Año 9989, Día 42 del Mes de la Lluvia.
Aun a oscuras, a pocos minutos de que finalmente empiece a amanecer, desde las orillas del Gran Bosque Oscuro un enorme grupo de personas se encontraban allí.
"Ha llegado la hora." – dijo un hombre. – "Recuerden, solo hemos venido por un objetivo y solo uno, obtener gente y mercancías."
"…" – todos los demás asentían con la cabeza asegurando que entendían.
"Bien, no podemos equivocarnos, hoy no hemos venido a cometer ni un simple error, así que, en marcha."
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En algún lugar del Condado de Vermont, había un edificio con un letrero por encima de la puerta que solo decía: [III].
En una oficina, había tres personas, uno de ellos se encontraba sentado y viendo por una ventana, los otros dos estaban parados.
Uno de los dos hombres parados era un tipo alto, midiendo 193 centímetros de altura, mientras que el otro tenía un tatuaje en su mejilla derecha.
El tatuaje era de color rojo y era el siguiente: III.
"Finalmente, hoy comenzará." – dijo el tipo alto. – "Quince pueblos diferentes lejanos a la capital del condado han sido seleccionados, pronto todos ellos serán testigos del caos y la miseria."
"Sí, cinco de esos pueblos poseen City Elites, pero, aun así, ningún pueblo representa una amenaza." – dijo el tipo con el tatuaje en su mejilla.
"Así es, solo debemos tener cuidado del Conde y sus tropas." – dijo el tipo alto.
"…" – el hombre sentado solo veía por la ventana.
"¿Señor?" – el hombre alto se sentía algo nervioso por el silencio del hombre.
"¿Líder?" – a pesar de que él y el hombre alto eran mayores que el hombre sentado, los dos eran más débiles que su líder.
"¿Y nuestro otro negocio?" – preguntó el hombre.
"Marcha de maravilla, ya tenemos dos sucursales, uno cerca de la Ciudad de Mara, y otro al oeste del condado." – dijo el hombre alto. – "Aunque me temo que el que esta cerca de la Ciudad de Mara está muy vigilado por la Familia del Conde."
"Hm." – de repente un rayo recorrió la mano izquierda del hombre que se encontraba sentado.
"¡Ah!" – y el rayo atacó al hombre alto.
"Espero no tener que preocuparme por eliminar al Conde y su familia, no quiero pedir ayuda a ninguna de las otras ramas."
"Lo sabemos, por eso no se preocupe, el Conde y su familia no se darán cuenta de nuestras verdaderas metas y objetivos." – dijo el hombre con el tatuaje en la mejilla.
"Eso espero." – el líder dijo mientras seguía viendo por la ventana.
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"Buenos días."
"Buenos días Luciel." – Don Armando saludó a Luciel que recién se acababa de levantar.
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En la entrada del pueblo.
"Evans, Vicecapitán, hola."
"Kyle, buenos días." – saludo el Vicecapitán Glover a su subordinado.
"Finalmente llegas." – dijo Evans.
"Pero sí he llegado a tiempo."
"Yo y el Vicecapitán ya llevamos un rato aquí."
"Ah, eso es injusto, ustedes viven más cerca de la entrada."
"Eso no es excusa."
Mientras los dos seguían discutiendo, un ladrido se escuchó.
"¿Qué es eso?" – preguntó sorprendido Kyle.
"¡!" – Glover que tenía mejor vista que Kyle y Evans lo pudo ver.
"¡Cerrad las puertas!" – grito Glover quien desenvaino su espada.
"¿Vicecapitán?" – Evans se sorprendió.
En ese momento, diversos ladridos se escucharon a lo lejos.
"¡Kyle!"
"¿Vicecapitán?"
"Ve al Gremio de Aventureros, emite una misión para que vengan en apoyo todos los que estén allí hacía aquí."
"¿Glover?" – preguntó Evans. – "¿Qué sucede?"
"Perros Salvajes, muchos, los guardias que nos encontramos aquí no son suficientes, ¡Tocar las campanas!" – ordenó Glover.
"¡Enseguida Señor!" – gritó un guardia que se dirigió al segundo edificio de los guardias, corriendo rápidamente hasta la parte de arriba para tocar las campanas.
"¡Kyle! ¡Al gremio!"
"¿Y sí no quieren venir a ayudar?"
