Después de la conversación que tuvimos, algo en Charlotte comenzó a cambiar. Ya no hacía tantos comentarios irritantes; ahora parecía más cautelosa. Aunque seguía haciéndome bromas, era con un tono más suave... casi juguetón.
La luz del atardecer entraba por las ventanas del aula, tiñendo las paredes de tonos anaranjados y dorados. Era la última clase con el profesor Valley, y con ella concluía el segundo corte.
-¡Por fin terminó este parcial! -exclamó Alice, con esa energía inagotable que siempre la acompañaba-. ¿Cómo les fue?
Jeremy, que ya había guardado su libreta, suspiró.
-Pues esperaba algo mejor con Valley, pero al menos no tengo que recuperar. Eso ya es ganancia.
-¿Y tú, George? -preguntó Alice, con la cabeza ligeramente ladeada.
Me tomé un momento antes de responder, disfrutando un poco de la anticipación en su rostro. Finalmente, mostré mi calificación.
-Parece que el esfuerzo dio resultado -dije, sonriendo.
Sus ojos se abrieron como platos.
-¡¿Qué?! -gritó Alice con tanta fuerza que varias cabezas se giraron hacia nosotros.
-¿Qué pasa? -preguntó Jeremy.
-George sacó un 10 con Valley -dijo Alice, como si fuera la hazaña más grande jamás realizada en la historia de la universidad.
Jeremy se rió.
-¿Qué truco usaste? ¡Nadie saca un diez con ese tipo!
Me encogí de hombros.
-No fue ningún truco. Solo trabajo duro.
-Bueno, chicos, ¿qué les parece si salimos a tomar algo para celebrar? -sugirió Alice con entusiasmo.
-Me parece bien, ¿te apuntas, George? -preguntó Jeremy.
-Sí, suena bien -respondí mientras guardaba mis cosas-. Solo déjenme avisarle a Charlotte.
Alice soltó una carcajada burlona.
-¿Qué, tienes que pedirle permiso a tu niñera?
-No es eso. Solo aviso para que no se preocupe.
-¿Qué cambio? -preguntó Jeremy, con una mirada que parecía sospechar algo-. Antes ni siquiera querías dirigirle la palabra, ¿y ahora te preocupas por ella?
-Solo es amabilidad, eso es todo -respondí, alzando los hombros.
Horas después, la discoteca era un caos organizado. Las luces se movían por todos lados, y la música sonaba tan fuerte que apenas podías escuchar tus propias palabras.
-George, ¿quieres tomar algo? -preguntó Alice, con una sonrisa radiante.
Asentí rápidamente.
-Sí, claro, un whisky.
Todos parecían divertirse, todos menos yo. Algo en mí me pedía volver a casa.
-Chicos, creo que hasta aquí llego hoy -dije, levantándome.
-¿Qué? -preguntó Alice, con una mirada de decepción-. Pero si apenas y bebiste.
Me encogí de hombros.
-Estoy cansado. Lo siento.
-Vamos, no te puedes quedar otro ratito -colocó cara de súplica, como si quisiera ablandar mi corazón.
-Lo siento, Alice. Otro día sí -le di un beso en la mejilla y me dirigí a tomar un taxi.
Al llegar a casa, vi a Charlotte sentada en el sofá, con un portátil y varios papeles. Supuse que seguía trabajando.
-Hola -dijo Charlotte sin quitar la vista del portátil.
-Hola -respondí, intentando sonar lo más neutral posible.
-Pensé que llegarías más tarde -dijo Charlotte-. Ya está servida la cena. Come antes de que se enfríe.
Me senté a la mesa y comencé a comer la cena que Charlotte había preparado. Era un plato de pasta con salsa de tomate y verduras, y estaba delicioso.
Después de terminar de comer, me levanté y comencé a recoger los platos. Noté la mirada de Charlotte fija en mí mientras caminaba.
Mientras lavaba los platos, no hablamos mucho, pero la tensión entre nosotros parecía haber disminuido un poco.
Cuando terminé, Charlotte se acercó, recostándose sobre el marco de la puerta.
-Gracias por ayudar -dijo con una sonrisa.
-No hay de qué -respondí, devolviéndole la sonrisa.
Por un momento, nos quedamos allí, mirándonos el uno al otro. Luego, Charlotte rompió el silencio.
-¿Quieres ver Netflix o algo? -preguntó.
