Chapter 6 - Desconocido

"Bueno, se fueron... Pero esto apenas comienza a ponerse interesante, ¿no creen? Sí, les hablo a ustedes, quienes están viendo esto desde sus pantallas. Familiares de los elegidos, amigos, o simples curiosos, gracias a mí, podrán seguir las perspectivas de los 10,000 elegidos. Podrán ver todo desde cualquier dispositivo que tenga una pantalla. No habrá forma de bloquearlas ni eliminarlas. Subiré todas las perspectivas como una serie, dividida en secciones: países, estados, grupos, y cada elegido en particular.Si notan algún cambio, probablemente algo le sucedió al elegido. Por ejemplo, si dejo de subir capítulos, eso significa que ya no habrá más que mostrar. Publicaré tres capítulos al día, kiejeje. Las tomas serán tan reales como lo que ven en sus películas o series, solo que esta vez... todo es auténtico. ¡KIJEJIJAJA!Incluso pondré música para los diferentes sucesos. ¿No soy increíble? ¡Deberían agradecerme! Esto hará todo más entretenido, ¿no creen? No se preocupen por los subtítulos; estarán disponibles en todos los idiomas existentes en su mundo. ¡De nada!Como ya deben haberse dado cuenta, este capítulo duró 50 minutos, pero los elegidos pasaron más de tres horas en el vacío. Eso significa que el tiempo en ese mundo no fluye igual que en el suyo. No puedo darles un estimado exacto, pero es posible que los elegidos pasen años allá mientras que aquí solo transcurren meses. Pero basta de hablar, subiré los dos capítulos restantes del día. Y si no ven más de un capítulo... ya saben lo que ha ocurrido. Kiejejeje.Ustedes, espectadores, como yo, disfrutarán de las historias que están a punto de formarse. ¿No suena divertido? Kiejeje..."El mensaje causó conmoción a nivel mundial. En cuestión de minutos, las redes colapsaron con teorías, especulaciones, y expresiones de horror o fascinación. Familiares y amigos de los elegidos apenas podían procesar lo ocurrido, mientras las emisoras globales discutían el significado de aquel "espectáculo" macabro. En todo el planeta, la humanidad se dividió entre espectadores horrorizados y aquellos extrañamente atraídos por el misterio.En el mundo de Syhra, los habitantes presenciaron un fenómeno asombroso. Desde el cielo, una gigantesca esfera de mana emergió, irradiando un resplandor intenso. La esfera se fragmentó en miles de partes, cada una brillando con un color diferente, esparciéndose por todo el planeta.Los habitantes sintieron una extraña familiaridad, un eco de algo que sus ancestros habían experimentado décadas atrás. Sin embargo, la mayoría de ellos no comprendía lo que estaba sucediendo. Solo un pequeño grupo de personas, conocedores de antiguos relatos y secretos del mundo, entendió la magnitud del suceso. Estos individuos comenzaron a difundir la noticia, informando sobre el evento extraordinario que acababa de ocurrir, conscientes de que algo trascendental estaba por comenzar.Varios de estos fragmentos descendieron hacia la región de Kanta, un lugar conocido por sus vastos bosques y pequeños pueblos dispersos. A diferencia de las grandes regiones de Syhra, que gozaban de prosperidad y protección, Kanta se caracterizaba por su pobreza y aislamiento. La región carecía de los gremios de aventureros que en otros lugares mantenían a raya a las criaturas peligrosas. Aquí, los monstruos vagaban libremente, representando un constante peligro para los aldeanos. El grupo de Daniel aterrizó en un claro del bosque, rodeados por la calma engañosa de la naturaleza.Los dos grupos comenzaron a levantarse del suelo, ya que si bien cayeron del cielo, para ellos se sintió como un parpadeo y de pronto ya estaban en el bosque—¿Qué...? —musitó Daniel mientras se llevaba la mano a la cabeza, aún desorientado. Miró a su alrededor, notando la espesura del bosque que los rodeaba—. ¿Esto es un bosque?Los demás comenzaron a reincorporarse, evaluando si estaban ilesos. Alfred fue el primero en tomar el control de la situación, alzando la voz.—¿Todos están bien? —preguntó con un tono firme, mirando a cada uno en busca de señales de heridas.Un murmullo general de asentimientos se extendió entre ambos grupos. Aunque nadie estaba herido, el desconcierto era evidente en sus rostros.