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Chapter 24 - Vida en el Gran Mundo de Gea

Cuando había pasado un mes desde la llegada de los Terrícolas al Gran Mundo de Gea, el Rey Bolt de Arcadia ordenó que se construyera una nueva sección sobre La Ciudadela, la capital del Reino de Arcadia. De esa forma, en la capital habría un lugar en donde los Terrícolas pudieran vivir, un sitio seguro y perfecto para poder vigilarlos de cerca.

Él prohibió entonces que cualquier noble, mercader o ciudadano se atreviese a esclavizarles o hacerles daño sin una justificación, de esa manera protegiendo a los Terrícolas en cierta manera, aunque no de manera total.

El Rey entonces colocó a su segundo hijo, el Segundo Príncipe, como la persona a cargo del nuevo distrito, el Distrito Terrícola, su construcción y manejo.

Las otras naciones del continente mostraban de alguna manera su apoyo a los terrícolas, aun así, seguía habiendo personas como Nito y el Segundo Príncipe que veían a los terrícolas como "Invasores", "Monstruos" y "Parásitos" que debían de ser eliminados o esclavizados, porque sí no, tarde que temprano el Continente de Skypea caería en desgracia.

A dos meses desde que Luciel llegó al Gran Mundo de Gea, él seguía trabajando en el Restaurante del Espadachín Carmesí, aun no terminaba por acostumbrarse a su nueva vida como empleado de un restaurante, y aún seguía cometiendo uno que otro error, pero, aun así, él seguía con su vida.

Él ayudaba en la limpieza, como mesero, y ayudaba a Don Armando con lo administrativo, algo que el dueño agradecía enormemente.

Desde el problema de Nito, él junto con otros empleados que no estaban de acuerdo con la presencia de Luciel fueron despedidos, y de los que se quedaron, la mayoría se mantenían neutrales con la presencia de Luciel, apenas le hablaban, y no le dirigían palabra sí no era algo respecto del trabajo, solo había dos trabajadores que charlaban con Luciel, ellos eran los meseros: Jared y Judith.

Además de ellos dos, Luciel charlaba y empezaba a conocer a la familia de Don Armando.

Doña Julieta, quien era la encargada de prepararle el desayuno, ella ayudaba en la cocina, y casi todo el tiempo libre que tenía lo pasaba charlando con otras mujeres de su edad.

Susan, hija única de Don Armando, la Gerente de Piso que también trabajaba en lo administrativo y como recepcionista y cajera, era una persona muy amigable con Luciel, y siempre que podía le daba a él algún dulce de este mundo a Luciel para que probara.

Jeremy, esposo de Susan, un hombre que no hablaba mucho, pero que al igual que su esposa, trataba bien a Luciel.

Y, Billy, él único hijo de Susan y Jeremy, y, por lo tanto, el único nieto de Don Armando y Doña Julieta, él siempre que podía charlaba con Luciel, interesado en oír acerca del mundo del que provenía el joven terrícola.

Además de ellos, otras personas con las que convivía Luciel eran:

María, Dueña de la Posada de María, Luciel a veces visitaba allí solo o junto con Billy para jugar con los hijos de María, ella no cambio la forma en la que trataba a Luciel aun después de descubrir su procedencia de habitante de otro mundo, algo que Luciel agradecía.

Ron, el esposo de María, él seguía preparando comida muy sabrosa, por lo que al menos una vez cada diez días Luciel visitaba para pedir una orden de comida.

Fred, el hijo mayor de María y Ron, al igual que Billy, le gustaba oír hablar a Luciel sobre cosas del otro mundo, y le encantaba pasar el tiempo con Billy y Luciel.

Eren, el hermano menor de Fred a veces jugaba con su hermano mayor, Billy y Luciel, pero al ser todavía considerado muy joven por María, él no podía acompañar a los chicos a jugar cuando se iban de la posada para caminar por el pueblo.

Glover, el Vicecapitán de los Guardias del pueblo, una de las dos personas que más han ayudado a Luciel desde que llego a este mundo, además del primer nativo de este mundo con el que Luciel charló. Glover ha ordenado a todos los guardias que estén atentos a la seguridad de Luciel y de los otros terrícolas. Él era un buen hombre, valiente ante todo excepto al estar cerca de su esposa enojada.

Evans, aunque últimamente el miedo que Luciel siente hacía él ha ido disminuyendo, él aun no puede estar a solas con él, aun así, Evans ya se disculpó con Luciel.

Kyle, el novato que siempre saluda a Luciel cuando lo ve, y se sigue burlando acerca del día en que Luciel llegó, pues dice que nunca había visto a alguien tan nervioso como Luciel en aquel día.

