[Punto de vista de Elizabeth Fides]
Ya pasaron cinco días que termino el día de la ceremonia, cinco días que obtuve mi varita, un paso para convertirme en toda una hechicera. Sin embargo, cuando observo mi varita, me entra una emoción que no puedo pensar muy bien, a veces tengo ansiedad del trabajo que tendré cuando sea mayor.
Los magos en general lucha contra con los monstruos y bestias mágicas que atacan a las ciudades. Su magia los hace enfrente, mientras que los necmogis intenten refugiarse en una zona segura.
En estos días que han sucedido en manejado muy bien mi varita, madre me entregó un libro que explica su funcionamiento y como se debe canalizarlo con mi maná. He aprendido algunos trucos básicos, como levantar un pedazo de rama de un árbol, levantar un poco de agua en un río, y hacer chispas de maná con solo agitarlo.
Ya muy pronto usaré técnicas más avanzadas, sinceramente estoy nerviosa cuando sea ese momento.
Además, escuche de un vecino que Joffrey Sleagh ya aprendió proyectar disparos de plasma con su báculo. El disparo de plasma es una técnica principal y rápida de aprender, un disparo mortal para dañar a un individuo. Una técnica funcional en acabar espectros, o eso había escuchado.
En estos días que pasaron tuve la compañía de mi amigo de la infancia Leon. Todas las tardes hemos estado juntos, mientras él observaba mis técnicas simples que poco he aprendido. Aunque eran básicas, no ocultaba su asombro, ya que puede presenciar más de cerca los conjuros.
Aparte que yo estúve practicando con mi varita, Leon compró una espada de madera en una tienda barata, no era como las espadas de entrenamiento, pero servía.
Asombrada, Leon la manejaba muy bien, no la movía de una velocidad como de un espadachín, pero tiene un talento. Comentó que ha visto ocasiones en como nuestros soldados de la aldea practicaban entre ellos. Aunque dijo que le faltaba mucho que aprender, tomará tiempo que domine el talento de un espadachín.
Incluso practicaba en las noches en su casa, no tanto tiempo como aquí. Aconsejando severamente digo que no se precipite, podía romper un objeto personal suyo, acepto mi consejo y tratara no pasarse la raya.
Además, hace un día comentó su petición a mi padre de querer entrenar para convertirse un guerrero, y puede que un futuro, unirse a los caballeros del templo. Mi padre estuvo en duda de aceptarlo, más bien no sabía que decir, y mi mamá tampoco sabía que decir respecto a su deseo. Prometieron que darán una respuesta sobre su decisión, confío y creó que mi padre lo aceptará.
De momento las cosas han ido muy bien, ambos estuvimos fortaleciendo nuestro respectivo entrenamiento para ser de ayuda en el futuro.
Decidimos pasar un rato en un arroyo que esta al sur de la aldea, no fuimos a practicar, quisimos solo atesorar el ambiente agradable.
Me pregunto, ¿cómo nos veremos cuando seamos mayores?
Mientras estuve sumergida en mis pensamientos, Leon quien estaba sentado en una roca y observando el arroyo, notó que no he abierto un rato la boca.
—¿Ocurre algo, Elizabeth?
—¿Eh? No es nada, solamente recordaba los días que ha pasado, hemos pasado muy bien estos cortos días. No hay ningún inconveniente que debas preocuparte Leon.
—¿Estás completamente segura? Si quieres podemos hablarlo, no me molestaría.
Enserió, eres muy amable conmigo, es una razón que te aprecio tanto.
—Gracias, agradezco tu preocupación, Leon, pero ya te dije, no es ningún inconveniente. Mejor hablemos de otra cosa, ¿si?
—¿De qué quieres que hablemos? —pregunta mientras se rasca su cabellera.
Honestamente no se me ocurre algún tema que esté fuera relacionado con los magos, me gustaría que habláramos de algo más humano.
—¿Has pensado algo más que convertirte un guerrero?
—No en realidad, aun no he pensado más ideas que quiero hacer cuando seas más grande. Quizás visite a la gran capital Westminster, dicen que es un lugar maravilloso. Aunque sí me uniera a los caballeros de templo, hay tendría la oportunidad de estar en esa capital, después de todo vive allí el majestad de Scutum, tendría que dar mi juramento de proteger la región.
—Si, tienes razón.
