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Chapter 3 - 2. Castigo y pelea.

11:00 de la mañana. Ese mismo día.

Henos aquí.. la mayoría somos

desconocidos,

otros conocidos,

otros amigos.

No sé porque aún siguen

molestos por eso.

Al parecer no querían estar aquí,

bueno, ninguno quería estar ahí.

No fue mi culpa, jamás lo fue.

Sólo fue un accidente,

pero gracias a eso hizo que nos acercará más como compañeros y hacernos muy amigos. Deberían agradecer.

—Tsk, esto es una pérdida de tiempo.—habla uno de los chicos.

Johnson ríe junto con Wilson. Los demás voltean a verlos.

—¿Qué es gracioso?

—Que Williams se queja que esto "sea una pérdida de tiempo"y él sea que se fuga de clases o se pelea con cualquiera—contesta Mike.

—¿Podrías no decir mi Apellido? Tengo nombre.

—¿Y cuál es ese grandioso nombre? —Sonríe burlón.

—¿Porque habría de decírtelo?

Ambos chicos se miran molestos, tenían intenciones de golpearse el uno al otro.

—Chicos, chicos.—La morena levanta la vista de su libro y mira a los chicos.—¿Podrían bajar el volumen? No puedo leer a gusto.

Los presentes se quejan por lo que menciona la chica. Ella solamente rueda los ojos. A lo lejos se escuchaba al Director hablando con los estudiantes.

—Si no fuera por esa estúpida pelea de comida, estuviéramos allá escuchando lo que dice el director—se cruza de brazos Sue.

Los chicos voltean a ver a Samara algo molestos. Las chicas confundidas voltean a verla. Ella no había dicho nada.

—Espera. ¿Tú comenzaste esa guerra?—Michelle la voltea a ver molesta.

La chica se encoge de hombros sin importarle nada.

—¿Eso importa?

—Importa y mucho.

Nuevamente la tipa se queda callada un rato. Suspira. Se recarga en la silla mientras seguía leyendo su libro. Los demás la seguian viendo esperando una respuesta. Al no poder concentrarse, da un bufido. Los mira.

—¿Si les digo que fui yo, dejarán de verme así?—los demás dan un pequeño grito. —Esta bien, esta bien. Fui yo.

Samara Harris. Un metro cincuenta nueve. Cabello café oscuro, ojos del mismo tono, veinte años. Estaba cursando el segundo semestre de la carrera de Diseño Gráfico. Chica creativa, ¿no? Bien. Ella estaba por seguir leyendo, pero, uno de los chicos le arrebata el libro y lo tira.

—¡¡Oye!!—se molesta. Se levanta gruñendo.

—Por tu culpa estamos aquí. Por tu culpa nos perdimos la ceremonia de bienvenida —. Sue alza la voz intentando no gritarle a Samara.

—No es mi culpa. Ustedes pudieron echarme la culpa como lo hicieron los demás —le responde.

Sue le iba a reprochar pero Carol pone una mano en su hombro, haciendo que volteará.

—No, no. Ella tiene razón-. Pudimos hacerlo.

—Escuchen.—Una de las chicas que había estado callada en ese rato, se interpone en medio de todos.—¿Saben que nos suspenderán si seguimos peleando?

Kevin, que había estado callado también, estaba de acuerdo con Emily. Este se levanta.

—¿Y si convencemos al director de que no nos ponga un castigo fuerte?—Kevin sonríe tratando de que los demás estén de acuerdo.

La mayoría estaba de acuerdo con esa idea, así que, se sientan o se van a buscar un libro para leer en esa media hora que faltaba esa pequeña detención.

12:00 de la tarde. En la oficina del director.

Los chicos estaban en la oficina, algunos sentados, otros de pie. El señor maldonado estaba afuera hablando con la secretaría y varios maestros. El director entra y cierra la puerta. Suspira.

—Bien, muchachos—camina—. Como ya saben del porque están aquí..

Los jóvenes empiezan a hablar entre todos a la vez, el director se sienta, levanta las manos intentando que se detuvieran de estar alzando la voz.

—Silencio, silencio. Por favor.—Los mira con molestia —uno a la vez.

—Señor director, hablo por los demás de que no es justo que nos vaya a poner un castigo a todos, si no a la que empezó todo el caos—habla Sue Lee.

—Y díganme, ¿Quién empezó todo?—cuestiona.

—Samara Harris— exclama todos a la vez.

Voltean a verla, ella estaba callada. El director Maldonado piensa un poco.

—No puedo dejarle todo el castigo a ella y menos expulsarla.— se le había ocurrido algo. Levanta la mirada— Si ustedes no se hubieran involucrado, tal vez estuvieran en casa haciendo trabajos. Ahora.

—¿Qué castigo nos pondrá?—Daniela le pregunta algo nerviosa.

—No se preocupen, no será un castigo fuerte—. Saca algunas hojas—Ustedes buscaran un lugar donde trabajar. —escribe en las hojas.

Los jóvenes se voltean a ver, susurran entre si pensando cuál sería buena idea. Todos guardan silencio al escuchar la voz de Poleth.

—El servicio comunitario estaría bien—mira al director y después a los demás—. Podríamos limpiar la escuela.

Tres días después. En la tarde.

Los chicos estaban haciendo algunos trabajos. Unos limpiando la cafetería, otros los salones y uno que otro los baños.

Charlie suspira. —No puedo creer que en serio lo hicieras— voltea a ver a Samara, que estaba limpiando el piso del baño de chicas.

—Lo siento, ¿Sí? —Voltea a verla-no se cuantas veces quieren que me disculpe con ustedes.

La morena se encoge de hombros sonriendo un poco siguiendo limpiando los lavamanos.

—Conmigo puedes comprarme comida y te perdono, con Poleth igual, y para los demás no lo sé.— empieza a lanzar agua para que el jabón se fuera.

Harris se levanta para no mojarse. Se seca y recoge la basura para llevarla afuera y tirarla. La chica Woods la acompaña, al menos terminaron de limpiar los baños. Evan y Alexander salen del baño de chicos y las siguen. Ambos detienen a Samara.

—Si nos compras algo, tal vez el enojo disminuya —menciona Evan.

—¿Qué quieren?—. La pelicastaña se cruza de brazos.

Ambos chicos sonríen. Al pasar las horas, todos habían acabado y se encontraban en la cafetería para descansar y comer algo. Samara acepto en ser su camarera, les entrega su comida. Ella también se sienta a descansar y comer algo. En ese momento, el silencio estaba algo incómodo. Cada quién miraba a los demás, estaban así un buen rato, hasta que, los grupos empezaron a irse a diferentes mesas. Se vieron interrumpidos por una voz, voltean encontrándose con varios conserjes.

—¡Ah!—exclama con sorpresa uno de ellos—. Al fin los encontramos.

Se acercan y les quitan las charolas aún con comida. Los jóvenes se quejan al ver lo que habían hecho los sujetos. Mike se levanta y se acerca a ellos, enojado.

—¡Hey!— los mira bien—. Ustedes jamás los había visto. ¿Quiénes son ustedes?

—Conserjes que trabajan aquí. —contesta —que ustedes no vean a su alrededor no es nuestro problema.

Se van. Emily se levanta y camina, los demás hacen lo mismo que ella. El trascurso del camino el silencio era incómodo y casi salían peleando de nuevo. Pasan las horas y cada uno se va de ahí.