Chereads / Tengoku e no Hangyaku - Rebelión contra el Cielo / Chapter 17 - Rebelión contra el Cielo - Part 4

Chapter 17 - Rebelión contra el Cielo - Part 4

Capítulo 4: DUDAS QUE CRECEN

Ryuusei sostuvo los documentos en su mano, sintiendo el peso de la antigüedad en cada hoja amarillenta. Se los entregó a la Muerte, quien los recibió con una expresión inescrutable. En ese momento, Ryuusei sintió una punzada de duda. Hasta ahora, había seguido sus órdenes sin cuestionar, pero algo en esta misión le hacía sentir incómodo.

—¿Por qué estos documentos son tan importantes para ti? —preguntó, con la mirada fija en la oscura silueta frente a él.

La Muerte permaneció en silencio por un momento, hojeando los papeles con sus dedos huesudos.

—Estos documentos contienen secretos que ningún mortal debería conocer —respondió con voz profunda—. Son rastros de un pasado olvidado, un pasado donde los heraldos supremos no siempre fueron los únicos servidores de la muerte.

Ryuusei frunció el ceño.

—¿Quieres decir que hubo otros antes de nosotros?

—Hubo muchos antes de ustedes —respondió la Muerte, deteniéndose en una de las páginas—. Algunos intentaron desafiar el equilibrio, otros lo protegieron con sus vidas. Pero estos documentos contienen información sobre un grupo en particular... uno que casi destruyó el orden entre la vida y la muerte.

El peso de sus palabras se sintió como un eco en la habitación. Ryuusei cruzó los brazos, aún sintiendo esa desconfianza creciendo en su interior.

—Si son tan peligrosos, ¿por qué estaban simplemente guardados en una bóveda? ¿No sería mejor destruirlos?

La Muerte sonrió levemente, un gesto que en su rostro sin vida resultaba perturbador.

—Algunas verdades no pueden ser borradas tan fácilmente. Además, hay cosas que todavía necesito confirmar.

Ryuusei sintió que la conversación estaba girando en círculos.

—Está bien... pero hay algo más que me molesta. ¿Por qué Haru, Kenta y Daichi no participaron en esta misión?

La Muerte lo miró fijamente.

—No era necesario. Tú y Aiko fueron suficientes para recuperar los documentos.

Ryuusei apretó los dientes.

—¿Y por qué llamaron solo a Aiko después? ¿Por qué no a mí?

Un silencio tenso llenó la sala. La Muerte bajó la mirada a los documentos por un instante antes de responder.

—¿Acaso desconfías de ellos? —preguntó con calma.

Ryuusei tragó saliva.

—No lo sé —admitió, sintiendo un nudo en el estómago—. Pero no tiene sentido. Algo no encaja. Siempre hacemos las misiones juntos, y ahora de repente ellos la llaman a ella y no a mí. No me gusta.

—¿O quizás temes lo que puedas descubrir? —intervino la Muerte, observándolo con intensidad.

Ryuusei sintió su corazón acelerarse. ¿De qué hablaba? ¿Temer qué?

—¿Qué quieres decir? —preguntó con suspicacia.

—Tal vez Aiko sabe algo que tú no —respondió la Muerte, dándole la espalda mientras examinaba un pergamino con mayor detenimiento—. O tal vez ellos te ocultan algo.

Las palabras se clavaron en la mente de Ryuusei como dagas afiladas. Él confiaba en sus compañeros... ¿verdad? Habían luchado juntos, sangrado juntos, sobrevivido juntos. No tenía razón para dudar de ellos. Pero entonces, ¿por qué esta sensación no lo dejaba en paz?

—Si tienes algo que decir, hazlo de una vez —gruñó, sintiendo la frustración crecer en su interior.

La Muerte dejó los documentos sobre la mesa con un golpe sordo.

—No hay nada más que decir —dijo con tranquilidad—. Las respuestas que buscas no están aquí, Ryuusei. Están allá afuera. Ve y descúbrelas por ti mismo.

Ryuusei sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Era posible que la Muerte estuviera manipulándolo? ¿O acaso estaba realmente tratando de advertirle algo?

Sus pensamientos se enredaban en su cabeza, confundiéndolo más de lo que ya estaba. Su instinto le decía que se fuera, que encontrara a Aiko y descubriera qué estaba pasando en realidad.

Dio un paso atrás y miró hacia la salida.

—Voy a ver qué está pasando.

La Muerte sonrió, su voz sonando casi divertida.

—Buena suerte, Ryuusei. Espero que encuentres las respuestas que buscas.

Sin responder, Ryuusei salió apresurado, su mente llena de dudas y su corazón latiendo con inquietud. Algo estaba mal... y debía descubrir qué era antes de que fuera demasiado tarde.