque decían que éramos traidores a la sangre. Cuando el Señor Tenebroso fue derrotado ¡esos Mortífagos fueron todos encarcelados!
Jill frunció el ceño.
- ¿Un bebé de apenas un año logró derrotar a un mago adulto?
- ¿Tal cosa es posible en el mundo de la magia?
La cara escéptica de Jill y Justin causó que el trío defendiera fervientemente la fama de Harry Potter, al final del desayuno los dos pequeños magos habían sido informados de la grandeza de tal hazaña por parte del bebé Potter.
- ¿Dónde tenemos que ir ahora? - preguntó Megan mirando la creciente multitud.
Hanna sacó su horario y lo revisó con cuidado.
-Tenemos que ir a la clase de Pociones en el primer período y luego Defensa contra las Artes Oscuras. Eso es todo por hoy. -Hanna miró alrededor y detuvo al prefecto de Hufflepuf.
- Hola, ¿Nos puede indicar dónde está el aula de Pociones?
-Si, tienen que ir a las mazmorras y luego doblar a la derecha hasta la segunda puerta.
Todos le agradecieron y siguieron las indicaciones. No eran los únicos que iban a pociones, y pronto formaron un grupo de una docena entre Hufflepuf y Ravenclaw.
El aula era grande, con pupitres de madera envejecida y un gran pizarrón con una receta escrita en tiza blanca. Susan y Jill se sentaron juntas en uno de los bancos compartidos, sacando sus libros de pociones, las plumas, tinteros y en el caso de Jill, un cuaderno.
El barullo de los niños se detuvo de golpe cuando un hombre de unos treinta años vestido con una túnica negra que revoloteaba con cada paso apareció en el aula. Su cabello negro aceitoso, la nariz aguileña y la inescrutable expresión en su cara lo hacían apático como mucho, pero los ojos negros sin fondo, como dos vórtices que podían succionar toda la luz junto con el aura poderosa hizo que hasta el más engreído y valiente sintiera la necesidad de callarse y obedecer.
La voz de barítono, suave y estremecedora resonó entre las paredes del aula causando a Jill escalofríos.
-Están aquí para aprender el sutil arte de pociones. Muchos de ustedes no creerán que la creación de pociones sea magia y no espero - hubo un breve silencio mientras el profesor recorría las caras de los alumnos- que muchos de ustedes entiendan la belleza de un caldero hirviendo, los vapores brillantes y el poder que se arrastra por las venas humanas hechizando la mente y los sentidos.
La voz se suavizó hasta que se detuvo por completo. Con este discurso el profesor había logrado hechizar a todos los presentes quienes lo miraban con total atención.
-Puedo enseñarles a embotellar la fama, preparar la gloria e incluso, poner un alto a la muerte- la fascinación en la cara de muchos era casi palpable- si es que no son un montón de imbéciles como los que suelo enseñar a diario.
El imponente hombre en el podio sacó un rollo de pergamino de entre los pliegues de su capa y lo desenrolló lentamente, comenzando a preguntar para qué servían ciertas hierbas e ingredientes de pociones.
Cada vez que alguien no podía responder el profesor los humillaba con algunas palabras y pasaba rápidamente la siguiente.
-Jill Woods, ¿Qué usos le puedo dar a la raíz de asfódelo?
Jill pensó rápidamente y una escena le vino a la cabeza.
-Cuando se le agrega polvo de raíz de asfódelo a una infusión de ajenjo se puede obtener un somnífero muy potente.
-Necesita revisar el material en profundidad señorita Woods, el somnífero del que habla se llama Filtro de los muertos vivientes.
Jill suspiro de alivio al ver que la crítica del profesor Snape se limitó ya regañarla por no saber el nombre conciso del brebaje. Poco después terminó el interrogatorio y se pasaron el primer período escuchando y copiando los usos de ciertos ingredientes con todo detalle.
-Para el miércoles deben traer una redacción de los usos de la sangre de dragón y la sangre de la salamandra.
Una vez terminada la clase todos salieron en silencio, pero la velocidad de los pies era extremadamente rápida.
Lejos del aula Hanna no pudo soportarlo más.
-Qué intenso, sentí que mi corazón iba a salir de mi pecho.
-Es realmente aterrador.
Jill miró las caras de miedo de sus compañeros y amigos y se rio por lo bajo.
- ¿Cómo puedes reírte Jill? - Ernie la miró con una cara de horror.
-No sé, solo me dio gracia. Pero realmente parece muy estricto, ¿Es necesario ser tan puntilloso en primer año?
Ernie miró alrededor antes de susurrar a los cinco niños a su alrededor.
-Se dice que el profesor Snape era uno de los sirvientes de Tu-Sabes-Quién y que en realidad aborrece dar clases de pociones en Hogwarts.
Los ojos de todos brillaron, deseando escuchar más sobre los rumores circulando entre aquellos conocedores, queriendo saber.
-¿Chicos no vienen? ¡Van a llegar tarde a la clase de Defensa!
Y así, el tema se dejó atrás mientras un grupo de ansiosos niños buscaba la ubicación del aula en la que se llevaría la próxima clase.