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Chapter 7 - Capítulo 6. Día de la ceremonia (Parte II)

Por orden alfabético. Significa que Joffrey Sleagh será el último, sus amigos serán los primeros.

Llamando primero a Bruno, él asiente y camina lentamente, parecía muy nervioso, teme que no logrará ser un elegido, a ver que sucede.

Cuando ya estuvo distancia cerca de los baúles, una hechicera se acercó a él y ponerse a su lado. Observé que le estaba explicando algo sobre los baúles. Él comprendió sus palabras para después de extender su mano derecha y espero.

Hubo un rato en silencio.

Hasta entonces el baúl cuadrado comenzó a sacudirse, la gente se quedó asombrada de como estaba viniendo los resultados, los nervios de Bruno se calmaron y miró de emoción. El baúl siguió moviéndose hasta que un salto salió una varita y se fue directo a la palma de la mano de Bruno.

Una varita había elegido a Bruno. La gente comenzó aplaudir de felicitación, mientras que Bruno solo sonría de felicidad y orgulloso. El primer chico que obtiene el objeto importante de un mago.

Elizabeth mostraba un poco feliz por él, en parte ella se está poniendo nerviosa.

Me doy cuenta que la otra hechicera esta tomando nota. Supongo que esta registrando los nombres de ellos y cual de los tres baúles escogió.

Ahora fue turno de Carter, no mostraba alguna señal de nervios o preocupado, estaba muy confiado que lo hará bien. Igual la hechicera le hablo para algo y asiente mientras hace lo mismo que su amigo Bruno. ¿Cuál será esta vez?

De vuelta esperamos en silencio.

Otro vez el baúl de las varitas se abrió un sobresalto, al final resultó que una varita lo escogió. La gente igual aplaudió por la felicidad que lo consiguiera.

Finalmente, ya era el turno de Joffrey.

No nervioso, ni preocupado, tampoco parecía seguro, solamente está relajado y serió. Como sí estuviera meditando.

Cuando la hechicera iba a hablarle, este la interrumpió y rápidamente extendió su mano derecha. Esperando que algún baúl reaccionará.

Esperamos y esperamos.

Entonces sucedió lo inesperado, el baúl rectángulo agitó y un báculo salió rápido. Joffrey lo atrapó con facilidad y la inspecciona con mucha elegancia.

—¡Increíble, un báculo eligió al señorito Sleagh, es una esperanza para la humanidad!

Todos comenzaron aplaudir fuertemente, estuvieron encantados que uno de los chicos obtuviera un báculo. Sus amigos estaban muy felices por él que tenía intenciones de abrazarlo, no obstante Joffrey solo los empujaría si lo hicieran.

Los báculos es una imagen importante para los hechiceros, demostrando que la persona será muy talentoso con la magia, tiene un maná muy fuerte. Además, el antiguo hechicero Merlín portaba un báculo, eso demuestra un ejemplo que será un mago muy poderoso o talentoso, tendrá un futuro fácil y esplendor.

No me siento orgulloso o feliz por Joffrey, es un chico muy engreído que solo piensa en él mismo. Trata a la gente como basura, como a mí. Tengo un mal presentimiento lo que haría, las cosas no serán lo mismo para mí y Elizabeth.

Finalmente, es el turno de las chicas.

Cuando Joffrey y sus amigos se retiraron, las dos únicas chicas que despertaron el maná, dieron el paso al frente para esperar su llamada o turno.

Elizabeth gira su cabeza para mirarme de reojo, sus ojos mostraba temor, no creía que lo hará bien. Intentando ayudarla, levanto mi pulgar, y esbozo una sonrisa confiada para tranquilizarla, diciéndole: "tú puedes".

Teniendo éxito, asiente con la cabeza y se prepara cuando sea su turno.

Los señores Fides lucían nerviosos, pensando cuál baúl elegirá a Elizabeth. También estuve nervioso y preocupado, no me encantaría que le tocará un anillo.

Cuando Jenny termino ser escogida por una varita, se apartó. El panadero estuvo muy orgulloso de su hija, sus aplausos eran fuertes, que resonaba más mucho por sus tres hermanas trillizas, y su madre las contenía para que no se abalanzara a su hermana.

Llamando el nombre de Elizabeth Fides, ella tomó un poco aire fresco y dio pasos adelante. Si no fuera por este día le gritaría con todo mi apoyo, se molestaría, pero valdría la pena.

