[Punto de vista de Elizabeth Fides]
Nadie de la aldea merece ser tratado así.
En especial mi primer amigo, Leon. No merecía ser tratado como una basura de vergüenza. Nada más quiere ser algo importante en la vida.
Desde niños hemos ido muchos lugares en la aldea, salimos a jugar con animales que pasaban por allí y acariciarlos. Los otros niños no se acercaban solamente porque soy la hija del alcalde. Además, no estaba cómodos en la cercanía de Leon, sabiendo que su apariencia no era por aquí.
A mi parecía lindo su cabello castaño rojizo corto, sus ojos grandes y brillantes de color azul como el cielo. Aunque a la edad de ocho años, Leon había crecido más alto y su cabello había crecido significativamente, extendiéndose un poco más allá de sus orejas, por encima de su cuello.
Eres un niño tranquilo y curioso. Eso decía las demás personas, otros simplemente no eran sociables con él.
También he tenido pocas amigas, pero ellas no querían que yo me juntara con él. Me moleste, intenté incluso que lo conocieran, rechazaron mi sugerencia y se alejaron.
Durante nuestra infancia, Leon era un niño muy curioso, sobre la magia. Con el tiempo la comenzó adorar mucho e incluso admirar a los hechiceros. Casi todos los días se iba a la biblioteca para estudiar e investigar todo referente a lo sobrenatural. Ya que los hechiceros han escrito muchos libros sobre la historia de la magia, explicando cualquier cosa del maná, creaturas divinas e información sobre las diferentes artes.
Leon creía que alguna forma se puede obtener mana sin tener que nacer con ella o ser un elegido. Buscaba de alguna manera para obtenerla y apoyar a los hechiceros.
Estudiaba todo sobre el maná y la forma que se necesita para controlarlo. Descubría por cualquier medio que tenga que ver con la vida de la naturaleza. Además, existen creaturas mágicas que pueden utilizar magia.
No obstante, el señor Sleagh —padre de Joffrey— no le parecía bien que un niño normal como Leon estudiará o aprendería cosas de la magia y los hechiceros. Creyó que es un acto muy inapropiado de él, ya que no es un hechicero, desde ese día, no estar permitido agarrar libros avanzados, solo se permitirá a los que son hechiceros, como yo.
Lo que nadie sabía, yo me llevaba libros para que Leon continuará de alguna forma en hallar una respuesta. Estuvimos investigando y comentando varias teorías que cosas podía hacer más el maná.
Desde que tenemos memoria, Joffrey ha molestado mucho a Leon, nada más porque le encantaba la magia y buscaba convertirse un hechicero. Además, porque es un huérfano que llegó aquí, no tiene padres que lo protejan o parientes cercanos, aprovecha de su vida personal.
Por supuesto, mi padre es el responsable de la salud de Leon. No me han dado aún ninguna explicación por que lo hace, mi madre me respondió en su lugar que eso es muy personal, y nada más continúe en darle compañía.
Los años pasaron rápido, cuando cumplió los díez años, Leon se dio por vencido que nunca descubrirá una forma de convertirse un hechicero. Ese día rompió mi corazón, Leon se había arrodillado el suelo y comenzó a llorar. Angustiada lo abracé y quise compartir su dolor, era lo único que pude hacer ese día. No podía dejarlo solo sufriendo.
Todos sus emociones se olvidaron en el pasado, él está orgulloso de mí porque fui una elegida para convertirme una hechicera. Sinceramente estoy demasiada nerviosa lo que podría suceder mi futuro. Nunca logré creer que sería una hechicera, siempre tuve fe que Leon sería el hechicero, yo no.
No obstante, Leon estaba orgulloso de mí, algo que me rompe el corazón, porque yo rezaba a los fundadores que él fuera un mago. Supongo que nunca estuvo hecho para ser uno.
Desde entonces he sido una buena amiga y hacer todo lo posible en ayudarlo, que tenga una buena vida y pueda ser alguien sorprendente.