—Pero ¿qué es este lugar? —dijo Karl mientras daba un paso al frente, observando el entorno con el ceño fruncido—. No se parece a nada de Dinamarca.Víctor rodó los ojos antes de murmurar: —Pues claro que no, genio, estamos en otro mundo.Daniel, que estaba cerca de Víctor, le dio un codazo discreto, en una clara señal de que no era el momento para ese tipo de comentarios.Entonces, algo llamó su atención. Todos llevaban sus armas: espadas, báculos, hachas y cuchillos que no recordaban haber tomado. Emma fue la primera en reaccionar al notar su báculo con una gema translúcida que brillaba tenuemente bajo la luz del sol.—¿Qué...? ¿Esto es mío? —preguntó mientras examinaba el báculo con asombro. La familiaridad que sentía era desconcertante.Fernando alzó su hacha de combate con ambas manos, maravillado. —Esto se siente... distinto. Como si hubiera nacido para sostenerlo.Pronto, la curiosidad por sus armas comenzó a apoderarse de todos. Sin embargo, Alfred levantó una mano para captar su atención.—Escuchen —dijo en un tono que era tanto de advertencia como de liderazgo—. Entiendo que estén emocionados, pero estamos en un lugar desconocido. Antes de emocionarnos con las armas, debemos asegurarnos de que esta zona sea segura.Sus palabras resonaron en el grupo, que asintió al unísono. Sin perder tiempo, comenzaron a dispersarse ligeramente para explorar los alrededores sin alejarse demasiado.Víctor observó el denso follaje con cautela. —No veo rastro de humo ni marcas... Nada que sugiera presencia humana. Este bosque es demasiado denso.Mientras los demás inspeccionaban en silencio, Daniel y Antonio, incapaces de resistir su curiosidad, decidieron probar sus armas.—Con cuidado... —murmuró Daniel mientras desenvainaba lentamente una de sus espadas cortas, el brillo de la hoja reflejando la luz solar.Antonio sostuvo su cuchillo con ambas manos, sintiendo cómo una energía latente fluía a través de él. —Esto no es un cuchillo cualquiera —dijo con un tono cauteloso, levantándolo para observarlo mejor.Daniel avanzó hacia un árbol cercano, inhalando profundamente antes de lanzar su primer espadazo. El impacto resonó con un sonido metálico que hizo eco en el claro. La marca que dejó en el tronco era considerable, pero Daniel sacudió sus manos, tratando de disipar el entumecimiento por el golpe.—¡Wow! —exclamó Antonio al ver la profundidad de la herida en la madera—. Eso fue impresionante.—Tal vez, pero... me dolieron las manos —respondió Daniel, frunciendo el ceño—. Supongo que no es solo cuestión de fuerza.Antes de que pudieran continuar, Karl apareció detrás de ellos, desenvainando la otra espada de Daniel sin pedir permiso.—¿Qué rayos crees que haces? —dijo con su típico tono mordaz—. Si sigues atacando como un idiota, te romperás la muñeca antes de que podamos enfrentarnos a algo serio.Sin esperar respuesta, adoptó una postura perfecta, mostrando una seguridad natural en sus movimientos.—Miren y aprendan. La posición es clave. Pies separados, rodillas flexionadas... y sostengan la empuñadura firmemente, pero sin rigidez —explicó con un tono casi condescendiente mientras Daniel y Antonio trataban de imitarlo sin mucho éxito—. Ahora, no solo usen los brazos, giren el torso y dejen que el peso del cuerpo haga el trabajo.Con un movimiento fluido, Karl lanzó un espadazo contra el árbol, dejando una marca aún más impresionante que la de Daniel. El sonido del impacto resonó aún más fuerte.Alfred aplaudió suavemente, acercándose. —Eso fue increíble, Karl. Si no supiera que eres un lancero, pensaría que naciste para manejar espadas.—Tu cuerpo es demasiado natural para esto —añadió Clara en un tono juguetón mientras lo golpeaba suavemente con el codo—. Pero dime, ¿qué te hizo ser tan amable con ellos? ¿O querías presumir?Karl desvió la mirada, claramente avergonzado. —¡Cállate, mujer! —espetó, aunque su tono dejó entrever un dejo de timidez—. Sólo les enseñé porque alguien tiene que hacerlo, y yo no pienso arrastrar niños en una pelea.Mientras extendía la espada hacia Daniel para devolvérsela, algo extraño lo detuvo. Un tenue resplandor envolvía la empuñadura de Daniel, y los ojos de Karl se entrecerraron, notando cómo parecía surgir un leve flujo de maná.