—¿Tu como has estado? ¿Has hecho más avances de algunas técnicas nuevas?
—Apenas puedo hacer pequeños disparos de agua, solamente he hecho magia de categoría nivel 1. Probablemente el estúpido de Joffrey ya aprendió al menos mínimo un conjuro nivel 2.
—Elizabeth, será mejor que no tengas envidia de Joffrey, cuando vengan por ti, aprenderás técnicas que el tonto de Joffrey no cuestionara.
—Eso esperemos, él jamás dejará molestarme, solamente el hecho que yo rechace su confesión.
Otra cosa más que no le caigo bien, fue hace dos años que él quería que yo me volviera su novia. Obviamente rechace su confesión simple el hecho que maltrata muy mal a Leon.
Tampoco no estoy preparada para estar una relación, pensar eso me pongo nerviosa y no pienso claramente.
—Tu tranquila, las cosas se volverán más tranquilo cuando te estén enseñando. Por mi parte buscaré algún instructor o instructora que me enseñe combatir. Tal vez busque trabajos de medio tiempo, como quiera necesito liburs para comprar comida y agua.
—Supongo que te gusta mucho trabajar y ayudar a otros, Leon. ¿Alguna vez no has intentado ser flojo?
—¿Por qué debería serlo? No niego que suena placentero descansar y estar recostado en mi cama todo el día, pero tu me dirías "no es correcto", eres más adulta que yo.
—Sigo siendo joven. —reprocho con los brazos cruzados.
No lo tomaba enserió su comentario, aunque tenga un comportamiento de una responsable mayor, sigo siendo una niña joven.
—Te doy un consejo, necesitas tomar las cosas con calma. Aún falta días cuando los hechiceros venga a recogerte junto con los demás. Aprovéchalo para hacer una agenda que harás cuando estén en la academia donde estarán enseñando.
—Es cierto. También te doy un consejo: necesitas borrar esa cara tuya, Leon. Eres muy inexpresivo, algunos pensarán que eres alguien aburrido y debilucho. Si vas a unirte a los caballeros del templo, tendrás que parecerte alguien simpático.
—¿…Ellos no son estrictos?
—Igual de forma algunos deben ser duros para disciplinar a los novatos. Pero es probable que otros aprovechen las personas solitarias para sus beneficios, como hacer encargos tontos.
Encargos tontos, usándolos para limpiar su armadura o ropa, traerles comida y bebidas, golpearlos para entretenimiento. Esa gente usa a los reservados y solos, ya que no tienen a nadie que lo proteja.
Escuchamos de pronto la campana de la aldea que resuena a todos los alrededores. Informando que las puertas se cerrarán, teníamos que volver rápido.
—Será mejor regresar. —dice Leon mientras se sacude su pantalón.
—Aún podemos llegar a tiempo, y sino, recuerda que tenemos nuestra entrada oculta.
—Pero tus padres.
—Si si, lo sé. "Ellos no se darán cuenta tu presencia cuando las puertas se hayan cerrado" —comento las palabras que Leon habría dicho—. A veces pienso que eres la persona mayor.
—No empieces.
Accediendo a su decisión nos fuimos de prisa, al final logramos llegar mucho antes que las puertas se cerrarán. Los guardias que vigilan la puerta nos recibieron con amabilidad y preguntaron si no pasó nada afuera, respondimos que no, y entramos seguro.
Ya mañana las puertas se abrirán a las ocho de la mañana, y cerrarán de nuevo hasta las siete de la tarde.
Pasando a la plaza de la aldea, Leon tomo el camino donde conduce su casa y yo fui a la mía. Despidiendo con un abrazo, tomé rumbo hacia mi casa, antes de ver como Leon desaparecía a mi vista.
La gente de la aldea me saludaba amigablemente, todos me apoyaban y creían en mí. Creen que seré toda una excelente hechicera en el futuro, siendo la hija del alcalde no podía defraudarlos, no puedo decepcionar a Leon y a mis padres.
Cuando estaba a punto doblar una esquina, de la nada siento un agarre en mi hombro derecho. Volteando mi cabeza a la derecha, vi a la hija del panadero, Jenny.
Una que también fue escogida por una varita.
Jenny es una chica que dulce que cualquiera tomaría cariño, su cabello de color chocolate marrón la hacía parecer un encanto, en especial adornado con un clip con forma clavel blanco. Siempre estar en el monstrador en la mayor parte del día, y jugar con sus hermanas.