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[Punto de vista de Leon]
Elizabeth permanecía muy callada, supongo que aún está afectada por los comentarios de Joffrey. No decimos ninguna palabra después que nos alejamos de ese estúpido, es un milagro que no nos siguiera.
Queriendo iniciar una conversación que no esté relacionado con Joffrey y sus amigos, esbozo una sonrisa amable para animar a mi amiga de la infancia.
—Elizabeth, ¿te interesaría que fuéramos a investigar a los campos vegetales? Quizás encontremos algún gnomo cerca.
—No me gustan los gnomos, Leon —muestra una cara asqueada—. ¿Me dan asco y son traviesos?
—Pero me da risa tu cara cuando uno aparece a tu vista. Recuerda cuando uno se subió a tu cabello.
—No me lo recuerdes idiota.
Comenzó a darme puñetazos no tan fuertes, solamente se molestó por burlarme lo que paso a ella. Es un evento de un momento muy gracioso en mi opinión, su grito de miedo mientras se cayó al suelo.
Los gnomos son criaturas escurridizas en la naturaleza. Le gustan tomar algo que le guste, son muy territoriales, gustan competir contra otros gnomos, pero son detestables. Consiguen entrar casas como si fueran ratas en las alcantarillas. Por suerte existen trampas contra ellos, primero es conseguir miel.
—Eres un idiota, Leon. ¡De verdad eres un idiota!
—Tranquila, solo intento animarte para que estés muy calmada en la mañana. —comento mientras la detengo de golpearme.
—…No habrá diferencia, mañana temprano estaré muy nerviosa, no sé sí me irá bien.
—Mantén la mente cerrada y tranquilízate. Me comentaste que los hechiceros deben permanecer calmados para controlar y manejar mejor su maná.
—Eso te lo dije para ti —agacha su cabeza deprimida—. Pensaba que tú lograrías ser un hechicero, sería genial si mañana tú también participaras.
Haber mencionado ese detalle de mis antiguos pensamientos, no permito que esas ideas se apiade en mí. En el pasado yo deseaba en ser un hechicero, pero como un antiguo gobernante dijo: "No se puede obtener todo".
Actualmente muchos buscan una manera de apoyar a los hechiceros. Después de todo, los hechiceros han combatido contra un enemigo común en muchos siglos, que la nación conoce bien. Yo quisiera apoyarlos a mi manera, eso haría feliz a Elizabeth.
—No tengo ese derecho. Mañana será tu día Elizabeth, no puedes sucumbir a la tristeza, necesitas estar concentrada y estar atenta lo que sucederá mañana.
No me gustaría que vaya a defraudar a la gente que la apoya, igual sus padres estarán presente mañana. Aunque ella no lo sabe, mucha gente confía que Elizabeth será una poderosa hechicera.
Pronto la nación: Scutum tendrá una hechicera como Elizabeth Fides. Aunque sea un Necmogi no me importaría ayudarla en sus responsabilidades de hechicera.
Convenciendo de que necesita estar tranquila, nos dirigimos a la plaza de la aldea, donde será la ceremonia y la festejo que hará los aldeanos. Habían terminado en decorar toda la plaza, solamente el único toque que faltaba eran los bardos tocando y los alimentos que colocaran mañana.
La encargada de todo esto, Mirna, una mujer mayor responsable y estricta persona que tuvimos ciertos regaños de parte de ella. Estaba ordenando algunos campesinos que acomodaran una mesa larga y agregarle una enorme manta encima. No tardo percatarse nuestra presencia y nos saluda.
—Hola Elizabeth, Leon ¿qué hacen aquí? —preguntó curiosa porque casi nunca pasábamos por aquí.
—Estábamos un rato observando de como le iban ustedes. Está muy bien los accesorios que agregaste señora Mirna.
—Gracias por el cumplido, Elizabeth.
—Yo había salido a comprar frutas —muestro mis frutas a la señora Mirna—. Después me junté con Elizabeth, estuvimos un rato paseando hasta llegar aquí.
