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Mundos opuestos

cynthia_pereira
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Synopsis

Chapter 1 - Capítulo 1: El encuentro

El polvo danzaba en el aire como motas de luz atrapadas en un sueño, mientras Ana limpiaba el polvo de los muebles de la lujosa sala de estar. El sol de la mañana se filtraba a través de los ventanales de cristal, inundando el espacio con una claridad que revelaba la impecable pulcritud del suelo de mármol y los exquisitos objetos de arte que adornaban la habitación. Ana suspiró, sintiéndose intrusa en aquel ambiente de opulencia. Ella, una joven de origen humilde que trabajaba como limpiadora para costear sus estudios de medicina, no encajaba en aquel mundo de riqueza y privilegios.Llevaba el cabello castaño recogido en un moño sencillo, dejando al descubierto su rostro ovalado y sus ojos grandes y expresivos, de un color miel que brillaba con inteligencia y calidez. Su figura era esbelta, pero sus manos, delicadas y hábiles, reflejaban el esfuerzo y la dedicación de su trabajo. Un lunar solitario, como una estrella fugaz en su mejilla izquierda, añadía un toque de singularidad a su belleza natural.Mientras pasaba un paño suave sobre una antigua escultura de bronce, Ana se preguntó sobre la vida del dueño de aquella casa. ¿Quién sería aquel hombre que vivía rodeado de tanta opulencia? ¿Sería feliz? ¿Qué secretos se esconderían tras las paredes de aquella mansión?De repente, la puerta se abrió y un hombre alto y elegante entró en la sala. Ana se sobresaltó y dejó caer el trapo que tenía en la mano. El hombre la miró con curiosidad, pero no dijo nada. Ana sintió que su corazón latía con fuerza mientras lo observaba. Tenía el cabello oscuro y los ojos profundos, de un color azul intenso que reflejaba una mezcla de tristeza y melancolía. Su rostro, de rasgos finos y masculinos, estaba marcado por la sombra de un dolor pasado. Vestía un traje impecable que realzaba su figura alta y atlética."Buenos días", dijo Ana tímidamente, sintiendo un rubor cálido en sus mejillas."Buenos días", respondió el hombre con una voz suave y grave que resonó en la sala. "No la había visto antes. ¿Es nueva?""Sí", asintió Ana, nerviosa. "Empecé a trabajar aquí hace poco"."Ya veo", dijo el hombre, observándola con atención. "Soy Sebastián, el dueño de esta casa"."Mucho gusto, señor Sebastián", dijo Ana, haciendo una leve reverencia. "Soy Ana".Sebastián le sonrió, y Ana sintió que su corazón daba un vuelco. Había algo en él, en su mirada, en su voz, que la atraía de manera irresistible. Era una fuerza magnética que la hacía sentir vulnerable y expuesta."El gusto es mío, Ana", dijo Sebastián, extendiéndole la mano. "Si me disculpa, tengo que ir a trabajar"."Claro, señor Sebastián", dijo Ana, estrechando su mano y sintiendo una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. La calidez de su piel, la firmeza de su agarre, todo en él parecía transmitir una energía que la envolvía y la cautivaba.Sebastián se marchó, dejándola sola en la sala, con el corazón latiendo con fuerza y una extraña mezcla de emoción y confusión. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué la había mirado de esa manera? ¿Y por qué sentía que su vida estaba a punto de cambiar? Ana tomó el trapo que había dejado caer y continuó limpiando el polvo de los muebles, pero su mente estaba en otra parte. La imagen de Sebastián, su voz, su sonrisa, todo en él había dejado una huella imborrable en su corazón.