Rezando a los fundadores que todo vaya bien, miro como extiende su mano y esperar que alguna la responda. Solamente espero que nada malo pasé. Elizabeth ha sido una gran amiga mía desde que tengo memoria, no quiero que nada malo le pase este día.

Hemos hablado este día hace una semana, Elizabeth siempre solía pensar que ninguna la respondería. Pero lógicamente es imposible, toda herramienta de un mago tiene su preferencia, uno debe elegir Elizabeth, la maravillosa y buena persona que es, es digna que debe ser escogida.

Sus admiradores estaban temblando de nervios, esperan que alguno la responda.

*CRACK*

Un estruendo se escuchó de un baúl, provenía de una… varita.

Esbozando una sonrisa, yo y algunos de sus admiradores observaron como la varita salió del baúl y se fue a la palma de la mano de Elizabeth. Oficialmente, Elizabeth es una próxima maga para la región.

Toda la gente aplaudió de felicidad, la hija del alcalde logró obtener su propia varita. Sus padres y yo estuvimos muy feliz por ella. Esperábamos que esté día pasara para nosotros, Elizabeth nunca pensaba en su futuro de ser una hechicera, solo bastaba con tenerme a mí y a sus padres.

Es un nuevo comienzo para Elizabeth Fides.

El hechicero Aquilae Baldwin dijo unas siguientes palabras.

—Estos jóvenes elegidos serán una nueva generación que apoyará la nación Scutum, recemos a los dioses de darle un excelente futuro y tengan un buen viaje.

Oficialmente terminando la ceremonia de entrega, la gente comenzó aplaudir de celebración.

Los seres queridos de cada uno de los jóvenes hechiceros se acercaron para felicitarlo. En especial la familia del panadero. No dejaba presumir que Jenny será una buena hechicera, sabiendo que tendrá una maga posiblemente famosa en su familia.

La señora Sleagh hablaba con algunos sobre la sorpresa que Joffrey obtuviera un báculo.

No localizaba a Joffrey por ningún lado, como si hubiera desaparecido de la nada. Tampoco sus amigos estaban con sus familias. Tal vez fueron celebrar entre ellos, ahora que tienen el objeto especial de un hechicero, su orgullo o soberbia aumentará.

En cuanto a la familia principal de la aldea, la señora Fides junto con Elizabeth saludaba a toda gente que acercaba para felicitar la hija del alcalde. Sus amigas del club de cocina entregaron unos panecillos con cerezas encima para ellos. También el encargado del vivero entregó una flor especial para Elizabeth, es un como un girasol, pero muy diferente que el original, si fuera un botánico quizás lo sabría en un instante. Más fueron entregando obsequios como alimentos, decoraciones para la casa y objetos de uso personal.

¿Acaso es el cumpleaños de la familia Fides? Son demasiados obsequios.

El alcalde Fides se dirigió con los hechiceros para hablar de un asunto. Varías personas intentaban en acercarse y hablar con los magos, pero las guardias de la aldea impidieron que no pasarán más a la cercanía. El tío de Joffrey hace un buen trabajo de evitar un empujón entre en la multitud. Una hechicera le pareció gracia de como muchos hombres solteros intentaban hablar con ella, tener una novia hechicera daría popularidad.

De momento será mejor felicitar a Elizabeth porque lo consiguió, después de hacernos compañía durante el festín de la aldea. Ya estoy oliendo que están trayendo el banquete, los músicos de la aldea ya están preparando de tocar una linda melodía.

No era fácil acercarme adonde esta Elizabeth, hay muchas personas acumuladas. Pero es mejor dejarlo así, Elizabeth es hija del alcalde y una hechicera, yo soy un chico normal sin padres que vive en un árbol. Ella será extraordinaria, no puedo dejar sentirme orgulloso…

—…

—Estoy feliz por la señorita Elizabeth.

—¡¿Eh?! ¿Señor Humberto, cuándo estuvo aquí? —pregunté en un sobresalto por su repentina aparición a mi lado.

—Apenas me acerqué para saludarte, estuviste muy atento de tu querida amiga. ¿Cómo te sientes?

Preguntándome, miro de nuevo a Elizabeth saludando aún a las personas que la felicitaban.

—Me siento muy feliz…, y quizás envidia.

—¿Porqué?

Mirándome confuso del porqué tengo envidia, saque un suspiro y respondo a su pregunta.

