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Mis cadenas invisibles

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Chapter 1 - Cuando todo inicia.

Esta historia comienza en una ciudad del Ecuador, este es un lugar muy hermosos, la vista hacia el mar es inigualable, Valeria, una joven de 16 años, una chica muy hermosa de piel canela , pelo ondulado castaño, delgada y carismática, ella baja las escaleras de su casa, con una hermosa sonrisa, va en busca de un desayuno rápido antes de ir a la escuela, la cocina estaba silenciosa, salvo por el ruido del café goteando en la cafetera, su madre Fátima una mujer muy simpática y amorosa con su familia quien siempre está con su empleada y amiga Ágata, ellas están ocupadas con los deberes del hogar, Fátima al mirar a su hija le sonrió cálidamente mientras dejaba una bandeja de tostadas sobre la mesa, mientras e dice:

- Hija, tu tío Tomás llega hoy, no lo olvides cariño, te pido que lo trates bien, pues él es un chico muy callado y no conoce está ciudad, todo es nuevo para él.

Valeria asintió distraídamente, conocía a Tomás, aunque apenas habían convivido en reuniones familiares esporádicas, él tenía19 años, sabía que llegaba a estudiar a la universidad en la ciudad, pero no esperaba que su llegada alterara su rutina, sin embargo, no podía estar más equivocada.

La mañana pasó muy rápido, pronto llego la tarde, se acercaba la hora de que llegue Tomás, pronto escucharon la puerta, Fátima salió a recibir a su hermano pequeño, apenas se vieron se abrazaron muy fuerte, Tomás llevaba una mochila desgastada y una sonrisa que iluminaba su rostro, entraron a la casa y las miradas con Valeria se cruzaron, ella sintió un extraño cosquilleo en el estómago, pues hace mucho tiempo que no se veían, había cambiado mucho era alto, con una presencia tranquila pero magnética, y en poco tiempo logró ganarse la simpatía de todos en la casa.

Al principio, la relación entre Valeria y Tomás era cordial y fraternal, compartían charlas durante la cena, risas en el jardín y momentos cálidos jugando juntos, pero con el paso de los meses, las miradas comenzaron a prolongarse más de lo habitual, y los roces casuales despertaron sentimientos que ninguno de los dos sabía cómo manejar.

Una noche, estaba la familia reunida viendo una película, cuando la luz se fue, todo se quedó a oscuras, hubo un pequeño apagón, Alberto el padre de Valera salió junto a Fátima mientras en busca de velas para iluminar el lugar, Valeria y Tomás se quedaron sentados juntos en un rincón, ellos se pusieron a conversar sobre temas triviales hasta que un silencio cómplice llenó el espacio entre ellos, fue en ese instante que Tomás tomó la mano de Valeria, y ella no se apartó.

Desde ese momento, una relación secreta floreció entre ellos, sus encuentros se daban en rincones apartados de la casa o durante paseos por el barrio cuando nadie más podía verlos, eran muy jóvenes todavía y estaban atrapados entre el amor y la culpa, conscientes de que su relación sería condenada por su familia y la sociedad.

Los meses transcurrieron, y Valeria comenzó a notar cambios en su cuerpo, una mañana, mientras se miraba en el espejo de su habitación, sintió el pánico invadirla, temía lo peor, pero no se atrevió a compartirlo con nadie, ni siquiera con Tomás, siguieron viviendo su amor en secreto, ignorando las alarmas que empezaban a sonar.

La madrugada del 03 de enero, Valeria despertó con un dolor agudo en el abdomen, ella se asustó mucho, se levantó de la cama pero el dolor era más intenso, sosteniéndose por los barandales del pasillo, llamó a sus padres a gritos, ellos salieron asustados y pronto la llevaron al hospital pensando que había enfermado, la ingresaron, y pronto salió el médico con una sorpresiva noticia, que a los padres de la chica les cayó como balde de agua fría, pues el médico dijo que Valeria estaba en trabajo de parto, pues ella estaba embarazada y nadie se había percatado, Su madre horrorizada pregunto:

—¿Cómo es posible? mi hija no sale con nadie, no tiene novio, y además en todavía una niña.

Mientras los doctores preparaban a Valeria para el quirófano, la familia exigía respuestas, pero no encontraban respuestas, pronto Valeria empezó a sentirse mal, sus manos estaban frías y no pudo más con la presión de su madre así que confesó todo lo que había ocurrido, sus padres no daban crédito a lo que oían, sobre todo su madre, quién entre lágrimas, culpó a Tomás de todo y dijo que a pesar de ser su hermano iba a pagar por todo.

Tomás, al enterarse de lo sucedido, entró en pánico, pues era muy joven y sin experiencia, así que salió corriendo del hospital y fue a casa, allí tomo sus cosas y huyó sin dejar rastro, mientras tanto, en el quirófano, Valeria luchaba por su vida, puesto que, las complicaciones del parto, agravadas por la falta de controles médicos durante el embarazo, resultaron fatales, los ´médicos hicieron de todo para salvar la vida de la chica, pero todo esfuerzo fue en vano al poco tiempo de tener a su hija en brazos Valeria falleció.

El hospital se sumió en un silencio total, los padres de Valeria recibían la peor noticia de toda sus vidas, estaban devastados, Fátima entró en crisis pues no podía con la noticia, el dolor la estaba devorando y no podía pensar con claridad, ella no quería saber nada de la recién nacida, la consideraba la causa de su tragedia, Alberto preparo todo para el funeral de su hija, hicieron todos los papeles de su hija, pero se negaron a recoger a la niña, dejando que el hospital se encargara de ella.

Pasaron 20 días hasta que una llamada del hospital los sacó de su gran dolor, les informaron que si no retiraban a la bebé, sería dada en adopción, Alberto le suplicó a Fátima que fueran por la niña, pues ella no tenía la culpa de nada, Fátima a regañadientes, accedió a ir al hospital, cuando la vieron, pequeña y vulnerable, sintieron una mezcla de rechazo y compasión, decidieron llevarla a casa, pero acordaron que nunca le dirían la verdad, entonces movieron algunos contactos para cambiar los papeles y registrarla como su hija y comenzaron una nueva etapa de sus vidas.

Ellos se mudaron a una nueva casa, en otro barrio muy alejado del anterior, se alejaron de todos cambiaron sus amistades y dejaron de frecuentar a la familia, el tiempo pasó, y la bebé, a quien llamaron Trista, la niña creció en un ambiente lleno de reglas estrictas, pues Fátima luego de la muerte de su hija cambió por completo, se volvió una mujer amargada, seria, y desconfiada, estaba consumida por el dolor y el rencor y de alguna forma se desquitaba con la niña pues le imponía una disciplina muy severa, Trista no podía salir de casa, ni tener amigos, ni usar juguetes su vida transcurría entre las paredes de su hogar, observando el mundo desde el balcón.

Su padre, aunque también afectado por la tragedia, intentaba brindarle pequeñas alegrías a escondidas de su esposa, en ocasiones le daba chocolates y jugaban juntos cuando su esposa no estaba cerca, pero estos momentos de felicidad eran nulos, pues siempre terminaban siendo descubiertos y reprendidos.

Trista, a pesar de las restricciones, creció siendo una niña curiosa y resiliente, pasaba horas leyendo libros que su padre le conseguía en secreto y soñaba con un mundo más allá de las rejas de su balcón, aunque no comprendía por qué su vida era tan diferente a la de otros niños, sentía que había algo más esperando por ella.