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Chapter 8 - 7. Reino Aztlán, parte 1.

Michelle.

Nos separamos en cuatro grupos de cuatro personas, dos chicas y dos chicos y así poder encontrar pistas o lo que sea que estuviéramos buscando.

Estábamos Daniela, Henry, Diego y yo caminando viendo el lugar, me cruzo de brazos y después suelto un suspiro de mala gana. Esto era algo aburrido, ni siquiera sabíamos lo que debíamos buscar, esto era absurdo.

La voz de Daniela me sacó de mis pensamientos haciendo que me hiciera voltear a verla.

—¿Eh? —es lo único que digo ya que no le había puesto atención.

—A veces odio que no me pongas atención. —la veo cruzarse de brazos y su tono de voz sonaba molesta.

—Oh, lo siento señorita que me habla cuando ando pensando —solté un suspiro sarcástico mientras me rascaba el puente de mi nariz. —¿Qué me decías?

Daniela se quedó en silencio, se notaba lo molesta que estaba, los chicos se mantenían en silencio mirándonos confusos de lo que hablamos. Volteó a verlos con molestia por ser chismosos y ellos sólo voltean tratando de disimular que no vieron o escucharon algo, solamente negué por eso y volteó a observar a Daniela para seguir con la conversación. Me cruzo de brazos.

—Bueno, como te decía que debemos buscar cosas que nos ayuden a derrotar al ser al que debemos enfrentarnos -. Se podía notar su entusiasmo y felicidad en su rostro, no sabía que decir al respecto.

Volteamos al escuchar las risas de los chicos que nos acompañan, ellos no creían lo que escuchaban.

-—¡Oye, tonta! No sabemos a qué nos enfrentamos, ni sabemos qué buscar—. La mirada molesta de Henry se notaba demasiado.

—Pero debemos buscar.. bueno, ya sabremos que buscar —Dani lo voltea a ver confusa por el tono que tenía Henry de estar molesto.

Ambos comenzaron a discutir algo fuerte haciendo que varias personas que pasaban por ahí, volteaban a vernos. La incomodidad era enorme y sólo daba una sonrisa nerviosa e intentaba callarlos.

—Jeje, ¿Chicos? —pregunté en un tono de cántico manteniendo aquella sonrisa nerviosa—. Chicos.

Volvía a llamarlos para calmarlos, está vez mi tono de voz era algo elevado. No era una persona paciente, así que, comencé a aplaudir mientras les gritaba para que se detuvieran.

Gente desconocida volteó alarmados por mis gritos y eso hizo que Daniela y Henry, ambos voltearon y se callaran. Diego se pellizcaba el puente de su nariz mientras negaba mientras miraba nuestro comportamiento infantil, parecía que se estaba resignando de ir con nosotros, yo sólo me encogí de hombros ingenua.

—¿Qué? —dudé sin saber de su reacción, al menos, Daniela y Henry dejaron de pelear, al menos hubieran agradecido.

En otro lugar del reino.

El lugar se veía tranquilo y silencioso, el único sonido que se escuchaba ahí era de alguien escribiendo en algunas hojas. El sitio parecía un santuario o donde los curanderos podían cuidar y curar a personas.

Un golpe se escucha en una reja de aquella habitación, después se escucha un gruñido que se podía mezclar con un grito que quería salir de ahí. Golpe tras golpe, grito tras grito.

—¡Déjame ir! —grita aquel ser atrapada en aquella habitación.

Se podía escuchar su respiración agitada, tenía el cuerpo sudoroso y estaba cansada, su tono de voz se podía notar que estaba enojada.

Al intentar nuevamente gritar y exigir que la liberarán, sólo se podía escuchar el silencio y el cómo seguía escribiendo en aquel papel. El sonido del lápiz deja de soñar, la persona está ahí parada y deja la tabla y lápiz en aquella mesa que estaba a un lado, un suspiro sale de sus labios y voltea a ver al ser encerrada.

Una sonrisa burlona y traviesa se deslumbra cuando se acerca a la luz y sus dientes filosos se asoman dando un destello, una risa algo forzada y sarcástica sale de su boca.

—Oow, ¿Qué sucede? —se acerca con algo de cuidado y pareciendo intimidante—. ¿La diosa de la muerte está teniéndole miedo a la muerte?

Su risa sarcástica era fuerte y se escuchaba en toda la habitación, caminaba alrededor y volteaba a otra parte dejando de sonreír.

—¡Qué irónico!

Comienza a caminar y se detiene, se podía notar que había unas criaturas grandes y fuertes, aquellas criaturas voltean a ver a su jefe para esperar su orden. Sólo con asentir y después irse, las criaturas sonríen intimidantes para luego voltear hacia la diosa de la muerte, acercándose.

La diosa retrocede pero el lugar no era tan grande haciendo que chocará contra la pared de la habitación, intentaba que las criaturas se alejaran dándoles algunas amenazas pero eran en vano, lo único que se podía escuchar en ese lugar fue un grito desgarrador, le habían inyectado algo; ya que se podía ver aquella mujer agarrándose su cuello retorciéndose de dolor, escupe un poco y al final sus ojos cubren totalmente de un tono de color azul oscuro.