—De pequeño siempre quise ser un hechicero, cada día soñaba con ser uno. Investigaba todo referente al maná si existiera alguna forma despertarla. El antiguo hechicero Merlín ayudó a sus aprendices a obtener maná, si ellos pudieron, porque yo no, ¿dónde está la respuesta? —aprieto mis puños con frustración—. Quiero ayudar a Elizabeth de alguna forma, quiero ayudar a los hechiceros a combatir contra la oscuridad, me sueño es ayudar todo Etherium, no deseo quedarme en brazos cruzados.

Deseo ser alguien que pueda apoyar la causa de los hechiceros de alguna forma. No habría diferencia si me convierto un guerrero para luchar contra los monstruos o bestias, quiero enfrentarme contra la verdadera causa, pero siendo un necmogi, no podré hacer nada contra el verdadero enemigo.

Estando angustiado quería despedirme del señor Humberto e irme a una parte para estar solo. No fue correcto desahogarme aquí con él, tampoco era correcto comportarme de esa manera, necesito estar feliz por este día.

De la nada el señor Humberto colocó una mano suya encima de mi cabeza y acariciar gentilmente. Mostraba una sonrisa simpática como alguien que intenta decirle que no está solo, que sepa que no hay ningún problema con él.

Me estaba consolado.

—No te pongas mal, Leon. Yo creo que ayudarás a los necmogis y los hechiceros en el futuro. Porque eres un chico calmado y amable. No dejes que tus emociones negativas te lastimen, sigue amándote y cree en ti mismo.

Jamás imaginé ver al señor Humberto hablándome de esa forma, él nada más era muy raro, diciendo cosas sin sentido y hablando de sus amigos vegetales.

—Puede que hoy el presente es un obsequio, pero el futuro es un misterio. Solo deja que el tiempo continúe y vive tu vida, Leon.

Dejando de acariciar mi cabello, se retira entre la multitud para irse a quien sabe donde.

El señor Humberto tiene razón, no debo dejar que mis emociones de envidia se apoderan en mí. Necesito estar calmado, amarme quien soy.

—Oye Leon —Elizabeth apareció detrás de mí—, ¿por qué no has venido a verme a felicitar? Tuve que ir a buscarte.

Escuchando sus reclamos molesta, esbozo una sonrisa simpática y luego me disculpo con un tono despreocupado.

—Lo siento, es que estuve distraído mirando en el cielo.

Omitiré la corta charla que tuve con mi vecino… ya no tan extraño. Puede que lo vea pronto o mañana, tengo más curiosidad hablar con él.

—¿Eh? ¿Qué tiene el cielo? —prosigue mira arriba.

—Eso ya no importa —con la guardia baja le doy rápido un abrazo de felicidad—, lo hiciste bien, Elizabeth Fides. Sabía que lo lograrías.

—¡Tranquilízate Leon, estamos en público! —su expresión avergonzada le daba un toque adorable.

Oigo los murmullos de las personas que están nuestro alrededor, viendo el abrazo que le estoy dando a la hija del alcalde. Algunas mujeres nos observaron de ternura, otros hombres simplemente me daba aprobación.

En cuantos algunos no parecían cómodos que yo estuviera abrazándola. ¿Qué estarán pensando?, eso me preguntaba.

Dándole espacio finalmente, Elizabeth recupero su compostura mientras me enseña su varita con entusiasmo.

He visto imágenes de tantas varitas, báculos y anillos en diferentes en libros de la magia, pero verla una de cerca todo cambia en lo que yo he visto.

Adornada con un color café oscuro, acompañado con un cristal en el centro del agarre y las marcas de símbolos extraños.Aunque todos sabemos que son creadas con madera de árboles, tienen una resistencia para que no se rompa fácilmente como una simple rama, es un misterio.

—¿Verdad que es linda mi propia varita?

—Es una buena varita, Elizabeth. Ya creo que tu varita escogió a la persona adecuada, es una amable persona.

—Me alegra oír eso, sería terrible si me hubiera escogido un anillo. ¿Quieres que vayamos a probarlo?

—No es una buena idea, estamos en una celebración, primero disfrutemos esta noche, Elizabeth. Tenemos los días siguientes para probar tu varita —extiendo mi mano—, vayamos con tus padres, deben estar muy ansiosos al estar contigo.

—Ellos pueden esperar, Leon, quiero que disfrutemos este festival solo nosotros dos. Eres el único que me ha apoyado en toda mi vida y la persona que soy.

