Las clases de vuelo pasaron, no sin un gran revuelo.
Cuando se supo que Potter de Griffindor, el Salvador como muchos le decían, tuvo un enfrentamiento con un alumno de Slytherin que no terminó en castigo sino que incluso le ganó unlugar como buscador del equipo de Quidditch de su casa mucha gente mostró una gran indignación, incluído Ernie McMillian.
-¡Se supone que ningún alumno de primer año puede unirse al equipo! No importa que Potter sea un súper genio volando, debería ser como los demás y respetar las reglar.
-Pero esto fue permitido por la mismísima jefa de la casa y el director Dumbledore...
La voz de Justin se hizo más pequeña bajo los furiosos ojos de Ernie, Hanna y el resto de la mesa de Hufflepuf. Estaban discutiendo lo ocurrido en el desayuno, aunque había pasado una noche los fuegos en los corazones de todos no habían disminuido en lo absoluto.
-Con más razón! todos pertenecen a la misma casa y ahora se aprovechan del poder que tienen y rompen las reglas.
Uno de los otros niños de primer año de Hufflepuf que raramente estaba con ellos, Zacarias Smith, dijo en voz muy alta, mirando sin disimulo la mesa de Griffindor.
-Estoy de acuerdo con Ernie, si hubiera sido el estudiante de otra casa seguro lo sancionaban y perdía por lo menos veinte puntos. Ni hablar de entrar al equipo siendo de primero, sería un milagro que le permitieran unirse en segundo.
Una niña de segundo dijo con seriedad, mirando su plato con ojos complejos.
-Es realmente injusto.
El candor del inconformismo de las otras casas fue sofocado bajo la gran pila de tareas que los profesores empezaron a darle a los estudiantes.
Se acercaba Halloween y los niños de primero estaban ansiosos por la fiesta prometida en boca de los alumnos mayores.
En la clase de pociones de la semana de Halloween, uno de los estudiantes de Ravenclaw que trabajaba al lado de la mesa de Ernie y Jill fue salvado por ambos cuando, distraído, casi agrega los ingredientes en el orden equivocado.
- ¿Por qué quieres poner las púas ahora? Tienes que sacar la poción del fuego o el caldero explotará...
Una sombra cubrió a los pequeños, una voz sedosa y profunda les causó escalofríos.
-Debería agradecer tener compañeros tan atentos Sr Fermis. No entiendo cómo llegó a Ravenclaw pero debería prestar más atención en clase, por lo menos, recordar los pasos para la poción que usted mismo escribió. Dos puntos menos Ravenclaw. Para la próxima clase quiero un informe detallado de la fabricación de la poción que casi arruina debido a su ignorancia.
No hubo puntos deducidos a Hufflepuf, pero el profesor Snape frunció con fuerza ante la poción entregada por Ernie y Jill. Debido a la distracción con los dos niños de la mesa de al lado, la poción se dejó en reposo más tiempo del requerido y el resultado no es tan satisfactorio como debería, lo que les ganó un Aceptable en esta entrega.
Jill no pudo evitar pensar que el profesor tal vez podía llegar a tenerlos en estima si demostraban su habilidad de forma constante.
La peor clase sin embargo, no fue Pociones, sino Historia de la Magia.
Jill sentía que cada viernes debía luchar una larga, tediosa y desgastante guerra contra sí misma para poder quedarse despierta y poder tomar notas sobre sobre los monótonos hechos y fechas que salían de la voz del fantasma Binns; hipnotizando a todos los alumnos en un sopor ineludible. Incluso en el día donde todos los alumnos estaban ansiosos, la mayoría se durmió durante la clase solo para despertar y hablar de la asombrosa apariencia del Gran Salón en el desayuno.
Jill planeaba pasar el día como si fuera cualquier otro, fue solo cuando se enteró por Susan que "Hermione Granger estaba llorando en el baño y faltó a una clase" que Jill recordó que habría un trol entrando en el colegio esa misma noche y que Hermione estaría en el medio de la tormenta que ocurriría.
Cuando pasó por el baño donde se podía escuchar un leve sollozo, Jill no pudo evitar pensar en si sería beneficioso intervenir. Al final no hizo nada, pero el resto del día lo pasó distraída.
Su distracción no fue notable ya que eran muchos los niños que estaban asombrados ante las decoraciones de Halloween: los murciélagos que revoloteaban en el cabello largo de las niñas o los esqueletos que se movían cuando alguien pasaba cerca de ellos.
La cena fue deliciosa, pero fue interrumpida por un grito.
El profesor Quirrel, con su turbante y olor a ajo entró corriendo al animado Gran Salón, sin titubear ni trabarse gritó que había un troll en las mazmorras antes de desmayarse en el lugar, causando pánico.
El director Dumbledore rápidamente controló la situación, y Jill bajó la cabeza, siguiendo obedientemente al prefecto de su casa hasta la seguridad de la sala común.
Un poco ansiosa, se sentó en un sillón apartado, sin poder disfrutar de la atmósfera que rápidamente recuperó su jovialidad ante la aparición de muchas bandejas con postres y algunos platos de la cena.
Una hora más tarde se enteraron por un valiente que había salido a preguntar a un retrato cercano que el troll había sido vencido por tres estudiantes, no había heridos ni muertes. Esta información hizo que Jill se relajara y dejara de lado su conciencia culpable que la carcomía lentamente por dentro.