Omití la parte que nos metimos con Joffrey, es un asunto que Mirna conoce bien la relación. Ella no le gusta involucrarse nuestras discusiones, simplemente porque es el hijo del señor Sleagh.
La gente de aquí conoce bien el señor Sleagh, el padre de Joffrey, no es un hombre peligroso, pero tiene una actitud muy severa y estricto en su trabajo. Además, que es el dueño de la biblioteca, las personas de aquí se ponen nerviosos cuando van a visitarlo.
—¿Qué opinan ustedes? —quiere saber nuestra opinión como quedo las decoraciones.
—Le quedo bien, los estándares de los hechiceros es un buen toque, igualmente las flores que decoran toda la plaza —Elizabeth estuvo fascinada por lo lindo que se veían—. ¿Aún es posible hacer pequeñas estatuas?
—¿Estatuas?
—«Oh, hacer estatuas.» —frunciendo el ceño con curiosidad, me visualizo un montón de estatuas.
—Dejé explicar, hablo de hacer estatuas con vestuario de hechicero, sería muy honor de hacerlo, por todos los siglos que nos han protegido.
—Buena sugerencia, Elizabeth, pero ya no tenemos tiempo. Tu padre ya gasto tanto Liburs en todo estas decoraciones. No habría tiempo para conseguirlos. Mañana es el día. Tenemos que terminar esto rápido, revisar sí no hay alguna estructura que no esté floja o mala colocada.
La sugerencia de Elizabeth no parece muy mala, los hechiceros son grandes guardianes que nos han protegido nuestro continente de maldades durante mucho tiempo.
Hacer estatuas de hechiceros es para mostrarle respeto a ellos.
La señora Mirna se despidió mientras fue a inspeccionar los instrumentos de música. Los bardos de la ciudad tocan bien, algunos viven aquí y otros llegan a tocar para animar al público.
Luego esta el cuentacuentos, un hombre lástimaá con los bardos para aumentar el suspenso de la historia con el ritmo de la música.
—Que mal. —saca un suspiro pesado de lastima.
—No te angustie, la estatua del fundador de la aldea basta con eso. —la consuelo mientras acaricié su hombro derecho.
—… Puede que tengas razón, solo quería dar una sugerencia. Aparte que tenga potencial de ser una hechicera, otros me comentaron que podía ser una buena líder. No los culpo, seguramente piensen que seré la siguiente jefa del pueblo. La familia Fides ha fundado esta aldea hace un siglo, seguramente cuando tenga la edad correcta, me tocará cuidar esta aldea. Será un camino duro.
—Además, eres la primera Fides que se convertirá una maestra hechicera —añadí para que sienta orgullosa—. Tu familia se volverá magos, y un futuro posible, tus hijos.
—Eww, no menciones bebes, aún es muy pronto para pensar eso, Leon —cruza los brazos—. Mamá me dijo que debo buscar un hombre que se casara conmigo.
—¿Ya tienes uno?
—Obvio que no tarado. —me da un golpe en el hombro.
—Hehehe, lo siento. —esbozo una sonrisa ligera porque Elizabeth ya no muestra que este aterrada o nerviosa.
—Vamos de aquí, exploremos más la aldea, quizás encontremos algo que podamos divertir mucho, y hablar sin interrupciones molestas.
Sin interrupciones molestas, no esperemos que Joffrey aparezca de la nada y vuelva a molestarnos. Problamente Elizabeth este pensando un plan si aparece de vuelta, estaré en la primera fila que cosa haría.
—Vamos, Leon, sigamos viendo todo el lugar de aquí.
Tomándome la mano, dejo que me arrastre. Su mano es suave y cálida, no era para nada sorprendente, las manos de las chicas son así de suaves.
Suspirando, sonrió por la felicidad de mi amiga de la infancia, voy a querer pasar la mayor parte del día con ella, necesitará un tiempo de relajamiento antes cuando sea mañana.