Llego el día de la sorpresa para Thiago, ya en la noche se veían las luces que iluminaban con un destello especial, la casa estaba llena y había mucha bulla, lo típico de una gran celebración importante, la cena sorpresa de cumpleaños de Thiago había reunido a ambas familias y algunos amigos cercanos, Trista, como siempre, estaba al lado de su madre, quien supervisaba cada detalle para asegurarse de que la velada
fuera impecable.
Thiago, con su actitud despreocupada y una sonrisa encantadora, llegó al lugar aparentemente ajeno a todo, Trista llegó junto a el, con una sonrisa tensa, haciendo
un esfuerzo por ignorar el nudo en su estómago, pero el verdadero golpe estaba
por llegar.
Minutos después de la llegada de Thiago, la puerta principal se abrió nuevamente, y una
mujer elegante, con un vestido rojo ajustado que no pasaba desapercibido, ya que se ajustaba perfecto a su hermosa figura, la mujer cruzó el umbral, su presencia atrajo todas las miradas, incluido el de Thiago, quien mostró un destello de incomodidad, que ante los ojos de Trista era difícil de disimular, esta mujer misteriosa era Juana, Trista observó cómo Juana avanzaba hacia
Thiago con una confianza aplastante, como si estuviera completamente en su lugar, antes de que alguien pudiera preguntar quién era, Thiago la presentó rápidamente, diciendo:
- Ella es Juana, una... una amiga de la infancia, una amiga muy querida ppr la familia.
Trista sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones, pensó en lo descarados e
irrespetuosos que que eran, era algo sin duda inimaginable, Juana, por su
parte, no hizo nada para ocultar su presencia, incluso se acercó a Trista con
una sonrisa fingida y aires de grandeza y con un tono de ironía le dijo en el
oído.
- He escuchado hablar mucho de ti, Trista, Thiago no hace más que elogiar tu gran belleza y me doy cuenta que se quedó corto, pues eres muy bella Trista, pero lástima que eso no ayuda mucho, ¿verdad?
Trista apretó los labios y murmuró para sí misma, sin saber cómo responder, puesto que.su corazón latía con fuerza, pero no por emoción, sino por una mezcla de ira y
humillación, no podía hacer un escándalo frente a todos, pero tampoco podía
soportar la situación, pronto los padres
y hermanos de Thiago, estaban frente a él, mirándolo con un notable desacuerdo ante esta situación, el hermano de Thiago, se acercó a él y le dijo que haga algo, antes de que todo se descontrole, que no está bien que esa mujer este en ese lugar, le dijo
que haga algo pronto, antes de las cosas se agraven, por otro lado.Fátima y Alberto miraban desde lejos y sabían que algo andaba mal, ellos se acervaron a Rafael y Genoveva para que les den una explicación sobre lo que ocurría, ellos estaban muy avergonzados pero no podían decir la verdad, solo dijeron que es una amiga de la infancia de su hija, pero que se llevaba bien
con toda la familia.
En otra parte del salón se encontraba Héctor, quien estaba presente como parte del personal encargado del transporte de los invitados, observó la escena desde un
rincón, había aprendido a leer a Trista con facilidad, y en ese momento, supo
que estaba al borde del colapso, aprovecho que todos estaban sumergidos en Juana y decidió actuar, esperó un momento oportuno para acercarse a Trista,
apenas llego a ella le pregunto con una voz suave, pero llena de confianza:
- ¿Te sientes bien?
Trista lo miró, sus ojos brillantes por las lágrimas contenidas, y negó con la cabeza, Héctor, sin decir nada más, tomó su mano con firmeza pero con cuidado y la condujo
hacia una puerta lateral que daba al jardín trasero, nadie pareció notar su.ausencia, una vez lejos del ruido y las miradas inquisitivas, Trista finalmente dejó salir un sollozo ahogado, Héctor la observó con preocupación, dejando que se desahogara sin interrumpirla, cuando ella logró calmarse un poco, levantó la vista hacia él, y entre lágrimas le dijo:
- Es tan humillante... , la trae aquí, frente a
todos, y espera que yo actúe como si nada estuviera pasando.
Héctor asintió lentamente, sus ojos reflejando una mezcla de comprensión y enojo y dijo:
- No mereces esto, Trista, nadie merece pasar por esto.
Ella lo miró, sorprendida por la intensidad de sus palabras, Héctor dio un paso más
cerca, dudando un instante antes de continuar y seguía diciendo:
—Sé que no puedo cambiar lo que estás viviendo, pero quiero que sepas que no estás sola,
si necesitas salir de aquí, escapar de todo esto, yo estaré aquí para ti.
El corazón de Trista se aceleró, no por el dolor esta vez, sino por la calidez en la voz de Héctor, antes de que pudiera pensar en una respuesta, él se inclinó lentamente y la besó, fue un beso lleno de ternura, pero también de pasión contenida, como si Héctor hubiera estado guardando esos sentimientos durante mucho tiempo, Trista se quedó inmóvil al principio, sorprendida por lo que estaba sucediendo, pero pronto cerró los ojos y se dejó llevar por el momento, durante esos segundos, el mundo desapareció, no había Thiago, ni Juana, ni su madre controladora, solo ellos dos, cuando se separaron, ambos estaban sin aliento, Trista lo miró, sus emociones divididas entre el miedo, la culpa y un
destello de algo que no había sentido en años y dijo casi sin voz:
- No puedo, esto es un error, te pido que no lo vuelvas a intentar.
Héctor no trató de detenerla, pero tampoco ocultó el dolor en su rostro y dijo:
- Tal vez lo sea, pero a veces los errores nos llevan a lo que realmente necesitamos.
Trista bajó la mirada, incapaz de enfrentarlo, se giró y regresó al interior de la casa, ajustándose el cabello y esforzándose por recomponerse antes de volver a la sala principal.
La celebración continuaba como si nada hubiera pasado, Juana seguía allí,
irradiando confianza, y Thiago estaba completamente inmerso en su papel de
anfitrión, nadie notó la breve ausencia de Trista, pero ella sintió que algo dentro de ella había cambiado por completo, por primera vez, se permitió cuestionar si estaba dispuesta a seguir viviendo una mentira, y aunque todavíano tenía todas las respuestas, sabía que Héctor había encendido una chispa en su
interior.