Casi nunca hablamos, ni siquiera sé que conversación podría hablarle. Es una persona que nunca he comunicado, pero no es alguien mala, aun así intente comportarme dulce con ella.
—Oh, hola Jenny, no te había visto desde la ceremonia, ¿qué pasa?
Esperando que ella respondiera, solamente dijo un "hola" y me entregó un papel doblado.
—¿Por qué me das esto?
Preguntándole curiosamente, Jenny pidió que la abriera. Viéndola de forma rara, accedí su petición y abro el papel doblado.
Entonces observé el contenido y decía lo siguiente:
"Elizabeth Fides, mañana temprano cuando las puertas se hayan abierto, ve al norte de la aldea donde se encuentra el gran árbol, te espero allí con los demás hechiceros de Cost Win. No traigas a tu amigo necmogi."
Al leer el contenido y las palabras, estaba claro que era un mensaje de Joffrey. No pensaba a nadie más que él.
No lo entiendo que quiere conmigo mañana, no me sorprendería que fuera otra confesión o buscar una pelea. Sin embargo, eso de los demás hechiceros, está refiriéndose a nosotras y sus amigos.
No me gusta la idea de asistir, mañana temprano en el gran árbol, suena una mala idea acudir. Sinceramente invitaría a Leon, pero me inquieta que pasaría si lo llevara conmigo.
—P-Por favor, no le digas a nadie.
La voz nerviosa y aterrada de Jenny hace que me preocupe por su seguridad. Sus manos temblaba de los nervios, no está segura con la cercanía del joven Sleagh. Tengo un presentimiento que Joffrey la obligó que me diera está nota con rudeza, tampoco no quiere que la gente se entere. No tenía opción, así que espero que yo volviera desde las afueras.
Me preocupaba dejarla sola con Joffrey, no es alguien que pueda defenderse con palabras, él podría presionarla con rudeza. Ser la hija del panadero no la protege de la familia Sleagh.
Diciéndole que todo estará bien, he decidido aceptar su solicitud, aunque me duela no decirle a Leon. Otra vez tengo que lidiar con Joffrey Sleagh por mi cuenta, averiguaré que estará planeando y que dirá.
El resto del día estuve reflexionado que palabras diré a Joffrey si intentará provocarme. Durante la cena evité mis preocupaciones hacia mis padres, mamá era buena leerme, tuve que evitar mucho su contacto visual, por suerte estaba entretenida sobre la conversación que tenía con papá. Padre preguntaba como me fue el día con Leon, dando la misma respuesta que nos pasamos bien, él mantiene una seguridad para nosotros, se alivia de que no nos alejamos lo suficiente de la aldea.
No aprobaran que fuera temprano a las afueras, especial que iré al gran árbol, está muy alejado de la aldea.
El gran árbol es el único árbol más grande de estas tierras, incluso supera los edificios de la aldea. Cuenta la leyenda que fue implantado por una hada de hace miles de años, en la era prehistoria. Me sorprende que ha perdurado tantos siglos, su madera es muy gruesa para cortar, tiene un diámetro de cuatro metros y una altura de setenta metros.
Estando recostada en mi cama pensativa, me siento mal de no informarle esto a mis padres, ni siquiera mi querido amigo, Leon. Pero releer el mensaje tampoco parece que está buscando una pelea, si habría ido Leon, lo más probable Joffrey si buscaría una pelea contra él. Que tenga un báculo lo hace ver más superior a cualquiera, no permitiré que me subestime porque tenga una varita.
Acordada en el punto de encuentro y la hora que deba ir, coloque almohadas sobre mi cama para qué pensarán que seguía dormida. Saliendo la ventana sin hacer ruido, baje con mucha preocupación. No es la primera vez que escapaba de casa temprano, las únicas ocasiones que hacia esta rebeldía, era para visitar Leon muy temprano y formarme una fila para comprar un producto en el mercado antes que llegue todos. Supongo que la hija del alcalde no es todo una niña buena.
No podía salir por la entrada, sería sospechoso para los que vigilan temprano. Así que me salí del hueco escondido en los arbustos que hay en el muro de la aldea para pasar e irme al gran árbol. Apenas quepo en el hueco, quizás cuando tenga quince años ya no podría caber. Este hueco oculto siempre estuvo aquí, nunca dijimos a nadie, sabiendo que es la entrada y salida secreta de Leon y la mía.