-No sé, ¿no estabas ocupada? -respondí.
-Para nada, solo estaba revisando algunas cosas -dijo mientras apagaba su portátil-. Entonces, ¿qué dices, vemos algo?
Encogiéndome de hombros.
-¿Qué hay para elegir?
Charlotte elevó sutilmente los labios.
-Tengo una colección de películas. Podemos ver las opciones.
-¿Qué te parece si vemos algo de acción? -pregunté.
-Mission: Impossible está bien -dije.
Charlotte se encogió de hombros.
-Suena bien.
Charlotte sonrió y se dirigió hacia el salón. Me senté en el sofá y ella se sentó a mi lado, solo separados por un cojín en el medio.
Mientras veíamos la película, la tensión entre nosotros parecía haber disminuido aún más. Charlotte se había recostado en el sofá, con sus piernas estiradas hacia adelante. Yo estaba sentado a su lado, con mi brazo apoyado en el respaldo del sofá.
De repente, Charlotte se movió un poco, y su hombro rozó con el mío. Me sentí un poco sorprendido por el contacto, pero no me aparté. En su lugar, me quedé quieto, sintiendo el calor de su cuerpo cerca del mío.
Charlotte se dio cuenta de que la estaba mirando, y se volvió hacia mí. Nuestras miradas se encontraron, y por un momento, nos quedamos así, sin decir nada. La tensión entre nosotros era palpable, y yo podía sentir mi corazón latiendo un poco más rápido.
Luego, Charlotte se inclinó hacia mí, su rostro a solo unos centímetros del mío.
-¿Te gusta la película? -susurró, pude sentir su aliento cálido.
Me sentí un poco estremecido por su cercanía, y mi voz salió un poco más baja de lo normal.
-Sí, está buena.
Charlotte sonrió, y su mirada se desvió hacia mis labios. Por un momento, pensé que iba a besarme. Pero luego se apartó, y se volvió hacia la pantalla de nuevo.
Yo me quedé quieto, sintiendo aún el calor de su cuerpo cerca del mío, y la mirada que habíamos intercambiado seguía resonando en mi mente. Me pregunté qué había pasado en ese momento, qué había visto en sus ojos que me había hecho sentir así.
La película siguió adelante, pero yo ya no la estaba viendo. Estaba pensando en Charlotte, en la forma en que se había inclinado hacia mí, en la forma en que su mirada había rozado la mía.
Al finalizar la película, Charlotte se levantó del sofá y se dirigió hacia la cocina.
-¿Quieres algo de beber? -preguntó, sin volverse hacia mí.
Me levanté del sofá y la seguí hasta la cocina.
-Sí, un vaso de agua estaría bien -respondí.
Charlotte abrió la nevera y sacó un vaso de agua. Me lo entregó, y nuestros dedos se rozaron al hacerlo. Me sentí un poco estremecido por el contacto, y mi mirada se desvió hacia la suya.
Pero Charlotte no pareció darse cuenta. Se limitó a sonreír y a decir:
-De nada.
Me quedé allí, sosteniendo el vaso de agua, y mirándola. Me pregunté qué estaba pasando entre nosotros, qué había cambiado en nuestra relación.
De repente, Charlotte se movió un poco, y su cuerpo rozó con el mío. Mi mirada se desvió hacia la suya. Pero esta vez, Charlotte no se apartó. Se quedó allí, mirándome a los ojos, y yo pude ver algo en su mirada que no había visto antes.
Algo que parecía ser una mezcla de curiosidad e interés.
Nuestras miradas estaban clavadas entre sí, como si compitieran por quién cedía primero, y mi corazón comenzó a latir más rápido.
Y entonces, sin decir nada, Charlotte se inclinó hacia mí, y su rostro rozó con el mío. Podía sentir cómo un aire caliente recorría todo mi cuerpo, pero no me aparté. En su lugar, me quedé quieto, sintiendo la calidez de su cuerpo cerca del mío. La tensión entre nosotros era palpable, y yo podía sentir mi corazón latir de una forma más acelerada que antes.
Y entonces, sin decir nada, Charlotte se apartó de mí, y se volvió hacia la puerta.
-Buenas noches -dijo, sin volverse hacia mí.
Me quedé allí, sosteniendo el vaso de agua, y mirándola mientras subía las escaleras. Y entonces, sin decir nada, me fui a la cama, con la sensación de que algo había cambiado entre nosotros, algo que no podía explicar.