"Diles que se les dará una Moneda de Plata por cada Perro Salvaje cazado, yo mismo lo pagaré."
"Entendido." – dijo Kyle que salió rumbo al Gremio de Aventureros, mientras las puertas eran cerradas, y Glover, Evans y otros 13 guardias se preparaban para combatir.
"¿No deberíamos entrar?"
"Lograrían tirar las puertas y entrar al pueblo." – dijo Glover.
"¿En serio?"
"Sí, miras a ese enorme perro en frente de la jauría."
"Oh, ya lo veo."
"Es un Alfa, un Perro Salvaje Alfa esta a la par de un City Elite."
"¿Qué?" – Evans estaba sorprendido al oír eso.
"Y mirando a la jauría, diría que son más de cien perros salvajes."
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En el Edificio del Gremio de Aventureros, como todos los días, desde muy temprano, los aventureros llegaban al lugar para comenzar sus días tempranamente realizando misiones, y lo mismo sucedía para el Equipo de Unity que hace pocos minutos acababan de llegar, yéndose a una de las mesas que había en la zona de comedor que había en el edificio, la comida no era tan buena, pero era barata y comestible.
"¿Qué haremos hoy?" – preguntó Reus emocionado.
"No lo sé, algún par de misiones Rango F de construcción o limpieza." – dijo Alec.
"…"
"Pienso lo mismo que Tom, deberíamos intentar hacer otro tipo de misión, ya estoy cansada de ayudar a la construcción de edificios." – dijo Mía.
"Bueno, no sé sí ya podamos realizar una misión de Rango E." – dijo Alec, cuando de pronto, unas campanas se escucharon.
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En el Restaurante del Espadachín Carmesí, Luciel y Don Armando escucharon las campanas sonar.
"¡!" – Don Armando se preocupó al oírlas.
"¿Qué ocurre?" – preguntó Luciel.
"¡Atacan al pueblo!" – dijo Don Armando que entró rápidamente a su oficina.
"¿Eh?"
Don Armando finalmente salió, y desenvaino su espada carmesí que cada noche la dejaba guardada en su oficina.
"Escúchame Luciel." – Don Armando se acercó preocupado a Luciel. – "No sé quien nos ataque o de que se trate, pero más vale que te quedes aquí y no abras la puerta a nadie, solo la abrirás cuando escuches mi voz." – dijo Don Armando.
"¿Por qué?"
"Por seguridad, iré rápidamente a ver a mi familia y a que estén bien resguardados, por lo que no podré estar aquí por un tiempo, quédate aquí y no le abras la puerta a nadie, ¡A nadie!" – dijo Don Armando que se marchó mientras Luciel rápidamente cerraba la puerta.
"¿Qué demonios sucede?" – se preguntó el joven que se recargo sobre la puerta mientras se sentaba en el suelo.
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En el Gremio de Aventureros, Alec y los otros terrícolas se preguntaban por lo que pasaba, cuando de pronto, Kyle entró.
"¡Auxilio!" – grito el joven guardia.
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"¡Allí vienen!" – gritó Glover, mientras que él junto con Evans y los otros guardias se enfrentaban a la enorme jauría compuesta por Perros Salvajes que atacaban el pueblo.
"¡No dejen que entren al Pueblo!" – Glover gritaba mientras cortaba rápidamente la cabeza de un joven Perro Salvaje, veloz pero débil.
"¡Ah!" – gritaba un guardia que era degollado por el Alfa de los Perros Salvajes.
"Tch." – Glover sabía que solo él era rival para tal criatura, por lo que se dispuso a combatir contra el terrible monstruo.
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"¡Ha llegado el momento!" – dijo un hombre. – "¡Al ataque!"
Y, de esa manera, un centenar de hombres que se encontraban escondidos en el Gran Bosque Oscuro, se dirigían a la parte trasera del pueblo, ellos llevaban escaleras para cruzar más fácilmente las murallas de madera de cinco metros de altura.
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Después de oír la explicación de Kyle sobre lo que sucedía, Taylor, Alec, Tom, Mía y Reus, junto con otros 43 aventureros, de los cuales cinco eran Aventureros de Rango D, se dirigieron a apoyar a Glover y los demás guardias que habían recibido un primer apoyo de una decena de guardias que se encontraban vigilando por el pueblo.
De esa manera, 76 personas se enfrentaban a 162 Perros Salvajes.