Chereads / El Último Caballero / Chapter 2 - Capítulo 1. Falta de frutas.

Chapter 2 - Capítulo 1. Falta de frutas.

El sonido de los pájaros cantando muestra que hoy será un buen día. Últimamente los pájaros han venido aquí a la aldea, el tiempo puede este cambiado. En los tiempos malos, se alejan lo suficiente de la civilización y se ocultan en un árbol enorme, para estar a salvos.

Cuando me había levantado de la cama, prosigo a limpiar mi pequeño hogar, no limpie desde la anterior semana, la flojera se apoderó de mí.

Ya era muy tarde para almorzar, no puedo comer nada hasta la hora de la comida. Lamentablemente, no hay ninguna fruta en mi frutero, termine muy última pera hace dos días. Así que será mejor que vaya a conseguir más frutas, pueden que otros aldeanos piensen la misma idea, debo irme rápido si no se terminarán.

Tomando mi monedero de cuero, salgo de mi casa mientras bajo el escalón que construí durante cinco días. A diferencia de los demás, vivo una casa de árbol, obviamente algunos pocos me ayudaron a construirla. Recuerdo que mi amiga Elizabeth estaba contenta que consiguiera mi propia casa. No es una casa para dos personas, pero tampoco es una mala casa, he estado acostumbrado en "vivir" en un árbol. Mi compañía son ardillas y los pájaros.

—Buenas tardes, Leon.

Por supuesto, estaba mi vecino extraño, y cuando me refiero vecino extraño, es un sujeto extraño y raro. Él es alguien que le gusta coleccionar sapos, serpientes, caracoles, insectos y reptiles que cualquier niña se asustaría fácilmente por asquerosidad. Incluso conversa con ellos, una vista rara e inquietante, es un extraño suceso que uno observa cuando pasa cerca de su casa fe cuatro habitaciones de un solo piso.

—Buenas tardes, señor Humberto. —saludo con toda normalidad, ignorando el detalle que está masajeando un hongo morado.

—El señor Chip también te saluda con unas buenas tardes.

—¿El señor Chip?

—Este amiguito —señala al hongo que masajea—. Hoy acaba de nacer, estoy dándole la bienvenida a su nuevo hogar, te imaginas lo grandote que podía hacer, seguramente será muy popular aquí.

—Y-Ya lo imaginó… —no tengo nada que agregar más.

Humberto no es una mala o terrible persona, siendo un tipo extraño, me trata bien. Desconocemos su linaje, nadie a averiguado donde proviene, antes que yo naciera, llegó la aldea sin nadie que lo acompañará. Nada más llegó y se alistó a vivir. Es un extraño que nadie puede averiguar o pensar que cosas haría el señor Humberto.

—¿Vas a ir alguna parte?

—Voy a ir a comprar frutas, se me acabó la última hace dos días.

—Si quieres frutas tengo en mi casa para regalarte —ofreció con una sonrisa complacida en ayudarme—. A veces la gente vende frutas envenenadas, me preocupa que tú seas una víctima.

«¿Por qué venderían frutas con veneno?» —pensando con confusión, frunció el ceño.

Todos saben el caso que existen homicidas en cualquier lado, envenena comidas o bebidas para matar personas de varios motivos, como objetivos, venganza y diversión. Aún no entiendo que le hizo que pensara qué eso podría pasarme.

Su oferta no fue mala, pero no me gustaría aprovechar su amabilidad… pero también me preocupa. Siendo él, que clase de frutas hablamos. Así que contesté:

—G-Gracias por su generosidad, pero me gustaría dar una vuelta en el mercado.

—¿En serio? Muy bien, eres un chico de doce años, puedes tomar tus decisiones.

—Señor Humberto, hace casi medio año cumplí trece años.

—¿No puede ser? —conmocionado me mira y rasca su barbilla arrugada—. El tiempo vuela rápido, no me doy cuenta lo que pasa en el mundo.

—Bueno, si no le importa, ya me retiro —comienzo a alejarme, no antes de despedirme—. Hasta luego, lo veré antes del atardecer.