Logrando de no ser vista, doy a toda prisa para llegar al punto de reunión. No me asustaba alejarme tanto de la aldea, no hay mucho peligro a las afueras, ahora los lobos están durmiendo, pronto buscarán comida para resguardarse cuando sea temporada de invierno.
Había un solo terreno que conduce al gran árbol, a su alrededor solo hay árboles y mucho pasto. Me preocupa en toparme con una araña grande o una serpiente.
Creía que sería la primera en llegar, pero ya estaba Joffrey y Carter esperando. No hay señal de Bruno o Jenny.
—Me alegra que aceptaras mi invitación, Elizabeth.
—Ahórrate las palabras de agradecimiento, Joffrey. ¿Por qué me citaste aquí?
—Primero esperemos a los otros, no me parece correcto que explique la razón sin los demás hechiceros. No soy un tipo que quiere saltar las palabras, solo intento ser caballeroso.
—Si eres caballeroso, ¿por qué usaste a Jenny como mensajera? —ordene que me conteste.
—No soy un tonto, Elizabeth, supe que no asistiría aquí si hubiera entregado la invitación personalmente, por eso elegí a Jenny que lo hiciera, supe que vendrías por su seguridad. De verdad eres una imagen de tu padre, cuidar de la gente, por algo eres la próxima alcalde de Cost Win.
—¿Es un cumplido o un insulto?
—Obviamente estoy dando un cumplido a ti, la chica más hermosa de nuestro hogar.
Es sumamente extraño que Joffrey se esté comportando educado y odio decirlo, amable. No significa que no bajare la guardia, me mantengo alerta sí sucede algo imprevisto.
Oyendo unos pasos a mis espaldas, Bruno habría llegado junto con Jenny.
Jenny me mando una sonrisa de agradecimiento de que haya venido, no la puedo culpar, estar a solas con esos niños arrogantes, estaría demasiada asustada, que daños físicos o mentales podrían hacerle.
Ya que nosotros somos los únicos chicos de la aldea que tenemos nuestros propios Socius, deber ser un asunto referente a eso.
—Bueno, iniciemos nuestra reunión —empieza Joffrey en mucho orgullo—. Sabemos muy bien que hace seis días hemos tenido las reliquias más importantes de un mago. —muestra su báculo y señalando a nuestras varitas.
—¿Cuál es el punto? —hable sin darle importancia sus palabras.
—Tomate con calma, Elizabeth, solo intentaba decir que todos hemos practicado con nuestros Socius en estos días recientes. Se que todos hacemos los básicos trucos, yo en mi parte logre mejorar más que todos ustedes. Aunque desde mi punto de vista, los resultados no me gustan.
—¿Qué quieres decir?
No esperaba que Jenny abriera la boca, yo iba a hacer esa misma pregunta.
—Lo que decir: necesitamos un mejor entrenamiento que solo usar ramas o rocas, dejar jugar como niños. Así que sugirió que vayamos a la cueva de la montaña y matemos algunos monstruos.
—¿Qué cosa?
No, definitivamente no, Joffrey esta tomando una idea peligrosa.
En palabras cortas, quiere ir a la cueva de la montaña para matar algunos monstruos, para que su entrenamiento con la magia mejoré. Involucrando a nosotros en acompañarlo, nos está invitando a una "práctica" para mejorar nuestras artes mágicas.
Es una terrible idea, somos jóvenes, es muy pronto ir un sitio donde habitan monstruos que atacan a cualquiera que adentren su territorio. No tengo valor o confianza de meterme en una cueva sin ningún guerrero acompañado.
—¿Qué pasa? ¿No le gusta mi idea?
—Es una mala idea, Joffrey —negando rápidamente lo miro con desaprobación—. No podemos adentrarnos a una cueva donde viven creaturas peligrosas.
—No seas asustadiza, apenas las creaturas que viven allí se hacen llamar monstruos. Estoy siendo amable de invitar a todos ustedes en dar una oportunidad de mejorar sus habilidades. Recuerden que yo soy un prodigio con la magia, prometo que los protegeré.
Esa montaña no estaba lejos, pero no me encantaría adentrarme a una zona insegura.