—Espera... —dijo en voz baja, alarmado—. ¿Eso que tienes... es maná?Los demás se giraron hacia Daniel, quien, estaba inmerso en su concentración. Desde la perspectiva de Daniel:Mientras Karl seguía explicando con un entusiasmo casi teatral, Daniel ya se había perdido en sus palabras. No era que el tema no le interesara, sino que iba demasiado rápido para seguir el ritmo. "Va demasiado rápido", pensó con una mezcla de frustración y desconcierto. Desvió la mirada hacia su espada, dejando que sus pensamientos fluyeran hacia algo que realmente le inquietaba: el manejo de la magia."¿Cómo se supone que manifestaremos nuestra magia?" reflexionó. Recordó las palabras sobre los elementos que les habían asignado y comenzó a imaginar cómo sería conectar con el suyo. Cerró los ojos y respiró hondo, intentando sentirlo. Aire... lo sentía como una brisa ligera recorriendo su cuerpo, un flujo etéreo que iba y venía de manera constante. Visualizó esa sensación en sus manos y cómo esa energía podría extenderse hacia la espada que sostenía.Cuando abrió los ojos, un resplandor tenue cubría su arma. Los demás ya lo habían notado, observando en silencio mientras ese brillo se hacía más pronunciado. Daniel no era plenamente consciente de ello; en ese momento, simplemente atacó, dejando que su cuerpo actuara de manera instintiva.El corte fue perfecto, casi como si alguien más manejara su espada. No hubo ruido de choque, sólo el sonido pesado del árbol cediendo ante la impecable estocada. En un instante, el tronco perdió una gran parte de su estructura y comenzó a inclinarse hasta caer con un estruendo que hizo eco en todo el claro.Una nube de polvo se levantó, y todos dieron un paso atrás, boquiabiertos. Por un momento, no hubo palabras, sólo asombro en los rostros de todos mientras miraban a Daniel, quien devolvía la mirada igual de desconcertado.—Uh... —murmuró, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Pero antes de que pudiera decir algo más, sus amigos lo interrumpieron a los gritos.—¡¿QUÉ?! ¿¡CÓMO HICISTE ESO?! —exclamaron, corriendo hacia él con expresiones que oscilaban entre el entusiasmo y la incredulidad. Antonio se le acercó de inmediato, echándole un brazo sobre los hombros y zarandeándolo ligeramente.—¡Dime cómo lo hiciste! ¡Necesitamos saberlo!Daniel miró brevemente al equipo de Alfred, quienes se mantenían a cierta distancia, observándolo con una mezcla de curiosidad y cautela. Sus ojos se detuvieron en Alfred y Karl, quienes comenzaron a acercarse lentamente. Alfred lucía impresionado, sus ojos brillaban con preguntas que parecían estar a punto de estallar, mientras que Karl caminaba más atrás, evitando mirarlo directamente y sosteniendo la espada que había tomado antes de la caída del árbol.Daniel tragó saliva y trató de explicar: —Eh... creo que lo sé, pero tampoco estoy seguro del todo. Fue... mi cuerpo. Fue como si él lo hiciera solo.Miró la espada y luego sus brazos, como si ellos fueran la clave del misterio que intentaba desentrañar.Fernando lo observaba con una expresión de genuina confusión. —¿Y eso qué significa?Alfred finalmente llegó a su lado, con la emoción claramente visible en su voz. —¿Qué hiciste? ¿Cómo controlaste el maná?Karl simplemente extendió su mano, devolviéndole su otra espada sin mirarlo a los ojos. Daniel la tomó, aún tratando de entender por qué todos estaban tan emocionados.Respiró profundo, como si necesitara espacio mental para poner sus pensamientos en orden, y comenzó a explicar: —Lo sentí como viento... una brisa que recorría mi cuerpo. Lo dirigí hacia mis manos y luego a la espada. Creo que... tiene que ver con nuestro elemento, pero supongo que será distinto dependiendo del de cada quien.Aunque su explicación no era del todo clara, todos parecieron captar algo de lo que decía. Intrigados, comenzaron a cerrar los ojos y a seguir sus instrucciones. Algunos permanecían inmóviles, intentando concentrarse en su conexión interna, mientras que otros, impacientes, ya hacían movimientos erráticos con sus armas.En cuestión de minutos, pequeños destellos de luz comenzaron a surgir a lo lejos, acompañados del leve resplandor de diferentes colores. Los primeros golpes contra árboles resonaron en el bosque, sacudiendo las ramas y provocando que hojas cayeran como lluvia. Algunos incluso lograron manifestaciones ligeras de energía, pero aún torpes y erráticas.Mientras que a lo lejos varias presencias comenzaron a acecharlos