Mientras que el señor Humberto se despidió a mis espaldas —también el señor Chip se despide de mí—, camino en el sendero que conduce a las demás casas y mercados.

Pasando en el sendero tranquilo, algunos conejos pasaron adelante mío con rapidez, el verano está comenzando, los animales intentarán aprovechar en conseguir comida. Aunque el resto de la gente no encantará que los animales estén merodeando aquí, ya que robarían las verduras que plantan en sus hogares.

Hubo pocas ocasiones que zorros aparecían en los alrededores. El alcalde pidió a los guerreros y cazadores que los ahuyentara, porque pueden atacar niños y robar bebés. También otros animales peligrosos son los lobos, ya son tres meses sin señales de ellos. Los que vigilan por los alrededores de la aldea, han buscado señales de posibles lobos, ninguna novedad que hay una manada cerca o mínimo uno. He visto solo lobos muertos cuando los cazadores trajeron los cadáveres. Son unos caninos listos cuando intentan cazar a su presa, matarían fácilmente a una persona inocente.

Bajando en un sendero de forma víbora, logro ver el mercado de la aldea. Como temía, hay tanta gente que querían comprar alimentos, será terrible que el puesto que me dirijo se hayan agotado. Tendría que esperar mínimo dos días para que vuelvan poner más frutas.

Los precios de las frutas no son caros, sabiendo que se pueden conseguir en árboles afuera de la aldea.

El dinero que he conseguido y ganado son los trabajos de medio tiempo que ayudaba a varias gentes que necesitaban una mano. No son muchas monedas de que gano, pero al menos son suficientes para comprar comida y agua.

Alcanzando un puesto rápido, la dueña del local reconoció mi cara y esboza una amplia sonrisa.

—Buenas, Leon.

—Hola, señora Jena —saludo con mi mano alzada— ¿qué puedes ofrecerme?

—Lo de siempre; sandías, piñas, melones, manzanas. Y esta vez, uvas frescas. —mostró una canasta llena de uvas moradas.

—Se ven deliciosas, ¿Cuánto por las uvas?

—Por cada canasta, treinta y dos liburs. —ennséña otras tres canastas.

—«No parece caro y ni barato, pero basta comprar una sola canasta. Otro día compraré una sandía y tres piñas». —decidido esa opción, saco mi billetera de cuero y sacar el dinero.

Incluyendo unas seis manzanas, sumándole un total cincuenta y seis liburs, entrego el dinero y me entrega la canasta de uvas y una bolsa que contenía las seis manzanas.

Escuchando muchos pasos desde atrás, noto que ha acumulando gente en el mercado de la aldea. Hace un momento solo habido once personas, ahora son veintidós, en realidad me sorprendió.

—¿Por qué mucha gente el día de hoy? —pregunté al observar que aparecían cada vez más personas.

—¿No lo recuerdas? Mañana es el día de la ceremonia de entrega. Habrá un gran banquete.

—¡¿Eh?! Mañana ya es el día, como he podido olvídalo.

Por supuesto, el día de la ceremonia de entrega es uno de los días especiales en la nación.

—No te preocupes de que lo hallas olvidado, lo más importante es que necesitas estar preparado, siendo un día importante —la señora Jena me apunta a mi vestuario de baja calidad, desea que esté presentable para mañana—. Recuerda joven Leon, debes bañarte y lavarte la boca, no querrás que la señorita Fides se avergüenza de ti.

Es cierto, necesito ver a mi amiga. Elizabeth de seguro estará nerviosa sobre mañana, por eso quiero ver como se encuentra y que estará pensando.

—Gracias por las frutas, hasta pronto. —me despido amablemente mientras paso entre la gente y dispongo a irme en buscar a Elizabeth.

Recordando los minutos que han pasado, tengo tiempo que encontrarla en el mismo sitio donde ella podría encontrarse.

Mañana será un día muy importante, quiero saber como se encuentra realmente. Espero que esté bien, será mejor en darme prisa y juntarme con ella.