—Gracias por ese cumplido, pero tus padres son más importantes ahora, tienes que estar con ellos. Así que vayamos.

Esta vez aceptando mi sugerencia sin alguna queja, nos fuimos tomados de la mano e ir con la señora Fides.

No negaré que su oferta anterior de probar la varita fue tentadora, pero las armas de los hechiceros no son simples juguetes, puede desatar una cantidad de disparo con el maná. Además que Elizabeth apenas lo obtiene, primero tendría que aprender en una libro de la biblioteca de como funciona, muy pronto dominará el control de la varita y hacer sorprendente magia.

El sonido de la música hacia que pocos fueron a bailar en el centro con su propia pareja. La señora Mirna quien esta organizando en servir la comida, se aseguro que hubiera una fila para que la gente se sirviera. También estaba precavida sin ningún gato intentará subir la mesa y tomar cualquier comestible.

La señora Fides se tomó la molestia en guardar a mí y Elizabeth un plato que contiene tres tamales, acompañado con una salsa especial, y un pedazo de pollo asado. Su gesto amable en apartarme un plato hace que gane mucha confianza en ella, soy como un segundo hijo para la señora Fides. Al menos no tenemos que formarnos en la fila y esperar nuestro turno.

Elizabeth le pareció una buena idea que nos diera está comida, es una imaginación no le habría gustado estar en la fila y llamar la atención. Por ejemplo, la hija del panadero que esta en la fila aún está rodeada de algunos de sus admiradores, pero su familia la están defendiendo. Si estuviéramos ahí, Elizabeth y yo hubiéramos estado apretados.

Buscando un sitio en donde cenar, la señora Fides dijo a Elizabeth que fuéramos a la azotea de su casa, una idea que Elizabeth no le pareció mal y me arrastra hacia su casa.

¿No entiendo porque?, creó que deberíamos quedarnos aquí con la gente. Pero probablemente quiere que estemos a solas. No hay otro remedio entonces.

Solo oímos que tuviéramos cuidado de no caernos.

****************

Cuando habíamos entrado la casa de Elizabeth, su casa al menos no era muy llamativa como los demás, pero tienen una linda decoración de flores, ya que Elizabeth como su madre aman mucho las flores.

Subimos a los escalones con cuidado porque sostenemos nuestra comida. Elizabeth comentó que pronto ella traerá las bebidas una vez dejando el alimento. Al fin acabo servirán mucho vino en el festín, no tenemos la edad para beberlo.

Abriendo la puerta de la azotea, contemplamos la vista de la aldea, un sitio perfecto para tomar aire y disfrutar el tranquilo entorno. En la azotea hay flores que la señora Fides planta en sus macetas, aquí coloca sus favoritas flores, mientras que Elizabeth las duchas cada mañana.

Por suerte en la azotea hay una mesa con varias sillas, tomamos dos y dejamos nuestra comida en la mesa. Elizabeth se fue abajo a la cocina parea traer bebidas, seguramente traerá jugo de naranja, uno de sus favoritos.

Mientras tanto estaré aquí esperándola, observando el ruido que se hacía en la plaza. Un día que nadie olvidará. El último festín sucedió en mayo, cuando fue el aniversario que se fundó de la aldea.

Nuestra aldea, Cost Win siempre será un lugar donde uno pueda vivir en paz.

Cuando Elizabeth regreso con las bebidas comenzamos a comer gustosamente y charla un buen rato.

Hablamos de múltiples temas del pasado, como una vez Elizabeth hizo una broma pesada a un tipo gruñó en la aldea, poniéndole lápiz labial y pestañas para que se viera ridículo, al final nunca averiguó que fue ella. Otra vez que fuimos a pescar, pero no atrapamos ningún pescado ese día, aunque hemos visto una tortuga qué nadaba por allí. Elizabeth lo quería como mascota, pero sus padres dijeron lo contrario, no tenía la responsabilidad de cuidar un animal.

Nuestra charla iba bien, no había responsabilidades cercas, no delincuentes que intente molestarnos, tampoco un chico arrogante que presume su estatus personal, nadie que intente arruinar el ambiente.

Hasta que la nada.

—De verdad extrañaré estos tiempos. —de la nada Elizabeth dice esas palabras.

—¿Porqué dices eso?

—Ahora que soy una chica que estará en proceso de convertirse una hechicera, sabes que no me quedaré aquí por mucho tiempo.