Además de los nativos de este mundo, Luciel también se había acercado a otros cuatro terrícolas, cuatro personas como él, ellos llegaron el mismo día que él a este mundo, y junto con Luciel eran parte de los diez terrícolas que había en el Pueblo de Esperanza, aunque Luciel había oído acerca de los otro cinco, él nunca había hablado con ellos, después de todo los otros cinco fueron acogidos por la Iglesia de Rhun y por la Mansión del Alcalde.

Los cuatro con los que Luciel se llevaba bien eran:

Alec Thompson, piel clara, pelo de color café claro y pelo de color café oscuro. Él junto con los otros se habían unido al Gremio de Aventureros, y de alguna forma se había convertido en el líder de facto de su grupo. Era una persona sociable, y fue el primer terrícola con el que Luciel habló y conoció en este mundo. Era también el mayor de todos los terrícolas que habían llegado al Pueblo de Esperanza, teniendo 20 años.

Tom Smith, piel oscura, pelo negro y ojos de color azul claro, era el más alto de los cuatro, midiendo 197 centímetros de altura, y era una persona muy callada. Era además una persona amable, alguien que sonreía mucho y que trataba muy bien a Luciel. Él tenía dieciocho años.

Reus Ballack, joven de dieciséis años, piel clara, pelo rubio y ojos de color azul, era una persona que hablaba mucho.

Por último, estaba la única mujer del grupo de cuatro, Mía Cuevas, misma edad que Reus, piel morena, pelo negro y ojos color café. Ella era la más pequeña de los cuatro, siendo apenas un poquito más grande que Luciel en estatura por unos dos o tres centímetros.

Los cuatro después de un par de días en el Gran Mundo de Gea, decidieron unirse al Gremio de Aventureros, en especial cuando se dieron cuenta que no serían recibidos por la Iglesia de Rhun o la Mansión del Alcalde como los otros cinco.

Pero, hubo un enorme problema al unirse al Gremio, pues ellos al igual que Luciel y todos los terrícolas que llegaron a este mundo, eran sumamente débiles comparados con los nativos, no poseyendo ni siquiera el rango de Village Novice, el rango más bajo, por lo que el mismísimo Vicegerente del establecimiento del gremio en el pueblo les dio la orden de solo poder realizar misiones afuera del pueblo una vez consiguieran el rango de Village Novice.

A partir de entonces, ellos hacían misiones simples y sencillas en el pueblo en las mañanas, mientras en las tardes eran entrenados por el mismísimo Vicegerente, quien les entrenaba y les enseñaba un Método de Cultivación común que muchos aventureros utilizaban.

Había una persona más en la vida de Luciel, y tal vez la más importante, era la persona que más le había ayudado desde que llegó a este mundo, una persona que conoció gracias a Glover, una persona que le salvó la vida, claramente se trataba de Don Armando, quien se había convertido en la persona más importante para Luciel.

El ser humano es tal vez uno de los mejores especímenes de la naturaleza cuando a adaptarse se refiere, no por nada en muchos mundos al igual que lo sucedido en la Tierra el ser humano es la especie dominante.

Los seres humanos son seres pensantes que saben como adaptarse, saben adaptarse a cualquier situación, a su ambiente y a los cambios, muchos ejemplos se podrían dar, y debido a eso, no era sorpresa que a los cinco meses desde que llegaron, la gran mayoría de los terrícolas ya se habían acostumbrado a sus vidas en el Gran Mundo de Gea.

Y entre todos ellos, también se encontraba el caso de Luciel, quien ya llevaba cinco meses trabajando en el Restaurante del Espadachín Carmesí, y ya se encontraba en una zona de confort con su vida actual.

Él aun seguía pensando en su familia, y seguía pasando casi todas las noches teniendo pesadillas de aquel momento final que vivió en la Tierra, pero claramente, mientras más tiempo pasaba, más olvidaba lentamente, dejando de esa forma atrás los recuerdos del pasado que le perseguían.

Él ya había formado lazos con personas en este mundo, lazos que le protegían de las pesadillas del pasado. Gracias a estas personas, el terrícola, el sobreviviente del final, el joven que perdió a su mundo y que fue alejado de su familia, él, que no sabía que hacer realmente con su vida, ese mocoso tímido, cobarde y que muchas veces se ponía nervioso, él, gracias a las personas que había conocido en este mundo, él finalmente podía volver a sonreír y alegrarse de seguir con vida.

Sí, fue gracias a estas personas que Luciel podía seguir adelante.