El aire en el lugar se volvía denso, casi tangible, mientras la presencia de la voz misteriosa llenaba sus mentes. Los ojos de todos se volvieron completamente blancos, sin vida, como si sus cuerpos hubieran sido tomados por una fuerza externa. La quietud era absoluta. Ninguno de ellos podía mover ni un dedo, ni siquiera pronunciar palabra alguna.Un silencio pesado se apoderó del sitio. No era el silencio común, sino uno que te aplastaba, que te hacía sentir como si todo lo que habías conocido y creído hasta ese momento fuera una mentira, algo ajeno y distante.De repente, una risa burlona, resonante, comenzó a llenar el vacío en sus mentes. Una voz profunda, distorsionada por un eco que parecía provenir de todas partes a la vez, habló. Y, a pesar de que sus cuerpos estaban inmóviles, las palabras lograban atravesar sus pensamientos, haciéndolos vibrar con una sensación inquietante.—VAYA. VAYA... Je je je... Veo que ya todos encontraron a sus aliados, me alegra que lo hayan hecho rápido. Hubiese sido un fastidio que se demoraran más y me obligaran a eliminarlos... Pero me alegro que no haya sido así. JAJAJA. Muy bien, se estarán haciendo muchas preguntas, ¿verdad? No se preocupen, yo les explicaré todo... YO... SOY... DIOS. JAJAJA. Pero no se emocionen, soy uno más del montón. Hay muchos como yo en otros universos, pero este... este universo lo creó otro dios, uno que no está aquí. JAJAJA. Pobres ilusos, ni siquiera su propio dios quería seguir lidiando con ustedes... los abandonó. Pero no se preocupen, yo me encargaré de que se diviertan. POR ESO LOS TRAJE AQUI. ¡USTEDES SERÁN MI JUGUETE! JAJAJA.El eco de la risa se escurrió por cada rincón de sus mentes, apoderándose de cada rincón de sus pensamientos. La desesperación comenzaba a apoderarse de sus corazones, pero no podían hacer nada.La voz continuó, sin prisa, como si disfrutara cada segundo de ese angustioso silencio que envolvía a todos.—¿Por qué están aquí, se preguntan? Bueno... son los afortunados, o quizá los desafortunados, elegidos aleatoriamente por mí. JAJAJA. Traje a todos con sus grupitos de amigos. Cada uno de ustedes fue seleccionado, pero no pueden culparse a sí mismos, ¡no! Culpen al que haya sido elegido como el núcleo. Si quieren alguien a quien responsabilizar, ¡ese es el que deben señalar! Me aseguré de que todos fueran jóvenes, de diferentes partes del planeta, y mejoré sus físicos para que puedan sobrevivir... aunque, sinceramente, no sé cuánto tiempo lo lograrán, JAJAJA. Entonces que tal si comenzamos con la introducción del OTRO MUNDO? JIJIJE.Algo cambió en el aire, una presión invisible, como si la realidad misma estuviera a punto de desmoronarse. Y de repente, sin previo aviso, las visiones comenzaron.El tiempo se estiró y se comprimió, los límites de la percepción se desvanecieron. Lo que parecía ser un parpadeo, se convirtió en una inmersión completa, como si cada uno de ellos hubiera sido transportado al mismo instante, en el mismo espacio, en el que la historia de Syhra comenzaba a desplegarse ante sus ojos.A través de destellos fugaces, un paisaje desconocido se reveló ante ellos. Los primeros momentos fueron de calma: vastos campos de verdes intensos, cielos limpios y azules que se extendían infinitamente. Imágenes de ciudades en prosperidad, habitantes trabajando juntos, y una paz que parecía eterna. La gente, en su cotidianidad, vivía ajena al futuro sombrío que se avecinaba, en un mundo donde la armonía parecía no tener fin.Pero luego, la calma se rompió. La visión cambió abruptamente, como si alguien hubiera arrancado una página de un libro que nunca debió ser leída. Las tierras se partieron, las aguas se desbordaron, y una fuerza ajena, sombría, comenzó a arrastrarlo todo. El caos llegó como una tormenta imparable, y la humanidad, ahora desbordada, luchaba por sobrevivir.La transición entre la paz y el caos fue tan vívida, tan dolorosamente intensa, que incluso en ese breve instante, todos sintieron como si ellos mismos hubieran sido testigos de esos eventos. Era como si cada momento, cada grano de arena del tiempo, se hubiera grabado profundamente en sus mentes, dejando una huella indeleble.Las visiones cesaron tan rápido como habían llegado. El entorno se estabilizó, pero la sensación persistía. Cada uno de ellos, en su trance colectivo, despertó con los ojos ligeramente más abiertos, como si la cortina entre el pasado de Syhra y su presente se hubiera levantado, dejándolos frente a una realidad que no comprendían completamente, pero que ahora sentían dentro de ellos.El asombro se reflejaba en sus rostros, pero también una sensación nueva, una comprensión. El dios había mostrado un fragmento de un mundo desconocido, uno en el que no eran más que meros espectadores de una historia mucho más grande que ellos mismos. El peso de esa revelación flotaba en el aire, pesado e implacable.