La diosa se levanta como un soldado y camina para salir de aquella habitación y se detiene para recibir alguna orden.

—Ve a cazarlos—. La mujer asiente y se va de ahí dejando algunas muertes de la fauna y algunos animales.

Narrador.

De regreso con los demás.

—Oigan, deben probar esto, está riquísimo. —Kevin llegó feliz con cuatro banderillas con algunas plantas y algún tipo de carne incrustada. Le da un mordisco.

Los demás voltean a verlo confundidos y curiosos de saber de dónde los saco y de paso como los pago. El grupo se voltea a verse en silencio y algo nerviosos.

—¿Dónde conseguiste eso? —La voz dudosa de Charlie hizo que Kevin se quedará en silencio y volteara a ver su comida con duda mientras seguía masticando.

—De por allá—. Señala a una de las estructuras que se puede notar o suponer que era un puesto de comida.

Voltean con algo de disimulación hacia donde señalaba Kevin, el puesto parecía de dudosa procedencia, se giran hacia el rubio con algo de preocupación.

—¿Sabes que matan animales y sacrifican humanos y eso es lo que comen? —se burla Luka haciendo que el rubio se detenga de masticar y los miró con preocupación y sin pensarlo escupe la carne e incluso comenzaba a hacer sonidos de advertencia de vomitar.

Los demás se voltean para no ver cómo vomitaba, hacían muecas de asquerosidad al escuchar como lo hacía, mientras que Luka se ríe de él. Mike por otro lado estaba recargado en la pared con los brazos cruzados mirando a la lejanía queriendo saber qué podrían hacer ahí en esa época.

«Esto era una pérdida de tiempo», pensaba Mike estando algo aburrido. Al estar casi media hora un estruendo se escucha en alguna parte de la ciudad, todos voltean y notan el humo que aparece, se miran entre sí y corren a ver qué fue lo que ocasionó esa explosión.

Se sorprenden al notar que habían guerreros destruyendo las casas y estaban liderados por una persona que estaba volando sobre ellos mirando todo, se notaba que tenía una mirada seria y molesta.

—Es linda—, decía Albert de manera tranquila y se cruza de brazos.

Poleth lo mira algo molesta y le da un codazo para que pusiera atención.

—Idiota. Es una diosa. —Exclama mientras intentaba pensar en qué hacer.

—¿Cómo sabes que es una diosa? —Albert la sigue con curiosidad, era tranquilo y siempre ha sido amable.

Poleth voltea a verlo con algo de incredulidad en su pregunta. Se cruza de brazos y el contrario se queda pensando y sólo hace una mirada para entender un poco.

—Ah, ups.

Él sonríe nervioso y la chica sólo se niega algo divertida. Alexander se acerca a unos guerreros para ayudarlos a derrotar a los enemigos.

—Chicos, necesitamos ayuda. —El azabache alza la voz mientras pelea contra un soldado contrario.

Antes de que los demás pudieran reaccionar rocas cayeron frente a ellos, al parecer la diosa los estaba atacando. Su mirada notaba la furia que tenía contra ellos, así que se dispersan.

—Ustedes no deberían estar aquí, no es su tiempo.

La diosa les gritaba al grupo, sus ojos se notaban de un color azul celeste, intentaba lastimarlos o al menos matarlos.

Las demás personas que estaban huyendo sólo voltean sorprendidos por esa revelación, algunos se molestan y otros sólo se asustan por esto. Comienzan a gritarles cualquier cosa, como: ‹Monstruos›, ‹Indígenas›, etc.

—¡No! Escuché... no somos monstruos ni nada de eso... venimos a ayudar... —Mike se pone al frente decidido a que no le hicieran daño. —Puedes pelear con nosotros, lastimarnos pero está gente no la lastimes. No te hicieron nada.

—Eres una diosa gallina. Tienes miedo. —Luka se acerca para apoyar a su amigo y se burla de aquella diosa.

Eso hizo que la diosa diera un grito sónico haciendo que las personas se taparan sus oídos, incluyendo a nuestros héroes. Pero algo pasa, Mike y Luka se tapan los oídos pero lo intentaban en soportar aquel grito, el enojo crece en su interior que no pudieron más.

—¡Ya basta!

Ambos gritan haciendo que una honda saliera de sus bocas y viajará rápido empujando a la diosa lejos y chocando contra una pared cerca de ahí. También tumbaron a la demás gente que estaba cerca.

Los chicos se elevan un poco algo lastimados por aquello y observan a Mike y a Luka sorprendidos.

Ambos chicos se calman y se voltean a ver confusos y después voltean su cabeza para mirar a los demás preocupados.

—¿Chicos? —pregunta Henry estando alerta por si pasa de nuevo. —¿Cómo hicieron eso?

—No lo sé.. ¿Qué carajo sucede?

Esto era nuevo pero no podían quedarse para descubrir lo que pasaba, tenían algo más que terminar de hacer y era derrotar a la diosa, pero, ¿Cómo derrotar a una diosa que posiblemente no pueda morir?