—…Por supuesto, recuerdo muy bien lo que sigue después. —agacho un poco mi cabeza y muestro una expresión triste.

—Hehehe, por un momento pensé que sería la única triste.

—¿Porqué no lo estaría? —su comentario me había ofendido—, ahora que tienes una varita y al igual que los otros, pronto ya no estarán aquí.

De acuerdo, necesito calmarme, no quisiera alzar mi voz y demostrarme muy angustiado lo que sucederá después en la vida de Elizabeth. Ya entró una etapa que tendrá que madurar, comenzar un nuevo aprendizaje y experiencia en la vida.

—Sabemos que muy pronto vendrán otros hechiceros para recogerlos, los llevarán a una capital donde estarán un colegio de magos y enseñarles todo acerca el funcionamiento de la magia y las técnicas que existen. Eso sucede después cuando termina la ceremonia. Esos hechiceros reportarán a sus superiores de ustedes y traerán una carroza para llevarlos lejos de aquí.

Es posible que el alcalde Fides estuvo hablando de ese tema con los hechiceros cuando termino la ceremonia. Vendrá otros hechiceros para llevárselos a un lugar donde van a entrenar.

—…Mis padres estarán muy tristes, estarán solos… al igual como tú.

—Lo siento mucho que no pueda acompañarte, habría sido genial que ambos estudiáramos juntos. Supongo que la próxima vez que nos veamos, ya habrás aprendido buenas técnicas de hechicera, no habrá más razón para que yo te proteja.

—…Es cierto lo que dices… He escuchado de algunos que el entrenamiento recibiré será muy duro, lo más seguro es que no nos veremos un largo tiempo.

—…No pienso quedarme en brazos cruzados.

—¿Eh?

He tomado una decisión, si Elizabeth se convertirá una hechicera, no quisiera ser alguien que no pueda defenderse tanto. Por eso también voy a volverme alguien que pueda apoyar a los hechiceros de otra forma.

No sé como lo tomaría los señores Fides, pero está es mi decisión, ya tenemos una casi edad que podemos tomar nuestras propias decisiones.

—Mientras que tu estés aprendiendo a desarrollar el maná, comenzaré a entrenar para convertirme un guerrero, quizás un espadachín. Así convertirme en alguien fuerte, y pueda luchar a lado de los hechiceros, así después unirme a los caballeros del templo.

—¿Con que entrar a la fuerza militar? Eso lo llamaría un trabajo honorable. Pero no puedo evitar preocuparme.

—Tal vez no sea un camino fácil, pero no me retractaré estas palabras, quiero ayudar a los hechiceros, y tu que vas a ser una, estaré allí apoyándolos.

Atenta a mis palabras, esboza una sonrisa amable y confiada mientras entrelaza sus manos.

—…En ése caso prométeme una cosa, Leon.

—¿Prometer? —frunciendo el ceño curioso, escucho atentamente que clase promesa quiere hacer.

—Cuando seamos mayores y tú seas un poderoso guerrero, si me meto en apuros y no sé que hacer… prométeme que vendrás a ayudarme.

—¿Qué?

¿Ese era la promesa? ¿Cuándo seamos mayores quiere que la ayude si se encuentra en apuros? Eso me hacía pensar mucho, sería una situación que las bestias mágicas estén rodeando a los hechiceros, hay sería el momento que yo aparezca y la ayude.

Aunque tenga dudas no importa, Elizabeth es mi primera amiga, yo la ayudaría o salvaría en cualquier riesgo se encuentre presente. Usaría toda mi fuerza para salvarla.

—¿Por favor? —ruega que acepte la promesa.

—Está bien, prometo que iré a ayudarte si te encuentras en líos. Así que no te preocupes. Te lo prometo Elizabeth, estaré atento si te ocurre algo.

Compartiendo sonrisas y risas, sellamos esta promesa un abrazo y continuamos nuestro tiempo juntos.

Habíamos hecho una promesa que durará hasta el momento donde ella podría estar en problemas. Una promesa que nos conectara desde una distancia lejana, sabiendo que nuestra amistad nunca se va a quebrantar.

Aún sentados observamos el atardecer, oyendo el sonido de las personas celebrando y bailando. Todo el día estuvieron en celebración, hasta el anochecer, cuando el cielo aparecieron las estrellas.

Los siguientes días será un nuevo comienzo para nosotros, me pregunto ¿qué nos deparar el futuro?