Año 9987, Día 18 del Mes de la Luna.
En siete días se cumplirán 14 meses desde que los terrícolas llegaron al Gran Mundo de Gea, en todo este tiempo Luciel ha estado trabajando en el Restaurante del Espadachín Carmesí, mientras tanto, Alec y los otros se han encontrado…
"¡Vamos!" – gritó un hombre de 190 centímetros de altura, algo bronceado por pasar mucho tiempo bajo la luz del sol, largo pelo de color negro que le llegaba hasta la cintura, y ojos de color café oscuro. – "Es esto acaso todo lo que tienen, ¡Cultivad!"
"Pero ya no puedo más." – dijo un joven de pelo rubio que cayó al suelo.
"Es que acaso no os da vergüenza, sois más débiles que niños menores de diez años, sois tan débiles que mi hija de siete años os podría dar una paliza ella sola."
"Pero no es nuestra culpa." – se quejo una joven de piel morena.
"Y eso que me importan a mí, os habéis convertido en aventureros, y es mi deber que no insulten a la profesión, aunque cualquier persona adulta y sin antecedentes criminales se puede convertir en aventurero, jamás se habían inscrito unas personas tan débiles como ustedes, por lo que es mi deber entrenarlos para que no mueran allá afuera, así que, ¡Cultivad!"- dijo el hombre mientras le daba una patada al joven de pelo rubio para que volviera a cultivad.
"Ah…" – el joven apenas logró ponerse en posición.
"…" – mientras tanto, un hombre de piel oscura seguía cultivando mientras su cuerpo sudaba sin parar.
"¡Vamos! Sin esfuerzo no hay resultados, sí quieren verdaderamente ser considerados aventureros, al meno deben de ser personas con el rango Village Novice."
"Lo sé, aun así, ya llevamos horas cultivando, no podríamos tomarnos un pequeño descanso." – dijo un joven hombre con el peló de color café claro.
"Oh, déjame pensarlo… ¡No! Yo os diré en que momento descansar, y ahora mismo no es ese momento, así que los dos que estáis descansando, ¡A cultivad!" – dijo el hombre quien volvió a patear al joven de pelo rubio y que esta vez también pateó a la mucha.
"Ah…"
"¡Auch!"
"Deberían de agradecer que me tomó mi preciado tiempo para entrenarles, así que, ¡Cultivad!"
Y, de esa manera, los cuatro terrícolas siguieron su entrenamiento. Reus, Mía, Tom y Alec, mientras Taylor, el Vicegerente del Gremio de Aventureros del Pueblo de Esperanza les gritaba cada vez que paraban de cultivar.
Finalmente, cuando inclusive Tom ya no podía más, Taylor detuvo el entrenamiento.
"Bien, me estoy partiendo el alma por entrenarlos, así que, ¡Más esfuerzo para la próxima!"
"Pero los que sufrimos somos nosotros." – dijo quejándose Reus quien no podía levantarse.
"Hm, que malagradecido eres Reus, porque no aprendes de Tom, una persona educada que no dice o se queja de nada."
"¡Porque él casi nunca habla!" – se quejó Reus.
"Ya, ya, vamos, váyanse de aquí y límpiense, que ya empiezan a apestar un poco."
"Una dama nunca huele mal." – dijo Mía.
"Qué lástima que no eres una dama." – dijo Reus mientras se reía.
"¡¿Qué dijiste?!" – Mía quería pegar a Reus, pero ella tampoco podía moverse.
"No dije nada que no sea cierto."
"Ya basta." – dijo Taylor que volvió a patear a Reus.
"¡Ah! Esta vez sí dolió mucho."
"Deja de quejarte." – dijo Taylor mientras Reus veía a Taylor con tantas ganas de darle un golpe, aun así, él sabía que sería un suicidio intentar algo como eso.
"Alec."
"¿Si?"
"Felicidades." – dijo Taylor con una leve sonrisa. – "Tú propuesta ha sido aceptada, a partir de hoy, el equipo de aventureros de rango F, Unity, ha sido exitosamente creado, por lo que tú, como líder de este equipo, espero que entiendas lo importante que es para ustedes en conseguir poder."
"Lo sé."
"Bien, os dejo, vayan a descansar."
"Entendido." – dijo Alec.
"¡Al fin!" – se alegró Reus.
"Quiero darme un baño." – dijo Mía que temía que empezará a apestar.
"…" – Tom como siempre no dijo nada.
Taylor salió del cuarto de entrenamiento, y los cuatro terrícolas se encontraban en el suelo totalmente cansados, después de todo, pasaron por seis horas cultivando y otras dos horas de entrenamiento de combate, y antes de eso, pasaron ocho horas haciendo múltiples misiones de rango F alrededor del pueblo, por lo que no era de extrañar que los cuatro estuvieran totalmente cansados.
"Vamos, hay que regresar a la posada." – dijo Alec quien se paró.
Tom, quien fue el primero en levantarse, ayudo a Reus y Mía a pararse también.
"Gracias Tom." – le agradeció Mía.
"Diablos, cuando deseo poder irme a descansar en mi cama." – dijo Reus quien temblaba de dolor y cansancio.
"Vamos, nos limpiamos en la posada y celebramos en el Carmesí." – dijo Alec con una sonrisa.
"¡Cierto! Ya somos oficialmente un equipo de aventureros, jajaja."
"Deja de gritar Reus, que me estas escupiendo." – dijo Mía quien se apartaba un poco de Luciel. – "No puedo aguantarme las ganas de anunciarle a Luciel la noticia."
"…" – Tom asintió con la cabeza.
"Bueno, sí, hoy oficialmente el equipo de Unity está formado, y aunque oficialmente hay solo cuatro miembros, todos sabemos de la existencia de un quinto miembro." – dijo Alec.
"Claro que sí." – Reus sonería mientras volteaba a ver a Tom. – "Aun así, Tom, todavía me sorprende que aguantes mucho tiempo cultivando sin descansar ni unos pocos segundos."
"…" – Tom no dijo nada.
"Es que eres muy débil." – dijo Mía.
"Ja, al menos yo no lloró como niña cuando no aguantó más."
"¡Pero de que hablas!" el que lloraba y se quejaba cada cinco minutos eras tú."
"¡Claro que no!"
"¡Sí!"
Los dos empezaron a discutir, mientras Alec se acercó a Tom.
"Vámonos, hay una persona a la que debemos de mencionarle la buena noticia."
"Sí." – fue la primera palabra que menciono Tom en todo el día.