Ninguna explicación que estaba diciendo lograba convencerlo, el idiota insistía que debíamos ir a la cueva. Sus amigos no dudaron en participar, simplemente lo siguieron.
Cuando me dirigí a Jenny decirle que no lo hiciera, ella mostraba una cara dudosa en escucharme y se disculpó mientras siguió a ellos. No era así, quizás hay más cosas que debieron haberla presionado.
No había ninguna forma en tratar convencerlos, tampoco podría convencer a Jenny que los siguiera. Podría correr hacia la aldea y avisarle a mi padre, pero no podía dejarlos. Temo de Jenny si se queda sola.
Mi cabeza estaba dando vueltas, no podía tomar ninguna opción.
Estando en los más cerca de ellos, empiezo a seguirlos y pensar de alguna forma en convencerlos.
****************
[Punto de vista de Leon]
Estaba hoy aburrido, nada que pueda hacer hoy para trabajar y ganar un poco de liburs.
Había pensado ayudar al herrero guardar armas en su almacén, pero hoy estuvo reposando por dolor muscular y hoy no abrió. El vivero estaba siendo limpieza y no necesitaba de momento ayuda. En las granjas es lo menos, todos están tomando el día y no necesitan ninguna ayuda.
No hay ninguna jornada para mí, supongo que hoy tomaré un paseo por la aldea, al menos ejercitar mis pies no es mala idea.
Aunque no quisiera pasar el día de hoy solo, mejoré pasaré la casa de Elizabeth y pasar un rato con su compañía. De paso saludar a sus padres, quizás me quede a la hora de la comida, la señora Fides es una buena cocinera, probar su comida mejoraría mi día.
Tocando el timbre de su casa, me recibe el señor Fides.
—Buenos días, ¿qué necesitas?
—Buenos días, señor Fides. Estoy aquí para hacerle compañía a Elizabeth y estar un rato con ustedes.
—Elizabeth… ¿Pensé que estaba contigo?
—Disculpa. —esto se puso extraño.
—Está mañana no estaba en la cama, parece que se escabullo temprano y salió de la casa. Pensamos que fue a verte.
—No lo hizo.
Ambos pensamos, ¿en dónde exactamente podría estar ahora? Elizabeth avisa cuando sale su casa o deja un mensaje, es extraño para nosotros, nunca ha hecho algo así.
Teniendo una posible idea donde podría encontrarse, vinieron de pronto varias personas afuera de la casa agitados de prisa.
—¿Qué pasa? —preguntó el señor Fides por esta repentina llegada.
—Señor Fides, su hija y los demás niños elegidos fueron vistos dirigiéndose a la montaña.
—¡¿Qué estás diciendo?!
Tal como oímos, Elizabeth y los demás que participaron en el día de la ceremonia están yendo a la única montaña cercana de nuestra aldea. No comprendo, porque Elizabeth está haciendo un acto muy peligroso, porque está dirigiéndose un lugar peligroso.
El alcalde Fides estaba aterrado por la inseguridad de su única hija, además que los demás jóvenes hechiceros estén también yendo. No podríamos creer lo que estaba pasando.
—Este sujeto los vio. —el guardia presenta a un sujeto de mayor edad.
—¿Estás seguro lo que viste? ¿No estarás haciendo una broma de mal gusto? —agarra el cuello de su camisa.
—E-En serio los vi desde lejos, señor Fides. Esta mañana fui a buscar leña para mi casa y los vi. Los jóvenes hechiceros, incluyendo su hija estaban dirigiéndose a la montaña, vine tan rápido para reportarlo.
—¡Capitán! —mientras que haya soltado el cuello del tipo, se dirigió al capitán de la ciudad, ya veo cuál será la orden—, llama a todos los soldados disponibles, llevan las armas necesarias, tienen que ir por ellos antes que las cosas empeore.
—¡Entendido! —se retira con los hombres que iban con él.
Dejando solos, Edward Fides se derrumbó a suelo horrorizado, me agache con él para tratar calmar su temor, no imagino cuando la señora Fides se enteré la situación de Elizabeth.
—… Demonios, Elizabeth. —murmura esas palabras con sus labios temblando, estaba asustado de perder a Elizabeth.
No podría estar quieto o calmado, yo también estoy muy asustado de perder a la persona que estuvo siempre a mi lado.
No hay otra opción.